Escribe Patrik König
24/02/25. Muchos artículos se han escrito y mucho se ha dicho sobre las elecciones adelantadas en Alemania. Estamos hablando de la cuarta economía mundial y el motor de la Unión Europea (UE) y sin duda, aunque no tenga la importancia de las elecciones en EE. UU., lo que pasa en Berlín tiene una gran repercusión en la arena internacional y sobre todo para Europa. Finalmente llegaron las elecciones a canciller y lo que nos toca ahora es intentar sacar las primeras conclusiones e ir vislumbrado las perspectivas sobre cómo va a seguir la situación tras las elecciones y las tareas de la izquierda revolucionaria.
Los resultados electorales
La participación fue la más alta desde la unificación de Alemania (84 %) y los resultados muestran lo que más o menos las encuestan preveían. Una subida de las alternativas más conservadoras y una bajada de los partidos integrantes del actual gobierno. De forma distorsionada, es la expresión de un sector que, ante la falta de alternativas por parte de la izquierda, castiga al gobierno encabezado por la vieja socialdemocracia (SPD) y aliado a los Verdes y un partido liberal menor, votando a la alianza conservadora la Unión Democristiana / Unión Socialcristiana bávara (CDU/CSU) de Federico Merz, logrando un 28,5% de votos, que ya gobernara durante años con Angela Merkel. O a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) con un 20,6%, casi el doble que en las elecciones de 2021. Die Linke (La Izquierda), integrada por …ex integrantes del PC, maoistas, grupos trotskistas, e independientes, por su lado tuvo una subida importante confirmando la polarización y la búsqueda de opciones más radicales.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, quedó en tercer lugar con un 16%., haciendo la peor elección de su historia. Sus aliados los Verdes son cuartos con casi un 12%.
El previsto avance electoral de la ultraderecha, neonazi de AFD, expresa, como ha ocurrido con Trump, Meloni, Le Pen o Milei en Argentina, un equivocado voto castigo de un sector popular harto de los viejos partidos capitalistas tradicionales que ya han gobernado y llevado a la crisis social, a la caída del nivel de vida de millones.
En los días venideros veremos a través de los medios de comunicación esta “timba electoral” donde se negocian coaliciones y cargos como si fuera un mercado de ganado. Salga la coalición que salga ninguno traerá soluciones de fondo a los problemas actuales de vivienda, sanidad, educación, militarismo creciente, despidos en la industria, etc.
La campaña electoral
La campaña electoral estuvo marcada por un claro tinte xenófobo. Los partidos mayoritarios (SPD, CDU, Verdes y AFD) parecían competir por ver quién tenía una política más antimigratoria. El debate se centraba en demostrar que todos los males se deben a la gran cantidad de extranjeros y que, por eso, hay que “regularlos” dicen algunos, otros como la ultraderecha de AFD, expulsarlos directamente.
Pero cualquiera que haga un análisis mínimamente serio sabe que este ataque a la inmigración no tiene más que un uso meramente electoral y populista. Es un mero instrumento para distraer a la mayoría de la población de los problemas reales que aquejan al país y, así, evitar discutir las verdaderas soluciones. Está más que demostrado que Alemania no puede echar a los inmigrantes, sino que, por el contrario, necesita de la inmigración para cubrir cientos de miles de puestos de trabajo sin ocupar por falta de mano de obra, y que también necesita de la inmigración por los profundos problemas demográficos que tiene debido a su baja tasa de natalidad. Si se llevara a cabo una política de expulsión de inmigrantes, la producción capitalista alemana se vería paralizada prácticamente de inmediato.
La estructura capitalista alemana en crisis
El verdadero problema reside en la crisis estructural de su economía o lo que muchos economistas llaman el “fin del milagro alemán” o “fin de ciclo”. Esta situación de crisis profunda se debe a varias cuestiones. Algunas de carácter internacional y otras de carácter interno, que están entrelazadas. Veamos algunas de ellas.
