El próximo Primero de Mayo, día internacional de la clase obrera, encuentra al mundo inmerso en una crisis de magnitudes históricas.
La pandemia que azota a la humanidad en pleno siglo XXI ha puesto de manifiesto la incompatibilidad del sistema capitalista y sus intereses en base al lucro y a la ganancia privada con la preservación de la salud de los pueblos de todo el mundo. La política de vaciamiento de los sistemas sanitarios públicos llevada a cabo por todos los gobiernos ha sido una constante, no sólo en los países semicoloniales sino también en las mecas del capitalismo mundial. Este proceso se ha intensificado sensiblemente luego de la crisis mundial capitalista de 2007/08, cuando los gobiernos volcaron todos sus recursos al rescate de los bancos, multinacionales y capitales en quiebra. Como consecuencia de eso se han magnificado los estragos de la propagación del coronavirus a escala planetaria. Los muertos por el virus se acercan a las 200.000 personas. La principal potencia imperialista del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica, ha pasado a ser el epicentro de la crisis sanitaria. Otras potencias como Italia, Inglaterra y Francia también se anotan dentro del pelotón de los países más afectados por la propagación del virus sin poder controlar la multiplicación de las víctimas fatales.
En un mundo atravesado por “guerras” comerciales y monetarias, el desembarco de la pandemia redundó en un salto cualitativo y en una aceleración de la crisis capitalista mundial, crisis que ya se venía gestando desde tiempo atrás. Todas las medidas de rescate y estímulos a sectores burgueses, que los gobiernos imperialistas y capitalistas practicaron desde 2008 hasta los primeros meses de 2020 y que sólo apuntaron a salvar a los bancos y a una minoría de grandes empresarios, ya se habían revelado insuficientes para evitar el ingreso de la economía mundial a una recesión. La pandemia del Covid-19 puso fin a los devaneos de los escribas de la burguesía, empujando de un solo saque a la economía mundial no ya a una recesión sino directamente a una depresión. Los ‘inversionistas’ huyeron hacia los refugios de valor, se hundieron las acciones de las principales empresas del mundo, se rompieron las cadenas de pago y se desataron procesos de quiebras. Como consecuencia de toda esta crisis se están recrudeciendo hasta niveles insoportables todos los antagonismos sociales precedentes, y donde lo único que crece son los despidos, la pobreza y la miseria de millones de trabajadores y demás sectores populares. En Estados Unidos y en Europa los despidos de trabajadores se cuentan de a millones. Y el mismo fenómeno de destrucción de empleo masivo se extiende por todo el mundo, incluido nuestro país. Aunque también hay muestras de que los trabajadores y los pueblos del mundo se preparan para enfrentar los ajustes capitalistas.
Por iniciativa de Donald Trump, el Congreso norteamericano aprobó destinar recursos billonarios para el rescate de grupos capitalistas en crisis, lo que contrasta con los escasos recursos destinados a reforzar el sistema sanitario. Asimismo, el gobierno norteamericano se ha valido de la pandemia y de la crisis capitalista para impulsar un bloqueo económico reaccionario y criminal contra los pueblos de Cuba y Venezuela, y para redoblar sus amenazas militares contra Irán. Por su parte, la Unión Europea impulsa medidas de rescate similares a las del gobierno norteamericano. Los gobiernos conservadores y derechistas de Europa, como el de Boris Johnson en Inglaterra y el de Emanuel Macron en Francia, así como los gobiernos centroizquierdistas o ‘progresistas’, como el de Giuseppe Conte en Italia y el de Pedro Sánchez en España, han revelado su carácter criminal, al ofrecer resistencia al aislamiento social en función de preservar la “actividad económica” de sus respectivos países. Del mismo modo, en América Latina, la pandemia borró de un plumazo las diferencias entre el ultra derechista Jair Bolsonaro y el ‘nacional y popular’ López Obrador. Ambos, subestimando el impacto sanitario de la pandemia, empujan a las masas de sus respectivos países a ser víctimas del contagio masivo, con el objetivo de preservar la rentabilidad empresarial.
