Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Movimiento Socialista de las, los y les Trabajadores, sección chilena de la UIT-CI

5/09/2022. La mayoría del país (62%) decidió rechazar la nueva propuesta constitucional, contra sólo un 37% que votó aprobar. Un resultado que golpeó a un amplio sector de compañeres, compañeras y compañeros que han sido lo mejor de la lucha de la rebelión popular de 2019 hasta hoy. La confusión impera, porque no cabe ninguna duda de que ayer ganaron los grandes empresarios, la derecha y el pinochetismo más recalcitrante. Entendemos y compartimos la decepción de cientos de miles.

Hoy hay una tarea fundamental: entender qué pasó, las verdaderas razones de la derrota y cuáles serán sus consecuencias para el pueblo y la clase obrera. La vieja y nefasta tradición de culpar al pueblo por “ignorante y facho”, de nada nos sirve. Ahora más que nunca debemos fortalecernos con las conclusiones correctas para retomar la lucha, porque sigue siendo urgente.

Las verdaderas razones de la derrota electoral.

Parece absolutamente contradictorio que el mismo pueblo que encabezó una de las rebeliones populares más importante del último tiempo, que votó con un 80% por cambiar la constitución, que hizo ganar en mayoría a candidates independientes para la convención, use ahora esa mayoría para negarse a cambiar la constitución. Pero no lo es.

Esta derrota comenzó a gestarse el 15 de noviembre de 2019, cuando la derecha, la ex concertación y el Frente Amplio, firmaron el Acuerdo por la Paz para salvar al gobierno de Piñera, y desviar la fuerza de la movilización al institucional camino de un proceso constituyente absolutamente condicionado por el empresariado, para que no fuese ni libre ni soberano. No sólo eso, sino que ese acuerdo permitió golpear a los más combativo de la movilización, transformándolos en presos y presas políticas, o reprimiéndolos brutalmente, garantizándole impunidad a Carabineros para esta tarea. Y así fue hasta hoy.

Con el 80% de apruebo en el primer plebiscito, y con una mayoritaria votación a las y los independientes, la clase trabajadora y el pueblo creyó constituir una institución que se opusiera a los corruptos de siempre, pero eso no ocurrió. Por eso luego vino la decepción y la ruptura de millones con el proceso constituyente. La convención constitucional dejó gobernar tranquilamente a Piñera, nada hizo frente a la pérdida de puestos de trabajo y el crecimiento de la pobreza, nada hizo por las y los presos políticos o contra milicos y pacos que reprimieron. Fue otro parlamento más, alejado totalmente de las demandas inmediatas de quienes habían protagonizado la rebelión popular, tal como querían la derecha, la ex concertación y los que hoy componen el actual gobierno.

En esa misma convención constitucional, y tras bambalinas, la mayoría de los “independientes” cedió el control a los partidos, que dejaron fuera del nuevo texto constitucional demandas tan importantes como la nacionalización de las riquezas naturales. Entre forcejeos y maniobras, se dio a luz a una nueva constitución que, aunque con avances democráticos, dejó intacto el modelo económico que ha causado la desigualdad profunda en el país. Por esto el entusiasmo popular con la nueva propuesta se mostró en los apruebazos pero no despertó la simpatía obrera y popular, y cundió la confusión frente a una propuesta que no tomaba las principales demandas por las que salimos a las calles.

Por su parte, otra decepción preparaba el escenario de ayer. La llegada del nuevo gobierno, con el Partido Comunista y el Frente Amplio a la cabeza, ha sido una gran decepción para millones. Frente a la profunda crisis económica que vivimos millones de familias trabajadoras, Boric y su gobierno se niegan a las medidas más básicas para evitar el descalabro. Nada hace ante la inflación, nada hace contra los sueldos de miseria, niega toda ayuda estatal directa y deja intacto los beneficios de los grandes empresarios. Lo que sí ha entregado, a manos llenas, es represión contra el pueblo Mapuche y chileno, y un sinfín de promesas vacías. Por eso millones usaron el voto del plebiscito para castigar a este gobierno.

