Líbano: una victoria de las masas
Declaración de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI)
31 de octubre de 2019
El 17 de octubre, en Líbano, las masas empezaron una insurrección contra el plan de austeridad que el gobierno puso en marcha en colaboración con el FMI para buscar una salida a la grave crisis económica que vive el país. La revuelta, que empezó contra la aplicación de un impuesto a las llamadas de voz por celular, luego de la intervención brutal del gobierno contra las movilizaciones tomó un carácter contra el régimen. El pueblo libanés que llenó las plazas con demandas económicas y sociales puso en foco los partidos del régimen y sus representantes corruptos que controlan una buena parte de la riqueza del país.
Líbano está protagonizando las movilizaciones más masivas de su historia. En ciudades más grandes como Beirut, Trípoli, Nabatiya, Sur y Zouk que componen una buena parte del territorio nacional, más de dos millones de personas salieron a la calle gritando “El pueblo quiere que se vaya el régimen”.
En la primera semana de la rebelión el gobierno intentó parar las movilizaciones con represión, pero no lo logró. Luego quiso tranquilizar las masas con un nuevo paquete de reformas. Sin embargo, la gente no se conformó con pequeñas concesiones del gobierno del primer ministro Saad Hariri y siguió con su lucha contra el régimen corrupto, clientelista y contra el gobierno pro FMI y pro imperialista.
Como consecuencia de esta lucha heroica del pueblo libanés, el 29 de octubre Saad Hariri se vio obligado a dimitir. Esto hecho es una victoria del pueblo trabajador de Líbano. Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores -Cuarta Internacional (UIT-CI) saludamos este triunfo de las masas libaneses.
La defensa de este triunfo y la perspectiva de avance, dependerá de la firmeza en la lucha de los trabajadores, los jóvenes y las mujeres libanesas. Las masas, que derribaron al gobierno continúan su movilización sin vaciar las plazas, con la voluntad de acabar con la corrupción y el sectarismo religioso del régimen, contra la ruina que la crisis económica causó, y para la realización de sus demandas democráticas y sociales.
Uno de los éxitos de esta rebelión ha sido su carácter unificador del pueblo libanés. Empezó de manera espontánea con la participación de los desempleados, los trabajadores, los jóvenes y las mujeres, y luego arrastró las clases medias a la calle. El régimen político es confesional: el poder está dividido entre partidos burgueses cristianos maronitas ortodoxos, musulmanes sunnitas y shiitas (Hezbollah), construido después de la guerra civil 1975-90 . EL régimen siempre sacó provecho de este carácter religioso para dividir las movilizaciones del pueblo libanés. Pero la movilización actual derribó el muro de miedo y empezó a sacudir las bases del régimen.
Mientras tanto, la burguesía libanesa y los políticos del régimen siguen con sus intrigas para dividir las luchas para poder salvaguardar el régimen. La organización Hezbollah que evidenció su carácter contrarrevolucionario una vez más durante la revolución siria, atacó a las movilizaciones del día de 29 de octubre con el argumento de que “la dimisión de Hariri podía arrastrar el país a un caos”. Aunque las masas libanesas pudieron repeler esta agresión, no hay que minimizar la posibilidad de repetición de provocaciones similares contrarrevolucionarias. Ya fuimos testigo muchas veces de estas acciones desde el 2011 durante los procesos revolucionarios en el Medio Oriente y en el Norte de África.
Nosotros estamos al lado de la lucha del pueblo trabajador de Líbano contra todas las intervenciones de las fuerzas del régimen, de las corrientes que actúan contra la revolución, como Hezbollah, de los países de la zona y del imperialismo
Las masas populares libaneses iniciaron espontáneamente una lucha que acabó cuestionando el sistema capitalista, la desigualdad que él crea y al régimen que lo sostiene. Las movilizaciones que se extienden a casi todo el país aún no han podido construir una dirección que las unifique. Sin embargo, en buena parte de las ciudades han surgido espontáneamente grupos que llaman la gente a la calle y que administran la logística de las movilizaciones. Es muy importante que estos organismos se extiendan aún más y se centralicen para coordinar las luchas y construir las auto organizaciones del pueblo trabajador libanés.
En la construcción de esta coordinación y auto organización habrá que desarrollar un programa de medidas urgentes a partir de las demandas democráticas, económicas y sociales levantadas por el pueblo libanés contra el régimen corrupto y sectario, y contra la crisis económica capitalista. Las organizaciones de clase, los sindicatos, los socialistas y las organizaciones de las mujeres y de los jóvenes en lucha tienen una gran oportunidad de construir una alternativa de poder de los trabajadores y el pueblo que puede posibilitar la ruptura con el sistema capitalista y del imperialismo. La construcción de tal alternativa va a ayudar sin duda a las luchas similares de las masas desde el Medio Oriente y Norte de África hasta América latina.
Desde la UIT-CI llamamos a los luchadores del mundo a apoyar y a solidarizarse con la lucha del pueblo trabajador libanés.