Vergonzosas declaraciones de la burocracia sindical: ¿Hay que “tener confianza” en el pacto social?
Escribe José Castillo
Esta semana se reunirá el plenario de secretarios generales de la CGT. ¿Será acaso para reclamar un aumento salarial de emergencia ante la serie de nuevas subas de precios desatadas en estos días? Nada de eso. Por el contrario, su único objetivo será mostrar su alineamiento con el presidente electo Alberto Fernández. Tanto es así que Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT y el principal vocero sindical del presidente electo, ya aclaró que no se permitirá la palabra a nadie en dicho plenario, ya que sólo se realizará para escuchar el discurso de Fernández.
Mientras tanto, lo que abundan son las declaraciones de distintos burócratas sindicales “explicando” que no hay que pedir recomposiciones salariales inmediatas. El que debutó en esto fue Hugo Yasky, líder de una de las CTA, en proceso de unión con la CGT, que afirmó que “el congelamiento de precios y salarios es algo absolutamente lógico y razonable”. Peor aún, dio un paso más allá, al pronunciarse a favor de que se abra la discusión sobre una eventual flexibilización laboral, bajo la excusa de que “hay nuevas formas de trabajo que no están contempladas en ninguna ley. Son cuestiones que hay que incorporar”.
Yasky no fue el único. El propio Daer lo siguió al decir que “nadie puede pensar que dentro de un mes van a aumentar un 35% los salarios”. Es que ese era el número que se había “deslizado”, casi como excusa frente al desaforado aumento de precios. Rápidamente, Daer salió a desmentirlo, explicando que, a lo sumo, será lo que se negociará para todo 2020, “en cómodas cuotas”. ¡Cuando los propios economistas del establishment están calculando una inflación arriba de 40% para el año próximo! Lo que estaría diciendo el actual secretario general de la CGT es que los trabajadores nos tenemos que resignar a que no se recompondrá todo lo que perdimos este año y, peor aún, que los salarios del año que viene ni siquiera alcanzarán a la inflación proyectada.
Pero hay más. El titular de UPCN, Andrés Rodríguez, acaba de aclarar “no vamos a exigirle a Alberto Fernández un bono navideño ni de fin de año porque la situación es muy difícil”. O sea que, según el burócrata de UPCN, los trabajadores tienen que “ayudar y comprender”, mientras las patronales siguen remarcando y no están dispuestas a resignar un centavo de sus superganancias.
El secretario general de la UOM Antonio Caló aportó lo suyo: “si le dimos una tregua a este gobierno ¿cómo no se la vamos a dar a Alberto Fernández?”. Interesante lo de Caló: reconoce por una parte lo que venimos denunciando desde hace cuatro años: el rol cómplice de la burocracia para dejar pasar el ajuste. Y se planta para lo que viene: ser la pata sindical de un acuerdo social donde, desde el principio, los que perderán seremos los trabajadores. Y podemos seguir con los ejemplos, como los dichos de Roberto Fernández, de la UTA abogando por una nueva devaluación.
Todo esto es un muestrario de que pasará cuando se ponga en marcha el tan promocionado “pacto social”. Se sentarán las patronales, lo bendecirá la Iglesia…y del lado de los trabajadores aparecerán estos dirigentes que ya están entregando cualquier planteo de recomposición de los salarios antes de empezar a discutir. Seguramente habrá algún “aumento de suma fija” para la tribuna, que no cubrirá ni de lejos lo que perdimos y que servirá de excusa para tratar de evitar que en las paritarias del año que viene se discuta nada más. Y se firmará un “congelamiento” que sólo será tal para los salarios, porque, como sucedió tantas otras veces, las patronales empezarán rápidamente a burlarlo.
La conclusión es doble: el pacto social será una trampa mortal para la clase trabajadora y debemos desde ya empezar a denunciarlo, exigiendo en cambio una recomposición real de nuestros salarios para recuperar lo perdido. La otra conclusión es la que venimos planteando desde el sindicalismo combativo y la izquierda desde siempre: con estos dirigentes vendidos no vamos a ninguna parte. Por el contrario, hay que pelear y construir una nueva dirección, democrática y combativa, para la clase trabajadora de nuestro país. J.C.