Por un lado, está el agravamiento de la crisis capitalista mundial que ha generado una fuerte disputa inter imperialista, en la que Alemania quedó presa entre los dos principales contendientes, EE. UU. y China, y aunque sea la cuarta o tercera economía mundial, según las cifras que se tomen en cuenta, está muy por debajo de las dos principales potencias. Esta situación le obliga a pelear por un lugar en esa contienda con una mala relación de fuerzas. Además, es un país principalmente exportador y esta “guerra comercial” con aranceles, cuotas aduaneras y fuertes peleas por mercados, no le beneficia para nada.
Otros elementos a tener en cuenta son que, desde la II Guerra Mundial, sigue siendo un país muy controlado por EE. UU.; su principal industria, la automotriz, está muy tocada por la crisis del sector; la guerra entre Rusia y Ucrania provocó que dejara de recibir gas y petróleo a bajo coste para hacer funcionar su industria; es un país muy atrasado en todo lo que se refiere a la digitalización; etc. A todos estos problemas se le sumó lo que fue el detonante para que se adelantaran las elecciones, que fue que la Constitución alemana le prohibiera al gobierno, encabezado por el socialdemócrata Scholz, poder aumentar el endeudamiento para reactivar la economía.
Ninguna alternativa real para las y los trabajadores
Lamentablemente no hubo ningún partido con un mínimo de representación que levantara un programa alternativo para la clase trabajadora y el pueblo.
Así CDU, AFD o BSD (el partido de Sara Wagenknecht, ex dirigente de Die Linke) centraron su campaña en la inmigración, ocultando de este modo su incapacidad de dar una propuesta económica que dé respuesta a la situación actual. El SPD y Los Verdes, por su parte, hicieron eje en la campaña del “cuidado que viene la derecha” para tratar de movilizar a su electorado y, de esa manera, obviar el desastre que está siendo su actual gobierno y esconder también que no tienen una propuesta alternativa para salir de la crisis.
Centrar el debate alrededor de la inmigración les sirvió a los partidos del régimen para evadirse de presentar propuestas concretas, y las pocas veces que se habló de soluciones económicas, algunos partidos plantearon la política del “déficit 0”, es decir recortes en todos los aspectos para equilibrar los números; y otros, propusieron el viejo modelo de endeudarse más para reactivar el mercado interno. Y como ya sabemos ninguno de estos dos proyectos trae beneficios para los/las trabajadores/as y el pueblo. Todos estos partidos, con sus matices, gobiernan y gobernarán para el gran capitalismo alemán.
Algunas conclusiones de las elecciones y las perspectivas
Es muy probable que surja una coalición de gobierno, encabezada por el conservador Merz, que no tenga una mayoría y una unidad clara para poder implementar el plan de recortes que necesitan para que las empresas alemanas recuperen confianza y mejoren sus tasas de ganancia. Los números muestran la falta de una clara mayoría y eso hará complicado conseguir un nuevo gobierno sólido. Pero más allá de cuan sólido sea el futuro gobierno o de si será capaz de terminar su mandato, lo que es seguro, es que, ya sea con el modelo de “déficit 0” o el modelo de aumento de la deuda, lo que le espera a la clase trabajadora son más recortes en cuestiones sociales como educación, sanidad y jubilaciones, más flexibilidad laboral “para que las empresas alemanas sean más competitivas”, aumento del presupuesto militar, apoyo al genocidio en Palestina, etc.
Como decíamos al principio las elecciones tuvieron que ser adelantadas y esto fue un acontecimiento que no es para nada normal en Alemania, sino un signo evidente de crisis política. La estabilidad que reinó durante décadas va llegando a su fin y va dando paso a una polarización social creciente. Está claro que la crisis ya no golpea sólo en la periferia, sino que ha entrado y ha venido para quedarse en el corazón de Europa. Hay un descontento social manifiesto y un aumento de los conflictos políticos y sindicales. En los últimos dos años hubo huelgas y protestas por aumento de salarios o mejores condiciones de trabajo en el metal, ferroviarios, portuarios, personal de tierra de Lufthansa, entre otros.
