Declaración de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores
8M: por una jornada mundial de lucha contra los gobiernos ajustadores y por el derecho a decidir
Una nueva jornada mundial de lucha nos encuentra a las mujeres trabajadoras en las calles. Somos las bolivianas en lucha contra el reaccionario golpe cívico militar de Añez-Camacho. Somos las trabajadoras francesas luchando contra la reforma previsional de Macrón. Somos las ecuatorianas y las portorriqueñas movilizadas contra el ajuste del FMI y sus gobiernos títeres. Somos las argentinas en la calle por el aborto legal. Somos las brasileras reclamando justicia por Marielle Franco y contra las medidas misóginas y ajustadoras del reaccionario gobierno de Bolsonaro. Somos las mexicanas movilizadas contra los femicidios que siguen creciendo de manera alarmante. Somos las peruanas en lucha contra la violencia de género. Somos las trabajadoras panameñas reclamando contra los despidos masivos del gobierno de Cortizo. Somos las mujeres turcas exigiendo basta de criminalización a las luchas feministas. Somos las colombianas luchando contra la persecución y el asesinato de las y los luchadores sociales. Somos las iraquíes y las libanesas en lucha contra el hambre, la represión del gobierno y los ataques del imperialismo yankee. Somos las jóvenes y las indígenas peleando por el medioambiente, por la expulsión de las multinacionales mineras y la destrucción de nuestros territorios y comunidades. Somos las migrantes que reclamamos que ningún ser humano es ilegal y que peleamos por la igualdad de derechos para el acceso al trabajo, a la salud y la educación. Somos la rebelión de las mujeres en esta nueva oleada de luchas feministas que se expresa con fuerza sumando reclamos y enfrentando en la primera línea a los gobiernos capitalistas. Por eso, somos sobre todo las mujeres trabajadoras chilenas que enfrentamos día a día al gobierno reaccionario de Piñera en las calles, resistiendo ante la represión y la tortura que adquiere un carácter doblemente vejatorio al castigarnos con la violencia político-sexual que implica violaciones y todo tipo de torturas sexuales por el hecho de ser mujeres.
Este 8 de marzo, día internacional de luchas feministas para las trabajadoras de todo el mundo desde hace más de 100 años, necesitamos no solo reivindicar la historia de las obreras que murieron quemadas en una fábrica en Nueva York en 1908 en medio de una huelga por aumento de salarios o recordar el legado que la revolucionaria socialista alemana Clara Zetkin nos dejó al proponer nuestra fecha en el congreso internacional feminista de 1910 en Copenaghe y rememorar la heroica lucha de las trabajadoras rusas que en 1917 dieron el puntapié inicial para comenzar la gran Revolución Rusa al movilizarse el 8 de marzo (febrero en su calendario). Si no que necesitamos poner en pie una gran jornada de lucha que logre avanzar en la organización internacional de las trabajadoras de manera independiente de los gobiernos capitalistas y que nos sirva para conquistar todas nuestras demandas.
En este mundo capitalista y patriarcal, las mujeres somos las más oprimidas entre los oprimidos y las más explotadas entre los explotados. Pues no solo somos consideradas ciudadanas de segunda en gran parte del mundo ya que no tenemos ni derecho a manejar o a votar, como en muchos países de Medio Oriente, sino que en todos los países del mundo aun seguimos trabajando una doble jornada no reconocida. En este mundo patriarcal, todas las tareas de limpieza y cuidado doméstico que suelen estar a cargo de las mujeres como si fuera parte de una distribución sexual “natural” de trabajo, no están remuneradas e incluso no se reconocen como trabajo. Pero, además, esta carga de trabajo aparece como argumento de los capitalistas para pagarnos menos ante igual tarea (brecha salarial) y para relegarnos a los trabajos más precarios. Por eso somos las contratadas en los trabajos peor pagos. Con los planes de ajustes de los gobiernos y las reformas jubilatorias, somos las primeras en ser despedidas y seremos las más afectadas con el desguace de los fondos previsionales.
Por eso, en esta nueva jornada de lucha volvemos a exigirles a las centrales sindicales, sindicatos y organizaciones de trabajadoras y trabajadores a que llamen al Paro Internacional feminista como una medida efectiva que implique la huelga de toda la clase obrera por todos nuestros derechos. Necesitamos al conjunto de la clase trabajadora movilizada junto a nosotras contra los feminicidios y los trans travesticidios, contra las muertes por abortos clandestinos que las iglesias se empeñan en sostener para seguir sometiéndonos, contra el gran negocio capitalista de la trata de mujeres, niñas y niños para la explotación sexual, contra la brecha salarial y la discriminación laboral, por la libre circulación de las migrantes y por el acceso a todos los derechos sociales. Vamos contra los planes de ajuste de los gobiernos capitalistas y del imperialismo que quiere seguir pagando las fraudulentas deudas externas al FMI, porque nosotras no vamos a pagar la crisis.
