El gobierno ha lanzado una ambiciosa campaña antiobrera, oculta bajo el tramposo discurso de intentar mejorar la “competitividad” de la economía. Mientras habla de generar empleos, avala y facilita despidos. Su objetivo es precarizar y flexibilizar las relaciones laborales.

Escribe Simón Abreu

Jorge Triaca, ministro de Trabajo, manifestó: “Hay que entender al que despide”. Toda una definición del carácter propatronal del gobierno de Macri. Reza el refrán que el fruto no cae lejos del árbol y a Triaca le viene como anillo al dedo: su padre fue ministro de Trabajo y Empleo de Menem. Es indignante. Pide “comprensión” para el patrón, mientras la que se hunde en la miseria es la familia del trabajador despedido.

El año pasado Macri prometía “brotes verdes” que traerían trabajo y prosperidad. Como mucho no tenía para mostrar, hacía propaganda demagógica con el ejemplo de que nos transformaríamos en grandes exportadores de limones a los Estados Unidos. Pero ahora asumió Trump y en un segundo se acabó el permiso para la entrada de nuestros limones al país del norte. Para el trabajador común todo esto es un sainete con un único dato importante: en la Argentina, el principal productor de limones del mundo, el kilo hoy está a casi 100 pesos. ¡Como un producto de lujo! Si a esto le sumamos el nuevo tarifazo, las subas en los peajes, las prepagas y toda la canasta de alimentos que sigue aumentando vemos que se sigue dando lo que fue la norma del año pasado: la inflación pulverizando el salario.

El Senado dio media sanción al proyecto de ley que rige a las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART). Los cambios promovidos por el gobierno de Macri y aprobados por senadores kirchneristas, están en sintonía con el reclamo de las cámaras empresarias como la Unión Industrial Argentina y las aseguradoras nucleadas en la UART: terminar con los juicios y bajar el costo laboral. La ley favorece particularmente a las ART, que son 21 empresas que tienen cautivo a diez millones de trabajadores y de ellas 16 tienen el 97% y 4 concentran el 60%.

Macri anuncia el convenio de Vaca muerta como una “revolución del trabajo”, mientras lanza una feroz ofensiva contra los derechos de los trabajadores. El nuevo convenio firmado busca liquidar conquistas laborales de los petroleros. Y se intentará extender a otros gremios, pactando con la burocracia de la CGT. Pero mientras se maximizan las ganancias de las transnacionales y se recortan los ingresos de los trabajadores, siguen los despidos y las suspensiones, inclusive en las mismas empresas petroleras de Neuquén. El acuerdo también significa una total entrega de nuestros recursos naturales a las multinacionales extranjeras. Los trabajadores no tenemos nada para festejar.

Escribe  Mariano Barba