Apr 25, 2024 Last Updated 4:12 PM, Apr 25, 2024

El pasado miércoles 27 de marzo, el rey de España y el presidente Mauricio Macri dieron apertura al Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizó en la ciudad de Córdoba. Desde Izquierda Socialista repudiamos su presencia por considerarlo un agente del imperialismo europeo que oprime a los pueblos del mundo, entre ellos al catalán, que lucha por su independencia, y aplica severos “planes de austeridad” contra los trabajadores del Estado Español y toda Europa.

Escribe Ezequiel Peressini Legislador provincial Izquierda Socialista/FIT

Quienes hoy representan a la corona española son fieles herederos de la reaccionaria tradición franquista y lo peor de la Iglesia Católica que en su momento impuso a los pueblos del Estado Español una de las más feroces dictaduras fascistas. Hoy cuentan con la impunidad de la Constitución de 1978, que le garantizó al régimen monárquico una falsa legitimidad democrática escondiendo la continuidad del odiado franquismo. Para sellar estos pactos de impunidad la transición se montó sobre una ley de amnistía para los crímenes del régimen franquista y sus 150.000 asesinatos. A ello se le sumó a posteriori otras seiscientas muertes perpetradas por las fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales así como también las detenciones y represión contra las luchas independentistas en Cataluña y el País Vasco.

La corona española sostuvo estrechos lazos con la dictadura de Videla. El 26 de enero de 1978 visitaron nuestro país y tuvieron reuniones con el genocida Jorge Rafael Videla, que declaró al entonces rey Juan Carlos y a la reina Sofía como “huéspedes de honor”. En esa visita, el Estado Español reconoció a la dictadura, realizó negocios millonarios y antes de retirarse le entregaron a los dictadores el reconocimiento del “Collar de Isabel la Católica” poniéndose una vez mas del lado de los asesinos del pueblo trabajador.

En la actualidad el rey Felipe VI es el pilar de un régimen que, con distintos gobiernos (ayer del Partido Popular y hoy del PSOE) llevan adelante brutales ajustes y “planes de austeridad” contra los trabajadores, provocando miles de despidos, familias expulsadas de sus hogares, así como represión y persecuciones a los pueblos migrantes que llegan desde el Mediterráneo escapando de las crisis de las dictaduras del norte de África, como la del carnicero Bashar Al Assad en Siria, por solo nombrar una.

Por todo esto, en la sesión especial de la Legislatura en la que el gobierno de Schiaretti buscó homenajear a las autoridades de la Real Academia Española y de la corona española, desde el Frente de Izquierda presentamos un proyecto de repudio a la visita del rey de España. A su vez, participamos de una concentración en las inmediaciones del militarizado teatro San Martín ,donde junto con otras organizaciones nos plantamos bien fuertes para decir ¡Fuera el rey de España Felipe VI! ¡Libertad a los presos políticos catalanes! Abajo el ajuste de Macri, Schiaretti y el FMI!

Escribe: Gabriel Massa

Desde estas páginas venimos insistiendo en que la candidatura del ex ministro de Economía Eduardo Lavagna no tiene nada de positivo para los trabajadores y el pueblo. Lo primero que señalamos es su propuesta de mantener el acuerdo con el FMI y el pago de la deuda externa, que es la base del plan que hoy aplica Macri. Acaba de trascender, a través de declaraciones al diario La Nación del político lavagnista Rodolfo Gil, que parte fundamental de la política de Lavagna, en caso de llegar al gobierno, sería impulsar un acuerdo con las distintas iglesias, los empresarios y los burócratas sindicales.


“La Iglesia tendrá un rol central en la pacificación del país”, declaró Gil. ¿Para qué? Para que los trabajadores y los distintos sectores populares aceptemos “pacíficamente” lo que el FMI viene reclamando: la reforma laboral y la reforma de las jubilaciones, para imponernos más flexibilización en el trabajo y miseria. Y por supuesto que el acuerdo con las iglesias significaría el rechazo a la legalización del aborto y cualquier otra medida progresiva, como la separación de la Iglesia y el Estado.Es decir, las propuestas de Lavagna van en el sentido opuesto de todo lo que hoy reclaman los trabajadores, la juventud y las mujeres.

