El único voto útil es al Frente de Izquierda-Unidad
Acordamos con los millones de compañeros que dicen que tenemos que sacarnos de encima a Macri, pero eso de nada servirá si sigue el ajuste del FMI. La fórmula Fernández-Fernández, al igual que los demás candidatos patronales, insisten en que no van a romper con el Fondo y seguirán pagando la deuda externa. Así continuarán los bajos salarios, el desempleo, la marginación y la destrucción de la educación y la salud pública. Solo el FIT-Unidad plantea una salida que priorice las necesidades del pueblo trabajador.
Escribe José Castillo, Candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires
Los diálogos se repiten. Con compañeros de trabajo o de estudio. En la calle, con los vecinos. Es verdad que el ajuste de Cambiemos y el FMI no se tolera más. Y entendemos a los compañeros que nos dicen que al votar lo que priorizan es “terminar con el gobierno de Macri”. Pero les advertimos: no se confundan, si se va Macri, pero sigue el FMI, no habrá reactivación económica, ni mejores salarios ni más empleo.
Alberto Fernández lo ha dicho con todas las letras y sus economistas lo han ratificado frente al propio Fondo y en reuniones con empresarios argentinos y extranjeros, aquí y en el exterior: desde ningún punto de vista piensan romper con el FMI y afirman que van a cumplir a rajatabla con los pagos de deuda externa. Y, tenemos que decírselo a los compañeros que tienen expectativas de que con el peronismo kirchnerista las cosas “van a ir mejor”, que el acuerdo con el FMI y los vencimientos de deuda de los próximos tres años hacen absolutamente imposible que cumplan con los acreedores y, a la vez, se desarrolle alguna política de “redistribución de la riqueza” o “nacional y popular”. Eso lo saben Alberto Fernández y sus economistas. Más aún, saben que cuando plantean “renegociar el acuerdo con el FMI” este les va a exigir un ajuste aún mayor y las reformas laboral y previsional.
Muchos compañeros que nos escuchan e incluso que entienden y acuerdan con estos planteos que hacemos, sin embargo quieren tener confianza en que algo puede cambiar. Y nos insisten: “Pero, aunque sea un poco mejor que Macri van a ser”. Algunos, más memoriosos, nos recuerdan: “Pero en 2003 el kirchnerismo hizo que la economía mejorara un poco, salimos del fondo del pozo del desempleo de la crisis de 2001”. Alberto Fernández abona a estos planteos: “Yo sé cómo salir de la crisis, ya tengo experiencia porque estuve al comienzo del gobierno de Néstor”, o “con creatividad vamos a salir, yo sé cómo hacerlo”.
¿Es posible que eso se repita ahora? La respuesta es rotundamente que no. Si la situación del pueblo trabajador mejoró un poco en esos años no se debió a las políticas de Néstor Kirchner o de su jefe de gabinete Alberto Fernández. El “secreto” de por qué se dio es muy sencillo: en diciembre 2001, fruto de la rebelión popular del Argentinazo, se había dejado de pagar la deuda externa. Y esa cesación de pagos se mantuvo hasta 2005. ¡Por eso hubo superávit fiscal, plata para los planes sociales y la economía empezó a reactivarse un poco! Y justamente cuando Kirchner, y su ministro de Economía de entonces (Roberto Lavagna) comenzaron a pagar la deuda (con el primer canje con los acreedores privados y con el pago en efectivo y por adelantado de la deuda con el FMI) volvieron los problemas, la inflación se empezó a comer los salarios, otra vez hubo déficit fiscal y de nuevo se empezaron a ajustar la salud y la educación para así “ahorrar” para pagar los vencimientos de deuda.
Hoy no estamos en la situación de 2003. Justamente porque se está cumpliendo con todos los pagos de deuda. Más aún: en los próximos tres años vencen 150.000 millones, impagables desde todo punto de vista. Y porque se tiene un acuerdo vigente y firmado con el FMI que, para cumplirlo, exige un ajuste feroz. La fórmula Fernández-Fernández no va a poder hacer absolutamente nada a favor de los trabajadores si siguen con el Fondo y pagando la deuda. Esa es la cruda realidad. “Pero con los Kirchner yo me compré el split y ahora ni siquiera lo puedo prender por lo que cuesta la luz”, nos puede plantear algún trabajador, aun dudando después de que le explicamos todo esto. Lamentablemente, le respondemos, si gana el peronismo kirchnerista tampoco lo va a poder encender, ya ratificaron que no habrá marcha atrás con los tarifazos. Ni tampoco mejorará su salario, ni tampoco tendrá un nuevo trabajo si está desempleado. Y la escuela pública de sus hijos se seguirá cayendo a pedazos y los hospitales continuarán sin recursos.
Esa es la realidad. Todo, hasta el último centavo, ya está hipotecado para el FMI y los buitres de la deuda. “Pero eso es culpa de Macri”, nos responde indignado un vecino. Sí, sin duda, pero Alberto Fernández y Cristina plantean pagarlo ahora. “Somos pagadores seriales”, llegó a decir Cristina cuando era presidenta, y lo repitió recientemente en su libro.
Alberto Fernández ya abre de vez en cuando el paraguas: “La situación es difícil”, “no podremos hacer todo de golpe”. Ni apurado ni despacio. Con el FMI y pagando la deuda van a terminar como Tsipras y Syriza en Grecia siendo los ejecutores del nuevo ajuste.
Por eso insistimos con cada compañero: entendemos que quieran tener esperanzas y que odien a Macri y se obsesionen para sacárselo rápido de encima. Pero, respetuosamente, les pedimos que reflexionen: no voten a un nuevo verdugo. De nada servirá un voto “contra Macri” si luego es usado para justificar más ajuste. No caigamos otra vez en la trampa del “voto castigo”. Votemos a los que dicen la verdad y plantean la única salida viable: romper con el FMI y dejar de pagar la deuda para poner toda esa plata al servicio de que haya salarios dignos, trabajo, educación y vivienda para todos. Aportemos a la construcción de una nueva alternativa política, fortalezcamos un programa que priorice de verdad las reales necesidades populares. Juguémonos para que se haga más fuerte el planteo de que gobiernen los que nunca lo hicieron, los trabajadores y la izquierda. Votemos al Frente de Izquierda-Unidad para así estar más fuertes para enfrentar los ajustes que se vienen.