Siguen los femicidios: Justicia por Micaela García
El femicidio de la joven se suma a la larga lista de casos ocurridos este año. Nuevamente, el rol de la justicia patriarcal apareció como elemento importante en el caso. El movimiento de mujeres reclama justicia.
Escribe Malena Zetnik
En la madrugada del sábado 8 de abril, fue hallado el cuerpo sin vida de Micaela García (21 años) luego de una semana de que fuera denunciada su desaparición, en la ciudad de Gualeguay, Entre Ríos. Por su femicidio está acusado Sebastián Wagner, quien fue detenido pocas horas después de que se encontró el cuerpo en la localidad de Moreno, escondido en la casa de su padrastro, policía municipal del partido bonaerense de Malvinas Argentinas y suboficial retirado del Ejército, a quien se acusa de encubrir al sospechoso.
El caso de Micaela, que volvió a conmover al movimiento de mujeres y a toda la población a larga lista de mujeres asesinadas en nuestro país por el hecho de serlo y que viene en franco crecimiento. Desde inicios de este año, la tasa de femicidios pasó de un femicidio cada 26 horas a uno cada 18 horas, lo que revela lo acuciante del problema y la necesidad de lograr medidas inmediatas frente a la violencia patriarcal.
Los femicidas son hijos sanos del patriarcado
Según las investigaciones, Micaela fue capturada por su femicida en la madrugada cuando ella salía de un boliche y se disponía a regresar a su casa caminando. Ante estas circunstancias, muchos medios señalan como problema a la imprudencia de la joven y a la “locura” o “enfermedad” del femicida como causantes de la muerte. Muy por el contrario, debemos ser categóricas en señalar que el caso de Micaela, como el de muchas otras, no son casos aislados o con causas individuales, sino que allí convergen un conjunto de pautas culturales machistas y responsabilidades políticas que hay que precisar.
En primer lugar, la cultura de la violación está instalada desde las pautas culturales que plantean que los cuerpos de las mujeres pueden ser usados para el goce o consumo del mundo masculino. Las violaciones no se dan solo en la calle por desconocidos, sino fundamentalmente en el ámbito intrafamiliar, por parte de parejas o familiares y resulta muy difícil hacer las denuncias. Además, estas formas de concebir a las mujeres se replican en instituciones como la Justicia. Así, fallos como los del juez Rossi suelen ser muy comunes.Vale recordar otros fallos como el de Benjamín Sal Llargués y Horacio Piombo en 2012 quienes culparon a un niño de 6 años de “incitar” a su violador en la Ciudad de la Plata.
Con el caso Micaela, también se vio el rol clave de encubrimiento de las fuerzas de seguridad que en este caso ocultaron al femicida, mientras que en otros borran huellas de las escenas del crimen o simplemente no toman las denuncias. Pero, además, hay una responsabilidad política muy importante por parte de los gobiernos provinciales y el gobierno nacional. Mientras se llenan la boca hablando del #NiUnaMenos, hasta el momento no han puesto ni un peso para garantizar los planes de erradicación de las violencias de género. Es más, este año Macri hasta intentó reducir el magro presupuesto del sector. Y esto es así porque a los gobiernos capitalistas las mujeres les servimos mejor si somos dóciles y tenemos miedo hasta de salir a la calle, para seguir superexplotándonos.
Que se escuche el grito de NiUnaMenos
Micaela era una joven luchadora y militante del Movimiento Evita que participó de las movilizaciones del #NiUnaMenos. Por eso, rápidamente su entorno familiar, de amigos y de militancia se organizó para buscarla y exigir acción inmediata a las autoridades, logrando la repercusión del caso en todo el país y la solidaridad de todo el movimiento de mujeres. Por eso, no solo en la localidad de Gualeguay se colmaron las calles, sino que en varias plazas del país, incluyendo la Plaza de Mayo, se hicieron acciones masivas exigiendo justicia por Micaela y que este caso no quede impune.
Lamentablemente, hay muchos otros casos que no cuentan con esa difusión y más de 3.000 mujeres jóvenes están desaparecidas hoy en Argentina. Entonces, más que nunca, tenemos que seguir peleando por el #NiUnaMenos. Aprovechemos la gran fuerza de la movilización que llenó las plazas del país el 8M y que salió a las calles por Micaela, para terminar de una vez con este genocidio de mujeres. Qué se declare inmediatamente la emergencia nacional en violencia de género y se destine el presupuesto necesario para el cumplimiento de la ley 26.485 de erradicación de la violencia contra las mujeres. Exigimos basta de impunidad para los femicidas, violadores y violentos. Abajo la justicia patriarcal que los ampara.
Que se vaya Fabiana Túñez del Consejo Nacional de las Mujeres quien solo hace discursos vacíos mientras nos siguen matando. #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos. Basta de femicidios y desapariciones de mujeres. El gobierno es responsable.
Debate: ¿Alcanza con la destitución del juez Rossi?
Sebastián Wagner estaba condenado a nueve años de prisión por dos abusos sexuales. Tras haber cumplido dos tercios de la condena recibió el beneficio de las salidas transitorias otorgado por el juez Rossi, a pesar de no contar con peritajes favorables. Este hecho despertó toda una serie de debates sobre si estuvo bien o no liberarlo antes, si los nueve años eran suficientes por las dos violaciones previas, etcétera.
En este caso, somos contundentes: el juez actuó mal porque no tuvo en cuenta las pericias y debe recibir la sanción que corresponda. Y, por su puesto, exigimos cárcel para Wagner por femicida. Sin embargo, sostenemos que se debe encarar el problema de la violencia machista de manera integral porque la solución que necesitamos es mucho más compleja que el aumento de las penas, el registro de violadores, etcétera.
En primer lugar, porque son medidas que actúan sobre el hecho consumado, es decir cuando ya ocurrió la violación o el femicidio y, además, porque no son medidas efectivas para terminar con la cultura de la violación que señalamos en la nota central. Por ejemplo, el registro de violadores, abona la idea de que los abusos, violaciones y golpes suceden en descampados, sin tener en cuenta que la inmensa mayoría ocurren puertas adentro, en el seno de la familia. Por otro lado, el aumento de las penas no necesariamente va a evitar que se produzcan las violaciones, por ejemplo, Estados Unidos tiene una de las penas más severas para los violadores y aun así la incidencia de la violación es máxima.
Por eso, insistimos en que debemos ir a fondo contra todo el sistema patriarcal, incluida su justicia y terminar con las prácticas de impunidad previas que legitiman la violencia hacia las mujeres y que son parte constitutiva de la sociedad en la que vivimos. La responsabilidad política es innegable, es prioritario que se destine todo el presupuesto necesario para erradicar la violencia de género. Y trabajar en la prevención, porque de nada sirve si seguimos acumulando cuerpos muertos, violados o quemados.
Dos lugares son fundamentales para realizar capacitaciones con perspectiva de género. Uno es en la Justicia, para desterrar el machismo en las decisiones de los tribunales y sus fallos. Y el otro en las escuelas, cumpliendo las capacitaciones docentes previstas en la ley de Educación Sexual Integral, para que lleguen a cada una de las aulas del país.