En nuestro país, las patronales presionan por un levantamiento total de la cuarentena en busca de una reactivación de la actividad económica para preservar sus beneficios, lo que objetivamente atenta contra la salud del pueblo trabajador. En distintos sectores y en forma progresiva, el gobierno de Fernández deja correr a los lobbies empresariales, al mismo tiempo que rechaza destinar los recursos necesarios para apuntalar el sistema sanitario e impulsar testeos masivos, y rechaza reorientar una parte de la industria a la producción de los insumos e instrumentales fundamentales para hacerle frente a la pandemia. Por el contrario, el gobierno de Fernández reafirma la política que postuló desde el día que asumió: subordinar todo a la reestructuración de la deuda con los acreedores privados y los organismos de créditos internacionales, sin cuestionar el carácter “odioso” y fraudulento de esa deuda. Ese plan de reestructuración de la deuda fue votada en el Congreso con la sola oposición de los diputados del Frente de Izquierda. El gobierno no solo ha sostenido un pago riguroso de la mayor parte de los vencimientos de deuda que han tenido lugar en el curso de este año, destinando para ello los 4.500 millones de dólares previstos en la propia ley de emergencia (incluso en el marco de la llegada de la pandemia), sino que le ha presentado a los usureros internacionales, de común acuerdo con el FMI y la ‘oposición’ patronal, un plan de reestructuración que solo establece una quita del 5% del capital adeudado y que les reconoce una tasa de interés enormemente superior a la que rige en el mercado internacional. Mientras, reconoce el conjunto de la deuda, que supera los 400.000 millones de dólares, incluida la que Macri que pactó con el FMI, dinero que fue todo a la bicicleta financiera.
Mientras el gobierno “nacional y popular” extrema los esfuerzos del país para cumplir con los preceptos del FMI y los especuladores del capital financiero internacional, el desembarco de la pandemia en la Argentina encontró al sistema sanitario público con un presupuesto congelado, heredado del gobierno de Mauricio Macri y de todos los gobiernos peronistas anteriores. Las consecuencias de este desfinanciamiento se revelaron rápidamente: Argentina tiene hoy la proporción de personal de salud infectado por Covid-19 más alta del mundo en relación al conjunto de los infectados. Los capitalistas, por su parte, descargan su crisis sobre las espaldas de los trabajadores, con decenas de miles de despidos y suspensiones y violentas reducciones salariales. Las burocracias sindicales, lejos de defender las conquistas de los trabajadores, se anotan como voceros y representantes de sus respectivas patronales, rubricando los ataques de las patronales contra los derechos laborales. Y el gobierno a la vez que permite el alza de despidos, suspensiones y rebajas salariales, premia a las empresas con subsidios estatales para que afronten parte del pago de salarios, en lugar de que utilicen sus fabulosas ganancias obtenidas en años anteriores.
En la mayor parte de los países del mundo, los gobiernos capitalistas escudados en las crisis sanitarias refuerzan y le otorgan un renovado protagonismo a los aparatos de seguridad, previendo nuevos alzamientos de las masas ante la carestía generalizada y la catástrofe sanitaria. A esa tendencia general, en nuestro país el gobierno le agregó el ciberpatrullaje, que no es otra cosa que un represivo control social preventivo desde las redes sociales, frente a posibles protestas sociales y un alza del descontento.
La pandemia ha puesto en evidencia el carácter criminal de la política capitalista de los distintos gobiernos del mundo.
Pero del otro lado, los explotados empezamos a hacer oír nuestra voz. Los trabajadores de la salud, en la primera línea de la lucha contra el coronavirus, se encuentran a su vez liderando la lucha contra los vaciamientos sanitarios de los gobiernos capitalistas protagonizando todo tipo de denuncias, asambleas, abrazos a hospitales y otras acciones posibles en el marco de la pandemia. En EEUU, México, Honduras, Colombia, Perú, Brasil y Argentina; en el Reino Unido, Italia, Grecia y Francia; en Pakistán, Nigeria, Malawi, Zimbawue y Sudáfrica; los trabajadores de la salud se ponen de pie y marcan un camino para toda la clase obrera internacional. Camino del cual también comienzan a ser parte las y los jóvenes precarizados que vienen denunciando activamente los recortes salariales, como en las cadenas de comidas rápidas o en el paro internacional de repartidores, entre otros sectores.
A su vez, los trabajadores y los pueblos del mundo no ingresan a la presente crisis como una “hoja en blanco”. El 2019 ha sido un año signado por la irrupción del proletariado en importantes metrópolis y por la emergencia de grandes rebeliones populares en distintos países Latinoamericanos, de Medio Oriente, del norte de África y europeos, como Francia. La pandemia ha impuesto un relativo cuadro de contención de estas enormes luchas y alzamientos de las masas, pero de ninguna manera esos procesos se han cerrado, pues todas las contradicciones sociales que motivaron esos estallidos lejos de haberse disipado se han agudizado. Y así como ya han comenzado a manifestarse algunas primeras y diversas expresiones de protesta frente a las malas respuestas gubernamentales a la pandemia, los procesos de lucha y reclamos tenderán a crecer retomando la experiencia de 2019.