Ante esta situación la clase trabajadora tiene que dejar de ser mera espectador de este cine de terror capitalista y estar a la cabeza de las luchas, junto a la juventud y los sectores populares, que se van dando y las que vendrán. Habrá que enfrentar desde el minuto uno al nuevo gobierno. En los centros de trabajo y de estudio tenemos que elegir delegados/as combativos/as, tenemos que exigirles a las cúpulas sindicales que se pongan a la cabeza de las luchas y tenemos que levantar programas que representen nuestros intereses y den respuestas de fondo y de clase a los problemas presentes. En ese proceso es en el que programas y partidos se van poniendo a prueba. Esa es la base para que pueda desarrollarse una organización política alternativa y de clase, de una izquierda realmente independiente, que también sea una alternativa para enfrentar y derrotar el crecimiento de la ultraderecha. Es el momento en que se hace necesario, y también posible, construir un partido socialista y revolucionario. En esa perspectiva estamos trabajando las y los militantes de la UIT-CI en Alemania.
Escribe Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
22/2/2025. En vísperas de entrar en el cuarto año de invasión rusa a Ucrania, las tropas rusas tienen la iniciativa y avanzan lentamente. Falto de armamento y con dificultades de reclutamiento que posibilite la rotación en el frente, Ucrania pasa por dificultades. En esta situación y con la llegada de Trump a la Casa Blanca, se han abierto las negociaciones entre EEUU y Rusia sobre Ucrania.
Así como Israel es un interés estratégico del imperialismo norteamericano y esto le da carta blanca al sionismo para cometer las mayores atrocidades, Ucrania siempre ha sido una moneda de cambio entre los imperialismos. El objetivo del imperialismo europeo y Estados Unidos nunca fue la derrota de Rusia, sino llegar a una negociación favorable a los intereses del imperialismo norteamericano, por ello tantas dificultades en la entrega de armamento, antes y ahora. Y Trump cree que ha llegado el momento de forzar esa situación. El contenido de las negociaciones no es la de conseguir la paz justa, sino como proceder a repartirse Ucrania entre los dos imperialismos, entre Rusia y EE.UU. Putin se queda con las tierras ocupadas y EE.UU. se queda con la riqueza en “tierras raras”. Un reparto imperialista como tantos otros en la historia a expensas de los pueblos.
De las negociaciones de las dos potencias para este reparto de Ucrania se excluye al gobierno de Zelensky y, para encubrir su intento de colonizar a Ucrania y al pueblo ucraniano. Trump hace suya la denuncia de Putin de que no hay negociador ucraniano legítimo, y lanza una diatriba contra Zelensky al que culpa de ser responsable de la guerra, de ser un dictador que no quiere elecciones, acusaciones que levantan el entusiasmo del Kremlin.
Desde el 24 de febrero del 2022 el único agresor ha sido el imperialismo ruso con Putin la cabeza, que invadió con sus tanques y tropas a Ucrania. La nación agredida ha sido Ucrania. La causa justa está del lado del pueblo ucraniano que salió a resistir la invasión. Por eso los socialistas revolucionarios estuvimos desde el primer día del lado del pueblo ucraniano sin dar ningún apoyo político al gobierno de Zelensky y diciendo No a la OTAN.
EE.UU. y Rusia excluyen de la mesa a los imperialismos europeos, que ven como retroceden en el concierto imperialista mundial. Su impotencia y división interna es más notoria que nunca con países directamente gobernados por sectores de la extrema derecha o en ascenso alineados con Moscú, como Orban en Hungría, o Le Pen en Francia o AFD en Alemania.
Resulta insultante que Trump critique que en plena guerra Zelensky no haya convocado elecciones, cuando Putin se deshizo de toda oposición, la de izquierda en prisión o en el exilio, y de derecha liberal con Navalni envenenado. Con Trump el imperialismo se saca la careta y a su lado los Elon Musk y demás grandes magnates del capital se frotan las manos para robar las riquezas ucranianas.
La política del gobierno capitalista de Zelensky fue fiar todo a los imperialismos y, como ha pasado tantas veces, nunca el interés de los imperialismos fue la libertad de los pueblos. El gobierno ucraniano sigue queriendo agradar a los imperialismos por eso hasta ha dejado abierto seguir negociando con EE.UU. el porcentaje que podría darles de sus riquezas minerales. Mientras sigue aplicando medidas favorables a la oligarquía y de privatización de servicios públicos y universidades, que hacen pagar los costes de la guerra y desmoralizan a los y las trabajadoras, que son quienes aguantan el frente contra la invasión rusa.
