Ana María Martínez: a 35 años de su asesinato
Se cumple otro nuevo aniversario del crimen de nuestra compañera del Partido Socialista de los Trabajadores (antecesor de Izquierda Socialista), a mano de un grupo de tareas que la secuestró en Villa de Mayo.
Ana María Martínez era de Mar del Plata, donde comenzó a militar en nuestra corriente. A comienzos de la dictadura tuvo que mudarse a Buenos Aires, luego de que el PST sufriera los embates de la represión -primero con la Triple A y después con los militares, y que la propia casa de Ana María fuera reventada por una patota de la dictadura-.
Ya había trabajado en Havanna y en un laboratorio, conocía el oficio de ser mujer, obrera fabril y era una revolucionaria todo terreno. En Buenos Aires rápidamente continuó con su tarea militante en el movimiento obrero industrial de zona norte, trabajando en la fábrica de lámparas Sylvania y en las autopartistas DEA y Dunit.
En 1981, un trabajo de inteligencia llevado a cabo por la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires), con el apoyo logístico del Destacamento de Inteligencia 201 del Ejército con asiento en Campo de Mayo, logró dar con el equipo de compañeros del PST en el que militaba Ana María, que en esos momento hacía trabajo gremial sobre los bancos de San Martín, dando una importante lucha en el gremio a través de la lista “Agrupando Bancarios”.
Fue así que, un año después de comenzado el trabajo de infiltración, el 4 de Febrero de 1982, un grupo de tareas la secuestró en la puerta de su domicilio en Villa de Mayo, para luego aparecer ultimada a balazos en un descampado en Dique Luján. “Rosalía”, así la conocían sus compañeros de militancia en la clandestinidad, tenía 31 años y estaba embarazada. Su muerte sacudió a la opinión pública en el último tramo de una dictadura militar que ya hacía agua.
Desde Izquierda Socialista en la Comisión de familiares, amigos y compañeros de Ana María Martínez seguimos luchando por juicio y castigo para todos los culpables del asesinato de nuestra compañera. La movilización constante y la exigencia ha sido fundamental para que hoy en día existan tres militares de alto rango acusados por el crimen esperando el juicio oral, a pesar de los constantes intentos de “reconciliación” y negación del genocidio que pregonan los gobiernos de turno. Continuamos buscando a los demás culpables para que se pudran en la cárcel. No olvidamos, no perdonamos, seguimos levantando en alto las banderas de lucha de todos nuestros compañeros del PST caídos por la represión, tanto del poder civil como militar. Es el compromiso que asumimos como revolucionarios.
Compañera Ana María Martínez ¡Presente , ahora y siempre!