Sectores del peronismo kirchnerista vienen impulsando una campaña contra el Frente de Izquierda. Dicen que por llamar a votar en blanco y no a Scioli en el balotaje de 2015 el FIT habría posibilitado que gane Macri. Una falsedad completa, desde las propias cifras (ver recuadro) y políticamente. Tildan al FIT de ser “funcional a la derecha” para encubrir que la derrota electoral de Scioli y del peronismo fue culpa de sus propias políticas. Esta campaña la reavivan hoy cuando desde el FIT criticamos el rol cómplice del peronismo con Macri o decimos que Cristina y Lavagna no son salida para el pueblo trabajador. ¿Quién le hace el juego a la derecha? Veamos.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

Si Macri ganó fue por el amplio rechazo popular que recogió el gobierno anterior fruto de sus políticas de ajuste, corrupción y entrega aplicadas durante los doce años en que gobernó el peronismo kirchnerista. Esa es la cruda realidad que nunca el kirchnerismo va a reconocer. Por eso enarbola una campaña falsa contra la izquierda ante su militancia más dura y en las redes sociales.

Scioli y el kirchnerismo perdieron por culpa de sus políticas
Millones de trabajadores votaron a Macri en 2015 con la nariz tapada para sacarse de encima al kirchnerismo. Fue un voto equivocado a una variante patronal, como lo denunciamos. El Frente de Izquierda, lejos de ser “funcional” a Macri, hizo campaña en contra diciendo que la bronca contra el kirchnerismo no debía canalizarse vía Cambiemos porque eso iba a fortalecer un mayor ajuste.

Las razones de por qué el kirchnerismo fue repudiado no hay que buscarlas en un supuesto giro a la derecha de las masas, como hacen sectores K, sino por el hartazgo ante un “modelo” de inflación, corrupción, pobreza, bajos salarios y pagos de la fraudulenta deuda externa. Los K hablaban de un “proyecto nacional y popular con inclusión” mientras dibujaban los índices del Indec diciendo que en la Argentina había menos pobres que en Alemania.

La famosa “década ganada” dejó un 30% de pobres y un 40% de trabajo en negro y precarizado. Los grandes ganadores fueron los empresarios amigos del gobierno (Lázaro Báez y compañía), los bancos y las multinacionales (Barrick Gold, Odebrecht, Repsol, Benetton y Chevron con un pacto secreto incluido). Todo encubierto en largas cadenas nacionales, el discurso de un supuesto “golpismo” para criminalizar la protesta social, o un doble discurso de defensa de los derechos humanos mientras encumbraba a Milani en el Ejército.

Por eso hubo huelgas generales durante el kirchnerismo, grandes paros docentes (entre otros) y se dio el #NiUnaMenos en un largo etcétera.
Nos preguntábamos entonces ¿dónde estaba la “utilidad” de votar a Scioli? Hasta sus economistas dijeron que si ganaba no iba a ser muy distinto de Macri (ver esta página). El mismo Scioli que gobernaba la provincia de Buenos Aires, con 163 villas y 463 asentamientos precarios, según datos de aquellos años, y con 700.000 adolescentes que no estudiaban ni trabajaban.

Las conducciones sindicales y el peronismo están salvando a “la derecha” de Macri
Apenas ganó Macri, nuestro partido y el Frente de Izquierda llamamos a la más amplia unidad en las calles, con paros y movilizaciones, para derrotar el ajuste. Ese era el camino para enfrentar “a la derecha” de Macri. Pero las conducciones sindicales y políticas peronistas hicieron lo opuesto. Son las que vienen salvando a Macri y siendo cómplices de su ajuste. A tal punto que hubo una rebelión de más de 100.000 trabajadores y jóvenes en diciembre de 2017 contra el robo jubilatorio y la CGT y Moyano no llamaron a participar. La ley fue votada con el apoyo del peronismo. Lo mismo pasó cuando se repudió la votación del Presupuesto 2019 del FMI en diciembre pasado, donde la CGT no convocó a las marchas y el ahora kirchnerista Moyano (antes apoyó al macrismo) hizo una misa en Luján.

El kirchnerismo habla “contra la derecha” pero aplica el ajuste del gobierno en Santa Cruz y ahora se une a la “derecha” peronista de Schiaretti, Manzur, Uñac y a la represora y ajustadora gobernadora Bertone, de Tierra del Fuego.

