Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Seguimos en medio de una ola de calor, un horno para ser más claro. Vivimos en medio de apagones, mientras el gobierno mira para otro lado ante la desidia de las empresas privatizadas (Edenor y Edesur) y le autoriza nuevos aumentos. Vemos escuelas sin las más mínimas condiciones para dar clases.

Pero el verano caliente no es sólo por la temperatura. También por los precios. Se acaba de conocer el índice de inflación oficial del mes de febrero: 6,6%. Exactamente lo opuesto de lo que hace pocos meses prometió el ministro de Economía Sergio Massa (“para marzo/abril, vamos a tener un índice de inflación que empiece con 3”). Lo único que empieza con 3 es el aumento de la carne, que subió un 30%. Hace justamente un año que el presidente Alberto Fernández declaró que comenzaba la “guerra contra la inflación”. Nunca la llevó adelante.

Las consecuencias de una inflación que ya está superando anualmente el 100% se ve diariamente en salarios y jubilaciones pulverizadas. Los acuerdos salariales recientemente firmados ya quedaron por detrás de la carestía de este primer trimestre, donde ya se anticipa que la inflación de marzo orillará el 7%. Por eso ya se están dando luchas, como la que vemos en los docentes de muchas provincias a pesar de la burocracia sindical.

El gobierno peronista del Frente de Todos fogonea la inflación con la autorizaciones de aumentos de tarifas, combustibles, prepagas de salud. Es que, por el simple expediente de que las jubilaciones corran por detrás de la inflación, al igual que los salarios de trabajadores del estado, docentes o profesionales de la salud, e idéntica situación con la reducción de los planes sociales y desenganche del valor de estos con el salario mínimo, se garantiza cumplir con el ajuste exigido por el acuerdo con el FMI. Acuerdo que, también recordémoslo, en estos días cumple justamente un año. Contra las consecuencias de este ajuste, justamente, acampan frente al ministerio de Desarrollo social las organizaciones de la Unidad Piquetera.

Mientras esta es la realidad que sufre cotidianamente el pueblo trabajador, desde el gobierno del Frente de Todos y también desde la oposición patronal de Juntos por el Cambio ya están lanzados con todo a la competencia electoral. Ambos sectores están inmersos en una gran crisis por ver quienes van a ser candidatos, y compiten buscando ampliar lo que se viene llamando, desde hace algunos años “la grieta”. “Lo importante es que no vuelva la derecha y su ajuste”, se escucha de un lado. “Vamos contra la corrupción K” dicen del otro. Como si no hubiera tantos corruptos de un lado como del otro. Como si el gobierno del Frente de Todos hubiera terminado con la política de hambre y entrega que antes llevaba adelante el macrismo. Como si ambos no hubieran acordado con el FMI, y, lo peor, como si ambos no supieran que, gobierne quien gobierne a fin de año, van a continuar con los pagos de deuda externa y los acuerdos con el Fondo.
Todo esto sucede mientras crece la bronca. Cada vez son más los que repudian al gobierno, pero también recuerdan que fue el anterior gobierno macrista. Por eso crece un sector importante que no están dispuestos a acompañar ni a uno ni a otro. Algunos analistas han llamado a esto un voto “antisistema”.

Pero ahí se abre una nueva grieta. Es que, peligrosamente, vemos a compañeras y compañeros de trabajo, estudio, jóvenes o vecinos que se preguntan por Milei y sus planteos. Acá tenemos que ser clarísimos: los planteos del liber-facho no tienen nada de “antisistema”, por el contrario, su planteo no es otro que llevar adelante el más feroz ajuste contra las y los trabajadores, y un ataque en toda la línea a todos los derechos de las mujeres y las disidencias. Es el viejo proyecto del ajuste estructural, que ya llevaron adelante en los ´90 Menem y Cavallo, figuras reivindicadas por Milei. Y, de última, es lo mismo, pero más feroz, que viene llevando adelante todos los gobiernos en las últimas décadas: ajustar, para cumplir con los usureros de la deuda y el FMI.