Había y hay otra política reclamada por la izquierda política y sindical ucraniana, mientras luchaba en primera línea del frente contra la invasión rusa. La izquierda ucraniana exigía del gobierno intervenir sobre las grandes fortunas de la oligarquía asociada con las grandes multinacionales para poner esos fondos y la economía al servicio de atender la lucha en el frente y las grandes necesidades de las masas, que son quienes han soportado con muertos y sufrimiento la defensa de Ucrania.
Pero también hay una responsabilidad muy grande de la mayoría de la izquierda reformista mundial que se han puesto del lado del agresor imperialista Putin. Han dejada aislada la lucha de la resistencia de las y los trabajadores y el pueblo ucraniano y la de su izquierda política y sindical Han acusado al pueblo ucraniano de ser instrumento de la OTAN, de ser un pueblo de extrema derecha, y tantas otras falsificaciones. Incluso denuncian de ser “agentes de la OTAN” a la izquierda revolucionaria que apoyamos al pueblo ucraniano.
Ahora resulta grotesco que al coro del castrochavismo, del estalinismo de los PC’s o sectores de la centroizquierda como Podemos, entre otros, que vienen dando su apoyo a Putin como supuesto “antiimperialista”, se les haya unido ni más ni menos que Trump y el actual jefe del imperialismo. El ala más facistizante del imperialismo norteamericano y el jefe de la OTAN. El mismo Trump que lanza un operativo criminal contra los migrantes, que amenaza los derechos de la mujer, del colectivo LGTBI, que quiere convertir Gaza en un resort después de aplicar la limpieza étnica contra el pueblo palestino. Trump, justificando las ansias expansionistas de Putin, busca reafirmar las suyas en Panamá, en Groenlandia o las del sionismo de Israel en su genocidio sobre el pueblo palestino.
Hay que derrotar los planes de Trump y de los imperialismos sobre Ucrania y en Palestina. La Unidad Internacional de las trabajadoras y trabajadores-Cuarta Internacional apoyó el envío de ayuda a la izquierda antiautoritaria y los sindicatos ucranianos, que enfrentan la invasión a la vez los planes del gobierno de Zelensky. Llamamos a seguir desarrollando la solidaridad con la lucha por la libertad del pueblo ucraniano, desde una posición independiente obrera y popular, contra la invasión del imperialismo ruso y contra los planes de Trump y de la OTAN. Llamamos a apoyar también la resistencia de la izquierda rusa que se opone a la invasión y que está siendo duramente reprimida por Putin y su aliado el dictador Lukashenko de Bielorrusia.
Solidaridad con la resistencia del pueblo ucraniano. Fuera tropas rusas de Ucrania.
No al plan imperialista de repartición de Ucrania de Trump y Putin
Solidaridad contra la represión de la izquierda en Rusia y Bielorrusia
Unidad Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
22 de febrero de 2025
El 20 de enero asumió su segundo mandato el ultraderechista Donald Trump, cuyo padre fue señalado de ser miembro del KKK. En su primera presidencia estallaron las protestas anti racistas del Black Lives Matter (“la vida de los negros importan”), tras el asesinato del trabajador George Floyd por parte de la policía de Minneapolis, el 20 de mayo de 2020. El hecho expuso con toda crudeza el racismo que pervive en pleno siglo XXI en los Estados Unidos. Una realidad de opresión y explotación que no cambió con el gobierno demócrata de Joe Biden. El censo de 2023 arrojó una pobreza del 11,1%, mientras que entre los afroamericanos se estimaba en el 17,1%. En 2024 el desempleo entre afrodescendientes era del 5,3%, frente a la desocupación general de 3,7%. La esperanza de vida era 4,5 años menor. El 40% de la población carcelaria es afrodescendiente, mientras que representan el 13% del país. A pocos días de asumir, tras reconocer el “declive de Estados Unidos”, Trump anunció un paquete de ajuste con medidas racistas y anti inmigrantes, como la amenaza de deportaciones. Atacó a las comunidades latina y afroamericana al anular los programas DEI para la contratación inclusiva en dependencias estatales. También, suprimió el “Mes de la Historia Negra”, que se celebraba en febrero (Google la eliminó de su Calendario), lo que habilitó a que varios estados aprobaron leyes que limitan la enseñanza de historia afroamericana. La lucha unitaria contra el capitalismo decadente que mantiene el sistema de opresión y explotación racista debe continuar.1
1. Datos tomados de www.census.gov, www.bls.gov y www.pewresearch.org
Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
Donald Trump anunció hace dos semanas que Estados Unidos iba a invadir Gaza y expulsar a un millón ochocientos mil palestinos que viven allí, hacia Egipto y Jordania. Que Estados Unidos sería “dueño” de la franja de Gaza y la convertiría en un lugar turístico. Este anuncio de Trump fue apoyado por el genocida Benjamín Netanyahu, pero repudiado mundialmente.