El peronismo, en vez de poner toda su fuerza para derrotar el ajuste de Macri desde que asumió, enarboló la consigna “Hay 2019”, boicoteando las luchas y llamando a canalizar la bronca popular creciente vía las elecciones como si un posible gobierno peronista fuera la solución.

A tal punto fue la complicidad de la oposición patronal y sindical peronista que el ministro Dujovne dijo que “ante este ajuste los gobiernos anteriores caían”. Si el ajuste de Macri no cayó no fue por falta de lucha, sino por esa complicidad.

Cristina y el peronismo no quieren romper con el FMI y los pagos de la deuda
Cuando vinieron Donald Trump y los representantes de gobiernos capitalistas al G-20 de la Argentina, la izquierda, junto con organizaciones sociales, hicimos una gran marcha de repudio. Cristina se recluyó en el Sur y ordenó no participar. Era la gran oportunidad para repudiar a los gobiernos imperialistas con la presencia de su jefe a la cabeza. Esta actitud de Cristina generó mucha decepción en la militancia K mostrando que su jefa no estaba a la altura de las circunstancias.

Posteriormente, fue Kicillof quien se reunió con el FMI. El ex ministro de Cristina y actual diputado le dijo a los funcionarios del Fondo que no se preocuparan por un futuro gobierno kirchnerista porque, en caso de ganar, no repudiaría el pacto que firmó con Macri ni dejaría de pagar la deuda. ¿Cuál es el “combate” a la derecha que se pregona si no se rompe con el FMI y su ajuste?

Por eso alertamos que el kirchnerismo está haciendo demagogia electoral. Dice que daría salario, trabajo y reactivaría el consumo, cuando es algo imposible si no se toma la decisión soberana de desconocer ese pacto mafioso a espaldas del pueblo trabajador, como sostenemos desde el Frente de Izquierda, y se deja de pagar la deuda externa a los usureros internacionales.

Convocamos a los trabajadores, jóvenes y mujeres a quienes puede haber llegado esta falsa campaña de que el FIT sería “funcional a la derecha” a hacer este debate de  manera franca y sincera. Por nuestra parte, seguiremos llamando a combatir el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores en las calles y en las urnas, levantando una salida de fondo y de izquierda al servicio de imponer un plan económico obrero y popular contra todos los gobiernos patronales.

 

“Scioli no hubiese hecho cosas tan distintas”

 El ex presidente del Banco Central Mario Blejer fue uno de los dos economistas que se pasearon con Scioli durante la campaña presidencial de 2015. Blejer viene afirmando que la política económica de Cambiemos es la correcta. En 2017, a un año de gobierno de Macri, dijo que si Scioli hubiese ganado “no hubiera hecho cosas tan distintas”.

 El ajuste de Bertone

En 2015 ganó en Tierra del Fuego la candidata de Scioli, Rosana Bertone. En enero de 2016 hizo votar un paquete de leyes para atacar conquistas históricas, el 82% móvil, rebajar el salario, crear impuestazos, reventar la caja de jubilaciones y la obra social. Lo hizo con el apoyo de legisladores kirchneristas, radicales y macristas. Esto generó que docentes, estatales, municipales y judiciales paren y pongan carpas frente a la gobernación.
Bertone reprimió y condenó a dirigentes docentes desalojando el acampe con perros, gas pimienta, palos y personal no identificado de inteligencia, quemándoles las carpas. Bertone había pedido el voto “contra la derecha”.

 

 

Cifras contundentes
El kirchnerismo igual perdía 

Para aquellos que siguen diciendo que Scioli perdió por culpa del voto en blanco o nulo propiciado por el Frente de Izquierda, las cifras demuestran esta falsedad. Si sumamos los votos de Scioli-Zannini (Frente para la Victoria) más los nulos y blancos, da que lo mismo Scioli hubiera perdido por 41.455 votos.
Scioli perdió por el voto castigo de millones, el cual ya se venía evidenciando desde la elección anterior. Por ejemplo, de 2011 a 2015, el Frente para la Victoria perdió 2.527.565 votos.