Claro que del otro lado de esta “grieta”, estamos los que queremos de verdad una propuesta “antisistema”, la verdadera grieta. Rompiendo con los partidos patronales, con un peronismo que ya no tiene nada para ofrecer a la clase trabajadora. Y con una oposición patronal que sólo ofrece volver a hambrear al pueblo. Estamos, de este lado, en las antípodas de Milei, las y los que decimos que tienen que gobernar los que nunca lo hicieron, la izquierda y las y los trabajadores. Con un programa alternativo, obrero y popular, que arranque justamente de dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI, para así poner todos esos fondos a resolver las más urgentes necesidades populares.

Esa alternativa política existe y tiene nombre y apellido: Frente de Izquierda Unidad. Lamentablemente, tenemos un problema, no hemos podido salir a pegar como un solo puño, con una fórmula unitaria, a disputarle a los partidos patronales. Tanto el PO, como el PTS y el MST han priorizado lanzar sus propias fórmulas presidenciales. Desde Izquierda Socialista venimos diciendo que eso es un error, que nos oponemos a que se diriman candidaturas en las PASO, y que debemos salir ya con una fórmula unitaria, que a nuestro juicio debe ser Myriam Bregman y Gabriel Solano, acompañados en las distintas listas por las y los candidatos de todos los partidos del FIT Unidad. Seguiremos insistiendo en los próximos días y semanas, porque urge salir a pelearle a los candidatos patronales.

Mientras tanto, se viene otro 24 de Marzo. Una fecha importantísima en el calendario. Desde Izquierda Socialista decimos que es una cita de honor, tenemos que estar presente en Plaza de Mayo con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, al igual que en todas las plazas del país. Te invitamos a que nos acompañes, y que hagas extensiva esta invitación a todos tus compañeras y compañeros de trabajo, estudio y vecinos.


Escribe José Castillo

Otro 24 de marzo. Y salimos nuevamente a marchar. Como el año pasado, y el anterior, y el anterior. Y tantos anteriores, durante décadas. Es una cita de honor. Donde una vez más reafirmamos nuestro compromiso indeclinable contra la impunidad de ayer y de hoy.

Cada año, en el aniversario del golpe genocida, se repiten debates y se dan otros nuevos. Este año tendremos que confrontar con quiénes quieren convertir el 24 de Marzo en una jornada de reivindicación de Cristina Kirchner, en el marco de la interna peronista de este año electoral.

Pero nosotros no nos confundimos. Volvemos a la calle, por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por el ¡Nunca más! (en el año en que muchas nuevas generaciones se enteraron de qué significó esa consigna a través de la película Argentina 1985). Por el juicio y castigo y cárcel común y efectiva a los genocidas.

Reafirmando la continuidad de la lucha. De los que nunca la abandonamos en más de 40 años. Primero, en la propia dictadura, junto a las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas. Luego, en los 40 años posteriores, contra todos los intentos de impunidad.

Marchamos junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia

Desde el año 2007 se abrió un nuevo debate. Porque, lamentablemente, un conjunto de organismos de Derechos Humanos aceptó ser cooptado por el entonces gobierno kirchnerista. Desde allí abandonaron la denuncia de todas las violaciones de derechos humanos, sean las de ayer de los genocidas, o las del hoy, que ejecutaba el propio gobierno. En ese momento, estaba muy cercano en el tiempo la desaparición de Jorge Julio López, que los organismos (ahora oficialistas) se negaban a levantar como una de las consignas centrales, mientras que el entonces ministro kirchnerista Aníbal Fernández decía que “a lo mejor estaba tomando el té con su tía”.

Vinieron a partir de ahí los años dónde hubo dos actos. Desde las organizaciones de derechos humanos que siguieron manteniendo su independencia, los partidos de izquierda, el sindicalismo combativo y montones de centros de estudiantes, organizaciones de mujeres, de disidencias, peleamos porque el 24 de Marzo no se transformara en un “acto oficialista”. Denunciamos, año a año, cada una de las represiones que llevaron adelante los gobiernos, nacionales o provinciales, sean del signo político que fueran. Fuimos quiénes, por ejemplo, sin medias tintas, levantamos la voz para oponernos a que el genocida Milani fuera nombrado jefe del Ejército.

