Sigue la polémica: ¿Lula es Perón del ‘55?

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Lula peronEl PT y el kirchnerismo siguen sosteniendo que hay un golpe para proscribir a Lula. Algunos comparan a Lula con Perón, y lo que ocurre hoy en Brasil con el golpe del ´55 en la Argentina. En un video, el senador del PT, Lindbergh Farias, dijo que “a todo pueblo le llega su 17 de octubre”.

Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

El peronismo kirchnerista dice que a Lula le está pasando lo mismo que sufrió Perón en décadas pasadas. Quieren confundir para seguir llamando a apoyar a Lula y a todos los gobiernos y políticos supuestamente “nacionales y populares”. Rechazamos categóricamente esta postura.

En el ´55 hubo un golpe sangriento

A quienes comparan lo que le pasa a Lula con el golpe de 1955 que se dio en la Argentina, les recordamos que este golpe militar fue ejecutado hace 63 años por el imperialismo yanqui, la mayoría de la patronal, la Iglesia Católica y la UCR para transformar a la Argentina en una semicolonia yanqui. Bombardearon con aviones la Plaza de Mayo contra una concentración obrera y popular. Se armaron grupos civiles contra los trabajadores. El golpe declaró el estado de sitio y proscribió al partido peronista, a la CGT y a los sindicatos. Se fusiló a militares y a civiles.

El centro del golpe fue aplastar al movimiento obrero y liquidar sus conquistas que venían del año 1945, como resultado de un gobierno nacionalista burgués que otorgó enormes concesiones por la favorable situación económica de ese momento. Los asalariados alcanzaron en 1949 el récord histórico del 50% de la “torta”, se logró el aguinaldo, se nacionalizaron los ferrocarriles y la Argentina no pactó con el FMI, entre otras.

Nuestra corriente se puso del lado del pueblo movilizado contra el golpe, apoyó el reclamo de armamento para los trabajadores como exigió la CGT, rechazó la proscripción del peronismo y reclamó el derecho de la vuelta de Perón (que estuvo en el exilio durante 18 años). ¿Cuál de estos hechos se compara con los que ocurren hoy en Brasil? Ninguno. Y si no hay un 17 de octubre en Brasil como lo hubo en Argentina (que arrancó a Perón de la cárcel en el ´45) es porque Lula y el PT ya venían siendo repudiados por los trabajadores por gobernar para los bancos y las multinacionales. Esa es la pura realidad.

La verdadera comparación es con Menem, Toledo, Ollanta Humala...

Si hay alguna semejanza que tenga asidero con Lula es con otros ex presidentes corruptos, como por ejemplo, Carlos Menem de los años 90 en la Argentina. Menem fue un caudillo peronista del interior que prometió “salariazo y revolución productiva” pero terminó rematando las empresas del Estado para pagar la deuda externa y gobernó con grandes hechos de corrupción. A tal punto que fue condenado por vender ilegalmente armas a Ecuador, pero hoy Menem en vez de estar preso es senador, con el aval del kirchnerismo y el resto del peronismo.

Si hay que comparar a Lula es con los ex presidentes peruanos como el “nacionalista y popular” Ollanta Humala (hoy preso) y Toledo (que está fugado), ambos vinculados a las coimas de Odebrecht, la misma multinacional brasilera que Lula promocionó en África y Latinoamérica (ver nota). Recientemente, el ex presidente peruano Pedro Kuczynski tuvo que renunciar por estar ligado a coimas de Odebrecht antes de ser destituido por el Congreso. ¿Se dio un golpe en Perú o es un corrupto que debe ir preso? Desde la izquierda llamamos a aplicar la misma regla para todos los gobiernos o ex presidentes, sean “progresistas” del doble discurso o de derecha. ​

Nuestro partido hermano de Brasil, la CST, ha señalado que “aquellos que defienden a Lula como un preso político deberían defender también a Humala y a Toledo, a Dirceu, Palocci, Genoíno y otros dirigentes del PT y de otros partidos patronales, o al propio Marcelo Odebrecht y Léo Pinheiros que están presos” por la corrupción del Lava Jato.
El kirchnerismo también agita el fantasma del golpe para decir que De Vido, Lázaro Báez y Jaime no son corruptos sino víctimas de una campaña de la derecha. Preparan el terreno para llamar a defender a Cristina acusada de numerosos hechos de corrupción en su gobierno.

