Grecia y la fórmula Fernández Fernández
Editorial
Ya se lanzó la campaña electoral. Entre los trabajadores, los sectores populares, las mujeres y la juventud se sigue expresando con todo la bronca contra el gobierno de Macri y su ajuste y se va planteando un interrogante: ¿es la fórmula Fernández-Fernández la solución para los problemas de los trabajadores y los sectores populares? Desde el Frente de Izquierda-Unidad creemos que no y salimos a debatir con todos los compañeros que tienen expectativas de que un nuevo gobierno peronista kirchnerista mejorará la situación de la clase trabajadora.
El fin de semana pasado hubo elecciones en Grecia. ¿Qué tendrá que ver eso con lo que nos sucede a nosotros?, se preguntará más de un compañero. Sin embargo, los resultados de esos comicios nos llaman a la reflexión por las enseñanzas que dejan abiertas. Alexis Tsipras y la coalición de centroizquierda Syriza, después de gobernar durante cuatro años llevando adelante un feroz ajuste exigido por la troika (FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea), sufrieron una durísima derrota a manos de la conservadora Nueva Democracia. Vuelve así al poder la misma fuerza que gobernaba (y ajustaba) antes de 2015. Syriza, que entonces aparecía como “lo nuevo de la izquierda” que iba a terminar con los gobiernos de hambre que venían asolando Grecia desde la crisis de 2008, culminó cayendo sin pena ni gloria repudiada por los trabajadores. Peor aún: aplaudida por la propia troika, que los felicitó por “haber cumplido con ordenar las cuentas y llevar adelante el ajuste”.
¿Por qué traemos a referencia el caso griego? Porque en 2015 Syriza afirmaba que iba a terminar con las políticas de ajuste y tenía planteado un interrogante: ¿era posible hacerlo sin romper con las exigencias del FMI y los otros organismos europeos? Tsipras afirmaba que sí, que ellos “iban a renegociar de otra manera” y conseguirían acuerdos con los organismos internacionales para desarrollar una política económica progresista. Nada de eso sucedió. El FMI y la troika le exigieron continuar, profundizar más aún el ajuste que se venía realizando. El gobierno de Syriza terminó aceptando, incluso traicionando, el voto popular que en un plebiscito se había expresado rotundamente contra el acuerdo con la troika. Tsipras, después de jurar que iba a plantarse firme y lograr una “renegociación” del acuerdo que le permitiera salir del ajuste, terminó siendo el ejecutor de las políticas exigidas por el FMI y sus socios. Así gobernó cuatro años, con un PBI que se redujo 30%, bajando catorce veces las jubilaciones, con una reforma laboral que le quitó todos los derechos a los trabajadores, flexibilizándolos al máximo, haciéndoles perder un tercio de su poder adquisitivo y con salarios mínimos de 600 euros, con la privatización total de sus recursos (hasta las islas turísticas) y con un incremento descomunal del desempleo que llevó a millones de jóvenes griegos a buscar el camino de la emigración.
Grecia nos enseña, trágicamente, que no hay “término medio”: o se rompe con los organismos que exigen los planes de ajuste, como el FMI, y se deja de pagar la deuda externa, o se termina siendo el nuevo administrador del ajuste. Trajimos el ejemplo griego a colación porque ese es justamente el dilema que está planteado en nuestro país. El gobierno de Macri ha llevado el endeudamiento externo a niveles insostenibles: debemos más de 400.000 millones de dólares, de los cuales 150.000 millones vencen en los próximos tres años. De los 190.000 millones de dólares de nuevo endeudamiento creado por el macrismo, 100.000 ya se fueron en fuga de capitales. El FMI, a cambio de un feroz plan de ajuste con exigencias vigentes para los próximos años, al término del gobierno de Cambiemos llevará prestados más de 50.000 millones de dólares. Al nuevo gobierno le quedará no recibir prácticamente un peso más, cumplir con las exigencias del plan de ajuste y devolver todo.
¿Alguien puede pensar que se puede cumplir con las exigencias del Fondo, pagar todos estos vencimientos de deuda y a la vez resolver los bajos salarios, las jubilaciones de hambre, el desempleo o el derrumbe de la educación y la salud públicas? El Frente de Todos, con su fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernandéz nos plantea lo mismo que en su momento le proponían Tsipras y Syriza al pueblo trabajador griego, que van a “renegociar” y así “arrancarle” al FMI un acuerdo “progresista” o “nacional y popular”. Pero nada de eso sucederá. Lo saben los propios dirigentes políticos y economistas del peronismo kirchnerista, que mienten descaradamente. Es un secreto a voces que cualquier “renegociación” con el FMI se va a hacer a costa de un mayor ajuste, sumado a la exigencia de llevar adelante las reformas laboral y previsional. ¡Lo mismo que se “renegoció” (varias veces) durante estos años en Grecia! ¡Lo mismo que se hizo en Portugal, el ejemplo que suelen traer a referencia los kirchneristas! Si el actual gobierno portugués no tiene vigente un acuerdo con el FMI es porque el anterior cumplió hasta la última letra de lo exigido: hoy Portugal tiene una tremenda flexibilización laboral, los salarios más bajos del continente, se privatizó todo y los jóvenes sobreviven trabajando gratis, por la propina, para la industria del turismo.
La Argentina tiene un acuerdo vigente con el FMI. Y una deuda descomunal. Por eso llamamos la atención sobre lo ocurrido en Grecia con el gobierno de Tsipras, que traicionó totalmente las expectativas que tenía el pueblo griego. En nuestro país, el Frente de Todos y Alberto Fernández van en dirección a recorrer el mismo camino. Por eso, desde el Frente de Izquierda Unidad insistimos: hay que terminar con el gobierno de Macri, pero también debemos sacarnos de encima al FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda. Esa es la condición básica y primera para implementar un auténtico programa alternativo que dé respuesta a las urgentes necesidades populares.
La voz del FIT-Unidad ha quedado en solitario haciendo este planteo frente a la unanimidad de los candidatos patronales que sostienen lo opuesto. Para que no pase como en Grecia, ayudanos a fortalecer al Frente de Izquierda-Unidad difundiendo sus propuestas, anotándote como fiscal, participando de las reuniones en nuestros locales y convenciendo para que nos voten a tus compañeros de trabajo, de estudio, familiares y vecinos.