Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024


Escribe José Castillo

La inflación de marzo, cuyo índice oficial se conocerá este viernes, fue superior al 7%. En el primer trimestre del año quedará arriba del 20%. Eso no es lo peor: ya se sabe que hubo fuertes subas de los precios de los alimentos en la primera semana de abril, por lo que se viene otro mes de fortísima carestía. Obviamente, los salarios, que ya venían golpeados de años anteriores, cayendo más del 30% desde 2017 a la fecha, perdieron en todos los casos en lo que va de 2023, cualquiera haya sido el arreglo en las paritarias negociadas en estos meses. Ni que hablar de aquellas trabajadoras y trabajadores que están tercerizados o directamente en negro. Se generaliza la realidad de aquellos que, aún con trabajo, están por debajo de la línea de pobreza, e incluso algunos de la indigencia.  

La burocracia de la CGT ya no sabe qué inventar para seguir manteniendo su apoyo al gobierno del Frente de Todos, y en particular al ministro de Economía Sergio Massa. Ahora prepara un acto de agradecimiento, recibiéndolo en la sede de la calle Azopardo. Todo porque el gobierno accedió a exceptuar algunos rubros del impuesto a las ganancias que se le descuenta a los trabajadores. Los “beneficiados” por dicha excepción serán apenas 613.000, sobre un universo total de casi 10 millones de trabajadores. ¡9.400.000 pierden por goleada!

Hay que exigirle a la CGT y las CTA que rompan su acuerdo con el gobierno, y que planteen un plan de lucha por un aumento salarial de emergencia, que lleve el salario mínimo al valor de la canasta familiar calculado por los trabajadores de ATE-Indec (hoy en 273.146 pesos), reajustable mensualmente en forma automática por la inflación. Y que, a partir de ese monto, se reabran todas las paritarias. Y, con respecto al impuesto a las ganancias, todas las y los trabajadores deben estar exceptuados: ¡el salario no es ganancia!

Esa es la única forma de enfrentar la pérdida del poder adquisitivo. Al mismo tiempo, le exigimos al gobierno que ponga precios máximos de verdad, que los controle y que sancione a las patronales que los violan, como establece la ley de abastecimiento que autoriza a multar, clausurar y hasta expropiar a los que violen estas disposiciones.


Escribe José Castillo

Finalmente, el ministro de Economía Sergio Massa terminó anunciando un nuevo dólar de privilegio para los monopolios exportadores. A cambio de que liquiden rápidamente sus ventas al exterior, les pagará 300 pesos por dólar, una devaluación del 36% (el dólar oficial está a 220 la unidad). Los grandes ganadores serán, una vez más, las transnacionales de la exportación de soja y derivados (Cargill, Dreyfuss, ADM, Cofco, Nidera, Bunge).

Que se trata de un negocio redondo para las grandes patronales lo grafica el siguiente mecanismo: el estado argentino comprará el dólar (a estos monopolios extranjeros) por 300 pesos, para luego vendérselo a otras patronales (las privilegiadas que tienen acceso al dólar oficial supuestamente para importar, pero en muchos casos para fugar) a 200 pesos. ¡Una pérdida de 80 pesos por cada dólar que se negocie de esta manera! Esta operación, que estará vigente por 45 días (hasta el 31 de mayo), obligará al Banco Central a gastar un billón de pesos (ese será el costo de este negociado).

Este dólar soja III es la continuidad de lo que ya se hizo en las dos versiones anteriores, cuando también se le ofreció una cotización de lujo a los monopolios sojeros para que estos se dignaran ingresar las divisas de las exportaciones, supuestamente para, así, fortalecer las escasas reservas del Banco Central. ¿Qué pasó en esas ocasiones anteriores? Que los dólares que entraron se terminaron yendo en un par de meses por la doble canilla de los pagos de deuda externa y la fuga de capitales.

Ahora sucederá lo mismo. Así no hay salida. Repetimos lo que venimos sosteniendo desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad: ante el chantaje de los pulpos agroexportadores, la salida es nacionalizar el comercio exterior; para terminar con la fuga de capitales, nacionalizar la banca; y para ponerle fin a la hemorragia permanente de divisas, dejar de pagar la deuda externa.


