¡Basta de ajuste y represión!
Después del paro del 6 de abril, los medios de comunicación cercanos al gobierno, sus ministros y el propio presidente Macri se han lanzado a una fuerte campaña. Aparecen encuestas por doquier, algunas de dudoso origen, que muestran que el gobierno estaría “fuerte”, “mejorando su imagen” (tanto la de Macri como la de la gobernadora Vidal) y que “volvería a subir” la intención de voto de los candidatos oficialistas. Se sostiene que (supuestamente) la “gente” estaría de acuerdo con que se acabe con las protestas sociales y hasta hay algunos que insisten en que se ganaría fortaleza si se avanza con la represión.
El gobierno aporta algunas señales en este sentido, con la escalada de hechos represivos de este mes (Panamericana, escuela itinerante de los docentes en el Congreso, ataque a un comedor popular en Lanús, compra de material antipiquetes, frases altisonantes de la reaparecida Patricia Bulrich o los intentos de endurecimiento de la legislación represiva). El propio presidente y sus ministros aportan a esta imagen remozada de fortaleza con afirmaciones tales como “vamos bien”, “no nos van a torcer el brazo, no tenemos plan B”, “ya hace siete meses que se está creando empleo en la Argentina” o “la inflación va a bajar a partir de junio”, entre otras. Es evidente que el gobierno quiere “cerrar” los paros, marchas y conflictos del mes de marzo y llevar todo hacia el terreno electoral.
La realidad está lejos de la fantasía edulcorada creada por Durán Barba y su equipo de publicistas y multiplicada por lasredes sociales y los periodistas amigos del gobierno. La inflación no cede, sigue marcando records mes a mes y comiéndose los salarios y las jubilaciones. No sólo se trata de una “sensación” de que la plata no alcanza: todas las estadísticas muestran cómo se han derrumbado las ventas en supermercados, shoppings y hasta en los pequeños locales de los barrios. Crecen las suspensiones y los despidos, aumentando la incertidumbre de miles y miles de trabajadores ante sus futuros ingresos.
Y sigue aumentando también la bronca popular. Por eso, más allá de la relatividad de los números que agita el gobierno, decimos con claridad: para la clase trabajadora la verdadera “encuesta” fue el parazo del 6 de abril. Ciertamente, el gobierno “no cede” ante los reclamos de la paritaria testigo de los docentes de la provincia de Buenos Aires, y pretende aparecer como fuerte y envalentonado después de la marcha a su favor del 1A. Pero en la realidad el único punto a su favor, que le permite “tomar aire” como vemos en estas semanas, es la tregua que le han otorgado nuevamente los dirigentes de la CGT, que han vuelto al diálogo y a las mesas sectoriales con el gobierno (incluso firmando acuerdos salariales a la baja, como en el sindicato de Empleados de Comercio, o aceptando avanzar en la flexibilización laboral con el modelo Vaca Muerta, como en Smata, Uocra y otros gremios en agenda). Y también tenemos que marcar como sostén de Macri el apoyo tácito de las distintas variantes de un peronismo supuestamente opositor, pero que sigue dejando pasar todas las medidas de ajuste. Así tenemos desde un Massa que se pronuncia contra los docentes, pasando por un Scioli que, mientras se saca fotos demagógicamente en la “escuela itinerante”, por otro lado afirma que él “ya hubiera resuelto el conflicto docente cerrando la negociación por decreto”, hasta los gobernadores peronistas que firman acuerdos con el macrismo de “modernización” (léase ajuste) en sus propias provincias.
Después del paro sobran condiciones para seguir la pelea contra el ajuste del gobierno, por aumentos de salarios que rompan el techo salarial, en defensa de los convenios y contra las suspensiones y los despidos. Hay que fortalecer la lucha docente aún en curso, así como la de otros gremios en conflicto (médicos de la Cicop, ATE, trabajadores de General Motors, etcétera). Ante la traición de la burocracia sindical, la reunión del sindicalismo combativo del pasado martes en la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria (ver página 3), fue un paso importante al plantear la exigencia a la CGT de darle continuidad a la pelea, con un paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo, enmarcado en un plan de lucha. La representatividad de los presentes, el documento aprobado y la nueva reunión convocada para esta semana serán sin duda pasos importantes para seguir avanzando en la necesaria coordinación del sindicalismo combativo.
En estos días tenemos planteada otra gran tarea. Debemos hacer una gran acción por las reivindicaciones arriba señaladas y por una salida alternativa a las distintas variantes patronales el próximo 1°de mayo. Desde Izquierda Socialista proponemos realizar un gran acto del Frente de Izquierda y el sindicalismo combativo, donde se expresen todas las luchas actuales y se plantee el programa alternativo del FIT frente al del ajuste de Macri y los gobernadores. Manos a la obra.