Más criminal aún fue su actuar en la campaña. Mientras miles trataban de enfrentar, con escuálidos recursos, al pinochetismo del rechazo, Boric y sus partidos firmaron con febril apuro un acuerdo para reformar la nueva constitución en beneficio del empresariado. ¡Negociaba, descaradamente y públicamente, la nueva constitución con el rechazo!, sosteniendo que había que hacer una “constitución de todos”.

Ni que decir de las direcciones de las principales organizaciones sindicales, estudiantiles y populares del país, dirigidas por estos mismos partidos, y que han cumplido un papel nefasto en aumentar la desilusión. La CUT que nada ha hecho por las familias trabajadoras en estos duros momentos, o el Colegio de Profesores, que sólo se limita a palabras de buena crianza para exigir demandas, la CONFECH que lleva años ausente y ahora está totalmente sometida al nuevo gobierno contra el estudiantado, apenas hicieron campaña. Preguntamos: ¿Cuántos actos, y actividades, convocaron con trabajadoras y trabajadores, con el estudiantado, estas organizaciones?

La campaña de la derecha y el rechazo, el veneno de las mentiras y el miedo, recorrió tranquilamente las brechas de desilusión abiertas por quienes hoy dirigen el gobierno, que encabezaron el apruebo, que negociaron con la derecha en la convención, y que durante la rebelión popular salvaron a Piñera. Esta es su derrota. Millones de trabajadores y trabajadoras, estudiantes, mujeres, disidencias y hermanas y hermanos de pueblos originarios, votaron expresando esta confusión, o directamente castigando las medias tintas y los engaños de este gobierno que prometió cambiar las cosas.

Cabe, sin embargo, agregar otro punto no menos importante. Apruebo Dignidad y los viejos partidos han logrado conducir todo el proceso político hasta hoy, porque no hemos logrado construir una alternativa política para les las y los millones que luchamos durante la rebelión popular. Que luche contra la inflación y los sueldos de miseria, por las demandas más sentidas por la clase trabajadora y el pueblo, o que nos permitiera (en su momento) enfrentar las maniobras y engaños en la convención, así como haber empujado un apruebo contra la constitución de Pinochet. Sin esa dirección, como ha quedado claro, todo esfuerzo puede ser en vano.

Usaran esta derrota para seguir atacando al pueblo y la clase trabajadora.

Hoy el triunfo del rechazo le permite seguir empujando a la derecha a un gobierno que ya tendió todos los puentes con los jefes del pinochetismo. No tocando a Piñera ni a los oficiales que impusieron el terror en la rebelión popular, militarizando Wallmapu y reprimiendo movilizaciones, y sobre todo comprometiéndose a un acuerdo nacional para construir la “constitución de todos”. Eso fue, es y será, el gobierno de Boric el PC y el FA.

Ni bien ganaron, y en medio de pequeñas celebraciones que no entusiasmaron a sus propios votantes, los dirigentes del rechazo salieron a tomar la propuesta hecha por el mismo Boric. Ambos bandos, hace mucho tiempo, habían acordado, de espaldas al pueblo, que cualquiera de las dos opciones que gane, debía conducir a un nuevo camino de reformas, pero ahora dirigida totalmente por el corrupto parlamento.

¡Un nuevo proceso constituyente! Les prometió Boric, ¡Hay que hacerle cambios a la constitución del 80’! responde la derecha. Ambos bandos saben que necesitan seguir alimentando las esperanzas en que los cambios “responsables” sólo los pueden dar ellos mismos, encerrados en el congreso. Y para eso se proponen instalar un escenario de reformas que tranquilicen a millones de familias trabajadoras que ven caer su nivel de vida a diario, producto de la crisis económica. El caldo de cultivo del descontento social crece, y el coyuntural triunfo del rechazo no les hace olvidar esta situación.

Tome el nombre que sea, lo que quieren es un nuevo acuerdo nacional para liquidar cualquier vestigio de la rebelión popular de 2019, y seguir descargando el peso de la crisis económica sobre las espaldas del pueblo trabajador. Por eso es urgente sacar las conclusiones sobre la derrota del apruebo este 4 de septiembre, y ordenar nuestras filas para enfrentar nuevos ataques de este gobierno y sus aliados de la oposición de derecha.

