La deuda es con el pueblo
Editorial
Un reconocido conductor televisivo dijo hace unos días que iba a tener que invitar a algún extranjero para que hable sobre Argentina, porque acá solo se opina de Bolivia y Chile. Su comentario refleja dos cosas. Primero, que está muy bien que en nuestro país se repudie al golpismo en Bolivia y se apoye solidariamente a la heroica rebelión del pueblo chileno contra el ajustador y represivo Piñera. Es lo que viene haciendo el Frente de Izquierda en cada acto, marcha o programa televisivo que haya. Segundo, que no es cierto que de Argentina no se hable porque no pasa nada, sino porque en esta transición pactada entre Macri y el Frente de Todos -entre un gobierno que se va y el otro que aún no asumió- quieren mostrar que todo “está tranquilo”, mientras el ajuste, los despidos y los aumentos de los precios no dan tregua. Realidad que tanto el gobierno de Cambiemos como el Frente de Todos intentan usar en beneficio propio.
El ministro de Economía, Hernán Lacunza, dijo que Macri está entregando una Argentina que no está del todo mal. “Hay más gente con frío pero tenés más agua caliente en el termotanque”, graficó. Por el lado de Alberto Fernández, están preparando la campaña para cuando asuma el 10 de diciembre diciendo “mirá con qué nos encontramos”, “todo está peor de lo imaginado”, las soluciones no van a llegar. En el medio, millones de trabajadores, jubilados y beneficiarios de planes sociales ven disminuir sus ingresos, mientras Daer de la CGT y la UIA se pusieron de acuerdo en que ni si quiera va a haber un bono de fin de año para trabajadores o jubilados.
Más allá de los discursos de ocasión, el tema recurrente vuelve a ser la deuda externa, en el que insistió nuestro partido y el Frente de Izquierda en la campaña electoral.
El ministro de Economía acaba de reconocer que “el 80% de los 44.000 millones de dólares que prestó el FMI se utilizó para pagar deuda en dólares y el 15% deuda en pesos” (Clarín, 26/11). Es decir, ni un dólar entró para aumentar salarios o jubilaciones o construir alguna vivienda popular. Una estafa sideral. ¿Por qué entonces el pueblo trabajador tendrá que pagar con más ajuste una deuda que no contrajo? La deuda es la mayor cifra que se va en cada presupuesto (nacional o provincial) en desmedro del salario, las jubilaciones, hospitales y escuelas.
A todo esto, el FMI cambió al Jefe de la Misión para nuestro país. Reemplazó a Roberto Cardarelli (el que se reunió con bizcochitos de por medio con Kicillof) por el economista venezolano Luis Cubeddu, quien lleva 23 años en el organismo, estuvo diseñando los ajustes en Grecia e Indonesia y fue representante del FMI en Argentina entre 2002 y 2004. Le lavan la cara a un organismo imperialista y expoliador para encarar la renegociación de la deuda con el próximo gobierno. Renegociación en la que el FMI va a simular que es “bueno” (porque dialoga y podría estirar los vencimientos) y el gobierno va a aprovechar para decir que eso le va a permitir crecer para después poder pagar. Una renegociación que va a incluir nuevos condicionamientos y más ajuste. “No va a haber magia”, repite Fernández. Por eso cualquier anuncio de “ponerle plata en el bolsillo a la gente” -como prometió el Frente de Todos en campaña- será guardado bajo siete llaves. Porque si se cumple con el FMI y se paga la deuda no habrá salario, trabajo, ni se va a reactivar la economía. Solo habrá anuncios rimbombantes para encubrir que la política central del próximo gobierno será “honrar los pagos”, como se hizo en los doce años del gobierno peronista-kirchnerista anterior. Y que se van a recomponer las ganancias de las patronales. “Queremos que obtengan ganancias en Argentina”, le remarcó Alberto Fernández a los directivos de Carrefour esta semana.
El devaneo periodístico sobre los posibles nombres del futuro gabinete no debe preocuparle al pueblo trabajador, ya que lo importante no serán los hombres o mujeres del gobierno que viene, sino adónde apuntará la economía, si a cumplir con la deuda (como dice Fernández) o con el pueblo trabajador (como peleamos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda junto al sindicalismo combativo).
Llamamos a seguir luchando para que se deje de pagar esa deuda usurera y romper con los dictados económicos y políticos del FMI, volcando los fondos y la enorme riqueza nacional que genera el pueblo trabajador para saldar la deuda social con millones de necesitados, combatiendo el hambre, la pobreza, la desocupación y los salarios y jubilaciones de miseria.