Brasil: La huelga de camioneros paraliza el país
Escribe Mariana Morena
Desde hace diez día los camioneros protagonizan un gran paro en todo el territorio brasileño contra el aumento de los precios de combustibles. Con el apoyo masivo de la población trabajadora lograron arrancarle a Temer ciertas concesiones, lo que demuestra su fuerza frente a un gobierno extremadamente débil e impopular.
Los camioneros no le dan tregua al gobierno de Temer, cuya popularidad apenas alcanzaba el 2% en abril. En un país donde 58% de las mercancías y 90% del petróleo circulan por carreteras, la huelga provocó el desabastecimiento de los grandes centros urbanos y la suspensión de servicios en gasolineras, supermercados, hospitales, puertos, aeropuertos, terminales de autobuses y universidades. Varias megaciudades con millones de habitantes se declararon en estado de emergencia.
Los transportes se movilizan con flotas reducidas, miles quedaron varados ante el cierre de terminales y hay gigantescas colas para cargar nafta y en los supermercados por alimentos. La policía contabilizó unos 600 bloqueos de rutas y más de mil cien manifestaciones hasta el fin de semana pasado, cuando recrudecieron frente al decreto presidencial autorizando la intervención de las fuerzas armadas. Las fuerzas de seguridad manifestaron su solidaridad con los camioneros, que además reciben el masivo apoyo de la población trabajadora y de otros gremios, hartos del ajuste sobre sus condiciones de vida por parte del gobierno más impopular de los últimos treinta años.
La huelga de los camioneros enfrenta el aumento del precio del combustible y la política de someter a los intereses del mercado internacional a la petrolera estatal Petrobras bajo la presidencia del repudiado Pedro Parente. En menos de un año, los precios de los combustibles treparon casi 50%, mientras las ganancias de Petrobras en el primer trimestre aumentaron 56,5% respecto de 2017. Solo en mayo, el precio del gasoil subió 12%. Como era de esperarse, las megaganancias benefician a los empresarios y accionistas de Petrobras, socios del gobierno en el ajuste.
El presidente intentó acabar con la huelga mediante un acuerdo con la cúpula de los empresarios del transporte y las centrales sindicales patronales, pero fue rechazado por las bases, provocando una mayor movilización después del fin de semana. Finalmente, Temer tomó ciertas medidas “provisionales” con concesiones para los camioneros: una reducción de 0,46 reales en el precio del diésel, el congelamiento del precio por 60 días (luego se hará un reajuste mensual siguiendo el precio internacional del crudo) y exención de peaje en las autopistas para camiones vacíos, entre otras. Pero, sin garantizar los 10.000 millones que costarán esas concesiones hasta fin de año, no constituyen una solución de fondo a la crisis.
Ante esta victoria parcial de los camioneros y la fuerza del movimiento huelguista en todo el país, apoyamos la continuidad de la huelga a la que pueden sumarse desde este miércoles los trabajadores petroleros. Contra las amenazas de represión y la campaña montada en su contra desde los medios, convocamos a rodearla de solidaridad para que triunfen todos sus reclamos. Tal como expresa la CST (sección de la UIT-CI y corriente hermana de Izquierda Socialista en Brasil): ¡Todo nuestro apoyo a los camioneros! ¡Fuera el corrupto Temer y su plan de ajuste económico! ¡Que las centrales sindicales llamen a huelga general! ¡No a la intervención militar! ¡Por un plan económico alternativo de los trabajadores para salir de la crisis! ¡Por una minería 100% estatal!