Rechazamos la tesis de distintos sectores progresistas que plantea que el problema no es el capitalismo sino tan solo el neoliberalismo, dando la idea que podría haber un “capitalismo más humano”. La crisis actual evidencia el carácter irracional, decadente y destructor del ambiente y la vida, del sistema capitalista en todas sus variantes, con políticas llevadas a cabo tanto por los gobiernos denominados liberales de derecha como los llamados “nacionales y populares”, “progres de centroizquierda” o de un falso socialismo.
Por esa razón la defensa de la independencia política de los trabajadores en las batallas actuales y venideras, en oposición a la política funesta de la colaboración de clases, será fundamental para llevar las luchas obreras y populares a la victoria y para zanjar el camino que lleve, finalmente, a los trabajadores al poder.
Para reforzar esta perspectiva, desde el Frente de Izquierda y los Trabajadores - Unidad levantamos este 1º de Mayo, día de lucha, de reivindicación de la unidad internacional de los trabajadores y de conmemoración de sus mártires, un programa anticapitalista y socialista de respuesta integral frente a la pandemia y la crisis capitalista:
- Que la crisis la paguen los capitalistas, los bancos, multinacionales y grandes empresarios, no el pueblo trabajador. Plata para los hospitales y los profesionales y trabajadores de la salud. Testeos masivos para poder determinar la real propagación de la pandemia. Por una cuarentena sin despidos, suspensiones y rebajas salariales. Por un inmediato Fondo de Emergencia para destinar las partidas necesarias a combatir la mayor crisis del coronavirus en base a un impuesto especial y progresivo a todas las grandes riquezas, bancos, patrimonios y dueños de la tierra y el no pago de toda la deuda externa.
-Abajo los despidos, las suspensiones y las rebajas salariales. Pago de los jornales íntegros por las patronales. Reparto de las horas de trabajo sin reducir salarios. Apertura de sus libros contables. Licencias pagas al 100% de todo sector productivo no esencial para enfrentar la pandemia. Obligatoriedad de empresas a reconvertirse para producir insumos necesarios frente a la pandemia. Comisiones de las y los trabajadores de control de las normas de la salubridad. Subsidio otorgado por simple inscripción a todo trabajador desocupado o precarizado, igual a la duplicación de los salarios mínimos vigentes. Aumento inmediato de salarios, jubilaciones y planes sociales.
-Triplicación inmediata de los presupuestos de salud para dotar de respiradores, medicinas, tomar más médicos y enfermeras, habilitar salas y camas y reactivos que puedan diagnosticar el corona virus, entre otras tantas demandas que el personal está levantando. Constitución de comités de crisis o emergencia elegidos e integradas por trabajadores hospitalarios, con derecho a veto, para garantizar la bioseguridad del personal hospitalario y diseñar la política de intervención. Distribución gratuita de alcohol en gel, desinfectantes, barbijos y toda medicina necesaria para combatir el virus pandémico.
-Unificación y centralización del sistema de salud a nivel nacional, que reúna la totalidad de los recursos del sistema público, privado, de obras sociales y de la Universidad, bajo control de los trabajadores y profesionales. Implementación de comités de emergencia (o crisis) central y locales, con participación de lxs trabajadorxs.
-Control popular de precios de los alimentos, productos de primera necesidad y medicamentos. Apertura de los libros de contabilidad de las empresas productoras, distribuidoras y comercializadoras de alimentos y medicamentos. Abajo la especulación capitalista con la comida y los remedios. Castigo a los monopolios formadores de precios. Incautación, clausura y detención de los responsables.
-No a los desalojos de viviendas. Congelamiento de alquileres y no pago de los mismos mientras dure la pandemia. Compensación a los pequeños propietarios de hasta dos viviendas. Censo de viviendas ociosas y ocupación de emergencia de las mismas a ciudadanos sin vivienda o familias hacinadas (villas, etc.) que es donde más rápidamente se puede extender el contagio de la pandemia, comenzando por las personas integrantes de los grupos más vulnerables (adultos mayores, enfermedades preexistentes, etc.).
- Presupuesto de emergencia en violencia de género, para atender en forma urgente y con lugares acordes para la asistencia y resguardo de las víctimas, frente a los aumentos de casos de violencia y el crecimiento de femicidios en el marco de la pandemia.
