Escribe: Nacho Avila (Psicología UNLP)

El miércoles 20 de julio la gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal (Cambiemos) anunció que a partir del mes de agosto comenzará a implementarse el “boleto estudiantil gratuito”. De acuerdo al anuncio, el boleto consistirá en 50 viajes gratuitos por mes (de lunes a viernes) para estudiantes de los niveles inicial, primario (que hoy pagan 10 centavos) y secundario (que hoy pagan 50 centavos). También incluirá a estudiantes de la Universidad de La Plata, a quienes se les cargará $315 en la tarjeta SUBE.

Este es un primer triunfo de la lucha estudiantil. Una pelea que se centró en la organización de los estudiantes mediante asambleas por establecimiento, y la coordinación provincial para la convocatoria a masivas movilizaciones unitarias el 14 de abril (con 4 mil estudiantes), 6 de mayo en La Plata (con 12 mil estudiantes), el 12 de mayo en Capital (con 40 mil docentes y estudiantes) y movilizaciones locales.

Vidal había planteado a principios de año que el boleto educativo “no es una prioridad” y que era “fiscalmente inviable”. Ahora deberá poner $145 millones para implementar el boleto, demostrando que plata hay. Pero el anuncio deja afuera a los estudiantes de los institutos terciarios y de todas las universidades de la provincia (salvo la de La Plata). Alcanza sólo a líneas de colectivos provinciales, dejando fuera las líneas municipales (cuyos municipios deberán decidir si adhieren o no), a los de larga distancia, al transporte ferroviario y fluvial, todos casos contemplados en la ley ya votada. Es necesario redoblar los esfuerzos y comenzar la segunda mitad del año organizando nuevas asambleas por establecimiento e instancias de coordinación estudiantil, para continuar la lucha y lograr el boleto gratuito sin recortes. La lucha de los estudiantes bonaerenses es un gran ejemplo para el conjunto de movimiento estudiantil de todo el país en la pelea por el boleto educativo nacional.