Macri y la “gobernabilidad” del Frente de Todos
La marcha convocada desde Madrid por el actor de la UCR-Cambiemos, Luis Brandoni, fue usada por Macri para intentar ilusionar a sus seguidores de que puede acortar distancia en las elecciones de octubre. Pero los resultados de las PASO son irreversibles. Millones ya votaron para sacarse de encima a este gobierno. Y cada día que pasa es un infierno mayor para el pueblo trabajador.
Vino una nueva misión del FMI, el gran responsable junto a Macri de semejante desastre económico-social. El gobierno le volvió a rendir pleitesía, como si viviéramos en la época de la colonia donde el Rey-FMI manda y el Virrey Macri obedece. El FMI viene a inspeccionar si dan las cuentas que exige para que se cumpla con su ajuste. Pero todas las cuentas dan mal, por los cuatro costados. Y, lo realmente importante, dan mal para el pueblo trabajador.
La inflación de los próximos dos meses será del 15% como rebote de la tremenda devaluación del 27%. El salario mínimo vital y móvil y la jubilación mínima están en 12.500 y 11.500 pesos respectivamente, más abajo que la canasta de indigencia, que ascendió a 15.000 pesos. Los trabajadores de Ate Indec dicen que una familia tipo necesita 48.000 pesos para cubrir mínimamente los gastos de subsistencia. El país sigue en recesión, mientras crece sideralmente el endeudamiento externo.
Precisamente, todos estos males ocurren a pesar de que el FMI “prestó” 57.000 millones de dólares. ¿En qué se fue esa plata? En financiar la fuga de capitales, garantizar las ganancias de los capitalistas y bancos que trafican con el dólar y en pagar vencimientos de la deuda externa. Nada para salario, trabajo o un plan de viviendas para reactivar la economía y el consumo.
El manotazo de ahogado de un bono compensatorio, eliminar el IVA de algunos productos básicos o la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, son solo paliativos para evitar que el voto castigo electoral crezca y la bronca se transforme en lucha. “Son dos gotas de agua para intentar apagar el Amazonas”, decía un jubilado.
A tal punto es el desbarranque que el FMI llegó a plantear en su reunión con Alberto Fernández que había un problema: no tenía claridad si debía negociar con el gobierno actual o con el que lo sucedería (refiriéndose a Alberto Fernández) y llegó a trascender que insinuó si se podría pensar en un adelanto de las elecciones. Este trascendido levantó tal polvareda que obligó a los propios funcionarios del Fondo a sacar un comunicado casi en la medianoche del día de la reunión “desmintiendo” tal planteo. El problema de fondo es que Macri perdió por paliza y tiene que aguantar hasta diciembre, una eternidad ante la mayor inestabilidad por la crisis económica, política y social.
Si Macri ha llegado hasta acá y puede aplicar el nuevo mazazo del ajuste devaluatorio es porque en todos estos años contó con la complicidad de la burocracia sindical y de los gobernadores peronistas. Es la misma “gobernabilidad” que ahora le siguen garantizando Daer de la CGT (diciendo que “no están ni en estudio” un paro general) y el público acompañamiento de Alberto Fernández. El candidato que va a ser presidente por el Frente de Todos no ahorra oportunidad para decir que a Macri le tiene que ir bien, “que se haga cargo y gobierne” y que en un próximo gobierno suyo el acuerdo con el FMI va a seguir en pie y se van a garantizar todos los pagos de la deuda, sin ninguna quita (ver página 5). Alberto Fernández dijo que el dólar estaba bien a 60 pesos, y junto a los gobernadores criticaron hasta las medidas insuficientes de Macri.
Los gobernadores peronistas fueron a la justicia porque Macri bajó algunos puntos el IVA y el impuesto al salario y eso les afecta la coparticipación, y porque frenó por unos meses el aumento de los combustibles (aunque inmediatamente empezó a negociar como compensarlas), con lo que las provincias petroleras cobrarán menos regalías ¡Son más papistas que el Papa! Prefieren ajustar a mansalva, como el gobernador Arcioni peronista, que no le paga el sueldo a los estatales en Chubut, en vez de tomar alguna medida contra las petroleras, Aluar, las pesqueras y multinacionales de su provincia.
La frutilla del postre fue la ya citada reunión de Alberto Fernández, Nielsen y su equipo económico con el Fondo Monetario. Dijo que está de acuerdo con los “objetivos” del FMI (esencialmente el déficit fiscal, es decir, el ajuste), tratando de tapar la reforma laboral y jubilatoria que se viene, gobierne quien gobierne. Y ratificó ante el Fondo Monetario y los empresarios en el simposio organizado por Clarín que va a pagar sí o sí la deuda contraída por Macri aunque, como él mismo reconoce, fue para financiar la fuga de capitales. Una nueva muestra a los “mercados” (es decir a los bancos, multinacionales y al imperialismo) de que el próximo gobierno, más que una nueva ilusión de cambio favorable para los trabajadores, gobernará para los de arriba aplicando un nuevo ajuste.
Hay tres tareas claves para los próximos días. Primero, llamar a enfrentar el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores. Mientras Macri ajusta, la CGT traiciona y Alberto Fernández sigue haciendo guiños al FMI, los estatales, docentes y judiciales de Chubut siguen en su plan de lucha por el pago de los salarios que les niega el gobernador peronista Arcioni. El sindicalismo combativo y la izquierda se movilizaron el 22 de agosto y lo harán este viernes 30 ante la reunión del Consejo del Salario reclamando un aumento salarial y jubilatorio al valor de la canasta familiar, entre otras medidas de emergencia. Denunciando la tregua de la CGT y las CTA y exigiendo que llamen a un paro de 36 horas y plan de lucha nacional.
Segundo, seguir postulando al Frente de Izquierda Unidad como una auténtica alternativa política para los trabajadores ante la crisis. En ese sentido, hemos sacado una declaración política señalando una vez más la necesidad de que se desconozca el pacto con el FMI y la plata vaya a salario y a trabajo, no para los pagos de una deuda externa usurera y fraudulenta. Además, plantea la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la reestatización de las privatizadas y un fuerte impuesto a las grandes empresas y los ricos como parte de un plan económico obrero y popular que resuelva las urgentes necesidades obreras y populares. Tercero, hay que seguir insistiendo por esta salida en el proceso electoral de octubre, señalando que solo con lucha y medidas de fondo se podrá salir de semejante catástrofe económica, política y social. Macri ya fue y con Alberto sigue el FMI. Por eso hay que fortalecer con el voto al Frente de Izquierda Unidad para dar estas peleas con más fuerza y afrontar en unidad los próximos desafíos.