Demostrando una vez más que se trata de un gobierno de CEOs (ejecutivos) y patrones, las cámaras empresarias coincidieron con los distintos funcionarios del oficialismo. Les reclamaron que avanzaran más rápido contra la clase trabajadora. El gobierno anunció que “creceremos por veinte años”.

La semana pasada se reunió el lobby patronal más importante del país: la Asociación Empresaria Argentina. Ahí confluyen Techint, Arcor, Pescarmona, Perez Companc, Blaquier, Bulgheroni, Grobocopatel, el Grupo Clarín e incluso transnacionales que actúan en la Argentina, como Fiat. También esta semana coincidió con la tradicional reunión por el Día de la Industria que organiza la UIA (Unión Industrial Argentina). En ambos eventos confluyeron empresarios y ministros que festejaron el resultado electoral que le dio un fortalecimiento al gobierno.
En los distintos discursos se reflejaron dos cuestiones. Por un lado , el gobierno sigue de campaña “tirando datos” y tratando de demostrar que “ya se salió de la crisis”. “El país será estrella regional por veinte años”, exageró el ministro de Finanzas Luis Caputo. Se trata de una afirmación que no se sostiene por ningún lado, ya que los datos reales de la economía marcan que el crecimiento es mínimo (0,8% sin recuperar la caída de 2016) y que el consumo popular sigue cayendo. Esto no impidió, sin embargo, que el ministro destacara el “consenso unánime entre los principales hombres de negocios acerca del rumbo que está tomando la Argentina”. Los medios de comunicación cercanos al gobierno y los diarios del establishment económico coincidieron en que el “clima” demostraba claramente que las principales patronales del país, locales y extranjeras, sienten al macrismo como “su” gobierno, el que efectivamente les está garantizando hoy superganancias.
La otra cuestión que apareció en discursos e intervenciones periodísticas, tanto de funcionarios oficiales como empresarios es un consenso sobre lo que hay que hacer de acá en adelante. Se insistió sobre la reforma impositiva, que implica bajarle los impuestos a los ricos y aumentárselos a los trabajadores (ver nota en esta misma página), achicar el déficit fiscal (más ajuste) y, por sobre todo, avanzar en la reforma laboral. En este último punto se destacaron los progresos que se vienen realizando sector por sector (con la colaboración de la burocracia sindical), siendo el más avanzado el caso automotor. Claro que los empresarios pusieron en juego su poder de lobby para que todas estas políticas se implementen lo antes posible, mientras que el gobierno, sabiendo que tiene todavía que superar el obstáculo de las elecciones de octubre, prefiere comenzar a encararlas a partir de entonces.
Para los trabajadores y demás sectores populares, analizar esta reunión de “ellos” (las grandes patronales y el gobierno) debe dejarnos una reflexión: que el voto de algunos sectores populares al macrismo, con la comprensible intención de “castigar” al kirchnerismo por sus años de doble discurso, por las mentiras del Indec, por la corrupción, Milani o las patoteadas de Moreno, fue muy equivocado, ya que le está sirviendo al gobierno y las patronales para envalentonarse y lanzar este nuevo plan de ajuste. La conclusión es clara: tendremos que seguir peleando para pararle la mano al gobierno, por el salario, contra los despidos y también contra la reforma laboral propatronal que intentarán imponer. Pero, al mismo tiempo, hay que salir a discutir con todos los compañeros de trabajo,de estudio y familiares de que el único voto que sirve de verdad, no sólo para “castigar” sino también para pelear contra el ajuste de Macri y sus cómplices, es el del Frente de Izquierda.

Escribe Guido Poletti