Una foto a pedido del FMI: Los gobernadores peronistas apoyan el presupuesto del ajuste
Escribe Gabriel Massa
La foto de Macri reunido con la mayoría de los gobernadores el martes 11 de septiembre mostró a las claras el apoyo del peronismo al pacto con el FMI y al brutal ajuste que se expresa en el proyecto de presupuesto para 2019. El apoyo de todos los partidos tradicionales, pero en particular del peronismo, es una de las exigencias del Fondo para adelantar las cuotas 2020 y 2021 del préstamo acordado en junio pasado.
El FMI fue clarísimo: exige no sólo el mayor ajuste que el gobierno de Macri le llevó a Washington la semana pasada. También el apoyo explícito de la oposición a dicho plan. Esto se expresa en concreto en un aval que deben otorgar los gobernadores al proyecto de presupuesto 2019 (donde estarán el corazón del recorte de 500.000 millones de pesos) y la garantía de que el peronismo, en sus distintos bloques, le debe “proveer” a Cambiemos del número necesario de diputados y senadores como para que dicho presupuesto se apruebe. Lo concreto es que el peronismo está dispuesto a jugar ese rol.
Como era de esperarse, Juan Manuel Urtubey, el gobernador salteño, que se encuentra entre los peronistas más cercanos a Macri, aseguró su apoyo al proyecto de presupuesto para “defender la institucionalidad”. Una posición muy similar es la de Juan Schiaretti de Córdoba que aseguró que su provincia “hace todos los esfuerzos para que la Nación tenga presupuesto”. Entre el grupo más dialoguista con el gobierno también estaban los gobernadores Sergio Uñac de San Juan, Domingo Peppo del Chaco, Hugo Passalacqua de Misiones, Alberto Weretilneck de Río Negro y Gustavo Bordet de Entre Ríos.
Claro que los que aparecían como más “críticos” y “opositores”, y que incluso hablaban de que se trataba de un “presupuesto del ajuste”, también se prestan para la negociación del presupuesto, aunque no para la foto con Macri. Tal es el caso del gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saa, que aseguró que él no sería “socio del ajuste”. Más aún, amplió diciendo: “No nos dicen cómo será el Presupuesto. Estamos hablando sin mirar las cartas. Parece que ellos van a buscar una foto cuando nosotros en realidad vamos a informarnos por primera vez de qué se trata. Yo no avalo nada hasta que no lo vea”. Sin embargo, ahí estuvo, en la reunión del conjunto de los gobernadores con el ministro del Interior Rogelio Frigerio, ultimando los detalles del presupuesto que se presentará.
Lo mismo sucede con Juan Manzur de Tucumán, que figura teóricamente entre los gobernadores más enfrentados con el gobierno, quien dijo que “si bien vemos que el gobierno nacional quiere reducir el déficit fiscal, que nos parece bien, lo que no queremos es que esta reducción se traslade a las provincias, porque vamos a entrar en déficit”.
Todas palabras para la tribuna, para cubrir el perfil opositor de cara a 2019. Ya que todos ellos, junto con Gildo Isfrán (Formosa), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Lucía Corpacci (Catamarca), Carlos Verna (La Pampa), Mariano Arcioni (Chubut) y Sergio Casas (La Rioja), también estuvieron en la reunión con Frigerio, al igual que los no peronistas Gerardo Zamora (Santiago del Estero, ex radical K y ahora cercano al macrismo), y Omar Gutiérrez (Neuquén, del MPN) cada uno de ellos queriendo limitar la parte del ajuste que les toca pagar, pero avalando el recorte de conjunto.
La “sorpresa” la dio Alicia Kirchner, que se había mantenido en silencio realizando su propio ajuste en Santa Cruz, pero que todos presuponían que, al ser la representante más pura del kirchnerismo, no se haría presente. Sin embargo y para sorpresa de todos, también apareció en la reunión con Frigerio, dando un aval tácito al ajuste del FMI.
En síntesis, el peronismo, en todas sus versiones, -incluso los que no aceptaron salir en la foto con el presidente- le está garantizando a Macri la herramienta fundamental para hacer pasar el ajuste del FMI: el presupuesto 2019.
Ellos no son salida. Sólo la izquierda y el sindicalismo combativo están realmente comprometidos en salir a dar hoy mismo la pelea contra el ajuste, oponiéndole un programa alternativo que comience por romper con el Fondo, dejar de pagar la deuda y poner todos esos recursos al servicio de resolver las urgentes necesidades populares.
