Un grito global por el aborto legal
Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial de Buenos Aires y candidata a vicegobernadora.
El 28 de septiembre, se transformó en un verdadero hito internacional de lucha feminista por el aborto legal. En Argentina habrá movilizaciones en las provincias y en la ciudad de Buenos Aires se hará una concentración frente al Congreso para exigir que se apruebe la ley de interrupción voluntaria del embarazo presentada por octava vez.
La fecha surge en conmemoración al 28 de septiembre de 1871, día en que se promulgó en Brasil la “Ley de Libertad de Vientres” por la que hijos e hijas de esclavas nacían libres. Con esa referencia, en el Vº Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1990, se aprobó la declaración de San Bernardo.
En la misma se proclama el 28 de septiembre como día de lucha por el derecho al aborto. Desde entonces se realizan acciones en todo el planeta para visibilizar el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. En nuestro país el aborto es legal por causales. Se puede abortar cuando el embarazo es producto de una violación o cuando está en riesgo la salud o la vida de la mujer. Así está escrito en el Código Penal desde 1921. Sin embargo, muchas veces ni siquiera se cumple con esta ley, porque los gobiernos y las iglesias actúan para que no se cumpla este derecho. Tal es el caso de la provincia de Tucumán, gobernada por el peronista Manzur, amigo de Alberto Fernández, en la que se obliga a las niñas violadas, a parir. Una verdadera tortura.
¿Legalización o despenalización?
Muchas veces se utilizan como sinónimos pero tienen consecuencias distintas. Con la despenalización se lograría que no vayan presas las mujeres que aborten. Pero seguiría siendo una práctica ilegal, que se garantizaría (como ahora) en el circuito clandestino de clínicas privadas, sin garantías y con precios que solo pueden pagar las ricas. Por eso, la demanda del movimiento feminista no es la despenalización sino la legalización del aborto. Así lo planteamos en las movilizaciones y en cada acción que realizamos. Así lo dice también el proyecto de ley de Interrupción voluntaria del embarazo elaborado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y que se presenta al parlamento desde hace más de diez años.
Con la inmensa movilización de la marea verde, en 2018 logramos que se discuta por primera vez en el Congreso. Pero fue rechazado por los senadores y senadoras del PRO, UCR, PJ y kirchneristas que nos dieron la espalda y votaron a favor del aborto clandestino. Contradictoriamente fueron los mismos dirigentes de esos espacios políticos quienes dijeron que había que esperar a que cambie la composición del Senado en 2020 y dejar la calle por las urnas. Una verdadera trampa porque un año después les dicen a las mujeres que voten en las elecciones por los mismos candidatos que se opusieron a nuestro derecho a decidir. Sí, tanto en la lista de Juntos por el Cambio (PRO-UCR-PJ) de Macri, como en el Frente de Todos (PJ-K) de Fernández, están los representantes de los anti derechos celestes.
Desde el Frente de IzquierdaUnidad no tenemos doble discurso, ni dejamos librado a la conciencia individual de cada candidato o candidata la posición sobre el aborto. Nuestro programa sostiene “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. El derecho a decidir de las mujeres y de las personas con capacidad de gestar es personal, se debe respetar y ser garantizado. No puede ser obstaculizado por ningún gobierno, ni ninguna institución reaccionaria como la iglesia católica. Tampoco se puede esperar más, las muertes por abortos clandestinos continúan. El momento de legalizar es ahora. Sigamos movilizadas luchando por el aborto legal, seguro y gratuito y por la inmediata separación de la iglesia del estado. El próximo 28S que se sienta el grito global por el aborto legal.
El mapa global del aborto
Escribe Malena Lenta, candidata a legisladora por la Ciudad de Buenos Aires
A diferencia de lo que suelen plantear los sectores fundamentalistas religiosos, la mayoría de las mujeres en edad reproductiva viven en países en donde el aborto está permitido ampliamente. Con excepción de Estados Unidos, Nicaragua y Polonia en donde los gobiernos han dictado medidas restrictivas, en los últimos 25 años en la mayoría de los países del mundo las luchas feministas lograron arrancar conquistas importantes en favor de la legalización de este derecho, tal como se presentó en la conferencia Women Deliver 2019 realizada en septiembre en Vancouver. Pero todavía falta mucho.
El mapa mundial del aborto señala que el 5 % de las mujeres del mundo (90 millones) vive en países en los que está prohibido el derecho a la interrupción del embarazo, incluso cuando corre riesgo la vida de la mujer. Son 29 países, varios de ellos en Centroamérica y presentan situaciones de extrema pobreza que exacerban el riesgo de vida de las mujeres, como en El Salvador, Honduras, Nicaragua, Jamaica, Haití y República Dominicana. En estos países la situación es terrible para las mujeres que sufren incluso abortos espontáneos y terminan encarceladas y condenadas a penas de prisión de más de 30 años, como es el caso de Evelyn, la joven salvadoreña que está peleando por su libertad efectiva. En Honduras hay 42 presas por esa causa.
El 22 por ciento de las mujeres (359 millones de mujeres en edad fértil) viven en países donde solo está permitido el aborto cuando es para salvar la vida de la mujer. En total son 39 países. Mientras que el 14 por ciento de mujeres (237 millones) habita en donde es legal el aborto cuando corre riesgo la salud de la mujer. Son 56 países, entre ellos Argentina. Y el 23 por ciento de las mujeres (386 millones), vive donde se puede abortar por razones sociales y económicas (14 países). Finalmente, el 36 por ciento de las mujeres, el mayor porcentaje (590 millones), vive en territorios en donde es legal la interrupción voluntaria del embarazo. Se trata de 67 países, la amplia mayoría en Europa.