Escribe José Castillo

Primero fue la negacionista Victoria Villarroel, defensora de genocidas, que lamentablemente logró entrar como diputada nacional en 2021 y hoy comparte la bancada de la Libertad Avanza con Milei.
Luego fue la alianza con Fuerza Republicana, el partido del ya fallecido genocida Domingo Bussi, hoy liderado por su hijo Ricardo, candidato a gobernador de Tucumán. En las últimas semanas se destacó por publicar un spot donde llama a la libre portación de armas y a ejercer justicia por mano propia contra los delincuentes. Ante la pregunta a Milei sobre el spot en cuestión por parte de la periodista de TN Jessica Bossi, el liberfacho respondió con una catarata de insultos, a tono con su perfil machista e intolerante.

Ahora Javier Milei ha “fichado” una nueva incorporación. Se trata de la fuerza del ex comisario represor condenado por delitos de lesa humanidad Luis Patti, en Escobar, ahora liderada, al igual que Fuerza Republicana, también por su hijo Maximiliano. El libreto es calcado al de los otros casos: “¿dónde están los derechos humanos de la gente? los tienen los chorros” dice, mientras milita por la libre portación de armas y defiende el gatillo fácil. Maximiliano Patti no es un recién llegado a la política: antes participó del armado de otro facho, el salteño Alfredo Olmedo, y luego estuvo con el ex carapintada Gómez Centurión.

Dime con quien te juntas y te diré quien eres. El liberfacho, sigue sumando aliados en los espacios antiderechos de las mujeres y las disidencias, en los negacionistas del cambio climático, en los defensores de militares genocidas y, en general, en cuanto personaje se opone a las más elementales libertades democráticas.


Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

El trágico asesinato del chofer de la 620 en La Matanza, la indignación y el repudio al ministro de Seguridad del gobierno peronista de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, junto a la bronca expresada en el cántico “que se vayan todos”, son una postal de lo que sucede en nuestro país. Refleja una caldera social que estalla, la de las y los trabajadores hartos de asesinatos, inseguridad y de jugarse la vida cada vez que salen a ganarse el peso.

Increíblemente, desde el peronismo kirchnerista inventan que el repudio a Berni fue parte de un operativo montado por la oposición patronal para desestabilizar al gobierno y tirarle un muerto a Kicillof, buscando esconder la realidad de una bronca que explota por todas partes.

La inseguridad de los barrios del Gran Buenos Aires, que se multiplica en otros lugares del país, no es más que el trasfondo que se complementa con lo que la tapa de los diarios mostraba hace apenas un par de días atrás con el dato de la pobreza en ascenso, registrando oficialmente el 39,2% y el 8,1% de indigencia. Valores que reflejan los últimos dos trimestres del año pasado, pero ahora, con la aceleración inflacionaria de estos primeros tres meses de 2023, ya es mucho peor. Y seguirá empeorando, pronto conoceremos la inflación de marzo que terminó con valores cercanos al 7% y un abril donde otra vez volverá a aumentar todo (las tarifas, la nafta, el transporte, las prepagas, los alquileres). Sumémosle a ello, el triste hecho de la niña de tres meses de vida muerta en la calle, a metros de la Casa Rosada. Hambre, marginación social, inseguridad, esa es la decadencia del país, es la Argentina que vivimos en el presente.

¿Qué hace el gobierno peronista del Frente de Todos ante esta realidad? La postal la tuvimos la semana pasada. Medio gabinete con el presidente Alberto Fernández a la cabeza, en Washington reunido con Joe Biden recibiendo, a cambio de un formal “apoyo”, nuevas exigencias del imperialismo. Dónde mejor graficado quedó todo esto fue en la reunión que llevó adelante el ministro de Economía Sergio Massa con la número dos del FMI Gita Gopinath. El Fondo aprobó el ajuste que hizo el gobierno el año pasado, y le giró los 5.200 millones que estaban prometidos para marzo (que por supuesto, volverán al FMI en pocos días, ya que se usarán para pagar vencimientos con el propio organismo). El directorio del Fondo “perdonó” que no se alcance la meta de reservas programada para marzo (algo imposible de cumplir, ya que prácticamente no quedan dólares en manos del gobierno), pero en contraprestación exigió que se cumpla a rajatabla la meta de ajuste de 2023 reducir el déficit fiscal al 1,9% del PBI. Y explicó cómo hacerlo, con más devaluación (léase más inflación), recortando más aún los planes sociales, acelerando el aumento de tarifas y reduciendo al mínimo la cantidad de personas que puedan acceder a la nueva moratoria previsional. O sea, más ajuste a costa del pueblo trabajador y sectores populares.