Contra el ajuste, el saqueo y la miseria

Siempre dijimos que la lucha por la plena vigencia de los derechos humanos estaba indisolublemente unida a la pelea contra los planes de ajuste de los distintos gobiernos, que sistemáticamente vienen pagando la deuda externa a costa del hambre del pueblo trabajador, sometiéndonos a  los planes de ajuste del FMI.

Por eso este año marcharemos habiéndose cumplido un año de que el actual gobierno del Frente de Todos hubiera firmado el vigente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El que está siendo cumplido a costa de los salarios, las jubilaciones y el ajuste de las políticas sociales.

¿Democracia o mafia judicial? o Memoria, Verdad y Justicia

Este año la previa a la marcha del 24 de Marzo quedó teñida del debate de la interna del Frente de Todos. Hace un mes, el peronismo kirchnerista pretendió que el eje de la marcha fuera la reivindicación de Cristina, contra su supuesta proscripción. El escándalo fue tan grande, que terminó saliendo Estela Carlotto (y luego otros referentes de los organismos de derechos humanos) reclamando “no mezclar” y repudiando cualquier utilización del 24 de Marzo en ese sentido.

La Cámpora y otras agrupaciones que habían lanzado ese globo de ensayo parecían haber retrocedido. Sin embargo, el sábado pasado, en su evento del 11 de marzo, salieron planteando que la marcha del 24, luego de ir a plaza de Mayo, tenía que dirigirse a la Corte Suprema, para repudiar a la “mafia judicial”.

Está planteada entonces una fuerte pelea política este 24. Por eso, más que nunca tenemos que fortalecer la convocatoria del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que marchará a Plaza de Mayo a partir de las 12 horas. Tenemos que ser decenas de miles ahí y en todas las plazas del país.

Escribe Adolfo Santos

El empresario azucarero, dueño del grupo Ledesma falleció a los 95 años. Sería una noticia más, si no fuera por lo que representa Blaquier: un cómplice de la sangrienta dictadura instalada en 1976, como señala el informe “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad”. Además de ayudar a diseñar el plan económico que iba a aplicar el Ministro Martínez de Hoz, fue uno de los responsables de la feroz represión iniciada el 24 de marzo de 1976, con asesinatos y desapariciones en la provincia de Jujuy.

El Ingenio Ledesma, había enfrentado conflictos sindicales protagonizados por una importante vanguardia de luchadores que  dirigían el sindicato azucarero. Después del golpe, Blaquier se convertiría en un emblema de los empresarios comprometidos con los crímenes de la dictadura, señalando a decenas de trabajadores que serían secuestrados.

El hecho más trágico ocurrió en julio de 1976. Las localidades que rodean el ingenio sufrieron un gran apagón. En esas circunstancias, que quedó conocida como la Noche del Apagón, las fuerzas armadas, utilizando vehículos cedidos por la propia empresa, realizaron una verdadera cacería humana, secuestrando alrededor de 400 trabajadores que fueron conducidos a centros de detención, muchos de los cuales continúan desaparecidos hasta hoy.

Las denuncias por los crímenes de Ledesma se iniciaron en la época de la dictadura. Sin embargo fue una dura lucha conseguir que las investigaciones contra Blaquier prosperen. Recién en 2012 fue procesado por los secuestros ocurridos después del golpe y por su responsabilidad en la Noche del Apagón. Sin embargo, las maniobras legales perpetradas por sus abogados en complicidad con la justicia, impidieron que el juicio avanzara.

En 2021, la defensa de Blaquier planteó que el acusado no estaba en condiciones de afrontar un proceso penal. La Cámara de Casación ordenó que se le realicen estudios para verificar la situación. No hubo tiempo, el 13 de marzo el “asesino de Ledesma” terminó muriendo. Mientras Macri, Paolo Roca, Cavallo, Pagani (Arcor), la UIA y la Sociedad Rural le rinden homenaje, junto a organismos de derechos humanos y familiares de las víctimas, nos queda una profunda sensación de impunidad. Carlos Blaquier murió sin ser juzgado y condenado por sus crímenes de lesa humanidad.

Escribe Mariano Barba

Dos encuentros para un mismo objetivo: que Cristina Kirchner aparezca tomando distancia de su propio gobierno y vaya testeando si se presenta como candidata. Los dichos se repitieron en la Universidad de Rio Negro donde habló la vicepresidenta y en el encuentro de militantes kirchneristas que se realizó en Avellaneda con motivo del 50° aniversario del triunfo del peronismo en 1973. “Luche y vuelve” es el lema de la campaña que los impulsa hacia adelante.