Fuera Temer

La lucha contra el ajuste y la corrupción en Brasil tuvo un pico bajo el gobierno de Dilma-Temer, en junio de 2013, cuando sectores de masas ganaron las calles cansados del enriquecimiento de los políticos tradicionales. Frente a la crisis terminal del gobierno y los parlamentarios, apelaron al Poder Judicial para salvar al régimen. Una justicia patronal y acomodaticia como la del juez Moro, que lejos de ser “independiente”, mete preso a Lula pero salva a Temer y a los amigos del actual gobierno. Los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) son parte de esta democracia capitalista al servicio de los grandes negociados empresariales. Por eso la combatimos de conjunto.

La salida no pasa por defender a Lula sino para que todos los corruptos vayan presos. Llamamos a enfrentar al gobierno derechista de Temer y a su ajuste con la huelga general. Para terminar con un gobierno que solo tiene el 5% de aprobación popular, derrotando sus reformas antiobreras, defendiendo el salario y las jubilaciones. Movilizar por justicia para Marielle, castigo a los culpables y por la desmilitarización de Río. Precisamente lo que no hacen ni proponen Lula, el PT, ni su central sindical, la CUT.

La clase trabajadora de Brasil necesita construir una nueva dirección sindical y política opuesta a la de Lula y el PT. Luchando por una salida de independencia de clase y por un gobierno de los trabajadores. Contra Temer y todos los políticos corruptos, luchando por una salida obrera y socialista. Esa es la pelea que hay que mostrarles a los luchadores tanto en Brasil, como en Argentina y América Latina.

 

 Inocente o culpable

Reproducimos partes de una nota de Raúl Zibechi sobre Lula,que acaba de publicar el semanario uruguayo Brecha*. Zibechi es un escritor y pensador activista uruguayo, dedicado al trabajo con movimientos sociales. Entre 1969 y 1973 fue militante del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), agrupación vinculada al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, y luego se exilió en España. Ha publicado artículos en Página 12; Mate Amargo, la revista ecologista Tierra Amiga, Rebelión y ahora en Brecha. En 2002 recibió el premio José Martí de Periodismo por la Agencia Prensa Latina (Cuba).

Durante años el ex presidente se dedicó a ofrecer su prestigio y el de su gobierno para lubricar negocios de las multinacionales brasileñas. En los dos primeros años después de dejar la presidencia (en enero de 2011) la mitad de los viajes realizados por Lula fueron pagados por las constructoras, todos en América latina y África, donde esas empresas concentran sus mayores intereses. Durante este tiempo Lula visitó 30 países, de los cuales 20 están en África y América latina. Las constructoras pagaron 13 de esos viajes, la casi totalidad por Odebrecht, Oas y Camargo Correa (Folha de São Paulo, 22-III-13).

Un telegrama enviado por la embajada de Brasil en Mozambique, luego de una de las visitas de Lula, destaca el papel del ex presidente como verdadero embajador de las multinacionales. “Al asociar su prestigio a las empresas que operan aquí, el ex presidente Lula desarrolló, a los ojos de los mozambiqueños, su compromiso con los resultados de la actividad empresarial brasileña”, escribió la embajadora Lígia Scherer. […]

Como embajador de las multinacionales brasileñas, Lula no comete ningún delito. Sin embargo, esas mismas empresas financian las campañas electorales del Partido de los Trabajadores, aunque también financian a la mayor parte de los partidos. No son donaciones, sino inversiones: por cada dólar o real que ponen en la campaña, reciben siete en obras aprobadas por los mismos cargos municipales, estatales o federales que ayudaron a ascender.

El asunto de la corrupción tiene una faceta legal y otra ética. Se puede no cometer ningún delito, pero ser corrupto. Por lo menos desde la ética que profesó siempre la izquierda en todo el mundo. […]

En el caso de Lula, y más allá del juez Moro, la izquierda debe hacerse preguntas: ¿Es legítimo mantener relaciones carnales con empresas multinacionales que han dado sobradas muestras de sobreexplotar a sus trabajadores? ¿Podía Lula ignorar la corrupción que saltó en su primer gobierno consistente en comprar decenas de diputados,y que recibió el nombre de Mensalão? ¿Podía ignorar los tremendos casos de corrupción de la estatal Petrobras y de las constructoras? […]

Mirar para otro lado porque no nos conviene o porque son los “nuestros”, es de un pragmatismo suicida. La gente común termina por percibir las mentiras. Luego da un paso al costado, probablemente para siempre.

*Brecha, 13-4-2018
https://brecha.com.uy/