El peronismo kirchnerista, en la figura de la vicepresidenta Cristina Fernández y de La Cámpora, una vez más trata de escapar del aumento de la bronca popular, critica genéricamente al Fondo Monetario Internacional (“No al FMI” twittearon en sus redes sociales) y hace absoluto silencio sobre la figura del ejecutor del ajuste y negociador con el Fondo, el ministro Sergio Massa, al que siguen apoyando. Mientras avanza el ajuste, La Cámpora se centra en la supuesta proscripción de Cristina, mostrándola como una perseguida.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio tuvo una noticia importante: Mauricio Macri se bajó de la carrera presidencial. Buscan mostrarlo como un gran renunciamiento, escondiendo que, en realidad, no le daban los números, ya que el repudio en el pueblo trabajador a su figura es masivo. Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal siguen en carrera en el PRO, como Gerardo Morales en el radicalismo, tal la lista actual de “presidenciables” de Juntos por el Cambio. Divididos por la competencia, pero unidos en el programa: más ajuste, más “rápido” y continuidad de los acuerdos con el FMI y los pagos de deuda.

Todo esto sucede al mismo tiempo que grupos de ultraderecha testean “hasta dónde pueden ir”, como se vio en el atentado que sufrió nuestro partido, Izquierda Socialista, en el local de La Plata. Son alentados por los llamados a “matar a los zurdos” o “cárcel o bala” de Milei y Espert. Mientras tanto, Juntos por el Cambio le hace lugar en su interna a Espert; y Patricia Bullrich coquetea con Milei, diciendo que hasta es posible un acuerdo con su fuerza en caso de una segunda vuelta electoral. El peronismo kirchnerista mira de reojo a Milei, dejándolo correr en la provincia de Buenos Aires calculando que su crecimiento electoral le sirve para ganar ya que le sacaría votos a Juntos por el Cambio.

En este escenario: ¿quién tiene una propuesta distinta a la de seguir hasta el infinito con los pagos de deuda, el sometimiento al FMI, la miseria creciente, los bajos salarios y jubilaciones, la inseguridad, la marginación social? ¿Quién se opone, denuncia y advierte sobre la peligrosidad para el pueblo trabajador de los liberfachos como Milei y Espert? Solamente el Frente de Izquierda Unidad. Ante el hartazgo acumulado de tantos problemas sin resolver por los distintos gobiernos y las mentiras que están lanzando los candidatos patronales en un año electoral, la única propuesta alternativa frente a la crisis es que gobierne los que nunca gobernaron: la izquierda y las y los trabajadores. Poniendo en marcha un auténtico programa alternativo, obrero y popular, que comience por dejar de pagar la deuda y romper con el FMI, para poner todos los recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares: salario y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda.

Lamentablemente, estamos teniendo una debilidad para poder salir con fuerza a confrontar contra los candidatos patronales con esta propuesta. El PO, el PTS y el MST se han lanzado a una competencia entre diferentes fórmulas presidenciales para nuestro Frente, lo que ha llevado a una lamentable división del Frente en Salta, rompiendo la unidad de la izquierda. Lo dijimos y lo volvemos a repetir, es un serio error. Desde Izquierda Socialista insistimos: ¡No a la división del Frente de Izquierda Unidad en las PASO! Se impone una fórmula unitaria Bregman-Solano y que desde ahí, se respeten los acuerdos ya establecidos previamente para la participación en las candidaturas de todas las fuerzas del FIT-Unidad. Porque hay mucho para hacer todos juntos, apoyar las luchas, como la que siguen llevando adelante docentes, trabajadores de la salud o los choferes. Y salir a ganar, a convencer a cada compañera o compañero de trabajo, estudio o vecino, a cada jóven, a cada activista ambiental, feminista o de las disidencias, que la salida es la izquierda.

Milei habla de "dolarizar la economía" ¿Sabés cómo te afectaría eso?

Desde Izquierda Socialista te contamos cómo es el proceso y por qué significa un brutal ajuste para las y los trabajadores, jóvenes y sectores populares.

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