Escribe Nahuel Fernández
Comisión Directiva FUA

Con un decreto publicado el 18 de mayo en el Boletín Oficial, el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, dio por cerrado un “diálogo” con el Consejo Interuniversitario Nacional (los rectores peronistas y radicales de todo el país) que tuvo como resultado decretar la devaluación de una decena de títulos de carreras de grado a través de la resolución 1.254/2018

Amparándose en la legislación existente (la Ley de Educación menemista del ´95 que todos los gobiernos sostuvieron hasta hoy) el gobierno hace uso de su “potestad” de achicar las áreas de incumbencia de las carreras del sistema universitario nacional. Mostrándose preocupado por los títulos que tengan que ver con “salud, seguridad, derechos, bienes o formación de los habitantes” modifica el alcance de los títulos de carreras como Psicología, decenas de Ingeniería, Medicina, Arquitectura, Odontología, Farmacia, Biología, entre otras.
La definición de las áreas de incumbencia de los títulos hace por un lado al peso que tienen los títulos a la hora de proponerse desarrollarse y ejercer profesionalmente. Pero también, a la formación que se recibe durante el cursado de la carrera de grado. 
Por ejemplo, la eliminación de la carrera de arquitectura de las aplicaciones relacionadas al urbanismo, hace que ese contenido específico sea corrido de la formación del grado hacia posgrados pagos de precios elevadísimos. En el caso de Psicología de dieciséis áreas de intervención que habilitaba el título se recorta a solo cinco, eliminando todo lo referido a la prevención, promoción y rehabilitación de la salud, la inclusión en los ámbitos forenses, social-comunitario y laboral, y la intervención en la elaboración de políticas públicas.
Es claro que el paso siguiente a este decreto es el avance de modificaciones de planes de estudio para pasar contenidos a los posgrados, y el sometimiento a la acreditación de las carreras que vienen resistiéndose a caer bajo la Coneau de la LES menemista.
Se trata de un achique de las carreras que va en consonancia con la implementación del Sistema Nacional de Reconocimiento Académico que busca eliminar la actual estructura de planes de estudios de las carreras por “trayectos” que sumen créditos y que puedan cursarse aleatoriamente en universidades públicas o privadas por igual.
La devaluación de los títulos de las universidades, también hace al impulso de la proliferación de cursos y pequeñas carreras privadas que puedan asumir tareas que hasta ahora eran reservadas a las carreras afectadas.
Este ataque a la universidad es hermano del intento de cierre de profesorados en la Ciudad de Buenos Aires, de las pasantías truchas de la “Secundaria del Futuro” y se enmarca dentro del Plan Maestr@ que impulsa el gobierno macrista a escala nacional siguiendo los lineamientos del Banco Mundial, y de aberraciones previas como el Plan Bolonia europeo. Es un ataque que requiere una respuesta global del movimiento estudiantil argentino.
El gobierno sabe que sus antepasados (la Alianza) chocaron cuando quisieron realizar un recorte brutal al presupuesto e imponer el arancelamiento de la universidad pública. Por eso busca estas formas de desguazar esa gran conquista del pueblo argentino que es la universidad pública y gratuita. Fomentar la deserción por el ajuste económico, devaluar los títulos, congelar el presupuesto, impulsar la generación de “recursos propios” (como los convenios con multinacionales que sostienen el presupuesto de universidades de todo el país), son políticas que implementaron todos los gobiernos (lo cual incluye al kirchnerismo) y que hoy se están profundizando. En el marco del acuerdo de Macri con el FMI, está claro que la universidad pública no se va a quedar afuera del ajustazo que planifican para el país.
Es urgente y necesario que el movimiento estudiantil universitario salga de la pasividad que lo ha caracterizado en los últimos años por la política de las conducciones (radicales, peronistas y kirchneristas), y se ponga al día con sus compañeros terciarios y secundarios que vienen estando a la cabeza de la resistencia al gobierno macrista. 
Los centros y federaciones tienen que convocar urgentemente a asambleas y donde no lo hagan, los estudiantes y las agrupaciones combativas tenemos que tomar en nuestras manos la organización en defensa de la universidad pública, como lo están haciendo hoy los estudiantes de Comahue en el Sur del país.
Macri comenzó el año con un decreto donde decía que 2018 era un año para celebrar el centenario de la Reforma Universitaria y discutir cómo “actualizarla”. Está claro que su forma de actualizarla es hundir todas las conquistas del movimiento estudiantil argentino. 
Es, por el contrario, nuestra tarea reivindicar la gesta centenaria con una gran rebelión estudiantil que ponga un freno a los planes del gobierno y permita discutir la necesaria segunda reforma, para poner las universidades al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.
¡No a la devaluación de los títulos universitarios!
¡Abajo el decreto que recorta las áreas de incumbencia!
¡Basta de ajuste a la educación! 
¡Plata para educación, no para la deuda!
¡Abajo la Ley de Educación menemista, la Coneau y el Sistema de Reconocimiento Académico!
¡No a la Unicaba y la Secundaria del Futuro!