En Rio Negro la vicepresidenta, además de insistir en lo que considera su proscripción, volvió a referirse a su gobierno como si ella no lo integrara. Hizo hincapié en el pacto firmado con el FMI diciendo que “hay que revisar las condiciones en que se firmó […] Si te dieron 45 mil millones los vas a tener que devolver, nadie pretende que no lo devuelvan”. Además, afirmó que “la economía está creciendo y el empleo también pero son de baja calidad y bajos salarios”.  Con sus dichos quiere diferenciarse y evitar que la arrastre el descrédito del gobierno del Frente de Todos, que pegó un salto con la firma del pacto con el Fondo, que sigue empeorando las condiciones económicas para el pueblo trabajador y donde el futuro se vislumbra cada vez más difícil, porque tanto el gobierno peronista del Frente de Todos como la oposición patronal están jugados a cumplir con el FMI. La propia Cristina reconoce que va a seguir pagando, como lo está haciendo, pero se esfuerza en tomar distancia para ver si zafa de ese descrédito. La mejor prueba de que dice una cosa y hace otra, es la designación de Sergio Massa (del que es principal sostén) como superministro de Economía para aplicar el ajuste exigido por el FMI con tarifazos y una altísima inflación que achica mes a mes el poder adquisitivo de los salarios.

Coincidente con la vicepresidenta, dirigentes y militantes peronistas kirchneristas se reunieron el sábado en un plenario en la U.T.N. de Avellaneda, para “romper la proscripción” de Cristina Kirchner y reforzar el operativo clamor por su candidatura presidencial.  Axel Kicillof, gobernador de Buenos, planteó: “La compañera Cristina Fernández de Kirchner es (la candidata) en la que nuestro pueblo confía y la que nuestro pueblo quiere”. Así lanzó la campaña “Luche y vuelve”. La fecha elegida a cincuenta años de la victoria de Héctor Cámpora tras dieciocho años de proscripción del peronismo, es una analogía que el kirchnerismo busca instalar con la situación procesal de la vicepresidenta.  La historia puede parecerse pero nunca repetirse: Cristina no está proscripta en la actualidad y el FMI, a diferencia de 1973, tiene el control de la economía argentina.

El peronismo no va más

Con el “Luche y vuelve”, el kirchnerismo quiere instalar la ilusión de que si Cristina vuelve van a cambiar su proyecto de gobierno.  Por eso cuando Máximo Kirchner en el encuentro dijo: “Muchos se valieron del triunfo de 2019 para acceder al poder y ahora se hacen los distraídos para hacer lo que tienen que hacer”. Le estaba pidiendo al presidente Fernández que baje su precandidatura para las PASO y facilite el camino a Cristina o a quien ella designe con el “dedazo”.  En esta maniobra tienen un problema: Alberto y Cristina son la fórmula que gobierna ahora y aquí. Es más, la mayoría de los ministros fueron designados de común acuerdo. Las medidas de gobierno para garantizar las súper ganancias de los empresarios y multinacionales son de este gobierno, que es el de ambos. Eso sucede con el dólar soja, el dólar automotriz, el dólar turismo, el acuerdo secreto con Chevron, y el actual canje de deuda para los banqueros. Hasta YPF apareció como sponsor en la Expoagro donde se concentra lo más granado de la oligarquía del campo.

A pesar de todas estas políticas proimperialistas y propatronales de su gobierno, el kirchnerismo intenta, con sus slogans, encarar la campaña electoral como si no tuviera nada que ver. Es una maniobra poco creíble. Parece que en cada elección vuelven a empezar.