 

Balotaje 2015

Macri: 12.988.349 votos
Scioli: 12.309.575
Diferencia: 678.774

Votos en blanco: 306.471
Votos nulos: 330.848
Total: 637.639

Scioli + blancos + nulos: 12.946.894
Scioli perdía igual por 41.455 votos

 

La pobreza subió astronómicamente y ya afecta a 14 millones de personas (32%). Uno de cada dos niños es pobre. Al mismo tiempo siguen subiendo los precios de los artículos de primera necesidad y las tarifas. Sueldos y jubilaciones ya no alcanzan ni para llegar a la mitad del mes.

Escribe José Castillo

El jueves pasado se conocieron los datos oficiales de pobreza al cuarto trimestre de 2018. El número “frío” dio 32%, lo que significa 12.950.000 personas en áreas urbanas. Si sumamos la pobreza rural, llegamos a 14 millones que no pueden cubrir una canasta básica para vivir con una mínima dignidad. De ellos, 2.700.000 directamente son indigentes: no alcanzan a tener ingresos ni siquiera para comprar los alimentos diarios.

Esos números por sí mismos son aterradores. Peor aún si vemos que la encuesta dice que uno de cada dos niños es pobre. En el conurbano bonaerense la situación es peor: ahí la pobreza es de 35,9%, alcanzando a 4.356.000 personas.

Por supuesto que hay un debate acerca de cómo se mide la pobreza: a este número se llega tomando aquellos que no alcanzan a un ingreso mínimo. Pero no mide lo que se conoce como “la pobreza multidimensional”, o sea aquellas personas que, más allá de cuánto ganan en un mes, no tienen acceso a una vivienda digna, o no poseen agua corriente o instalaciones sanitarias. Según los datos del Observatorio Social de la Universidad Católica (que sí mide estos parámetros), también un 32% es pobre multidimensional. Claro que estas personas no son exactamente las mismas: puede darse que alguien con un ingreso un poco superior viva en una villa y no sea considerado pobre por el Indec (y sí por la UCA), o, al revés, que alguien que tiene acceso a los servicios básicos reciba un ingreso de miseria (como le pasa a muchísimos jubilados en las grandes ciudades). En concreto, cuando “cruzamos” todos los números, vemos que la pobreza real en la Argentina es muy superior, probablemente entre 35 y 40%.

Lo que sí es un dato incontrastable es que, se mida como se mida, el número de pobres aumentó considerablemente en el último año: los propios datos oficiales reconocen que hay como mínimo 2.650.000 personas que cayeron en esa categoría.

Todo esto es el resultado del ajuste brutal que está llevando adelante el gobierno de Macri, junto con los gobernadores, cumpliendo a rajatabla lo exigido por el FMI. Los valores dados a conocer no hacen otra cosa que certificar lo que venimos diciendo todo el tiempo: el aumento de la desocupación es cosa de todos los días por los cierres de empresas y los despidos; durante el último año y según los números oficiales tuvieron que reconocer que se perdieron 262.400 puestos de trabajo.

Mientras tanto, la inflación sigue pulverizando el bolsillo del trabajador

Terminó marzo.Cuando en un par de semanas se conozca el índice de inflación veremos que rondará el 4%. Que se sumará al 3,8 de febrero y al 2,9 de enero. O sea que el primer trimestre del año ya tenemos una suba de precios por arriba de 10%. Y esto no termina, abril empezó también con fuertes aumentos: la nafta, las prepagas y nuevas listas de precios de alimentos que están llegando a los supermercados prenuncian al menos otro 4%.

Por supuesto que dentro de todo esto tenemos los tarifazos, que no se han detenido: en enero habían subido el agua (17%) y los transportes (colectivos 15,4%, trenes 14,6% y subte 6,9%). Luego, en febrero, siguieron la luz (26%), la medicina prepaga (5%) y otra vez el transporte (colectivos 10%, trenes 10,2% y subte 6,5%). En marzo, otra vez la luz (14%) y nuevamente el transporte (colectivos 9,1%, trenes 8,5% y subte 15,2%). Para abril se vienen la luz (4%), el gas (35%, en cuotas, por lo que toca 10% directamente este mes) y el subte (10,5%). Y la cosa no para ahí: seguirá el agua (27%) en mayo y la luz (4%) en agosto.

¿Queda alguna duda de por qué el salario, que ya había perdido un 17% el año pasado, cada día alcanza para menos? La imagen más patética de que comer se convirtió en un lujo fue la foto de un supermercado que le puso alarma electrónica a las bandejas con cortes de carne.