-No al uso del coronavirus para medidas de militarización o coartar el derecho a la protesta. Defensa irrestricta de las libertades democráticas. Libertad a todos los presos políticos y a los detenidos durante el transcurso de la pandemia. Derogación de decretos y leyes que viabilizan la represión. Derogación de los toques de queda. No al ciberpatrullaje. Plenos derechos a la actividad sindical y reivindicativa y a manifestarse políticamente. Apertura obligatoria de los medios de prensa a todas las expresiones políticas para debatir las políticas con que afrontar las pandemias. No al gobierno por decreto y el cierrre del Congreso: que sesione y se pongan todos los proyectos del FIT-U a la discusión pública.
-Abajo las reformas laborales y previsionales reaccionarias y antiobreras. Nacionalización de todos los regímenes de jubilación privada, bajo control de los trabajadores activos y jubilados. Fuera la burocracia sindical entregadora de los derechos laborales.
-Desconocimiento soberano y no al pago de las deudas externas. Ninguna renegociación para pagar como está haciendo el gobierno del Frente de Todos en Argentina. Plata para salud, los hospitales y el pueblo trabajador, no para los usureros de la deuda. Ruptura inmediata de los pactos económicos y políticos que nos atan al imperialismo. Fuera el FMI de Argentina y de América Latina.
-Nacionalización sin pago de indemnización y bajo control obrero de los sistemas bancarios y los mercados de cambios para impedir la fuga de capitales y centralizar los ahorros nacionales, para impulsar planes de desarrollo al servicio del pueblo trabajador. Nacionalización sin indemnización y bajo control obrero de los hidrocarburos, la minería y de todos los recursos estratégicos, así como de las empresas de luz y gas. Nuestras vidas valen más que sus ganancias.
-Convocamos a la más amplia unidad de acción de las organizaciones obreras, populares, juveniles, del movimiento de mujeres y en defensa del ambiente para coordinar acciones nacionales y a nivel mundial para imponer medidas de fondo en la perspectiva de luchar por terminar con este sistema capitalista-imperialista e imponer gobiernos de la clase trabajadora. Por la Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. Por el socialismo internacional.
El próximo viernes Primero de Mayo realizaremos un Acto que será transmitido por todas las redes sociales a partir de las 17 hs. Hablarán Romina del Plá, Cele Fierro, Juan Carlos Giordano y Nicolás del Caño
FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES – UNIDAD
Escribe Claudio Funes
Apoyamos y hacemos nuestro el proyecto de ley presentado en el Congreso Nacional por los diputados Nicolás del Caño (PTS) y Romina Del Plá (PO) en nombre del Frente de Izquierda Unidad para gravar la riqueza y recaudar así 20.000 millones de dólares para constituir un fondo de emergencia ante esta pandemia.
El proyecto presentado por los diputados del Frente de Izquierda Unidad es la primera iniciativa parlamentaria que exige la implementación de impuestos progresivos para gravar a millonarios, bancos, multinacionales, grandes empresarios y terratenientes con el fin de reunir los fondos necesarios para combatir de verdad la crisis que produce el coronavirus.
A continuación resaltamos parte de su articulado.
El artículo 1° establece: “Impuesto extraordinario a los grandes patrimonios aplicable a las personas humanas y sucesiones indivisas cuyo patrimonio total supere el valor de 100.000.000 de pesos”. El artículo 3° dispone un “impuesto a las ganancias bancarias aplicable por única vez a los beneficios de las entidades financieras y bancarias del sector privado”. El artículo 4° impone un “impuesto extraordinario a las altas rentas”. El artículo 7° lo hace con el “Impuesto Especial a la Gran Propiedad de la Tierra”. El artículo 8° grava la vivienda ociosa.
Además, se establece la creación de un “comité de control, monitoreo y seguimiento del fondo especial de emergencia” integrado por trabajadores electos por sus pares de salud, técnicos de universidades públicas, trabajadores del Instituto Nacional de la Vivienda, entre otros. A su vez, señala que se suma a los proyectos ya presentados por el FIT Unidad que plantean el no pago de la deuda externa.
Desde Izquierda Socialista consideramos que con dicho fondo de emergencia, sobre la base de un impuesto a los grandes empresarios y multinacionales y el no pago de la deuda externa, se reunirán los recursos necesarios para invertir en salud pública y alimentos, incrementar los programas sociales para los más necesitados y todo lo que sea necesario para terminar con la dramática situación de millones de trabajadores y sectores populares. Así se hará realidad lo que venimos sosteniendo desde el primer día, que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas, no los trabajadores.
