Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Por Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista/UIT-CI

Se cumplen los cien años de la fundación del Partido Comunista de China (PCCH). Surgió el 1° de julio de 1921 al calor del entusiasmo que abrió el triunfo de la revolución rusa de 1917. Se funda en clandestinidad sumando 50 militantes.

Cien años después el PCCH anuncia tener 92 millones de miembros. Y gobierna el país más poblado del mundo con 1.400 millones de habitantes, bajo las normas explotadoras del sistema capitalista-imperialista. El mismo PCCh que en 1949 encabezó una revolución socialista terminó restaurando el capitalismo, en un proceso iniciado en 1978. 

En 1949 la revolución china sacudió al mundo. En el país más poblado de la Tierra caía la dictadura de Chiang Kai Shek. Una revolución socialista encabezada por Mao Tse Tung expulsó al imperialismo y expropió a los terratenientes y burgueses chinos.

China tenía una población en su abrumadora mayoría campesinos muy pobres. La tradición eran las periódicas hambrunas. Gracias a la expropiación de la burguesía y la planificación, a pesar de la burocracia del PCCH y la falta de libertades, cambió por completo la vida del pueblo chino. 

Desde el inicio de la revolución socialista en 1949 en China se fue saliendo de su milenario atraso. Lo más importante fueron los logros sociales. En la década del sesenta, era común escuchar que “casi mil millones de chinos habían logrado comer un tazón de arroz, tener un reloj y una bicicleta”. A fines de los setenta el consumo medio de alimentos (en calorías) estaba un poco por encima de la media mundial y por encima de 14 países americanos. El 96 por ciento de los niños estaban escolarizados.

Esas conquistas sociales se perdieron fruto de la restauración del capitalismo en China. Desde 1978, bajo la conducción del PCCH encabezada por el ya fallecido Deng, se inició un proceso de vuelta al capitalismo. La entrada de las leyes capitalistas y de más de 70 mil multinacionales, significó millones de obreros y campesinos bajo trabajo semi esclavo, con salarios de miseria, caída del sistema de salud y educación estatal y gratuito y mayor deterioro del ambiente.

El XVI Congreso del PCCH de noviembre del 2002 hizo un cambio en sus estatutos para incorporar a los “militantes capitalistas” bajo la nueva teoría del “triple representatividad”: obreros, campesinos y capitalistas. Asimilando así a la nueva burguesía china.

Bajo la conducción de Xi Jimping pretenden esconder su carácter capitalista-imperialista anunciando que a los 100 años siguen desarrollando “el socialismo con peculiaridades chinas en la nueva era, logros fundamentales de la adaptación del marxismo al contexto chino” (de Zou Xiaoli, Embajador de China en Argentina, en diario Clarín 30/6/2021).

Cuando en realidad se trata de algo opuesto totalmente al marxismo y al socialismo lo que hoy existe en China. Se trata de una dictadura de partido único que ha restaurado el capitalismo que gobierna explotando y reprimiendo a millones y millones de la clase obrera y del campesinado de China.


Reproducimos algunos artículos que puede interesar

Cónclave del Partido Comunista: Más capitalismo para China (2013) Miguel Lamas

China: El congreso del PC endurece la dictadura capitalista (2017) Miguel Lamas

China: ¿Una «sociedad modestamente acomodada» con millones de pobres? (2020) Miguel Sorans

Las revoluciones chinas e indochinas (1968) Nahuel Moreno

Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista/UIT-CI, quien fuera integrante de la Brigada Simón Bolívar
 
Es noticia que en Nicaragua, el presidente Ortega ha hecho una redada represiva contra figuras políticas que son precandidatos a presidentes opositores y sectores disidentes del sandinismo, muchos de ellos dirigentes históricos de la revolución de 1979 que derribó al dictador Somoza.
El argumento de Ortega es que serían “agentes del imperialismo yanqui” que pretenderían “volver a un “abril de 2018”. En “abril de 2018” hubo una rebelión popular de la juventud trabajadora, campesina, desocupada y las mujeres, enfrentando una reforma jubilatoria o previsional aconsejada por el FMI a Daniel Ortega. Su saldo fue la caída de esa reforma, pero también más de 300 muertos por la criminal represión de Ortega, que la justificó en un supuesto “golpe” con “injerencia yanqui”. Ahora repite la misma mentira.

