Jan 09, 2025 Last Updated 9:08 PM, Jan 8, 2025

En el primer semestre de este año el número de argentinos por debajo de la línea de pobreza creció al 35,4%, lo que representa 15,9 millones de personas. Para fin de año se anticipa que el número ascenderá al 39%. En el conurbano bonaerense el porcentaje de pobres ya es del 39,8%. Mientras sigamos sometidos a la usura del FMI y los banqueros y al saqueo de las multinacionales y sus socios locales, continuaremos hundiéndonos en la miseria.

Escribe Gabriel Massa

Son números aterradores. Más aún si consideramos que vivimos en uno de los países con mayor potencial económico. Familias enteras pierden sus empleos o ven sus salarios consumidos por una inflación voraz que les impide cubrir las necesidades básicas, cuando no son empujadas a la marginalidad y colocadas en situación de calle donde sobreviven de la mendicidad.

Pero la pobreza no se refleja solo en el hambre que sufren importantes sectores. Es parte de nuestra vida cotidiana, la vemos en los ínfimos recursos que se destinan a la educación o a la salud pública, cada vez más abandonadas, con escuelas y hospitales cayéndose a los pedazos y con docentes y profesionales de la salud recibiendo salarios miserables. La pobreza se respira por todos los poros de la sociedad.

No es un problema nuevo. Es el resultado de las políticas económicas aplicadas en nuestro país en las últimas décadas. La principal causa de la pobreza, del atraso y la falta de perspectiva que vivimos los argentinos es producto de la decisión de todos los gobiernos de obedecer a las exigencias del FMI pagando los vencimientos de la fraudulenta deuda externa.

Con Macri, la crisis ha dado un salto impresionante. Que el conurbano bonaerense bajo el gobierno de María Eugenia Vidal esté peor que el resto del país no es ninguna casualidad: ahí se concentra el cierre de fábricas, aumentando el desempleo, al mismo tiempo que los precios de la canasta básica subieron en un año un 58,8 %. Y hay que sumar los brutales aumentos de las tarifas de luz, gas, agua y transporte.

Si Juntos por el Cambio siguiera gobernando todo esto continuará agravándose. ¿Pero qué pasa con los Fernández y sus propuestas para sacarnos de la crisis y superar la pobreza? Han dicho con toda claridad que van a seguir pagando la deuda externa y negociando con el FMI. Que van a seguir impulsando la explotación del petróleo y el gas con las petroleras internacionales en Vaca Muerta y demás yacimientos y de la minería con la Barrick Gold. Reafirmaron que el gran negocio exportador va a seguir siendo el de las sojeras y las aceiteras. Y que para que todo “funcione”, habrá un pacto social entre la CGT-CTA y las empresas, con seis meses sin paritarias.

Con esas propuestas, Alberto y Cristina repiten la misma fórmula de los gobiernos anteriores: seguir pagando la fraudulenta deuda y continuar con el saqueo del país por los banqueros y las multinacionales, lo que terminó en todos los casos aumentando la pobreza y la desigualdad social. En la misma medida que crece la pobreza, aumentan las fortunas acumuladas por unas pocas familias ligadas al sistema financiero, a las multinacionales y a los empresarios amigos del poder. Son ellas las que se apropian y disfrutan de las riquezas producidas por la clase trabajadora.

La única propuesta que puede cambiar la historia es la del Frente de Izquierda Unidad: desconocer y dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI y los usureros; estatizar el sistema financiero y el comercio exterior, los recursos naturales y las principales industrias, bajo control de los trabajadores y usuarios. Con esos recursos, aumentar los salarios y jubilaciones, proveer de alimentos a los comedores populares, aumentar los montos de los planes sociales y desarrollar un gran plan de obras públicas que genere empleo y salarios dignos. Para fortalecer esta propuesta, el 27 de octubre es fundamental el voto al FIT-Unidad.

 

Escribe Anisa Favoretti

En nuestra provincia hablar de cifras récord de pobreza no es novedad. Años tras año Santiago del Estero se encuentra entre las tres primeras que abarcan los conglomerados más pobres, siendo el 44,8% de los santiagueños los que no llegan a obtener los ingresos para superar la línea de la pobreza. Casi uno de cada dos santiagueños es pobre.

