Gran revuelo causó ver en los medios la imagen de Cristina en una misa sosteniendo una fotografía de Santiago Maldonado. Muchos de nuestros compañeros, amigos y familiares calificaron la actitud de la ex presidenta de diversos modos pero sin ocultar una sensación de bronca e indignación. Porque con el caso Maldonado se nos vienen a la cabeza Julio López, Miguel Bru, Luciano Arruga y tantos otros “desaparecidos”.

Desde Izquierda Socialista consideramos correcto que Cristina reclame por la aparición con vida de Maldonado, más allá de que no haya participado de la masiva marcha del pasado viernes 1° de septiembre y que probablemente haga un uso oportunista y hasta electoral de esta desaparición.
El caso del albañil Jorge Julio López es una postal del tratamiento que le dispensó el kirchnerismo a la desaparición forzada de personas. López desapareció en septiembre de 2006 después de declarar contra el ex comisario Etchecolatz. Pero el gobierno kirchnerista trató de minimizar y desviar el tema. El entonces ministro del Interior Aníbal Fernández aseguró que López no estaba desaparecido y que “podría estar tomando el té con su tía”. La primera carátula de la causa fue por “averiguación de paradero” mientras la familia y los organismos de derechos humanos denunciábamos que se trataba de una desaparición forzada de persona. Ni el presidente Néstor Kirchner ni el gobernador Felipe Solá movieron un dedo para esclarecer el caso. No se investigó la pista policial ni se tocó la estructura de mandos de la policía bonaerense, principal sospechada.
Lamentablemente, algunos organismos de derechos humanos cercanos al kirchnerismo tampoco colaboraron con la causa. Incluso en estos días, varios años después, Hebe de Bonafini seguía haciendo una suerte de distinción entre desaparecidos al declarar que “Maldonado era un militante, López era guardiacárcel”. Si esta declaración nos trae a la actualidad y nos refresca el caso Maldonado, es porque ambos gobiernos (de Néstor y Cristina antes, de Macri ahora) son responsables y comparten argumentos y tácticas comunes, como “embarrar la cancha”.
Fue decisión de Cristina y el kirchnerismo guardar silencio por Julio López, en cientos de actos y cadenas nacionales donde la entonces presidenta jamás habló de su desaparición.
En estos días vimos a Cristina sosteniendo la imagen de Santiago Maldonado con gesto afligido. Pero al mismo tiempo nos atrevemos a preguntarle: ¿Cristina, dónde está Julio López?, como venimos reclamando desde 2006.

Escribe Martín Fú