Cristina reconoció que su gobierno no fue anti-estadounidense

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Peña Nieto y Cristina en la cumbre de la CELAC de 2014La ex presidenta admitió que favoreció a las empresas privatizadas y apostó por incentivar las inversiones de las multinacionales.

Escribe: Martín Gual

La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha reaparecido en los últimos días, en una serie de entrevistas concedidas a la televisión y la prensa escrita. La más extensa de ellas, realizada por los medios internacionales Telesur y Al Jazeera el 23 de julio en su residencia en El Calafate, dio pie para que tocara los más variados tópicos. Habló de la crisis del chavismo y el PT brasileño, así como de su repudio a la primavera árabe, su reivindicación del Papa Francisco y Vladimir Putin, o su definición de la época actual como “postmoderna” y sus apreciaciones sobre el gobierno de Macri. Pero lo más llamativo sin lugar a dudas fue lo dicho en torno al contenido de su propia gestión de gobierno. Sus declaraciones mostraron con total claridad muchos de los rasgos de su gobierno que desde la izquierda siempre denunciamos.

Cristina se encargó de desbaratar el mito de su supuesta confrontación con los intereses yanquis: “es gracioso, alguien dice que nosotros éramos un gobierno anti-estadounidense [...] Si vos ves la balanza de pagos durante un gobierno pro-estadounidense como fue el menemismo durante los años 90 la balanza comercial era deficitaria para Estados Unidos. Sin embargo, la balanza comercial durante nuestro gobierno fue absolutamente superavitaria para Estados Unidos” (Página 12, 24/07). Lejos de ser algo “gracioso”, la equivocada noción de que los gobiernos de Néstor y Cristina se enfrentaban a EEUU fue la fuente de mucha confusión para simpatizantes honestos del kirchnerismo, ilusionados con rumbo independiente del imperialismo para nuestro país.

Este concepto es reiterado por Cristina a lo largo de la entrevista. “Todo el mundo cuida su producción, sus empresarios, sus comerciantes, lo cual no quiere decir que nos cerramos al mundo. De hecho, lo que queríamos es que las multinacionales vinieran a invertir”. ¿De qué modo se las atrajo? Por ejemplo, con los acuerdos secretos con la yanqui Chevron para la explotación del yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta. Pero veamos a qué se refiere la ex presidenta cuando habla de “cuidar a sus empresarios”.

Subsidios para las grandes empresas

Así como se generaron condiciones vergonzosas para el saqueo transnacional, también se privilegió la transferencia de recursos del estado a los empresarios nacionales. Ése era el sentido de los subsidios a los servicios públicos, tal y como lo dice descarnadamente Cristina: “había una idea de que los subsidios eran para los morochos, para la gente pobre, para los villeros, para los negros, para los cabezas como decían antes despectivamente. Y no, los subsidios eran para toda la economía, eran para las pequeñas y medianas industrias y también para las grandes”. Obviamente, quienes más ganaron con esa política de subsidios fueron las grandes empresas. Por eso nosotros siempre denunciamos esa situación y exigimos la reestatización sin indemnización de las privatizadas.

En otra entrevista concedida al canal C5N el 31 de julio, la ex presidenta admitió que “no estaban congeladas las tarifas” durante su gobierno y que se pensó en sacarle los subsidios a Aluar o Techint, pero se descartó la idea. Criticó que se le sacara el subsidio cruzado a los aceiteros y concluyó que en la relación de los capitalistas con su gobierno “había mucho prejuicio ideológico [...] hay gente que ganó muchísimo dinero pero no le gustábamos” (Página 12, 01/08).

Ni nacional ni popular ni oposición a Macri

En la nota en el canal C5N, Cristina reivindicó que su gobierno “desendeudó al país”, aunque en realidad el país salió de su gobierno con casi el doble de deuda externa, pese a los 180 mil millones de dólares pagados. Pero lo más escandaloso fue su reivindicación de la obra pública y su intento de lavar la responsabilidad del gobierno en la corrupción. “Lo de López no es del Estado, hay que investigar a los empresarios [...] Más que perseguirnos judicialmente, deberían darnos un Premio Nobel de Economía [...] Hicimos el plan de obras públicas más importante del que se tenga memoria”.

En cuanto a la oposición parlamentaria kirchnerista, Cristina le reclamó que “es una cuasi oposición” que no hizo nada para detener el tarifazo, pero asegura que ella no tiene “vocación de oposición”. Critica a las centrales sindicales por su pasividad, para seguidamente aclarar: “No estoy llamando al paro”. Ni en el gobierno ni en la “cuasi oposición”, el kirchnerismo representa los intereses de la mayoría trabajadora del país. Para alcanzar los cambios de fondo que necesitamos, tienen que gobernar los trabajadores y el pueblo, como proponemos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda.


Cuando la ex presidenta agradeció a Peña Nieto

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto es odiado en Latinoamérica y el mundo debido a su amplio prontuario de represión asesina. Por ello fue repudiado junto a Macri durante su visita oficial.

Sin embargo, el kirchnerismo no denunció la visita de Peña Nieto. Hay que recordar la relación privilegiada que tuvo el gobierno de Cristina con el presidente mexicano. En noviembre de 2013, el mandatario jugó el rol de intermediario entre el gobierno argentino y la transnacional Repsol, para que se concretara el acuerdo por la compra del 51% de las acciones de YPF. Ello se debió a que la empresa petrolera estatal mexicana, Pemex (en proceso de privatización), era propietaria del 9,4% de las acciones de Repsol, además de la participación del magnate mexicano Carlos Slim como propietario del 8,4% de las acciones de YPF.

El 27 de noviembre de 2013, Cristina agradeció a Peña Nieto en una conversación telefónica. Un comunicado de la Secretaría de Comunicación Pública ese día destacó el “preponderante rol” del gobierno mexicano en el acuerdo con Repsol. Los términos del acuerdo final resultaron carísimos para Argentina: la empresa española obtuvo más de 6.300 millones de dólares por la venta de su participación accionaria en YPF.

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