Los países europeos de la OTAN, Francia, Alemania, Gran Bretaña, España y hasta el semifascista gobierno de Italia (aún cuando todos apoyaron con armas a Israel) afirmaron que están en contra del plan de Trump. También rechazaron este anuncio los gobiernos árabes proimperialistas de Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes. Por su parte, Egipto y Jordania rechazaron que Estados Unidos expulse palestinos a sus países.
¿Dos estados?
Este rechazo a la propuesta de Trump de los países europeos de la OTAN está ligado al fracaso de Netanyahu en su intento de dominar Gaza por la heroica resistencia palestina y el enorme repudio y movilización mundial. Vuelven con la falsa propuesta de “dos Estados”, Palestina e Israel, que fue la hipócrita promesa imperialista con la creación del Estado sionista y expulsión de los palestinos de la mayor parte de sus tierras de origen. Y que en 1993, con los acuerdos de Oslo, fue aceptado por Yasir Arafat (líder palestino fallecido en el 2004), dirigente de Al Fatha, la histórica organización palestina.
Así quedaron cinco millones de palestinos encerrados entre Gaza y Cisjordania, un 22% del histórico territorio palestino. Pero Israel nunca aceptó en los hechos los “dos Estados”. Los palestinos fueron muchas veces atacados e Israel invadió y ocupó las mejores tierras de Cisjordania con 600.000 colonos sionistas traídos mayoritariamente de otros países. Y terminó convirtiendo a Al Fatah en una burocracia que hoy es la Autoridad Nacional Palestina y gobierna una parte de Cisjordania en la ciudad de Ramallah, y está sometida a Israel. Incluso, ha reprimido a la resistencia de palestinos contra Israel.
El objetivo imperialista de controlar Medio Oriente
El Estado de Israel fue creado por el interés imperialista yanqui y europeo de controlar Medio Oriente y sus riquezas naturales, en primer lugar los hidrocarburos.
Ahora, por primera vez y de forma expresa, un presidente norteamericano abandona este discurso y se muestra dispuesto a impulsar la expulsión de casi dos millones de palestinos de Gaza. Es la forma de hacer realidad el proyecto de conformar el “Gran Israel”, objetivo estratégico del sionismo, del Likud y del gobierno ultraderechista de Netanyahu.
Con esto prácticamente quedaría anulada la tercera fase del acuerdo del cese al fuego, que suponía la reconstrucción de Gaza, amenazando nuevamente las vidas de los palestinos.
Trump dijo hipócritamente que las personas que viven en Gaza deben irse porque “han vivido allí una existencia terrible”. Quiere ocultar que fue Israel, con armamento norteamericano, quien bombardeó durante años, con apoyo de los gobiernos yanqui y de la OTAN, lo que produjo estos crímenes de lesa humanidad. Mientras tanto Israel continúa con nuevos ataques en Cisjordania, el otro territorio habitado por palestinos a los que también quiere expulsar de sus tierras.