Construyamos una gran jornada mundial de lucha internacionalista, anticapitalista, antipatriarcal y antirracista en el camino por nuestra emancipación.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)
Marzo 2020
Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial por Buenos Aires Izquierda Socialista/FIT Unidad
Cual rockstar, los medios entrevistaron a Fernando Tablado cuando salía de la cárcel en la que se encontraba preso desde 1996. Tablado cumplía la condena por haber asesinado a su novia Carolina de 113 puñaladas en la localidad de Tigre. El fallo de la justicia, por entonces, habló de “homicidio simple” sin lugar a la querella que había solicitado perpetua ya que el femicida había actuado con ensañamiento y alevosía. Hoy la familia de la víctima está muy preocupada, al igual que la mamá de las dos hijas de Tablado, a quien amenazó estando en la cárcel.
El caso paradigmático despertó todo tipo de debates en torno al rol que cumple actualmente la justicia patriarcal. Si bien en 1996 no existía la figura legal del “femicidio”, es importante resaltar que a lo largo de estos años de lucha, sí se logró llamar a quienes asesinan a mujeres por el solo hecho de ser mujeres, “femicidas”. Sin dudas, el movimiento feminista que no ha abandonado las calles y que dio un salto cualitativo en 2015 con las movilizaciones por #NiUnaMenos es el motor fundamental de estos cambios. Recordemos que no hace tanto, se empezaron a popularizar las palabras como femicidios o travesticidios que permiten nombrar las cosas por su nombre: la forma más extrema en la que se manifiesta la violencia de género.
Sin embargo, y a pesar del alto grado de movilización actual, la falta de políticas públicas hace que los femicidios se sigan contando de a uno por día. El 1° de marzo se dieron a conocer los datos del observatorio “Ahora que sí nos ven”, que dice que en los primeros 60 días del año hubo 63 femicidios. Una parte importante de las mujeres asesinadas ya habían hecho una denuncia previa.
Desde Isadora insistimos en señalar la responsabilidad de los gobiernos frente a la situación de violencia que vivimos las mujeres y las identidades disidentes. Es inadmisible que del total del presupuesto se destinen solo 11 pesos por mujer por año para combatir la violencia de género, mientras que se destinan millones de dólares al FMI. Una vez más nos movilizamos, en el marco de la jornada mundial de lucha por nuestros derechos para exigir presupuesto para combatir la violencia de género y no para la deuda externa.
Con casi un mes de anticipación la cúpula de la Iglesia católica está preparando una misa en la basílica de Luján para el domingo 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, con un claro objetivo: juntar a sus fieles y manifestarse en contra del derecho al aborto. La misa está convocada con un extraño lema: “Sí a las mujeres, sí a la vida”. En el marco de la jornada mundial de lucha por nuestros derechos, hay que repudiar esta nueva provocación clerical y reforzar nuestras movilizaciones feministas del 8 y el 9M en todo el país.
Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial por Buenos Aires Izquierda Socialista/FIT Unidad
La Iglesia católica es enemiga declarada de las mujeres, travestis, trans, lesbianas, gays, etcétera. Es una institución ultraconservadora que se opuso siempre a todos nuestros derechos y promueve concepciones profundamente reaccionarias en todos los terrenos, particularmente en la educación. Además de ser encubridora de los curas pedófilos, históricamente apoyó todos los golpes de estado en nuestro país. En la última dictadura entregó a militantes sociales para que sean torturados y desaparecidos. Bendijo los vuelos de la muerte y estuvo involucrada en el robo de bebés que nacieron en cautiverio y que fueron apropiados por sus familias amigas.
Las iglesias no solamente se oponen al derecho al aborto. En el 2006 mientras se discutía la sanción de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) hicieron varias manifestaciones callejeras en contra de su aprobación. Sin embargo, puertas adentro del Congreso estuvieron presentes en la redacción final del texto. Con lobby parlamentario y con la venia del gobierno peronista de Néstor Kirchner, introdujeron en el artículo 5° que la ESI se debía dar de acuerdo al “ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”. Con esta simple frase, quedaron amparados en el articulado de la ley para “enseñarles” cualquier cosa a sus estudiantes, como que la homosexualidad es una enfermedad, que las relaciones sexuales solo tienen que tener el fin de la procreación, que no usen preservativos, entre otras barbaridades.
