¿A quién beneficia la devaluación que propone Alberto Fernández?
Escribe José Castillo, candidato a Diputado Nacional CABA
“Necesitamos un dólar alto. Siempre lo creí. Tenemos la certeza que un dólar subvaluado nos condena al peor escenario. Con este dólar subvaluado no vamos a conseguir dólares para producir”. Son palabras del propio Alberto Fernández en un reportaje con el periodista Roberto Navarro.
Fernández propone la devaluación como si eso fuera a beneficiar a los trabajadores. Falso: lo que generará es una mayor inflación y, como consecuencia, un deterioro superior de los salarios y las jubilaciones. Habrá ganadores, por supuesto: los monopolios exportadores, que recibirán más pesos por igual cantidad de dólares y a los que encima se les promete eliminar las retenciones (así lo aseguró Guillermo Nielsen, El Cronista, lunes 29/7). Y, por supuesto, será un gran premio para todos los especuladores que, “avisados” de la devaluación, se empezarán a pasar al dólar luego de hacer sus diferencias con las tasas en pesos, con una super-ganancia final incomparablemente más alta que la obtendrían en cualquier otro país del mundo.
Alberto Fernández se explayó incluso sobre cómo sería esa devaluación. El mecanismo consistiría en no renovar las Leliqs a medida que vayan venciendo, por lo que todo ese dinero, en manos de los bancos irían indefectiblemente al dólar, provocando la suba de su precio. Maliciosamente el macrismo propagandizó esto como que un futuro gobierno del Frente de Todos iba a “defaltear” las Leliqs, lo que fue inmediatamente desmentido por los economistas del peronismo kirchnerista. Demostrando con esto, una vez más, que sienten “horror” por la mera mención de dejar de pagar aunque sea una pequeña parte del endeudamiento.
El planteo de Alberto Fernández puso al desnudo la opción de hierro: si se bajan los intereses de las Leliqs (hoy en el astronómico valor de 60%) o no se las renueva, los bancos llevan todo eso al dólar y provocan una feroz devaluación. Si se mantienen las Leliqs como están, las tasas de interés por las nubes revientan a los endeudados y hacen imposible cualquier crédito o reactivación de la economía. En ambos casos, los ganadores son los bancos y los especuladores financieros. La única salida a este laberinto es justamente la que nunca mencionarían ni Macri ni Alberto y Cristina y sólo está en el programa del Frente de Izquierda: la necesidad de nacionalizar la banca y el comercio exterior, para así terminar con la bicicleta financiera y la fuga de capitales, proteger al pequeño ahorrista, volcar todo ese dinero a dar crédito barato para el consumo popular y que las divisas no queden en manos de los monopolios exportadores o los especuladores financieros.
Alberto Fernández quiere hacernos creer que una devaluación generará las divisas que el país necesita, porque aumentaría las exportaciones. Como muestra basta un botón: en los primeros seis meses de 2019, tras una devaluación mayor al 100% y con una cosecha record, el superávit de balanza comercial (exportaciones menos importaciones) alcanzó apenas a 6.000 millones de dólares. ¡El agujero a cubrir por los pagos de deuda de los próximos cuatro años es de 150.000 millones! Inalcanzable por donde se lo mire. Por eso insistimos: ninguna salida es viable sin suspender inmediatamente los pagos de deuda. Una vez más: sólo lo propone el Frente de Izquierda Unidad.