Sergio Massa: opositor, pero no tanto
El aceleramiento de la crisis y el desgaste del gobierno han convencido a Massa y al peronismo federal de que tienen una oportunidad de imponerse en las elecciones de octubre del año que viene. Así, mientras por un lado se “ponen para la foto con Macri” reclamada por el FMI, las principales figuras del peronismo no kirchnerista se cruzan en reuniones y asados, con el objetivo de armar una alternativa “unitaria”.
Son varios los que se postulan como candidato presidencial de esa franja. Por un lado está Sergio Massa con su Frente Renovador, que está impulsando reuniones con intendentes de la provincia de Buenos Aires. De las propias filas del massismo ya se ha lanzado también el ex gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, quien se reunió con Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada de senadores del peronismo federal, otro que se postula. A la lista de aspirantes a presidente hay que sumar los gobernadores de Salta, Juan Manuel Urtubey, y de Tucumán, Juan Manzur. Y en lugar destacado figura Roberto Lavagna, ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
Lo cierto es que los gobernadores y representantes del peronismo federal y el massismo en el Congreso son los que le han garantizado al gobierno el voto de todas las leyes del ajuste y ahora apoyan el pacto con el FMI, comprometiéndose con el presupuesto de Macri. En definitiva el armado “unitario” de Massa, Pichetto, Urtubey y compañía, no es más que la pata peronista del ajuste de Macri y el FMI.
G.M.
Kirchnerismo: ¿pelea contra el ajuste?
Axel Kicillof, el ex ministro de Cristina Kirchner, dijo: “queremos que Macri llegue a las elecciones para ganarle”. Y expresa con claridad las dos cosas fundamentales de las que trata de convencernos el kirchnerismo. Que ahora, aunque lo repudiemos, tenemos que soportar el brutal ajuste de Macri. Y que no hay otra solución que esperar a las elecciones de 2019 para que entonces triunfen los candidatos de Cristina.
Las principales figuras del kirchnerismo insisten en repudiar de palabra el acuerdo con el FMI y el ajuste que implementa el gobierno con apoyo de los gobernadores. Por ejemplo, Cristina declaró: “La catástrofe financiera y cambiaria adquiere ribetes de tragedia cuando Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, le comunican a los argentinos y argentinas que han decido volver al FMI a pedir préstamos”. Incluso el kirchnerismo organizó un gran acto “en defensa de la patria” el 9 de julio, con centro en el repudio al pacto con el Fondo, al que declararon “ilegal”. Pero a la hora de las soluciones todo confluye en el llamado a votar por el kirchnerismo en el 2019. Y, en nombre de la “institucionalidad”, en garantizarle todo lo necesario al macrismo para que transite con la mayor tranquilidad posible la implementación del ajuste.
Así, la propia Alicia Kirchner concurrió a la reunión con el ministro del Interior donde se bendijo el presupuesto 2019, en el que queda reflejado el súper-ajuste exigido por el FMI (ver en esta misma página).
Y los dirigentes sindicales kirchneristas, aunque critiquen a la CGT oficial, hacen de “bomberos” apagando todo conflicto. Así se vio con claridad en la lucha universitaria, donde la Conadu kirchnerista (afin a la CTA de Yasky) levantó el paro justamente en el momento de mayor fortaleza de la huelga docente y de mayor movilización de los estudiantes. La dirección celeste de la Ctera asumió actitudes similares varias veces en los últimos tiempos. Lo mismo sucede con los otros gremios con conducciones que se reivindican kirchneristas, como la Corriente Federal e incluso con el moyanismo, hoy de nuevo cercano a Cristina (hasta el punto de postularla como “candidata a presidente”.
Las necesidades del pueblo trabajador son las opuestas. No podemos “esperar a 2019”. Para ese entonces ya habrá pasado el ajuste y dejado un tendal de miseria, entrega y desocupación. ¡Hay que dar la pelea ahora! Exactamente lo contrario que lo que plantean los dirigentes K.
Por otra parte, el kirchnerismo ya gobernó, y lo hizo pagando 200.000 millones de dólares a los acreedores y permitiendo que los banqueros “se la llevaran en pala”, como reconoció la propia Cristina. Más aun, frente al acuerdo con el FMI, fue el propio referente K Agustín Rossi quien dijo que “en caso de volver al gobierno tendremos que respetar el acuerdo con el Fondo”. O sea que, aun en la propia lógica del “2019”, el peronismo kirchnerista no ofrece ninguna salida favorable al pueblo trabajador.
G.M.