Ortega reprime nuevamente porque teme perder las elecciones de noviembre. Con las y los dirigentes sandinistas disidentes podemos tener diferencias de enfoque desde la izquierda revolucionaria pero lo que no se puede aceptar es definirlos como “agentes del imperialismo”.
Ortega metió a Dora María Téllez presa, que se la considera popularmente una heroína de la revolución del ´79. Se la recuerda porque en el año 1978 encabezó, como “comandante dos” la toma del Palacio Nacional de Managua, acompañando al comandante “Cero” Edén Pastora. Luego Dora Téllez dirigió la insurrección en León y fue viceministra de salud del gobierno sandinista. También encarceló a Hugo Torres, otro guerrillero héroe de la revolución. En 1974, Hugo Torres encabezó una toma de una propiedad que sirvió para negociar, nada más y nada menos, la liberación de Daniel Ortega, que llevaba siete años en la cárcel. Torres fue general del ejército luego de la toma del poder. Luis Carrión, uno de los nueve comandantes de la revolución, tuvo que huir del país. Todos forman parte del ex Movimiento de Renovación Sandinista (MRS).
También detuvieron a Cristiana Chamorro, precandidata a presidente, que es hija de Violeta Chamorro, junto a otros candidatos que son opositores burgueses proyanquis. Pero no los detienen porque estén organizando un golpe, ya que a los militares y la policía los maneja Ortega, sino porque le pueden ganar las elecciones.

Desde la izquierda debemos repudiar esta nueva represión. Este es un debate importante porque aún hay sectores de la izquierda y de la centroizquierda mundial que guardan silencio, o que siguen defendiendo a Ortega como si fuera un gobierno socialista o antiimperialista. Cuando estamos frente a una dictadura capitalista y una farsa de “antiimperialismo”.
 
Los métodos de Stalin para defender una Nicaragua capitalista

 A Daniel Ortega y su gobierno le cabe la definición de estalinista burgués. Ortega usa los mismos métodos de la calumnia, la mentira y la difamación que esgrimía José Stalin, encabezando a la burocracia de la ex URSS, para perseguir y asesinar a sus enemigos políticos. Acusándolos de “agentes del imperialismo” o “traidores” de la revolución socialista, empezando por León Trotsky y todos los revolucionarios y siguiendo por toda la oposición de izquierda e intelectuales que se le oponían.
Fue Nahuel Moreno el que elaboró esta definición de “regímenes estalinistas burgueses”, estudiando los triunfos anticoloniales de las guerrillas de Angola y Mozambique (1).  Se refería a gobiernos encabezados por un partido o un movimiento que, reivindicandose “revolucionario” o “marxista”, gobiernan dictatorialmente pero para no avanzar al socialismo.  En vez de expropiar a la burguesía, gobiernan para ella y las multinacionales.
Eso hace Ortega, gobierna con los métodos del estalinismo, con falso lenguaje “antiimperialista”, para beneficiar a los grandes grupos económicos y hambrear a su pueblo, manteniendo el capitalismo.
 
El pacto de Ortega con los grandes empresarios y la Iglesia

Basta ver las relaciones que tiene Ortega para confirmar que se trata de una dictadura capitalista. En uno de los países más miserables del mundo, de mayor desigualdad, el país tiene tres multimillonarios nicaragüenses que figuran en la lista de la revista Forbes. Está el grupo de Carlos Pellas, que es un gran oligarca azucarero, que tiene intereses bancarios, turísticos y concesionarias de autos, etcétera. El otro es el grupo Pro América, que encabeza Ramiro Ortiz, con una fuerte inversión en el sistema financiero del país, que tiene presencia en nueve países. El otro es el grupo de Roberto Zamora, con grandes intereses financieros. Justamente, Ortega retomó el poder en el año 2006, luego de pactar con el derechista ex presidente Arnoldo Aleman, con estos grupos económicos, que integran el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y con la Iglesia. Es por eso que Ortega anuló el derecho al aborto terapéutico. Nicaragua es el país más pobre después de Haití con el 79,9% de la población viviendo con tres dólares por día, 27% sobre desnutrición y 1,7% de sus casi seis millones de habitantes no tienen acceso a electricidad. (2)

Volver a las banderas de la revolución del ´79

El desastre social y represivo al que llevó el gobierno Ortega-Rosa Murillo es parte de los fracasos de todos los gobiernos del falso “socialismo del siglo XXI” o “nacionales y populares” de Chávez y Maduro, de Lula-Dilma, de Evo Morales o el peronismo kirchnerista.
La causa de fondo del fracaso del sandinismo de ayer y de hoy hay que buscarlo en su origen. Después del triunfo de la revolución del ´79, no quisieron romper con la burguesía y el imperialismo. No quisieron avanzar al socialismo, con el nefasto consejo de Fidel Castro y la dirección del PC cubano.

