¿Quién paga los platos rotos de la “transición”?
Están transcurriendo las semanas de la denominada “transición ordenada” hasta el 10 de diciembre. ¿Qué significa? Que si bien Macri perdió, sigue el ajuste y la remarcación de precios. Se está dando lo que decíamos desde la izquierda, de que pateaban los “congelamientos” de los combustibles, tarifas y precios para después de las elecciones y al día posterior todo iba a aumentar. Es lo que está ocurriendo por estos días: subió la carne, los combustibles, las tarifas del agua en la provincia de Buenos Aires, las prepagas y sigue la lista. Lo mismo había pasado el día posterior a las PASO, cuando hubo una devaluación del 30%, lo que significó un nuevo robo de salarios y jubilaciones.
Si los grandes empresarios remarcan los precios y el gobierno autoriza nuevos aumentos, quiere decir que la inflación la generan ellos. Los propios índices del Indec revelan nuevas pérdidas salariales y jubilatorias, porque los precios siguen al valor del dólar y los ingresos populares bajan al compás de los pesos devaluados.
A todo esto, ¿qué hacen Alberto Fernández y las conducciones sindicales que le responden? Dejan que el trabajo sucio lo haga Macri, mientras mutuamente se prestan asesores. A tal punto que Fernández tuvo que decir que los aumentazos no estaban acordados con el actual presidente. “El que gobierna es Macri”, dijo. Lo cierto es que hay un guiño del Frente de Todos, así como cuando Fernández dijo que el dólar tenía que estar a 60 pesos. Por su parte, Daer, Caló y Andrés Rodríguez se dedican a decir que “nada le van a pedir a Fernández cuando asuma”. ¡Pero tampoco están haciendo nada ante los aumentazos de Macri! (ver página 3). Estos burócratas ya se ponen el traje de bombero preparándose para el anuncio del pacto social que prepara Fernández de la mano de la UIA.
Alberto Fernández le ganó las elecciones a Macri beneficiado con un tremendo voto castigo. En la campaña se la pasó denunciando el “caos” del gobierno, con vagas promesas de cómo lo iba a combatir. Es obvio que le resultó sencillo mostrarse más “progre” que Macri. Luego de los comicios visitó a Brian, el pibe discriminado cuando fue autoridad de mesa y viajó a México para simular que sus prioridades internacionales son distintas que las de Macri, como si López Obrador fuera el gran “progresista” latinoamericano, después que hizo el trabajo de policía contra los migrantes centroamericanos que Trump no quería dejar entrar a los Estados Unidos.
De las usinas del Frente de Todos y algunos medios periodísticos hablan que Fernández estaría preparando para cuando asuma anuncios con “buenas noticias”. Millones lo votaron con la expectativa de que “algo cambiará”, esperando algún tipo de reactivación o un importante aumento salarial. Pero nos preguntamos: ¿Alberto Fernández va a recomponer los salarios y jubilaciones para recuperar lo que perdieron en la era Macri? No. ¿Alberto Fernández va a retrotraer los tremendos tarifazos de Macri? Ha dicho que no. ¿El Frente de Todos va a poner fin al saqueo de las privatizadas que en Argentina y como lo demuestra Chile han hecho estragos contra el pueblo trabajador? No. ¿Va a prohibir los despidos o reincorporar a los miles de cesanteados en estos años? No. Y otra pregunta más: ¿Cómo va a hacer entonces para “poner plata en el bolsillo de la gente” si va a reconocer el pacto con el FMI y pagar una deuda usurera y fraudulenta?
Esto no se arregla con medidas cosméticas sino con medidas de fondo. Miremos las cifras. Mientras el propio gobierno dice que los dólares solo alcanzan hasta diciembre y las reservas del Central están exhaustas, se tienen que pagar 30.000 millones de dólares en los primeros seis meses del año que viene y 150.000 millones hasta 2022. No hay plata para eso. El Frente de Todos dice que va a “renegociar” la deuda y que eso le va a permitir crecer. Pero si bien el FMI puede estirar algunos vencimientos, lo hará a cambio de un mayor ajuste y las reformas laborales y previsional.
No es cierto que hay espacio para una política “nacional y popular”, como promete Fernández, y a su vez cumplir con los usureros internacionales. Lo dejó claro en estos días el Secretario del Tesoro de Estados Unidos cuando habló con Alberto Fernández y le dijo: “Argentina tiene un compromiso con el FMI. Nuestra expectativa es que este gobierno cumpla con ese compromiso”. Al día siguiente fue el propio Donald Trump quien llamó a Fernández. El presidente electo dio su versión de la charla en un twitter: “Recibí el llamado de @realDonaldTrump que me comunicó que instruyó al FMI para que trabajemos juntos para resolver el problema de nuestra deuda.” La deuda es el tema candente de la vida nacional como lo venimos señalando desde la izquierda. Una vez más decimos que si Fernández va a cumplir con el FMI, más temprano que tarde deberá profundizar el ajuste.
Más allá de estos debates y cómo se haya votado el 27 de octubre, llamamos a los trabajadores a enfrentar los incrementos de precios en curso. Que haya un aumento salarial y jubilatorio de emergencia. Que se reabran las paritarias. Exigimos plata para salario y trabajo, no para la deuda. Denunciando la complicidad de los dirigentes sindicales. Apoyando las luchas en curso, como la de los docentes y estatales de Chubut, los trabajadores de la multinacional Kimberly Clark contra los despidos y el paro de los docentes de Capital, entre otras, porque la crisis la tienen que pagar los capitalistas y el FMI, no los trabajadores.