La Conferencia Latinoamericana convocada por los partidos integrantes del Frente de Izquierda-Unidad, para los días 1, 2, 3 y 4 de mayo del corriente año, ha sido postergada en fecha a definir. El desembarco de la pandemia del coronavirus en nuestro continente hace imposible –por el cierre de fronteras, las medidas de cuarentena, etc.- la realización de la Conferencia en la fecha prevista.
Queremos dejar en claro que se trata sólo de una suspensión temporal hasta que las condiciones nos permitan realizarla. Es que la iniciativa del FIT-U, a la luz de la crisis sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus y la agudización cualitativa de la crisis capitalista, y sus consecuencias sociales desvastadoras para las y los trabajadores y los sectores populares ha adquirido una mayor importancia aún.
En el marco de una profunda desigualdad social, una pobreza creciente y los sistemas de salud pública deteriorados por décadas de recortes, todos los gobiernos latinoamericanos, desde los más derechistas hasta los autodenominados “nacionales y populares”, con sus matices, han actuado en defensa de los intereses capitalistas en detrimento de la preservación de la salud y la vida de los sectores populares. El imperialismo yanqui, por su parte, a pesar de que Estados Unidos ha pasado a ser el epicentro de la crisis sanitaria mundial, se ha valido de la pandemia para relanzar una nueva cruzada criminal contra los pueblos de Venezuela y de Cuba.
La burguesía, la mayor parte de ella golpeada por el parate económico forzoso, descarga su crisis sobre las espaladas del pueblo trabajador y aprovecha la conmoción social para avanzar de hecho con reducciones salariales, despidos, reformas laborales y previsionales. A su vez, se acrecientan las crisis políticas y los gobiernos fortalecen los aparatos represivos, previendo nuevos levantamientos de las masas, en lugar de invertir todos los recursos en favor de un mayor equipamiento sanitario. Como consecuencia de todo esto, las enormes contradicciones sociales que motivaron las grandes rebeliones populares de 2019, lejos de haberse apaciguado se han agudizado. Ya estamos viendo muestras en nuestro continente y en el mundo de resistencia de sectores de la clase trabajadora contrala ofensiva patronal. Nuestro Frente de Izquierda Unidad publicó ya hace un mes una declaración con un programa y una orientación para que esta histórica crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador.
Este escenario, refuerza la necesidad de concretar la conferencia cuando están dadas las condiciones para impulsar la lucha de las masas obreras y campesinas contra las consecuencias devastadoras de la crisis capitalista y el coronavirus. Más que nunca, la tarea estratégica es la lucha por Gobiernos de Trabajadores y la Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
La realización de la Conferencia Latinoamericana, a su turno, será un instrumento fundamental para impulsar esta perspectiva.
Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad
PTS – PO – Izquierda Socialista - MST
1-El gobierno nacional, con el apoyo de los 24 gobernadores, ha proclamado la cuarentena en todo el país a partir del viernes 20 de marzo hasta 31 del mismo mes. Alberto Fernández y el ministro Ginés González García pasaron de minimizar la pandemia a tomar esta medida extrema. La cuarentena se ha anunciado sin detallar dentro de qué plan estratégico de enfrentamiento al coronavirus se inscribe, mientras se están realizando una cantidad mínima de test para comprobar quienes están infectados. Previo a esta medida se fue desarrollando una parálisis de la producción en los sectores no esenciales que se fue imponiendo como un reclamo elemental para frenar la pandemia en desarrollo. Todavía se desarrollan estos reclamos, como lo hacen los trabajadores de Techint, los mineros de Santa Cruz, los trabajadores de los shopping, etcétera. Lo cierto es que estamos en presencia de un sistema de salud pública degradado por las políticas de recorte presupuestario y precarización de sus trabajadores que han llevado adelante los distintos gobiernos, todos ellos pagadores seriales de una deuda usurera y fraudulenta, incluido el actual, sin que se tomen medidas para el sector, ya que no hubo ningún anuncio al respecto. Por eso decimos, en primer lugar, que a la crisis económica y financiera desatada por el coronavirus la tienen que pagar los capitalistas, los grandes empresarios, las multinacionales y los bancos, no los trabajadores y el pueblo. Y que llegó la hora de dejar de pagar una deuda fraudulenta para destinar los recursos nacionales a combatir la pandemia y establecer un plan productivo que parta de la base de los intereses de los trabajadores y el pueblo.
