Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial por Buenos Aires Izquierda Socialista/FIT Unidad  

Cual rockstar, los medios entrevistaron a Fernando Tablado cuando salía de la cárcel en la que se encontraba preso desde 1996. Tablado cumplía la condena por haber asesinado a su novia Carolina de 113 puñaladas en la localidad de Tigre. El fallo de la justicia, por entonces, habló de “homicidio simple” sin lugar a la querella que había solicitado perpetua ya que el femicida había actuado con ensañamiento y alevosía. Hoy la familia de la víctima está muy preocupada, al igual que la mamá de las dos hijas de Tablado, a quien amenazó estando en la cárcel.

El caso paradigmático despertó todo tipo de debates en torno al rol que cumple actualmente la justicia patriarcal. Si bien en 1996 no existía la figura legal del “femicidio”, es importante resaltar que a lo largo de estos años de lucha, sí se logró llamar a quienes asesinan a mujeres por el solo hecho de ser mujeres, “femicidas”. Sin dudas, el movimiento feminista que no ha abandonado las calles y que dio un salto cualitativo en 2015 con las movilizaciones por #NiUnaMenos es el motor fundamental de estos cambios. Recordemos que no hace tanto, se empezaron a popularizar las palabras como femicidios o travesticidios que permiten nombrar las cosas por su nombre: la forma más extrema en la que se manifiesta la violencia de género.

Sin embargo, y a pesar del alto grado de movilización actual, la falta de políticas públicas hace que los femicidios se sigan contando de a uno por día. El 1° de marzo se dieron a conocer los datos del observatorio “Ahora que sí nos ven”, que dice que en los primeros 60 días del año hubo 63 femicidios. Una parte importante de las mujeres asesinadas ya habían hecho una denuncia previa.
Desde Isadora insistimos en señalar la responsabilidad de los gobiernos frente a la situación de violencia que vivimos las mujeres y las identidades disidentes. Es inadmisible que del total del presupuesto se destinen solo 11 pesos por mujer por año para combatir la violencia de género, mientras que se destinan millones de dólares al FMI. Una vez más nos movilizamos, en el marco de la jornada mundial de lucha por nuestros derechos para exigir presupuesto para combatir la violencia de género y no para la deuda externa.


Con casi un mes de anticipación la cúpula de la Iglesia católica está preparando una misa en la basílica de Luján para el domingo 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, con un claro objetivo: juntar a sus fieles y manifestarse en contra del derecho al aborto. La misa está convocada con un extraño lema: “Sí a las mujeres, sí a la vida”. En el marco de la jornada mundial de lucha por nuestros derechos, hay que repudiar esta nueva provocación clerical y reforzar nuestras movilizaciones feministas del 8 y el 9M en todo el país.

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial por Buenos Aires Izquierda Socialista/FIT Unidad  

La Iglesia católica es enemiga declarada de las mujeres, travestis, trans, lesbianas, gays, etcétera. Es una institución ultraconservadora que se opuso siempre a todos nuestros derechos y promueve concepciones profundamente reaccionarias en todos los terrenos, particularmente en la educación. Además de ser encubridora de los curas pedófilos, históricamente apoyó todos los golpes de estado en nuestro país. En la última dictadura entregó a militantes sociales para que sean torturados y desaparecidos. Bendijo los vuelos de la muerte y estuvo involucrada en el robo de bebés que nacieron en cautiverio y que fueron apropiados por sus familias amigas.

Las iglesias no solamente se oponen al derecho al aborto. En el 2006 mientras se discutía la sanción de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) hicieron varias manifestaciones callejeras en contra de su aprobación. Sin embargo, puertas adentro del Congreso estuvieron presentes en la redacción final del texto. Con lobby parlamentario y con la venia del gobierno peronista de Néstor Kirchner, introdujeron en el artículo 5° que la ESI se debía dar de acuerdo al “ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”. Con esta simple frase, quedaron amparados en el articulado de la ley para “enseñarles” cualquier cosa a sus estudiantes, como que la homosexualidad es una enfermedad, que las relaciones sexuales solo tienen que tener el fin de la procreación, que no usen preservativos, entre otras barbaridades.