Según voceros oficiales del gobierno de Zamora, como el director de estadísticas y censos de la provincia, Federico Scrimini, en 2019 el mantenimiento de los porcentajes en comparación de las estadísticas del mismo periodo del 2018, reflejarían una “buena noticia” y una administración “ejemplar” del gobierno local. Porque la pobreza, teóricamente, no habría crecido más.

Lo cierto es que en Santiago, a la mitad de los trabajadores no les ha hecho falta “caer” en la pobreza porque ya la pobreza es una realidad desde hace décadas para más de 400.000 santiagueños, que además engrosan las cifras de pobreza estructural, es decir que lideran las poblaciones con necesidades básicas insatisfechas que son de carácter intergeneracional y que profundizan una fractura social en donde miles son excluidos.
Algunos ejemplos: el 17,6% de la población vive en hacinamiento, el 16% vive en ranchos, el 35% no accede al agua ni por dentro ni por fuera de la red pública y es alarmante el número de trabajo precario y desempleo disfrazado. Según el Indec ya en 2015 Santiago cubría la tasa de desempleo más alta del NOA y sólo el 46% de las personas mayores de 16 años tiene un trabajo si tomamos en cuenta la población ocupada respecto a la población local.

Entonces: ¿en Santiago se frenó la pobreza mientras el país se cae, como afirman desde la gobernación? ¿o todo el país comienza a parecerse a Santiago, histórico en miseria y pobreza? Nosotros decimos que efectivamente la Argentina camina hacia los tremendos datos económicos y sociales de Santiago del Estero. Una realidad que durante sucesivos gobiernos no se ha solucionado y que ha sido garantizada por décadas del gobierno radical k del entonces mimado de los Kirchner Gerardo Zamora. Y que ahora se plasma como la realidad de todo un país producto del brutal ajuste del FMI.

Escribe Claudio Funes

El senador y candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio Miguel Ángel Pichetto, sacó a relucir toda su xenofobia al relacionar la venta de cocaína y marihuana en las villas con la inmigración. En un nuevo intento de criminalizar la pobreza extrema.

“En una villa de acá, de la 11-14, el otro día había dos colas. Una que manejaba el narcotráfico paraguayo… otros muchachos de afuera del país, vendían cocaína”. […] “La verdad, habría que dinamitar todo, que todo vuele por el aire”, expresó. No es la primera vez que el ex senador kirchnerista hace este tipo de declaraciones. Recordemos que en el año 2014, refiriéndose a los inmigrantes senegaleses dijo “No los veo en la construcción, los veo vender cosas truchas”. Pichetto intenta, con este discurso xenófobo, asegurar los votos de los sectores más recalcitrantes y reaccionarios de la sociedad, la base dura del macrismo. Pichetto busca “copiar” a Bolsonaro. Profundamente repudiable.

Escribe Claudio Funes

La ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich pretende hacernos creer que el brutal ajuste que sufre el pueblo trabajador es producto que la plata se destina a los planes sociales. Así, llegó a afirmar que “la clase media está apretada y los movimientos sociales con toda la plata”. Esconde, tras un planteo reaccionario y gorila, las verdaderas causas del empobrecimiento de nuestro pueblo.

Se estima que algo más de 5.000.000 de personas recibe algún plan. Se llega a esta cifra sumando los distintos programas de ayuda como la Asignación Universal por Hijo (AUH), Progresar, Asignación por Embarazo (Anses), Argentina Trabaja, pensiones no contributivas, etcétera. Se trata de programas que otorgan subsidios de limosna y no resuelven el problema de la pobreza.

Mientras Patricia Bullrich pone foco en esto, como si fuera un “despilfarro”, el macrismo lleva pagados 258 mil millones de dólares en concepto de deuda externa y ésta se incrementó en 150 mil millones de dólares durante su gobierno. Hoy la Argentina debe una suma superior a un PBI (más de 400 mil millones de dólares) mientras que el total de los planes sociales solo representan el 2,2% del mismo.

Bullrich y el gobierno mienten. El pago de la deuda externa es la verdadera razón del empobrecimiento de la clase media y del pueblo trabajador en general, no los movimientos sociales.

