Escribe Mercedes Trimarchi

La reconocida central sindical, socia del macrismo y de todos los gobiernos anteriores para entregar los derechos de las trabajadoras y los trabajadores, decidió pronunciarse públicamente frente al debate del aborto. La CGT lo hizo en contra del reclamo de las mujeres, en su inmensa mayoría trabajadoras.

Públicamente señalaron que de aprobarse la ley, en sus obras sociales no la cumplirían supuestamente por falta de fondos. De esta manera, se sumaron al reclamo de las clínicas y sanatorios privados clericales que solo se interesan en lucrar con la salud de la población. Una barbaridad, en vez de ponerse del lado de las trabajadoras que son las que sufren las consecuencias actuales del aborto clandestino, lo hace del lado del gobierno, de la iglesia y de todos los sectores antiderechos.

Como no podía ser de otra manera, inmediatamente recibieron el repudio generalizado de las trabajadoras hartas de la burocracia sindical que no mueve un dedo para luchar contra los ajustes y malversa los fondos de las obras sociales. Desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal seguro y Gratuito se convocó a un pañuelazo frente a la CGT-Azopardo para exigir el cumplimiento de los derechos de las mujeres trabajadoras. Referentes sindicales como Mónica Schlotthauer delegada del Ferrocarril Sarmiento y diputada de Izquierda Socialista/FIT, Viviana Carranza Directiva por la minoría de Telefónicos, representantes de Ademys, AGD-UBA, Suteba y otros gremios fueron parte del pañuelazo.