Las iglesias siempre están involucradas en el diseño de las políticas públicas. En especial la Iglesia católica, que en Argentina es financiada directamente por el Estado. De hecho, la semana pasada cuando se votó la reforma de las jubilaciones de privilegio, uno de los regímenes que no se modificó además del de los ex presidentes y cancilleres, fue el de los sacerdotes que continúan con sus jubilaciones de privilegios. Sí, a los obispos se les paga un sueldo aunque no trabajen y jubilaciones de privilegio, que salen del presupuesto nacional con el aporte de toda la ciudadanía, sean creyentes o no. Esto es así por unos decretos que vienen de la última dictadura pero que ningún gobierno posterior (ni peronista ni radical) eliminó.

Por eso, es fundamental no solo repudiar esta nueva provocación de la iglesia católica en nuestro día, sino que tenemos que retomar con fuerza y darle impulso a la campaña por la separación de la iglesia del estado. Vamos a conquistar nuestro derecho a decidir y que las iglesias no se metan. Como lo venimos cantando en cada marcha: saquen sus rosarios de nuestros ovarios.  

El 8 y 9 de marzo se realizarán acciones en todo el país para visibilizar que las mujeres y disidencias somos violentadas por un sistema capitalista y patriarcal que nos condena a ser ciudadanas de segunda. Los crímenes de odio contra mujeres, lesbianas, travestis y trans no cesan. El último dato del observatorio “Ahora que sí nos ven” dice que en los primeros 60 días del año, hubo 63 femicidios. La imposibilidad de decidir sobre el propio cuerpo y sobre nuestro futuro hace que vivamos una vida cargada de violencias, teniendo que interrumpir los embarazos de manera clandestina, sin contar en pleno siglo XXI con una herramienta legal que ya fue conquistada en la mayoría de los países del mundo. Por eso, en las jornadas del 8 y 9M, las calles serán nuestras en reclamo de aborto legal, seguro y gratuito y por el fin de las violencias machistas.

Alberto Fernández anunció en el inicio de sesiones legislativas que enviará un proyecto de ley de interrupción del embarazo distinto al de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Sin embargo, el proyecto de la Campaña que fue presentado por octava vez el año pasado, tiene estado parlamentario y cuenta con la firma de diputados de todos los bloques políticos, inclusive de algunos del Frente de Todos. Además, es el que construimos desde el movimiento feminista, sin lugar para la objeción de conciencia que intentan imponer las iglesias reaccionarias, enemigas de las mujeres y disidencias. Nuestro proyecto establece que el derecho al aborto es un derecho humano que debe ser garantizado en los centros de salud tanto públicos como privados. Desde Isadora decimos que nuestro proyecto está en las calles y lo tenemos que defender con la marea verde, en las movilizaciones por el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Por eso tenemos que ser miles en las calles de todo el país, exigiendo que se apruebe inmediatamente el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto.

A su vez, insistimos en que la deuda es con nosotras y no con el FMI. Por eso, exigimos que se deje de pagar la deuda externa para que toda esa plata que hoy se destina a los especuladores, vaya a salud, educación, vivienda, trabajo y a combatir la violencia de género. El 8 y 9M sumate a las actividades de Isadora y marcha con nosotras en todo el país. 

Mercedes Trimarchi, diputada Izquierda Socialista en el FIT Unidad por la provincia de Buenos Aires y dirigente nacional de la agrupación de mujeres Isadora, señaló: "Que en la asamblea legislativa se hable de la necesidad de legalizar el aborto es un gran triunfo nuestro, de la lucha que desde hace años venimos protagonizando las mujeres. Es la primera vez en la historia que un presidente reconoce que existe el aborto clandestino y que es un problema de salud pública.
Pero, ¿por qué presenta un proyecto distinto del de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto?"

Trimarchi finalizó: "El proyecto de la Campaña es el que construimos desde el movimiento feminista, sin objeción de conciencia, en el que el derecho sea garantizado en los centros de salud públicos y privados, inscripto en el Plan Médico Obligatorio, etc. En fin, pensado como un verdadero derecho humano. Desde Isadora decimos que nuestro proyecto está en las calles. Exigimos que se apruebe inmediatamente el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto."
 