Continúa la heroica resistencia palestina
Sin embargo, ha sido la lucha del pueblo palestino de Gaza quien le respondió a Trump que no piensan irse de la Franja. Desde el “cese del fuego” del 19 de enero, centenares de miles de gazatíes, que se habían trasladado al sur producto de los bombardeos y la agresión sionista, están regresando al norte de Gaza con sus familias completas, con sus niños, en carros tirados por burros, con autos viejos o caminado con los pocos muebles que aún conservan. “Gaza es nuestro hogar”, dicen abiertamente, sabiendo que la mayoría de sus casas fueron destruidas por los sionistas. Su vuelta es la derrota del sionismo y de Trump. Esto es expresión de la heroica resistencia palestina.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), decimos que hay que retomar la movilización mundial contra el plan imperialista y de Netanyahu y su gabinete ultraderechista de expulsar a la población palestina de Gaza y Cisjordania, con el objetivo de completar la limpieza étnica iniciada por el sionismo en 1948 con la Nakba.
En especial es importante que la juventud norteamericana retome las calles, como hizo durante los acampes en las universidades, ahora para rechazar lo dicho por Trump, y avalado por el genocida Netanyahu. Es necesario que salgan a las calles los pueblos y la juventud de los países europeos, árabes y de Medio Oriente para reclamar a sus gobiernos el apoyo incondicional, político, económico y militar al pueblo palestino, y para exigir que los países que tengan relaciones con Israel, como Egipto o Marruecos, las rompan inmediatamente.
El movimiento internacional de solidaridad con Palestina debe ponerse nuevamente en pie, tal como se hizo para enfrentar y repudiar los bombardeos genocidas. Desde la UIT-CI llamamos a la más amplia unidad de acción internacional para repudiar los dichos del facho de Trump y derrotar todo intento de intervención militar en Gaza y en cualquier parte del mundo. Unidad para apoyar la lucha histórica y heroica del pueblo palestino de recuperar todo su territorio histórico y terminar con el estado racista genocida sionista de Israel y la intervención imperialista en Medio Oriente.
Estados Unidos: 350 rabinos repudiaron el plan de Trump para Gaza
Más de 350 rabinos, junto con artistas y activistas judíos, publicaron un anuncio en el periódico The New York Times para repudiar el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por tratarse de un intento de limpieza étnica contra la población palestina en la Franja de Gaza.
“Nuestro mensaje a los palestinos es que no están solos. Nuestra determinación sigue intacta y lucharemos con todas nuestras fuerzas para detener la limpieza étnica en Gaza”, afirmó Cody Edgerly, director de la campaña “No en vuestro nombre”.
Por su parte, el rabino Toba Spitzer calificó la propuesta de Trump como un plan siniestro, propio del trágico legado de la Nakba de 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron desplazados por grupos paramilitares sionistas.
Huelga general en Bélgica
El 13 de noviembre, a sólo diez días de asumir el nuevo gobierno derechista, hubo una huelga general y marcharon 100.000 manifestantes contra las primeras medidas del nuevo poder Ejecutivo del líder de los nacionalistas flamencos (NV-A), Bart de Wever. La huelga, convocada por las tres organizaciones sindicales de Bélgica, paralizó el jueves al país contra los recortes de derechos sociales y laborales, limitación de las prestaciones por desempleo y recortes en el sistema de pensiones, servicios de salud y educación. Los sindicatos ya han anunciado nuevas acciones si no cambia esta política del gobierno.
Ecuador: elecciones entre Noboa y el correísmo
En la primera vuelta electoral el actual presidente Daniel Noboa obtuvo el 44,15% de votos, y Luisa González, la candidata del correísmo el 44%. Lejos quedó la tercera fuerza, Pachakutik, con la candidatura de Leónidas Iza, dirigente de la Conaie campesina, que tuvo 5%, (recordemos que en el 2021, con Yaku Pérez había tenido el 20%).
Ecuador vive una crisis económica, ambiental y social muy grave. Los narcotraficantes están causando centenares de muertos y se sigue saqueando al país. En ese escenario, ni Noboa ni el correísmo son solución. Hace falta construir una verdadera izquierda unida para luchar por terminar con el dominio de transnacionales que están produciendo el desastre económico, social y ambiental.