El peronismo ha gobernado más de dos tercios de todo el tiempo transcurrido en los 40 años del final de la dictadura hasta acá. Y ha sido, con distintos personajes y discursos, garante de los pagos de deuda y los planes de ajuste. Principal responsable de que hoy la pobreza orille el 40%. El kirchnerismo es parte de este balance de los gobiernos peronistas. Como lo dijo la propia Cristina cuando gobernaba: “en mi gobierno se la llevaron con pala”, refiriéndose a los banqueros. O “somos pagadores seriales” reconociendo los 200.000 millones de dólares en efectivo que se le pagaron a los pulpos acreedores durante los doce años kirchneristas. Lo más importante hoy, es que es insostenible que Cristina y el kirchnerismo no tiene “nada que ver” con las políticas de ajuste y saqueo que está llevando adelante el Frente de Todos. El propio ministro Aníbal Fernández (hasta ayer nomás entusiasta kirchnerista y hoy alineado con Alberto Fernández) lo dejó en claro: “Cristina es parte del gobierno”. Tanto lo es, que fue ella quien bendijo la llegada al ministerio de Economía de quién es hoy el principal implementador del ajuste: Sergio Massa. El mismo Massa del que Máximo Kirchner dijo el sábado pasado que lo quería “dentro de su espacio” y ¿por que no? candidato presidencial. Cristina comenta las medidas y las consecuencias del ajuste como si su sector fuera ajeno, mientras conserva miles de puestos importantes en el gobierno y las medidas más importantes (como avanzar en el acuerdo con el FMI) fueron “bendecidas” por ella personalmente. Todo esto indica que no hay un peronismo kirchnerista “progresista” con un programa distinto al que se está llevando a cabo actualmente.

Todo esto debe llevarnos a sacar una conclusión, que es la que queremos compartir y debatir con nuestras compañeras y compañeros de trabajo, estudio o vecinos.  Las banderas históricas del peronismo de soberanía económica, justicia social e independencia política ya no volverán. El peronismo no va más, no es salida para el pueblo trabajador en ninguna de sus variantes. Es necesario algo nuevo, una nueva alternativa política, como la que estamos impulsando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Que gobiernen los que nunca lo han hecho, la izquierda las y los trabajadores.

Escribe Claudio Funes

El Fondo Monetario que estuvo detrás del golpe genocida de 1976 y está ahora de la mano del peronismo. El FMI es un organismo imperialista saqueador dominado mayoritariamente por Estados Unidos, el imperialismo yanqui que de la mano de los genocidas impuso un plan económico de saqueo teniendo al endeudamiento externo como centro.  

Videla, Martínez de Hoz y Cavallo (idolatrado por Milei) fueron los responsables del salto gigantesco de la deuda externa en esos años. Pasó de 7.000 millones de dólares en 1976 a 42.000 millones en 1982, dinero que fue a la bicicleta financiera, a pagar deuda privada de los empresarios y a la compra de armas. Es decir, una dictadura sangrienta nos ató al Fondo y jamás nos independizamos. A cuarenta años de gobiernos constitucionales ninguno se atrevió a romper con él. Esto le decimos como resumen a las nuevas generaciones.

El mal llamado “padre de la democracia”, Raúl Alfonsín, reconoció la deuda y la pagó a pesar que no había registros contables. Luego el peronismo con Carlos Menem la pagó con privatizaciones y desocupación. El radical Fernando de la Rúa nos llevó a la crisis de 2001. Este gobierno cayó por el Argentinazo, una gloriosa rebelión popular que impuso el no pago. Pero con el gobierno de Néstor Kirchner se reanudaron los pagos. Néstor y Cristina le pagaron de contado toda la deuda al FMI con el verso de que nos íbamos a liberar. Una mentira total. Luego el macrismo nos endeudó por otros 45.000 millones de dólares más.

El gobierno de Alberto Fernández siguió el mismo camino. Reconoció el endeudamiento de Macri y viene pagando con más ajuste. Cristina Kirchner decía que si ganaba el peronismo el FMI no iba a volver y que las y los niños se iban a preguntar qué significaba esa vieja sigla FMI. Ahora la vice y La Cámpora dicen que hace falta una “unidad política para revisar el acuerdo con el FMI y poder crecer”, pero nunca repudiar al Fondo y dejar de pagar.

La pobreza creciente mientras se paga una deuda usurera y fraudulenta muestra que no hay ninguna posibilidad de salir de la crisis mientras continuemos sometidos al Fondo Monetario Internacional. Solo el FIT Unidad plantea un camino completamente distinto del que avalan tanto el peronismo como el macrismo y Milei.

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