¡Esto no se aguanta más!

En las oficinas, en los propios supermercados, en los barrios, se comenta con preocupación todo esto. ¿A dónde vamos a parar? ¡El gobierno de Macri, en el mismo momento en que se da a conocer el número de la pobreza,sacaba una resolución del Banco Central que le ampliaba a los banqueros la posibilidad de comprar Leliqs (bonos que rinden más de 65%)!. Ahí está la única prioridad del gobierno: garantizarle las superganancias a los pulpos especuladores y cumplir con las exigencias del FMI.

Mientras peleamos en cada gremio para recuperar en las paritarias de este año lo que perdimos en 2018, tenemos que exigirle a la CGT y las CTA que rompan la tregua y llamen a un paro general y un plan de lucha contra el ajuste. Pero hay una discusión de fondo que se impone. ¿Cómo salimos de esto? Porque desde los distintos espacios del peronismo (el kirchnerismo, Lavagna o el resto del peronismo federal) hablan de “sacar a Macri” y armar otro plan económico, “nacional y popular” o de “redistribución de la riqueza”, pero al mismo tiempo le garantizan al FMI que van a seguir con su plan de ajuste y a los acreedores que cumplirán con los pagos de deuda.

Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, les decimos a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los jubilados y los sectores populares de los barrios: no hay ninguna salida si no empezamos por romper con el FMI y suspendemos inmediatamente los pagos de deuda externa. Solo de allí puede salir la plata para garantizar un auténtico programa alternativo, obrero y popular.

 

Escribe José Castillo

Axel Kicillof, principal referente económico del kirchnerismo y ex ministro de Economía de Cristina, viene insistiendo repetidamente que “no se puede romper con el FMI”. Lo dijo ya hace unos meses en un reportaje en la revista Forbes (una de las más leídas por el establishment económico), lo repitió en varias entrevistas televisivas, y ahora volvió a ratificarlo con el periodista Alejandro Bercovich para el libro Y ahora, ¿qué?. Kicillof afirma que “es imposible romper con el FMI, nunca nadie lo hizo”.

Seamos claros, no solo está diciendo que, en un eventual gobierno peronista kirchnerista la Argentina seguiría siendo miembro de ese organismo internacional (de hecho, ciertamente, Néstor y Cristina no rompieron nunca con el Fondo, al contrario: le pagaron en efectivo y por adelantado todo lo que se les debía, 10.000 millones de dólares). Lo que está ahora diciendo Kicillof es peor aún: afirma que seguiremos con el programa de ajuste negociado por el macrismo en junio y renegociado en septiembre pasado.

Programa que exige un brutal ajuste este año y uno peor el año que viene. Y que requiere que se devuelvan en los próximos tres años los 50.000 millones de dólares que el Fondo le prestó a Macri, más otros 100.000 millones de dólares de vencimientos de deuda externa. De eso se trata, blanco sobre negro, continuar con el actual acuerdo con el Fondo.

Kicillof plantea que “es posible hacer un programa alternativo, nacional y popular, con redistribución de la riqueza”, simplemente “renegociando” con el FMI. Incluso miente, diciendo que “hay experiencias que demuestran que el Fondo Monetario cambió, aceptando programas distintos a los clásicos de ajuste en los últimos años”. No es cierto. No hay ningún caso en que los programas del FMI no plantearan feroces ajustes. Ni en nuestro país ni en ningún otro lugar del mundo. Lo que hoy afirma el kirchnerismo es lo mismo que años atrás decía el gobierno de Syriza en Grecia, que terminó hundida en medio de diez años de planes de ajuste del Fondo. El peronismo kirchnerista, si vuelve al gobierno, va camino a transformarse en el implementador del ajuste fondomonetarista. Lo mismo sucederá con las otras versiones del peronismo, como Lavagna o Urtubey, que también le han garantizado al FMI el cumplimiento del acuerdo.

Romper con el FMI no solo es posible. Es la única salida para poder contar con la capacidad soberana de decidir nuestra propia política económica y no depender de lo que autorice o deje de autorizar el Fondo. Y suspender los pagos de la deuda es básico para poder contar con dinero que permita aplicarlo a resolver las más urgentes necesidades populares

 

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