2- Compartimos con millones de trabajadores y demás sectores populares la enorme preocupación ante las tremendas consecuencias de la crisis que se siguen descargando sobre sus espaldas. ¿Por qué no se invierten todos los fondos necesarios para los hospitales y su personal dejando de pagar ya la deuda externa? ¿Por qué no se destinan los recursos necesarios para el sistema de salud y se privilegia a los especuladores y patronales? ¿Por qué no hay disponibles los test necesarios para conocer el estado de situación y actuar en consecuencia? ¿Por qué no se prohíben los despidos y suspensiones? ¿Por qué no hubo medidas de fondo para garantizar el sustento para los que viven de changas y los sectores más vulnerables? ¿Por qué van a tener que pagar la luz, el gas y los alquileres los sectores más afectados? ¿Por qué el gobierno no obliga a las empresas a que se hagan cargo de garantizar el salario a los monotributistas y trabajadores en negro, o por qué no destina subsidios a los cuentapropistas? Ante esta situación desesperante el gobierno de Alberto Fernández sigue gobernando con el Presupuesto 2019 de Macri, ya que ha dejado condicionada a la negociación de la deuda la elaboración de una nueva ley de presupuesto. No hay ninguna información de cantidad de camas de terapia intensiva y su ampliación, de nuevos hospitales para enfermos no graves en asilamiento, de adquisición de respiradores, de cuándo estarán en funcionamiento de los 35 laboratorios que funcionarán dependientes del Malbrán y otras esenciales del plan sanitario. Denunciamos que no se han reforzado las partidas de los planes sociales, ya estamos viviendo suspensiones con baja o sin paga de salario y despidos y en enero hubo 42.000 nuevas pérdidas de puestos de trabajo. La cuarentena fue anunciada también con una limitación al derecho de reunión y dispone el despliegue generalizado de las fuerzas represivas, afectando el derecho de reclamar de lxs trabajadorxs en defensa de sus condiciones de vida, fuente de trabajo y de medidas de protección en los que trabajan en los llamados “servicios esenciales”. Y de los sectores populares por sus recursos elementales, particularmente de quienes se encuentran en situación de calle y viven en condiciones de hacinamiento, es decir, entre el 5% y el 10% de la población de los distintos conurbanos. Decenas de fábricas y lugares de trabajo reclaman el cumplimiento de la cuarentena frente a la negligencia de las patronales.
3-La pandemia de coronavirus ha sido un factor desencadenante de la crisis capitalista mundial. Esto está generando una depresión que según la OIT implicará al menos 25 millones de nuevos desempleados. El mundo ya no será como antes. Pero el imperialismo y el FMI, como siempre, recomiendan salvatajes millonarios para los grandes empresarios y multinacionales, promoviendo que la crisis capitalista se sigua descargando sobre los pueblos del mundo. La pandemia ha puesto en evidencia las consecuencias criminales de los recortes de los sistemas de salud. En los últimos diez años se recortaron 37.000 millones de euros a los hospitales en Italia. En Gran Bretaña e Italia el número de camas disponibles bajó un 30%. En Estados Unidos, un tercio de la población no tiene acceso a ninguna cobertura de salud. Y en nuestro país durante los cuatro años de Macri el presupuesto nacional en Salud cayó un 25% en términos reales y en Provincia de Buenos Aires, del 2003 a la fecha, entre el peronismo y Juntos Por el Cambio, lo rebajaron a poco más de un 5% del presupuesto provincial. Lo mismo ocurre en todas las provincias. Por eso hubo y hay reclamos y protestas del personal del equipo de salud en diferentes hospitales y centros como el Malbrán por la falta de recursos, elementos de seguridad y régimen de licencias. El reconocimiento a esa labor profesional se vivió con el aplauso en momentos que Alberto Fernández anunciaba la medida, lo mismo que se ha hecho en Italia, Madrid y otras capitales, reconocimiento que debe ser pleno satisfaciendo las reivindicaciones planteadas. El refuerzo de emergencia al presupuesto de salud anunciado por el gobierno ha sido increíblemente bajo: solo $ 1700 millones, menos de medio día promedio de lo que se han pagado por deuda externa desde que asumió el nuevo gobierno. Kicilloff ha pagado 250 millones de dólares de un vencimiento, el gobierno nacional dispuso más de 40.000 millones de pesos para pagar intereses el mes pasado y en la propia Ley de Emergencia votada a fin de 2019 se destinaron 4.500 millones de dólares para tal fin. A lo que hay que agregar que mientras el gobierno les recortó a los jubilados, le perdonó retenciones a las petroleras, mineras y le sacó el impuesto a la riqueza a los bancos. Estas son las prioridades del gobierno.