La semana pasada la burocracia sindical de la CTA encabezada por Hugo Yasky, armó un “Congreso” en el micro estadio de Lanús. Invitaron a Alberto Fernández y demás candidatos del peronismo, a los Moyano y Daer de la CGT y aprobaron iniciar “la unificación del movimiento obrero”. ¿Qué hay detrás de este acto?

Escribe Jorge Adaro, secretario general de Ademys y candidato a Senador por la Ciudad de Buenos Aires

Aunque lo presentaron como “Congreso de la CTA”, ninguno de los gremios que la integra tuvo ni siquiera asambleas o plenarios de debate o algún tipo de consulta. Los supuestos “congresales” fueron, en realidad, dirigentes y militantes sindicales y de movimientos sociales peronistas. Fue una farsa antidemocrática, al servicio de apoyar la propuesta de Pacto Social de Alberto Fernández.

Según comunicó Yasky a la prensa, pese a que no hubo ningún debate, sólo un acto con discursos de dirigentes, “se aprobó por unanimidad aportar al fortalecimiento de la unidad del campo popular, dando mandato a la CTA para iniciar el proceso de unificación con la CGT y se votó el respaldo a la fórmula presidencial que encabeza Alberto Fernández”.

En la Mesa del plenario estuvieron Hugo y Pablo Moyano, Héctor Daer, Carlos Acuña, Sergio Palazzo, Víctor Santa María (Suterh), Eduardo López (UTE), Máximo Kirchner, Felipe Solá, Carlos Tomada (ex ministro de Trabajo), Verónica Magario (candidata a vicegobernadora por Buenos Aires), Gisela Marziotta (candidata a vicejefa por CABA) y Edgardo Depetri (candidato a intendente de Lanús), entre otros. Axel Kicillof envió un saludo por video.

Pero el principal orador fue Alberto Fernández, quien agradeció “la grandeza de los dirigentes de la CTA que aceptaron unificarse con la CGT para tener un movimiento obrero unido”. Y calificó como un “gesto similar al de Cristina, de ubicarse como vice presidenta por la unidad del peronismo”.

¿Por qué Fernández le da tanta importancia a este proyecto de unidad CTA-CGT? Porque es una pata fundamental para su política de Pacto Social. Fernández necesita que todos los gremios firmen con las asociaciones patronales y bancarias un acuerdo de congelamiento de salarios por lo menos por 6 meses y acepten las reformas laborales que los empresarios reclaman. No quiere grietas ni sorpresas.

Todos estos representantes de la burocracia sindical, tanto de la CGT, del moyanismo y de las 2 CTA (en esto no se diferencian la de Yasky o la de “Cachorro” Godoy, que también apoya al Frente de Todos), dejaron pasar el ajuste brutal del macrismo, con el verso que desde hace más de un año y medio vienen imponiendo al movimiento obrero: “hay 2019”. De esta manera evitaron convocar a un plan de lucha nacional para enfrentar y derrotar el ajuste. Pero también se han negado a planes de lucha fuertes, consecuentes y unificados por gremios y sectores, como hace ahora la Ctera y la CTA aislando el conflicto de Chubut. Con esa política han permitido que la inflación supere con creces a las recomposiciones salariales por sector. Y han dejado pasar millones de despidos y suspensiones.

Desde el Frente de Izquierda y el Plenario del Sindicalismo Combativo llamamos a todos los trabajadores y a los luchadores antiburocráticos a rechazar el Pacto Social que propone y prepara Fernández junto a la burocracia sindical. Nada tienen a ganar los trabajadores con ese pacto, al contrario, es una política orquestada para tranquilizar a los grandes empresarios.

Las listas del Frente de Todos están llenas de burócratas sindicales que traicionan nuestras luchas. Al contrario, en el Frente de Izquierda están los dirigentes combativos que estuvieron en todas las luchas, como el Pollo Sobrero, Romina del Plá, Mónica Schlotthauer, Guillermo Pacagnini, Graciela Calderón, Angélica Lagunas, Claudio Dellecarbonara, Cristian Luna, Adriana Astolfo, entre decenas de candidatos de todo el país. Para fortalecer la lucha contra el Pacto Social de los Fernández y defender los derechos de los trabajadores, el único “voto útil” es al FIT-Unidad.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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