#AbortoLegal2020
#ElProyectoEstá EnLasCalles

Contacto
Mercedes Trimarchi: 1159561007 @mercedestrimar
Facebook: Mercedes Trimarchi
Prensa: 1160540129 @PrensaIzquierda

Estamos próximas a un nuevo 8M y en varias ciudades del mundo ya se están preparando las acciones que una vez más, harán temblar la tierra. Porque somos las más precarizadas, las primeras despedidas, las que cargamos con doble o triple jornada laboral, las que todavía no podemos decidir sobre nuestro cuerpo. Organicemos una gran jornada por nuestros derechos.      

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense de Izquierda Socialista/FIT

Históricamente, el 8M nació como una fecha para unir a las trabajadoras del mundo en su lucha por mejorar las condiciones de vida. Si nos remontamos a su origen, vemos a las obreras textiles de Nueva York que en marzo de 1908 salieron masivamente a las calles a exigir la reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el derecho al voto.

Con el correr del tiempo, hubo una resignificación de la fecha y sobre todo a partir de 1977 cuando la ONU elimina la palabra “trabajadora” del nombre con una clara intención de distorsionarla. Así es que pretendieron transformarla en un día para “halagar” a las mujeres con bombones, descuentos en shopping, productos de belleza, entre otros obsequios.

Pero a pesar de estos intentos, las mujeres y disidencias seguimos organizándonos porque estamos dispuestas a enfrentar los planes de ajuste y austeridad que pretenden descargar sobre nuestras espaldas todos los gobiernos del mundo. Por eso, tenemos un enorme desafío por delante este 8M y es el construir una jornada internacional de lucha: antipatriarcal, anticapitalista, anticlerical y antimperialista.

Los debates en la coordinación del 8M

El 3 de junio de 2015 en nuestro país hubo un antes y un después. La pelea contra las violencias machistas y los femicidios se popularizó a través del #NiUnaMenos. La pelea para que no nos maten por el solo hecho de ser mujeres, pasó a ser una lucha colectiva y mucho más potente, que supo marcar que la responsabilidad política de mantener el índice de un femicidio por día es de los gobiernos. Por eso exigimos políticas públicas con presupuesto.
Otro hito importante fue el 2018. La fuerza de la #MareaVerde copó las calles e instaló que el derecho al aborto es un derecho humano y que se tiene que respetar. Que quienes decidimos interrumpir un embarazo, no somos delincuentes como sostienen los sectores conservadores y eclesiásticos. Que tenemos un proyecto de ley (el de la Campaña) que ganó las calles y que plantea que el aborto voluntario debe ser legal, seguro y gratuito.

Ambos reclamos siguen más vigentes que nunca en 2020. Porque a pesar del alto nivel de movilización que hemos logrado, los gobiernos siguen haciendo oídos sordos a nuestros reclamos. Por ejemplo, del presupuesto nacional se destinan solo once pesos por mujer por año para combatir la violencia de género. Es el mismo presupuesto que dejó Macri en 2019 y que Alberto Fernández continúa. Una miseria si lo comparamos con los millones de dólares que se llevan del país los especuladores y buitres en concepto de pago de intereses de la deuda externa.

Otro tanto pasa con los sectores oscurantistas y conservadores como la iglesia católica y las evangélicas que tienen privilegios (no solo económicos) y deciden sobre la política y rumbo del país. Tanto es así, que Fernández se fue a negociar al Vaticano la salud de las mujeres. Por eso, en vez de apoyar el proyecto de la Campaña nacional por el derecho al aborto que tiene estado parlamentario, manda uno propio, negociado con la iglesia, enemiga histórica de las mujeres.
No debemos dejarnos engañar por el doble discurso del gobierno que crea nuevos ministerios cual espejitos de colores pero que sin presupuesto no van a poder hacer mucho. Desde Isadora e Izquierda Socialista-FIT, este 8M decimos que si la deuda es con nosotras, no hay que pagarle ni un centavo al FMI y desconocer toda la deuda externa porque es ilegítima, inmoral e impagable. Insistimos en que todo ese dineral vaya a salud, educación, vivienda, salario y a combatir la violencia de género. ¡Sumate a las actividades de Isadora y marchá con nosotras en todo el país!

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