4-Los gobiernos están aprovechando la situación para montar medidas represivas, con declaraciones de estados de excepción y emergencia que les permiten sacar a la calle a las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas para contener cualquier tipo de protesta y disciplinar la vida social. Se concentra todo el poder en los ejecutivos y se llega a cerrar en los hechos el funcionamiento del Congreso y las legislaturas, como viene ocurriendo en nuestro país por orden de Fernández y los gobernadores, los supuestos “republicanos”. El gobierno llama a “quedarse en casa” pero sigue sin solucionar el desastre en el que está el sistema público de salud y no toma las medidas estructurales para combatir la crisis. Lejos de denunciar aunque sea en parte los males del pueblo trabajador, la CGT y las CTA siguen en el apoyo al gobierno y las patronales, cuando deberían abandonar su complicidad y hacerse eco de las demandas y denuncias de las y los trabajadores para que la crisis no la pague el pueblo trabajador.
5-El Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad levanta un programa anticapitalista y socialista de respuesta integral frente a la pandemia y ante esta crisis que es tanto sanitaria como económica, social y política, planteamos:
-Todos los recursos necesarios para los hospitales públicos, camas, aparatología y aumento de salarios a los profesionales y trabajadoras y trabajadores de la salud, no para la deuda externa y el FMI.
-Unificación y centralización del sistema de salud a nivel nacional, que reúna la totalidad de los recursos del sistema público, privado, de obras sociales y de la Universidad, bajo control de los trabajadores y profesionales. Implementación de comités de emergencia (o crisis) central y locales, con participación de lxs trabajadorxs. Implementación de testeos y pruebas en todo el país.
-Triplicación del presupuesto de salud a nivel nacional, de las provincias y los municipios y el Malbrán para la compra inmediata de suministros, tests de prueba, insumos y aparatología, la toma de personal especializado y la construcción de hospitales de campaña. Atención de los reclamos de los trabajadores de salud, los más expuestos ante la pandemia (licencias, condiciones laborales, bioseguridad).
-Prohibición de despidos y suspensiones en todo el país. Reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores. Solución ya a la población bajo la economía informal Implementación de un seguro al desocupado y al monotributista de $30.000. Exención de pagos de servicios mientras dure la emergencia Elevación a ese monto del salario y jubilación mínimos y los planes sociales. Movilidad automática mediante cláusula gatillo. Duplicación de la tarjeta alimentaria sin restricciones. Cumplimiento del aumento prometido de la asistencia alimentaria a los comedores. Programa especial para la población en situación de calle y de hacinamiento. Ocupación temporaria de los inmuebles vacíos durante la emergencia mientras se realiza un plan de construcción de viviendas populares ni bien lo permitan las condiciones sanitarias.
-No al negocio especulativo con el alcohol en gel, alimentos y medicamentos específicos. Declaración de utilidad pública de los mismos, sujetos a expropiación para garantizar su distribución gratuita.
-Fijación de precios máximos en base al costo real de producción, con control popular. Que los retrotraigan al valor de principio de año, se castigue a los remarcadores e incauten los productos y alimentos para ponerlos a disposición de millones que lo necesitan.
-No al pago de la deuda externa, para que los recursos del país se utilicen para atender la emergencia. Nacionalización de la banca, el comercio exterior, los hidrocarburos y los recursos estratégicos bajo control obrero. En la emergencia implementar un impuesto especial a los grandes empresarios, bancos, oligarcas y multinacionales para hacer frente a la crisis. Puesta en acción de un plan económico al servicio de los trabajadores y el pueblo.
-Formación en todos los lugares de trabajo de comités de higiene y salubridad, con poder de implementar ceses de tareas en todas aquellas actividades no esenciales o que no cuenten con las medidas de seguridad necesarias. Reorganización general de la producción en función de las necesidades de la emergencia sanitaria, bajo control obrero.
-Plenos derechos de organización y reunión para la clase trabajadora. No a la limitación a la realización de asambleas y reuniones. Que se realicen libremente tomando todos los recaudos sanitarios necesarios. Defensa irrestricta de las libertades democráticas.
PTS
Partido Obrero
Izquierda Socialista
MST
Frente de Izquierda Unidad, 21 de marzo de 2020
En un hecho inédito para la izquierda revolucionaria latinoamericana desde el FIT-Unidad nos hemos puesto de acuerdo en convocar a una conferencia para debatir la situación en el continente y unificar acciones contra el ajuste de los gobiernos y el imperialismo.