Debemos enfrentarlos a todos.

¿Entonces por qué era importante aprobar? Porque el triunfo del rechazo fortalecería, y así lo hizo, a los sectores más reaccionarios del país. Así lo entendimos miles que nos volcamos a los principales actos, o a empujar con nuestras propias fuerzas la campaña. Quienes no sólo buscamos el voto, denunciamos las maniobras del gobierno de Boric, impulsamos llamados a luchar contra la inflación y los sueldos de miseria, y a solidarizar activamente con todas las luchas.

Por esto es fundamental fortalecer esa unidad que se dio entre quienes impulsamos en las calles la lucha contra el pinochetismo y el rechazo. Su triunfo electoral sólo significa más sufrimiento para millones de familias trabajadoras producto de la crisis económica que nos obligan a pagar, mientras los ricos son cada día más ricos.

Necesitamos reagruparnos, unificar luchas, abrir diálogos fraternos, actuar juntes juntas y juntos contra todos quienes quieren usar el triunfo del rechazo para seguir golpeando a la clase trabajadora y el pueblo. Ya vendrán tiempos para lamentarse por la derrota recién pasada, hoy son tiempos de retomar los caminos abiertos por la rebelión popular de 2019.

Por un plan de lucha nacional contra la inflación y los sueldos de miseria.
Contra la militarización de Wallmapu, la represión, y por la libertad de nuestras y nuestros presos.
Contra las negociaciones entre el rechazo y el gobierno de Boric para imponer un falso proceso constituyente, dirigido por los corruptos de siempre.
A unirnos en la lucha, a retomar las calles, a construir juntes juntas y juntos una alternativa política para les las y los que luchamos.
Para que gobiernen les las y los trabajadores y los pueblos en Chile y el mundo.

Comité Ejecutivo MST.

En septiembre de 1975 ocho militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), partido antecesor de Izquierda Socialista, fueron asesinados por bandas fascistas amparadas por el gobierno peronista de Isabel Perón. Su asesinato fue un ataque al movimiento obrero y popular que entonces venía luchando contra el “Pacto Social” y el ajuste. Fue también un ataque contra el PST y su política revolucionaria. Hoy seguimos exigiendo justicia por nuestras compañeras y compañeros asesinados del glorioso PST y continuamos su legado.

Escriben: José “Pepe” Rusconi y Federico Novo Foti

La noche de 4 de septiembre de 1975 un grupo de jóvenes militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de La Plata se dirigía hacia la fábrica Petroquímica Sudamericana para llevar dinero de una colecta en apoyo a su fondo de huelga. Pero nunca llegaron. Fueron interceptados, secuestrados y, luego de una terrible tortura, acribillados a balazos por una banda fascista. Sus cuerpos fueron tirados en La Balandra, playa de la ciudad de Berisso. Ellos eran, Roberto “Laucha” Loscertales, que había sido dirigente estudiantil en la Facultad de Ingeniería y trabajador del Astillero Río Santiago, Adriana Zaldúa, referente estudiantil de Arquitectura y trabajadora del Ministerio de Obras Públicas (MOP), Hugo Frigerio, delegado gremial del MOP, Ana María Guzner Lorenzo, delegada no docente de la UNLP y Lidia Agostini, joven odontóloga, integrante del frente de profesionales. Al día siguiente, alarmados por su desaparición, pero aún sin conocer su suerte final, se convocó a una asamblea en el MOP que resultó multitudinaria. Hacia allí se dirigían otros tres militantes del PST para repartir volantes denunciando los hechos. Pero tampoco pudieron llegar a su destino. Fueron interceptados y secuestrados a la vuelta del local central del PST de La Plata. Sus cuerpos también aparecieron acribillados al poco tiempo. Ellos eran, Oscar Lucatti, trabajador del MOP, Carlos “Diki” Povedano, trabajador de Previsión Social, y Patricia Claverie, estudiante de Ciencias Naturales. El asesinato de los ocho militantes del PST, perpetrado por bandas fascistas que actuaban al amparo del gobierno de Isabel Perón y el gobernador Victorio Calabró, buscó asestar un duro golpe al conjunto del movimiento obrero y popular de la región y, en particular, a la política revolucionaria que impulsaba el PST.

