Ni Izquierda Socialista, ni ninguno de los partidos que conformamos el Frente de Izquierda, fuimos al acto el 25. Sencillamente porque no fue ningún acto de “lucha contra el FMI”, sino que fue un acto peronista al servicio de canalizar el descontento para llamar en las elecciones de 2019 a votar por alguna variante del PJ, no para enfrentar a Macri, al ajuste, ni al FMI. Para enfrentar al FMI consideramos que hacen falta medidas de lucha y un programa alternativo como proponemos desde el Frente de Izquierda.

Es lo mismo que hace el peronismo en el Parlamento: se muestra como opositor, con discursos contra el tarifazo y el FMI, pero su propuesta “alternativa” radica en hacerle algunos retoques al brutal ajuste sin una salida de fondo para el pueblo trabajador. Es un reacomodamiento en vista a las elecciones, no para enfrentar el ajuste. Por eso los burócratas peronistas de la CGT siguen dejando pasar los despidos y el robo salarial y los dirigentes sindicales K solo convocan a marchas o actos simbólicos. Lamentablemente, sectores como el MST de Ripoll-Bodart, al concurrir al acto, le hicieron el juego a esa política. No saber distinguir, desde la izquierda, cuándo un acto es de lucha y cuándo es una maniobra electoralista patronal, lleva directamente al oportunismo.
J.C.G.