Bolivia: Fracaso de las tramposas elecciones primarias
Escribe Miguel Lamas
Evo Morales pierde popularidad aceleradamente (las encuestas le dan menos de 30%). Esto es resultado del ajuste económico antipopular que aplica su gobierno con impuestazos o la baja del presupuesto universitario. Evo pretende justificarlo por la baja de los precios de exportación del gas y los minerales. Pero en realidad el ajuste busca mantener las altas tasas de ganancias para las multinacionales que siguen controlando el gas y la minería, y los terratenientes. A lo que se agrega el altísimo costo para el pueblo de una gran corrupción oficial con la obra pública (concesionada a capitales chinos).
Sin embargo, Evo Morales aspira a ser reelecto por cuarta vez en elecciones el 27 de octubre próximo. Como perdió el referéndum de febrero de 2016 por su reelección, que es inconstitucional, lo “solucionó” con un fallo del Tribunal Constitucional controlado, que dice que es un “derecho humano” ser candidato.
Otro paso fue la aprobación de una ley de partidos tramposa cuyo objetivo es impedir futuras alianzas o nuevas candidaturas. La ley estableció elecciones primarias casi un año antes de las elecciones nacionales que consolidan a nueve partidos, todos de derecha, con candidatos únicos por partido. Ninguna de las candidaturas defiende las demandas del pueblo trabajador.
Las elecciones “primarias” se realizaron el 27 de enero. El padrón nacional es de 6,5 millones pero votó una reducida cantidad de personas. Entre el millón de afiliados al MAS (muchos obligados por ser empleados públicos), solo votaron 350.000 por Evo Morales en las “primarias”. El resto no fue a votar o votó nulo.
Evo Morales, en su afán reeleccionista, podría apelar a algún fraude electoral o proscribir legalmente a alguno de los candidatos opositores con posibilidades de ganarle. En cuyo caso se profundizará una gran crisis política mientras crece el descontento popular.