El Senado transformó en ley el proyecto que retrotrae los tarifazos a noviembre pasado y establece que los futuros aumentos no pueden ser mayores que los incrementos salariales. Esta mínima limitación a las subas de tarifas (ya que siguen vigentes los aumentos de casi 1.000% que se hicieron entre 2016 y 2017) será, sin embargo, inmediatamente vetada por el presidente Macri, como ya lo anunció el lunes pasado.

Defendiendo los brutales tarifazos del gas y la electricidad, tanto el presidente Macri como la gobernadora Vidal ofrecen “soluciones” desopilantes. Macri propone que “reemplacemos las actuales bombitas por lámparas led”, como si las tarifas vinieran abultadas por eso. ¿Nos va a proponer también que desconectemos la heladera de noche? La gobernadora Vidal, por su parte, aporta que “apaguemos el piloto del calefón”. Faltaría que nos volvieran a recomendar estar adentro de las casas con un sobretodo.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

El 25 de mayo se hizo un acto en el Obelisco el lema “La patria está en peligro”. Dos actores leyeron un documento que repudió el acuerdo de Macri con el FMI. Lo impulsaron artistas, dirigentes políticos, sindicales y de derechos humanos ligados al kirchnerismo, entre otros. Estuvieron presentes Máximo Kirchner, Pablo Moyano y hasta Hebe de Bonafini. Quedó planteado el debate. ¿Se puede enfrentar a Macri y al FMI sin un paro general y sin llamar a que se deje de pagar la deuda externa?

Ni Izquierda Socialista, ni ninguno de los partidos que conformamos el Frente de Izquierda, fuimos al acto el 25. Sencillamente porque no fue ningún acto de “lucha contra el FMI”, sino que fue un acto peronista al servicio de canalizar el descontento para llamar en las elecciones de 2019 a votar por alguna variante del PJ, no para enfrentar a Macri, al ajuste, ni al FMI. Para enfrentar al FMI consideramos que hacen falta medidas de lucha y un programa alternativo como proponemos desde el Frente de Izquierda.

Escribe Guido Poletti

El presidente Macri planteó que “necesitamos fuerzas armadas que dediquen mayores esfuerzos en colaboración con otras áreas del Estado”. ¿A qué se está refiriendo? A que los militares le agreguen a su tradicional función de defensa contra la agresión extranjera, otra relacionada con lo que se viene proponiendo desde el imperialismo yanqui, “las nuevas amenazas” o “amenazas asimétricas”. Incluye desde el narcotráfico hasta algo tan impreciso como “el terrorismo” (recordemos que el año pasado se tildó de “terroristas” a las protestas mapuches en el Sur). No es casual que esto aparezca luego de la reciente reunión con el Pentágono (desde donde se toman las decisiones vinculadas al ejército norteamericano) a la que asistieron los ministros Oscar Aguad y Patricia Bullrich.