Chile: Las mujeres en pie de lucha
Escribe Mercedes De Mendietta, legisladora porteña electa Izquierda Socialista/FIT
“Las mujeres siempre hemos vivido en toque de queda”. Es la expresión de miles de mujeres y disidencias que salen a las calles a enfrentar el gobierno ultrareaccionario, machista y misógino de Piñera. En las movilizaciones en todo el país, en las barricadas y en los enfrentamientos contra los pacos, en las asambleas barriales y en los cacerolazos, la presencia de las mujeres se hace notar, con la fuerza de la lucha revolucionaria en curso. Hay que destacar el heroico papel de la juventud y las secundarias que han sido motor de este proceso a través de la evasión al metro. Es que las chilenas tienen mucho para decir en esta revolución y ya no se callan más contra “el modelo chileno” que tiene especial cizaña contra ellas, sometiéndolas a las peores condiciones de vida.
En Chile el movimiento feminista viene desde hace varios años en ascenso, y ha pegado un salto desde el mayo feminista de 2018, con la rebelión contra todo tipo de violencia de género en las casas de estudio y por una educación no sexista. Es por esto que la fuerza de las mujeres ha tomado un gran protagonismo en la lucha del pueblo chileno para que Piñera caiga y contra el sistema capitalista patriarcal de saqueo de empresarios y multinacionales, que hoy está siendo cuestionado por la juventud, las y los trabajadores y demás sectores populares bajo la consigna: “no son 30 pesos, son 30 años”.
Ante la fuerza de las mujeres en las calles, la represión de los pacos y milicos ha mostrado su cara patriarcal. A los asesinatos, torturas y desapariciones se han sumado las repudiables violaciones y abusos sexuales, que buscan regimentar los cuerpos de las que luchan. Entre ellos, destacamos el caso de “la mimo” Daniela Carrasco, activista feminista de 36 años, que fue vista por última vez detenida por los pacos durante el toque de queda y que apareció colgada en una reja en el sur de Santiago. Ante la creciente violación de derechos humanos el último viernes se realizó una multitudinaria marcha del silencio, dónde miles de mujeres asistieron vestidas de luto con flores blancas y las manos en alto, para denunciar la represión, las violaciones y las desapariciones.
La lucha del pueblo chileno lleva más de 17 días de movilizaciones ininterrumpidas contra un modelo de hambre, saqueo y miseria que afecta principalmente a las mujeres y las somete a mayor precarización y empobrecimiento. La privatización del sistema de salud y educativo afecta principalmente a las mujeres, sobre quienes recaen la mayor cantidad de tareas reproductivas y de cuidado. Las AFP (sistema privado de jubilaciones) las someten a peores pensiones, obligando a muchas a seguir trabajando luego de jubilarse. Entre las jóvenes, la necesidad de tener ingresos para poder pagar los CAE (créditos para acceder a la educación universitaria) las lleva a tomar trabajos precarios, con salarios de miseria y pagas por día. Más del 50% de las chilenas perciben ingresos por debajo del salario mínimo y la brecha salarial de género llego al 27,2%.
Asimismo, en las asambleas barriales y feministas las mujeres son parte activa de la organización. Se discute como continuar el plan de lucha para que caiga Piñera, y se abren los debates sobre como se incorporan las demandas específicas de las mujeres y disidencias, como el aborto legal, la necesidad de un plan para combatir la violencia de género, los protocolos y la pelea por terminar con la brecha salarial de género. Las mujeres y disidencias, ya no se callan más, el toque de queda terminó y la lucha continua contra el sistema capitalista y patriarcal.