¿Hubo un giro electoral hacia la derecha?
Escribe José Castillo Candidato a diputado nacional Izquierda Socialista • Frente de Izquierda Ciudad de Buenos Aires
En diálogos con compañeros de trabajo o estudio suele aparecer una preocupación al analizar los resultados electorales del 13 de agosto pasado. La buena performance de Cambiemos en la Ciudad de Buenos Aires, en Córdoba, en la misma provincia de Buenos Aires y en general a nivel nacional
, nos indica que no podría haber alcanzado esos resultados sin el voto de una franja de trabajadores y sectores populares. Desde ya que se trata de un voto equivocado, que termina sumándose al tradicional voto de sectores de derecha conservadora que existió siempre y dando un resultado electoral que fortalece coyunturalmente al gobierno de Cambiemos y a la aplicación de sus planes de ajuste.
Nos encontramos con muchos compañeros que califican este resultado como un “giro a la derecha” en el voto. Y lógicamente se preguntan alarmados por su significado. ¿Podemos decir que se trata de un giro electoral “hacia la derecha”? Creemos que es incorrecto hacer esta lectura. Pero precisemos exactamente qué estamos diciendo. Evidentemente el gobierno de Macri es un gobierno de los CEOs, de los grandes grupos empresarios, claramente proyanqui, que trata de implementar un mayor ajuste, que reprime a los trabajadores, que ahora defiende a la Gendarmería frente a la desaparición de Santiago Maldonado, que encarcela luchadores y un largo etcétera. Sobre eso no hay dudas. Pero la franja de sectores populares que votaron a Cambiemos, ¿lo hicieron sosteniendo ese programa y apoyando esas políticas? Creemos que no.
Equivocadamente, favorecieron a Macri buscando “castigar” al peronismo kirchnerista. Esa franja se expresó así por el odio a lo que fue el gobierno de Cristina y por el miedo a que vuelva. Decenas de miles se expresaron en contra de quienes entregaron los recursos naturales a la Barrick y Monsanto, atacaron a los docentes (recordemos que Cristina llegó a decir que eran unos vagos porque tenían cuatro meses de vacaciones), afirmaban que no había inflación con las truchadas del Indec y las patoteadas de Guillermo Moreno, pusieron al frente del Ejército a un genocida como Milani y no hicieron nada frente a la desaparición de Julio López. Por todo eso se votó equivocadamente “castigando” al kirchnerismo. Se lo hizo apoyando a una opción, política patronal proimperialista. Es la misma contradicción que sucede en otros países de Latinoamérica donde, por el fracaso de los antipopulares Maduro o Dilma, volvieron a crecer electoralmente viejas variantes políticas patronales y pro-imperialistas como la MUD en Venezuela.
Pero la inmensa mayoría de la franja popular que votó al macrismo no lo hizo por su programa, ni avala el ajuste, la baja salarial y los despidos, mucho menos la desaparición de Santiago Maldonado. Una demostración de ello es que los trabajadores, los sectores populares, las mujeres y la juventud se siguen movilizando masivamente contra el ajuste y la represión. Tanto la marcha de la CGT como las multitudinarias convocatorias reclamando la aparición con vida de Santiago Maldonado lo demuestran. Es posible que algunos de ellos hayan votado a Cambiemos.
La salida es romper con los partidos patronales y apoyar al Frente de Izquierda
Sectores kirchneristas que no reconocen esta realidad insisten en que se trató de un “giro a la derecha” y proponen revertirlo por medio de un “voto útil a Cristina” en las elecciones de octubre. En muchos casos, son los mismos sectores que aún hoy critican a la izquierda echándole la culpa del triunfo macrista en 2015 por “haber llamado a votar en blanco”. Nada más alejado de la realidad. La responsabilidad del triunfo de Macri en 2015 y de que ahora se repita el voto castigo al kirchnerismo está en el desastre antiobrero y antipopular del gobierno de Cristina y el peronismo K.
Seamos claros: el voto útil o el “voto castigo” a variantes políticas patronales no sirve para nada, como sucedió tantas otras veces. No sirvió cuando se votó a Menem contra el ajuste y la hiperinflación de Alfonsín. Ni después, cuando muchos apoyaron a De la Rúa contra el menemismo. Ahora la historia se repite. Sucedió en 2015 y se mantuvo en estas elecciones. Tampoco habría servido si el resultado hubiera sido favorable a Cristina para así intentar “castigar al macrismo”.
Estamos ante un dilema histórico de la clase trabajadora y los sectores populares en la Argentina, que desde hace décadas dan luchas impresionantes, derrotan planes de ajuste y son un ejemplo de combatividad; sin embargo, a la hora de votar o de la adhesión política, caen de una opción política patronal a la otra.
Por eso decimos que la única salida es romper de una vez con todas estas variantes, tanto el macrismo como el peronismo en todas sus tendencias (incluyendo el kirchnerismo) y fortalecer al Frente de Izquierda. Esta es la verdadera alternativa para los trabajadores, las mujeres y la juventud, para que no haya más ajuste, se deje de pagar la deuda, de gobernar para los ricos y los patrones y, en definitiva, para que transformemos el país imponiendo otro programa económico y un gobierno al servicio de los trabajadores y el pueblo.