Las iglesias siempre están involucradas en el diseño de las políticas públicas. En especial la Iglesia católica, que en Argentina es financiada directamente por el Estado. De hecho, la semana pasada cuando se votó la reforma de las jubilaciones de privilegio, uno de los regímenes que no se modificó además del de los ex presidentes y cancilleres, fue el de los sacerdotes que continúan con sus jubilaciones de privilegios. Sí, a los obispos se les paga un sueldo aunque no trabajen y jubilaciones de privilegio, que salen del presupuesto nacional con el aporte de toda la ciudadanía, sean creyentes o no. Esto es así por unos decretos que vienen de la última dictadura pero que ningún gobierno posterior (ni peronista ni radical) eliminó.
Por eso, es fundamental no solo repudiar esta nueva provocación de la iglesia católica en nuestro día, sino que tenemos que retomar con fuerza y darle impulso a la campaña por la separación de la iglesia del estado. Vamos a conquistar nuestro derecho a decidir y que las iglesias no se metan. Como lo venimos cantando en cada marcha: saquen sus rosarios de nuestros ovarios.
El 8 y 9 de marzo se realizarán acciones en todo el país para visibilizar que las mujeres y disidencias somos violentadas por un sistema capitalista y patriarcal que nos condena a ser ciudadanas de segunda. Los crímenes de odio contra mujeres, lesbianas, travestis y trans no cesan. El último dato del observatorio “Ahora que sí nos ven” dice que en los primeros 60 días del año, hubo 63 femicidios. La imposibilidad de decidir sobre el propio cuerpo y sobre nuestro futuro hace que vivamos una vida cargada de violencias, teniendo que interrumpir los embarazos de manera clandestina, sin contar en pleno siglo XXI con una herramienta legal que ya fue conquistada en la mayoría de los países del mundo. Por eso, en las jornadas del 8 y 9M, las calles serán nuestras en reclamo de aborto legal, seguro y gratuito y por el fin de las violencias machistas.
Alberto Fernández anunció en el inicio de sesiones legislativas que enviará un proyecto de ley de interrupción del embarazo distinto al de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Sin embargo, el proyecto de la Campaña que fue presentado por octava vez el año pasado, tiene estado parlamentario y cuenta con la firma de diputados de todos los bloques políticos, inclusive de algunos del Frente de Todos. Además, es el que construimos desde el movimiento feminista, sin lugar para la objeción de conciencia que intentan imponer las iglesias reaccionarias, enemigas de las mujeres y disidencias. Nuestro proyecto establece que el derecho al aborto es un derecho humano que debe ser garantizado en los centros de salud tanto públicos como privados. Desde Isadora decimos que nuestro proyecto está en las calles y lo tenemos que defender con la marea verde, en las movilizaciones por el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Por eso tenemos que ser miles en las calles de todo el país, exigiendo que se apruebe inmediatamente el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto.
A su vez, insistimos en que la deuda es con nosotras y no con el FMI. Por eso, exigimos que se deje de pagar la deuda externa para que toda esa plata que hoy se destina a los especuladores, vaya a salud, educación, vivienda, trabajo y a combatir la violencia de género. El 8 y 9M sumate a las actividades de Isadora y marcha con nosotras en todo el país.
Mercedes Trimarchi, diputada Izquierda Socialista en el FIT Unidad por la provincia de Buenos Aires y dirigente nacional de la agrupación de mujeres Isadora, señaló: "Que en la asamblea legislativa se hable de la necesidad de legalizar el aborto es un gran triunfo nuestro, de la lucha que desde hace años venimos protagonizando las mujeres. Es la primera vez en la historia que un presidente reconoce que existe el aborto clandestino y que es un problema de salud pública.
Pero, ¿por qué presenta un proyecto distinto del de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto?"
Trimarchi finalizó: "El proyecto de la Campaña es el que construimos desde el movimiento feminista, sin objeción de conciencia, en el que el derecho sea garantizado en los centros de salud públicos y privados, inscripto en el Plan Médico Obligatorio, etc. En fin, pensado como un verdadero derecho humano. Desde Isadora decimos que nuestro proyecto está en las calles. Exigimos que se apruebe inmediatamente el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto."
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