El regreso de Perón y la política del PST

El “Cordobazo”, la insurrección obrera y estudiantil del 29 de mayo de 1969, dejó herida de muerte a la dictadura militar de Juan Carlos Onganía. Alejandro Lanusse, uno de los sucesores de Onganía, lanzó el Gran Acuerdo Nacional (GAN), junto a dirigentes radicales y peronistas, para lograr una transición ordenada mediante el llamado a elecciones y el fin de la proscripción al peronismo. Su objetivo era frenar el ascenso de las luchas obreras y populares. Pero, a pesar del triunfo electoral del peronista Héctor J. Cámpora, en marzo de 1973, las luchas no cesaron. La burguesía y el imperialismo exigieron entonces que Juan Domingo Perón controlara directamente la situación. Perón, había regresado en noviembre de 1972 de su largo exilio. Era aún respetado y recordado por su resistencia al avance del imperialismo yanqui y sus concesiones a la clase obrera desde mediados de la década de 1940, por lo que logró un amplio triunfo en las elecciones de septiembre de 1973.

Entre tanto, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), fundado en 1972 y perteneciente a la corriente trotskista impulsada por Nahuel Moreno, en la coyuntura abierta por el GAN se dio a la tarea de construir un partido revolucionario inserto en la clase obrera. Debatió duramente con la guerrilla, planteando que ese no era el camino para la revolución en el país, sino la pelea por una nueva dirección para la clase trabajadora, con un programa y una política que enfrentara a la burocracia sindical, al peronismo y al propio Perón. Explicando pacientemente que Perón no volvía para reinstaurar los “días felices” del primer peronismo o para la “liberación nacional”, sino para frenar las luchas contra el ajuste con el “Pacto Social”. En esa perspectiva el PST presentó candidaturas independientes (Coral-Ciapponni y Coral-Páez) en las elecciones de 1973.

En efecto, tras su asunción en octubre de 1973, Perón se abocó a derrotar el ascenso. En 1974, bandas fascistas como Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) o Concentración Nacionalista Universitaria (CNU), organizadas desde el Ministerio de Bienestar Social conducido por el siniestro ministro José López Rega, comenzaron a realizar atentados contra locales y militantes de la JP, el PC y el PST. El 7 de mayo fue asesinado el militante del PST, Inocencio “Indio” Fernández, delegado combativo de la fundición Cormasa. El 29 sucedió la Masacre de Pacheco, donde fueron asesinados otros tres militantes. El PST denunció a las bandas fascistas como parte integrante del gobierno y llamó a las organizaciones combativas a derrotarlas construyendo brigadas o piquetes antifascistas. Pero su llamado no fue escuchado por la mayoría de las organizaciones.

El 1° de julio de 1974 murió Perón, asumiendo como presidenta María Estela Martínez, más conocida como Isabelita. Sin embargo, la verdadera conducción del país quedó en manos del “brujo” Lopez Rega, quien profundizó las medidas represivas y el plan de ajuste, cuando el flamante nuevo ministro de Economía, Celestino Rodrigo, promovió una devaluación superior al 100%, aumento de los servicios públicos y la liberación de precios, apoyado en el “Pacto Social”. Pero su plan fue derrotado por la masividad y la fuerza de la primera huelga general contra un gobierno peronista, el “Rodrigazo” de junio de 1975.

