¿Se “frenó” la crisis?
"Sin Cambiemos en el gobierno esta tormenta hubiese terminado como el 2001”. Lo acaba de decir Macri. Quiere dar señales de que es un buen “piloto de tormentas” y que no habrá más crisis. “Espero que sea la última”, dijo semanas atrás en el famoso video grabado. Pero se pisa solo, porque a renglón seguido señaló que todo se va a solucionar si se vota el Presupuesto 2019 y si se aprueba el nuevo acuerdo que está gestionando con el Fondo Monetario. O sea, un “salvavidas de plomo” que traerá un ajuste perpetuo y más confrontaciones sociales.
Macri aprovechó para decir también que “esto va a dar estabilidad para empezar de vuelta un camino de crecimiento”. Es el mismo discurso que se escucha desde que asumió, cuando en medio de los globos amarillos justificó el ajuste diciendo que así iban a venir los capitales salvadores. Pero estamos en recesión, caída de la actividad económica y del consumo, con un dólar a 40 pesos. Y una inflación que no tiene techo y todos dicen superará el 42%. No “hay calma” cuando la devaluación está haciendo estragos en el salario y el nivel de vida del conjunto del pueblo trabajador. Lo que hay es más ajuste y entrega vía el pacto con el FMI. En el Boletín Oficial salió que el gobierno destinó más partidas para la Policía y la Gendarmería (represión), en perjuicio de la Educación y Ciencia y Tecnología. Una aberración completa que muestra al Macri explícito. Por eso crece la pobreza y la desigualdad social. Nuevos capítulos de la crisis económica y política se avecinan.
Macri apuesta a que su debilidad se traduzca en “fortaleza” fruto del acuerdo que está pactando con el “peronismo racional” para aprobar el presupuesto del ajuste, que incluye a la propia Alicia Kirchner (ver página 5). Es la señal de la que también hablaba Pichetto. Por eso la preocupación en común entre oficialismo y oposición patronal pasa por la famosa foto que se sacaron para enviarle al FMI donde todos se comprometen a ajustar aún más para salvar a las multinacionales y a los bancos. Pero las fotos no dan fortaleza. Recordemos cuando el año pasado tras su triunfo en las legislativas y el pacto con el PJ y la CGT, el gobierno hizo votar la ley que le robó 100 mil millones a los jubilados. Esto provocó una rebelión popular con decenas de miles en las calles. Se le volvió en contra. Desde allí hubo un antes y un después que nunca paró. El posterior pacto con el FMI redobló el ajuste y el endeudamiento.
El gran cambio es el salto en la conciencia de aquellos sectores populares que habían votado a Macri y ahora dicen masivamente que se está ante un “gobierno para los ricos”. Esta ruptura y las luchas crecientes, ahora con epicentro en docentes, estatales y el movimiento estudiantil, es lo que ha obligado a que la CGT llame a otro paro para el 25 de septiembre.
Este nuevo capítulo de más crisis política y económica no se va a frenar más allá de las frases de Macri. El objetivo del gobierno es avanzar con el ajuste y ver si puede llegar a las elecciones, precisamente lo que se ha puesto en dudas. No lo dice sólo la izquierda, sino también analistas patronales. El acuerdo con los gobernadores es para garantizar “institucionalmente” la gobernabilidad de Macri y preparar al peronismo como recambio para el 2019. El gobierno ahuyenta cualquier imagen que lo asocie al 2001. Pero comparar la actual crisis económica con la que ocurrió 17 años atrás es puro palabrerío. Porque el gran temor, tanto del gobierno como de todos los políticos de la oposición patronal, es que millones transformen el actual hartazgo en un repudio generalizado en las calles, que ponga en jaque el mayor ajuste y a sus responsables, los empresarios, banqueros, el FMI y al propio gobierno de Macri que lo está aplicando.
Nuestro partido viene sosteniendo que para que la crisis no la pague el pueblo trabajador hay que luchar por una salida de fondo. Macri y los gobiernos anteriores, más allá de su signo (sean de centro derecha o “nacionales y populares”) nos vienen hundiendo. Solo un gobierno de los trabajadores y la izquierda podrá terminar con esto y poner la economía al servicio de combatir los graves males sociales. Por eso estamos construyendo una alternativa política distinta que nada tiene que ver con Cambiemos ni con el peronismo en cualquiera de sus variantes, sino obrera y socialista, como lo es el Frente de Izquierda.
Ante esta situación y en los días que restan para el paro, llamamos a la más amplia unidad para impulsarlo, fomentarlo y garantizarlo. El paro tiene que ser otro duro revés que el movimiento obrero y popular le da al ajuste del gobierno y sus cómplices. Por eso convocamos a marchar el 24 junto a las CTA, exigiendo que la CGT se sume a esa movilización y llame a que el paro del 25 comience el día anterior. De esa forma estaríamos logrando un parazo de 36 horas con movilización, llenando Plaza de Mayo, para que unificadamente podamos dar los primeros pasos de un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores.
Desde el sindicalismo combativo y la izquierda también planteamos que el paro debe ser para imponer un aumento salarial de emergencia, la suba del 100% de las jubilaciones y la inmediata reapertura de las paritarias, como se reclamará en los plenarios del 15 en la Ciudad de Buenos Aires y el próximo 22 en Córdoba (ver páginas centrales). Y fundamentalmente para que Argentina deje de pagar la deuda externa como primer medida de un plan alternativo al servicio del pueblo trabajador. Llamamos a los trabajadores, a los luchadores, a las mujeres y a los estudiantes a postular estas propuestas.