Escribe Gabriel Schwerdt
Para los días 1, 2, 3 y 4 de mayo en la ciudad de Buenos Aires los partidos que integramos el FIT-Unidad convocamos a militantes, dirigentes y organizaciones políticas, sociales, estudiantiles, de mujeres y sindicales a discutir, participar y sumarse a esta iniciativa. Como dice el llamamiento consensuado que ya es público “aspiramos a abrir un profundo intercambio ante el agravamiento de la crisis capitalista mundial y la actual oleada de luchas contra los planes de ajuste del FMI que han tenido su epicentro primero, en Ecuador y luego en Chile, dónde aún perdura. Y en especial sobre cómo coordinar las luchas”.
La apertura de la conferencia será el propio acto del 1° de Mayo en Plaza de Mayo para conmemorar el día Internacional de los Trabajadores, que esta vez será con un mayor perfil de lucha internacionalista ya que estarán presentes muchos de los dirigentes de las organizaciones hermanas de otros países que van a participar de las sesiones del sábado y domingo. Estos debates se harán bajo la modalidad de charlas-debates sobre los temas más importantes que recorren la situación latinoamericana y el accionar de los revolucionarios. Así es como debatiremos sobre la situación latinoamericana, la crisis mundial, la situación y las perspectivas en países como Chile, Bolivia, Brasil, Venezuela, y sobre temas específicos que son de gran importancia y actualidad como las luchas del movimiento obrero, del movimiento de mujeres, de la juventud, la lucha en defensa del ambiente y la educación. Para finalizar, el día lunes habrá un plenario con delegaciones de las fuerzas convocantes a la conferencia más los compañeros de otros países para votar resoluciones y cerrar la conferencia con un acto. Aspiramos a que el debate de la conferencia se sintetice en un nuevo texto para trabajar masivamente y tres o cuatro campañas unificadas que nos permita coordinar acciones contra los planes de ajuste.
Esta iniciativa que estamos lanzando desde el FIT-Unidad no tiene antecedentes y está en sintonía con los tiempos que corren. Sobre todo por la profundización de la crisis que estamos viviendo fruto de la pandemia del coronavirus. Estamos en una puja enorme no sólo para que la crisis la paguen los capitalistas, sino también para obligar a que los distintos gobiernos latinoamericanos pongan a disposición del pueblo trabajador todos los medios necesarios para prevenir y contener los contagios del coronavirus. Por eso reclamamos que se deje de pagar la deuda externa ya y que todos esos recursos se vuelquen a fortalecer los sistemas de salud públicos. Esta tarea se ha puesto a la orden del día y la conferencia tiene que estar a disposición de esta nueva necesidad para los trabajadores y los sectores populares.
La conferencia debe estar al servicio de debatir y avanzar en los acuerdos
Como todos nuestros lectores lo saben, tenemos diferencias sobre muchas cuestiones con el resto de las organizaciones del FIT-Unidad. Y seguramente habrá diferencias o matices con otras organizaciones que decidan participar de la conferencia. Las hay sobre caracterizaciones y definiciones, sobre cuáles deben ser las políticas principales para los procesos en cada país y sobre cómo debemos actuar los revolucionaros ante cada situación. Y las diferencias no son menores. Pero tampoco son menores los acuerdos. En este sentido es que rescatamos al FIT-Unidad de nuestro país, como una buena experiencia de que se puede avanzar a pesar de las diferencias. El programa de independencia de clase y por un gobierno de los trabajadores y el socialismo que acordamos en el FIT-Unidad y que proponemos discutir en la conferencia es un gran acuerdo al que hemos llegado. También están de ejemplo muchas declaraciones y acciones que hemos realizado a lo largo de los nueve años desde que se fundó el Frente de Izquierda. Sabemos que en cada país hay otras experiencias para reflejar el desarrollo de cada situación y organización. Todo esto es lo que proponemos debatir.
Desde Izquierda Socialista invitamos a todas las organizaciones de izquierda del continente a hacer los mayores esfuerzos que puedan para asistir a la conferencia en Buenos Aires en los primeros días de mayo. También llamamos a participar a nuestros lectores, a todos los simpatizantes de izquierda y a los luchadores sindicales, juveniles, barriales y del movimiento de mujeres. Es una gran oportunidad para debatir e impulsar las campañas internacionales, avanzando en la lucha contra el ajuste capitalista y los distintos gobiernos que lo aplican.