Seguimos exigiendo justicia

El “Rodrigazo” marcaría, en definitiva, el final del gobierno de Isabel. Comenzaba a incubarse entre la burguesía, el imperialismo y un grupo de militares la idea del golpe de Estado. Pero, entre tanto, continuaron actuando las bandas fascistas y centenares de activistas políticos, sindicales y estudiantiles aparecían muertos a diario. La región platense, que era escenario de varias luchas en las que la militancia del PST participaba activamente, fue una de las más golpeadas. El asesinato de los ocho militantes del PST fue entonces no sólo un ataque al movimiento obrero y popular que venía enfrentando el “Pacto Social” y el ajuste, sino específicamente contra militantes que aspiraban en cada lucha a construir una nueva dirección sindical y política de la clase obrera.

A partir del 24 de marzo de 1976, la dictadura militar buscó terminar con todo ese proceso. Pero pese a que dejó más de 30.000 detenidos desaparecidos, entre los que se cuentan más de cien militantes del PST, tras su caída, las luchas contra el ajuste y el saqueo del país por los sucesivos gobiernos radicales, peronistas o macristas al servicio de la burguesía y el imperialismo continuaron. Así también, desde hace 47 años, exigimos que la Masacre de La Plata se esclarezca y sus perpetradores sean juzgados y encarcelados. Denunciamos la impunidad y seguimos reclamando verdad y justicia. Hoy hacemos un especial homenaje y continuamos la tarea de aquellos militantes que entregaron sus vidas por construir un partido revolucionario que, inserto en el movimiento obrero y sus luchas, enfrente a los gobiernos capitalistas en el camino de conquistar un gobierno de las trabajadoras y trabajadores y por el socialismo.

Reivindicamos con orgullo al glorioso PST y levantando como siempre los puños bien en alto decimos, ¡compañeras y compañeros asesinados y detenidos desaparecidos del PST, hasta el socialismo siempre!

Escribe Laura Marrone, legisladora -mc- de CABA por Izquierda Socialista/FIT Unidad.

Que el gobierno garantice los derechos de las personas con discapacidades

La población con discapacidades de nuestro país, alrededor del 10%, sufre un nuevo ataque por parte de un gobierno que está empeñado en aplicar un brutal ajuste al pueblo trabajador para cumplir con los dictados del FMI, mientras la CGT y CTA no llama a la lucha para defender a los que reclaman por sus justos derechos.

En esta oportunidad, aquellos que tienen obra social y, por tanto, acceso a prestaciones básicas, ven peligrar la continuidad de las mismas porque los prestadores que la atienden no cobran desde hace seis meses. En general se trata de personas que están tercerizadas con contratos basura vía asociaciones particulares, precarizadas, con salarios inferiores a los nomencladores de sus profesiones, insuficientes, que sostienen sus servicios hasta hoy sin los recursos más elementales para vivir. Por ello están realizando medidas en todas las provincias de visibilización de su realidad para hacerse escuchar (marchas, acampes) donde confluyen trabajadores, familiares y personas con discapacidades. Todas las familias tienen alguna persona en esta situación, viviendo la incertidumbre sobre qué harán mañana.

Tanto el gobierno del Frente de Todos, a través del ministerio de Economía, como las Obras Sociales y todo un entramado burocrático en que ambos se escudan, hacen oídos sordos a este reclamo cuando son los responsables de los fondos para proveer los recursos que sostienen estas prestaciones. Y la situación se agrava día a día. En ese marco, el gobierno prepara un DNU para crear un Fondo Nacional para la cobertura de las prestaciones Básicas de Atención Integral a favor de las Personas con discapacidad, previstas en la Ley 24901, donde se haría cargo de las prestaciones para toda la población, no solo aquellas que no tienen obra social. Aunque la propuesta pareciera responder a una necesidad imperiosa, -que es atender a todas las personas, con y sin obra social-, la propuesta no puede deslindarse del contexto en que se realiza. Los efectos prácticos de este decreto que rechazamos serán que las obras sociales se saquen de encima la responsabilidad de atender a los discapacitados y que el Estado dé unos míseros pesos que no alcancen para cumplir con la atención debida a estos pacientes.

