Sobre Macri, los gobiernos “progresistas” y los “golpes suaves”
El viernes 10 de junio se llevaron a cabo distintas charlas como parte de las jornadas previas al Congreso de la FUBA. Participaron nuestros compañeros Juan Carlos Giordano por Izquierda Socialista y el dirigente del PSL (Partido Socialismo y Libertad) de Venezuela, Simón Rodríguez Porras. Aquí reproducimos los principales debates.
La charla sobre situación nacional titulada “180 días de Macri” se llevó a cabo en la facultad de Ciencias Económicas. Giordano debatió junto a Hernán Letcher (concejal de San Martín del Frente para la Victoria); Itaí Hagman (Patria Grande); Jonathan Thea (Seamos Libres) y Marcelo Ramal (legislador PO-FIT).
Giordano arrancó señalando que el de Macri es un gobierno antiobrero, reaccionario y patronal y llamó a la más amplia unidad obrero-estudiantil para enfrentarlo. A renglón seguido denunció al peronismo kirchnerista que está aplicando ajustes similares en las provincias donde gobierna (Tierra del Fuego, Santa Cruz y Santiago del Estero). Denunciando, por ejemplo, que mientras Macri no puede aplicar el protocolo antipiquete, su mejor alumna es la gobernadora Bertone del FpV, reprimiendo y quemando el acampe pacífico en Ushuaia.
El concejal Letcher (FpV) intervino para “demostrar” con cifras que con los K estábamos mejor sin hacer referencia al ajuste K que desnudó Giordano, retirándose antes de que empezaran las preguntas. Itaí Hagman (Patria Grande) criticó que la izquierda “no ve” el avance de la derecha neoliberal continental; que el eje es enfrentar a Macri; dejar de debatir sobre el gobierno anterior y defendió al kirchnerismo, el chavismo y al PT de Brasil ante el “golpe”. Ramal, por su parte, denunció que no hay que ser furgón de cola de un nacionalismo que mostró sus límites y que hay que construir una alternativa de independencia de clase como lo es el FIT.
En el cierre Giordano argumentó que precisamente el chavismo, el kirchnerismo y Evo Morales surgieron de enormes procesos revolucionarios (Argentinazo, Caracazo, Guerras del gas y del agua). Que aprovecharon una coyuntura internacional favorable de altos precios de las materias primas (soja, petróleo, minerales) que les permitió otorgar algunas concesiones parciales a las masas, mientras gobernaron para los bancos, multinacionales, pagaron la deuda externa y no hicieron la reforma agraria. Habiendo dejado intacta la estructura capitalista semicolonial de nuestros países.
“América Latina en la encrucijada”
Así se tituló la otra charla que se llevó a cabo en la facultad de Ciencias Sociales versando con más peso sobre los gobiernos “progresistas” latinoamericanos y los supuestos “golpes”.
Además de Simón Rodríguez Porras participaron Joaquín Labarta Liprandi (director del Centro de Estudios Nuestroamericano ChávezKirchner con sede en Venezuela); Manuel Bertoldi (Patria Grande) y Alejandro Lipcovich (ex presidente FUBA/PO). Daniel Matos del MRT de Brasil (organización hermana del PTS) -quien integraba el panel y estuvo presente minutos antes- declinó del mismo sin dar explicaciones.
El kirchnerista Liprandi dijo que “el imperialismo y la derecha avanzan” con los golpes suaves, como en Brasil. Bertoldi (Patria Grande) reivindicó al Mercosur, Unasur y el Alba; dijo que Estados Unidos contraataca con golpes; que Venezuela sufre una “guerra ideológica” de los medios de comunicación, y una “guerra económica”, y reivindicó que en ese país hay un “proceso armado con las milicias bolivarianas”.
Lipcovich (PO) afirmó que “hay un giro a la derecha” por el cambio en la composición de los gobiernos en América Latina (pasando de nacionalistas burgueses que dejaron de servir a los intereses del imperialismo a gobiernos abiertamente subordinados a Estados Unidos). Y que en Brasil hay un golpe (Temer es más ajustador que Dilma) atento a que la definición de golpe no depende si hay o no militares interviniendo (no es de marxistas condicionarlo a ello, afirmó) sino por qué clase está detrás de un cambio de régimen: si es la burguesía, es un golpe.
Simón Rodríguez Porras (PSL) contestó que lo central en América Latina hoy es la crisis de los gobiernos llamados “progresistas”. Que su “doble discurso” pudo sostenerse -en cierta medida- hasta que llegaron al continente los efectos de la crisis capitalista mundial (caída de los precios del petróleo y materias primas) y que ahora, con más notoriedad, tanto los gobiernos de Venezuela como antes Dilma en Brasil, descargan mayores ajustes y criminalizan la protesta. Que a partir de estos ajustes se da una ruptura de masas que, en algunos casos, se refleja en un voto castigo hacia variantes de centroderecha. Pero que no hay “un giro a la derecha” de los trabajadores porque lo que predomina es su disposición a luchar (como se da en Argentina o en Brasil con el “que se vayan todos”).
Simón afirmó que en Brasil no hay un golpe sino “una maniobra parlamentaria reaccionaria que repudiamos, para imponer un pacto de gobernabilidad”. A tal punto que en las elecciones municipales de octubre el PT y el PMDB (partido de Temer) van en alianza electoral en muchos distritos. “¿Cómo puede ser que “golpistas y golpeados vayan juntos a elecciones?”, se preguntó.
Agregó que hablar del “golpe suave” en Venezuela le ha servido al gobierno para justificar un estado de excepción represivo para hacer pasar la atroz inflación, el desabastecimiento y el saqueo de las multinacionales. “No se puede pagar la deuda, mantener a las transnacionales, ajustar a los trabajadores y decir que eso es socialismo o progresismo. Como decía el Che Guevara “revolución socialista o caricatura de revolución”. Lo que se ha hundido en América Latina no es el socialismo, son las caricaturas de revolución”, sentenció.
Aclaró que las milicias bolivarianas son un componente del ejército burgués, no como las que defendían la República en España o la guerrilla sandinista. Y que están a la orden de un ministro de Defensa formado en la Escuela de las Américas.
Tanto Rodríguez Porras como Giordano convocaron a enfrentar a todos los gobiernos del ajuste -sean del signo político que sean-. Levantando medidas de fondo, anticapitalistas y socialistas. Y a construir nuevas alternativas políticas contra las variantes de centroderecha, “nacionales y populares”, del falso “socialismo del siglo XXI” y de la centroizquierda, como lo estamos haciendo con el Frente de Izquierda en Argentina y el PSL en Venezuela.