El bono consolida el robo salarial
La CGT firmó un acta acuerdo con el gobierno y los empresarios que consolida el robo salarial a millones de trabajadores. Antes había hecho lo mismo al aceptar los miserables $1.000 para los jubilados que cobran la mínima, y ese mismo monto para las familias que perciben la asignación por hijo.
¿Por qué el acta reafirma el robo salarial? Porque la CGT aceptó un “bono extraordinario de Fin de Año” de $2.000 (así lo dice el acta), por única vez, no remunerativo y, lo que es peor, como “compensación por la pérdida salarial” de 2016. ¡Pero todos dicen que a cada trabajador deberían reintegrarles para compensar la pérdida salarial entre 15.000 y 19.000 pesos, o el valor de un aguinaldo, no los miserables 2.000 pesos pactados!
El gobierno quiere hacer borrón y cuenta nueva para empezar a discutir las paritarias para el año que viene con el techo salarial del 17% que fijó arbitrariamente. Eso significa que los trabajadores tienen que aceptar el saqueo salarial actual y el que vendrá.
Además, no se les van a otorgar esos $2.000 a millones de trabajadores de las provincias (docentes, municipales, profesionales de la salud, entre otros) y son solo un “indicio” para la parte privada. Pero hasta ahí nomás, porque los propios empresarios desconocen el acuerdo. Funes de Rioja, vicepresidente de la UIA, dijo: “el monto de los $2.000 solo fue consensuado entre el Ejecutivo y los gremios” (La Nación, 23/10). Triaca ha dicho incluso que ese monto, que no es obligatorio para ningún empresario, se podría pagar en varias cuotas. Y ha quedado en una negociación por sector, dependiendo de la voluntad de los empresarios que se pague o no, e imponiendo en caso de hacerlo condiciones desventajosas. Por ejemplo, las petroleras podrían pagar un bono de $ 3.000 a cambio de flexibilizar las relaciones laborales de sus empleados y quitar conquistas.
El pacto titulado “Diálogo para la Producción y el Empleo” se ha hecho bajo las imposiciones del gobierno y las patronales. El acta firmada por la CGT habla de que se va a “la pobreza cero”, y acepta que se haga bajo los 8 puntos propuestos por el gobierno. Estos puntos hablan de mejorar la competitividad, de una “fuerza laboral capacitada” y de una “inserción inteligente al mundo”. En boca del gobierno y los empresarios, esto significa lisa y llanamente más prebendas para las patronales y más ataques a las conquistas de los trabajadores. La famosa “reducción del costo laboral” para poder crecer.
El mismo Funes de Rioja lo graficó: “estamos de acuerdo con las medidas de reformas estructurales que encaró el gobierno y ahora esperamos las reformas de segunda generación, como que nos bajen los impuestos, nos mejoren en la logística, quiten los impuestos al trabajo y faciliten el acceso al financiamiento” (Idem, La Nación).
Esto viene acompañado con la bendición de la iglesia: “valoramos esta convocatoria a la Mesa por la Producción y el Trabajo que hace al bien y al desarrollo de nuestra amada Patria”, señaló en una carta el presidente de la Comisión Episcopal José María Arancedo, el hombre del Papa Francisco en Argentina (Clarín, 20/10). El pacto cuenta con el aval de los políticos patronales de la denominada oposición patronal de los Massa, Urtubey, Bossio, Gioja y también del kirchnerismo que, donde gobierna el Frente para la Victoria, más allá de su doble discurso aplica el ajuste macrista.
La CGT ha renunciado a fijar alguna medida de lucha. El famoso “paro sin fecha” jamás se concretó. Los dirigentes críticos al accionar de la CGT que están en su interior (la Bancaria de Palazzo o Camioneros de Pablo Moyano), si bien repudian la tregua y llaman a un paro, no coordinan con el resto de las organizaciones opositoras al gobierno para fijar un plan de acción común. Para el próximo 4 de noviembre hay una jornada de protesta de las CTA junto a los movimientos sociales y más adelante un paro nacional de ATE. Son acciones que no están unificadas para golpear en común contra el ajuste del gobierno y la vergonzosa tregua de la CGT.
Hay que seguir apoyando las luchas en curso: Por un aumento inmediato de salario que equipare lo perdido por el robo inflacionario y las paritarias firmadas a la baja; Por la prohibición de los despidos y suspensiones y la anulación del impuesto al salario. En ese marco llamamos a apoyar la jornada del 4 y el paro de ATE nacional para noviembre, como parte de un plan de lucha unificado para romper el pacto CGT-gobierno y patronales.
Por todo esto cobra mayor importancia el acto de Atlanta convocado el 19 de noviembre por el Frente de Izquierda. Será en apoyo a las luchas, contra la tregua de la CGT, por una nueva dirección sindical junto al sindicalismo combativo y por una alternativa política de los trabajadores y de la unidad de la izquierda. Enfrentemos el pacto político-sindical que se acaba de firmar en contra de los trabajadores.
Jubilados: Más que bono, una propina
La magra jubilación mínima que cobra la mayoría de los jubilados no se verá “reparada” con el bono que el gobierno anunció para fin de año. Según el Centro de Economía Política Argentina, desde noviembre de 2015 a agosto de 2016, el aumento de los precios que componen la canasta básica de los jubilados creció un 62%. El bono de $1.000 del gobierno de Macri para los beneficiarios de la mínima es una afrenta para nuestros abuelos.
$2.300 el cubierto
Había salmón de entrada y lomo de plato principal. Estaban los embajadores de Estados Unidos y de otros países. El almuerzo se sirvió en el Hotel Alvear como parte del tradicional Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), donde Mauricio Macri les habló a 500 dueños y CEOs de las principales empresas. Estaba Werthein de la Cámara de la Construcción, Eurnekián, Bagó, el titular de la UIA, Gabbi (Bolsa de Comercio), Bridas y la Sociedad Rural, entre otros. Un evento donde Macri simula retar a los empresarios y éstos simulan que están comprometidos con el país. Todo un verso. Pero fíjese, amigo lector, en el detalle: a los jubilados les dan 1.000 pesos por única vez y estos chupasangres no tienen problemas en pagar el cubierto más del doble. Repugnante, ¿no?