Nosotros proponemos que de los montos para educación y salud, apropiados por el ministerio de Economía por subejecución del presupuesto, salga el dinero para un subsidio de emergencia, que normalice las prestaciones hasta tanto se encare una solución definitiva.  La solución de fondo requiere, no un fondo que luego terceriza servicios, sino la integración de las prestaciones a las personas con discapacidades, con y sin obra social, a un sistema único nacional de salud gratuito y que, además, integre al personal hoy tercerizado al régimen laboral del Estado en igualdad de derecho que el resto del personal de la salud pública, todo bajo control de las asociaciones de familias afectadas. En el camino de esa solución, debemos defender lo que ya tenemos, y es que no se reduzca ni un peso a los fondos que ya existen para pagar una deuda externa usurera y fraudulenta y cumplir las metas con el FMI, el pago inmediato a todas las personas que prestan servicios a las personas con discapacidades, equiparación salarial a las profesiones de los nomencladores del estado y el cumplimiento de la Ley 24.901.

 

El Frente de Izquierda Unidad repudia el atentado sufrido por Cristina Kirchner en la noche del jueves y reclamar su inmediato esclarecimiento.

No es casual que, de acuerdo a la información pública, la persona que quiso cometer el crimen haya sido parte de la campaña para estigmatizar y criminalizar las luchas populares y al movimiento piquetero-  como parte de una campaña mediática que incluyó a la extrema derecha de Milei –quien no casualmente hizo un notable silencio frente a este atentado- a Juntos por el Cambio y al propio oficialismo. Esta campaña promueve la represión contra las luchas del pueblo trabajador y el redoblamiento de las medidas de ajuste.

Nuestro repudio a este atentado reaccionario no implica ninguna solidaridad política con un gobierno que está llevando a cabo un profundo ajuste contra el pueblo trabajador bajo el mandato del Fondo Monetario Internacional. Rechazamos los llamados a la “unidad” y a la “concordia” con las cámaras empresariales que promueven el ajuste y la pulverización de los salarios, y con los partidos políticos del ajuste. Por eso hemos decidido no marchar en el día de la fecha.

Desde el FIT-U vamos a seguir defendiendo las libertades democráticas contra todo ataque reaccionario o fascistoide, contra el aparato represivo del Estado y apoyando todas y cada una de las luchas contra el ajuste, por el salario, la vivienda y en defensa de la salud y la educación públicas.

El compañero Raúl falleció inesperadamente el jueves primero de septiembre a los 64 años de un paro cardíaco. Comenzó su militancia en el viejo MAS, en los ´80. Después de un tiempo alejado, volvió a las filas de la corriente morenista en 2001 en Aldo Bonzi, La Matanza, donde participó de la asamblea barrial. Desde entonces militó de forma ininterrumpida en nuestro partido, llegando a ser responsable de varios equipos, tanto en el Mercado Central, como en Villa Insuperable y Aldo Bonzi. Junto con su compañera organizó un comedor comunitario en momentos de mucha crisis y hambre en nuestro país.

Raúl fue un sacrificado trabajador independiente y cómo decía Marx: “para un trabajador su único capital son su prole…” a los cuales dedicó y acompañó hasta su último día, sin dejar jamás de construir nuestro partido. Desde el taxi o remis aprovechaba sus viajes de trabajo para pasar volantes de Izquierda Socialista, el periódico y hasta la revista Correspondencia Internacional. Su trabajo como taxista en Ezeiza le permitió conocer y trasladar a dirigentes de la internacional, fortaleciendo su orgullo militante internacionalista.

Desde el dolor por su partida pero orgullosos y orgullosas de haber compartido su militancia, lo despedimos el Viernes 2 de Septiembre junto a amigos y familiares en su querido Aldo Bonzi. Por la dirección regional de La Matanza tomó la palabra el compañero “Leo”, compañero de militancia de Raúl durante varios años y por la dirección nacional lo hizo Miguel Sorans quien reivindicó la militancia obrera y socialista de nuestro compañero. Levantamos el puño en alto, saludamos y abrazamos fuerte a su compañera de toda la vida Bibi, su hija Sol, su hijo Matías y sus nietos. Cantamos la internacional y una vez más decimos bien fuerte: compañero Raúl ¡hasta el socialismo siempre!

 

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