Por esa razón expulsaron en agosto de 1979 a la Brigada de combatientes Simón Bolívar (3). Fue la primera represión de Ortega. Nuestra corriente trotskista impulsaba otra política buscando avanzar con medidas de ruptura con la burguesía y el socialismo. Llamativamente fuimos los primeros en denunciar que Violeta Chamorro, que era entonces integrante del gobierno con Ortega, era conservadora y pro norteamericana.

Pero ahora, desde la UIT-CI, no concordamos con la detención de Cristina Chamorro ni los demás presos políticos. Desde ya no creemos que por ahí venga una salida para el pueblo nica. Hay que construir una verdadera izquierda en Nicaragua.
No queda otro camino que retomar la rebelión de abril del 2018 por todas estas reivindicaciones democráticas y sociales, para que se termine esta dictadura y para volver a las banderas por la cuales se hizo la revolución del ´79, en la perspectiva de una salida obrera y socialista a la crisis de Nicaragua.
 

(1) Ver Nahuel Moreno. Las revoluciones del siglo XX.
www.nahuelmoremo.org
(2) Indice de Desarrollo Humano
de la ONU.
(3)  La Brigada de combatientes Simón Bolívar, combatió en el Frente Sur, tuvo numerosos heridos y tres caídos en combate. En la Costa Atlántica, la brigada en unidad con un comando sandinista independiente, tomó la ciudad de Bluefields. Ver libro edición El Socialista.

Escribe Miguel Lamas

El 24 de junio fue asesinado en Cisjordania ocupada, el militante palestino Nizar Banat. Más de 25 soldados de la Autoridad Palestina (ANP) allanaron su casa en Dura Al Jalil y lo golpearon con barras de hierro, provocándole heridas mortales.
El hecho fue repudiado con masivas protestas populares durante toda la semana y una huelga general el lunes 28, exigiendo la renuncia Mahmoud Abbas, presidente de la ANP y dirigente del partido Al Fatah.
La ANP no es un gobierno que responda al pueblo palestino, sino que es un instrumento sometido a sueldo del sionismo. Sus finanzas dependen de la “ayuda” de Israel que controla su territorio y economía, y de Estados Unidos. Y su policía es entrenada por Israel y Estados Unidos. La única “autoridad” de la ANP es reprimir a su pueblo en Cisjordania ocupada. Ese territorio tiene tres millones de habitantes, 2.600.000 palestinos y unos 400.000 colonos sionistas que se quedaron con las mejores tierras con respaldo del ejército israelí. Otros dos millones de palestinos viven en la Franja de Gaza, periódicamente bombardeada y bloqueada por Israel.

Nizar Banat era uno de los que denunciaba la corrupción de la Autoridad Palestina. Por eso lo asesinaron. Además del asesinato de Banat, han encarcelado, torturado y humillado sin ningún proceso judicial, a centenares de jóvenes que luchan contra los colonos y ocupantes sionistas. Es decir lo mismo que hace la policía de Israel.
Por eso esta rebelión popular contra Abbas y Al Fatah es parte de la lucha contra la ocupación sionista. Y este levantamiento es una expresión de la nueva generación de jóvenes palestinos que impulsaron la gran huelga general en toda la Palestina histórica del 18 de mayo pasado, contra el bombardeo sionista a Gaza.
Nos unimos al repudio contra el asesinato de Banat y expresamos nuestra total solidaridad con el levantamiento del pueblo palestino contra Abbas sirviente del sionismo.

Por Prensa UIT-CI

En las ciudades cisjordanas de Ramallah y Hebrón, llaman a la huelga este 28 de junio para repudiar la represión de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina, en el marco de varios días de protestas contra Abbas y en repudio por el asesinato del activista palestino Nazir Banat, que fue detenido por la policía.

El 18 de mayo, la huelga general en toda la Palestina histórica “desde el río hasta el mar”, movilizó decenas de miles de palestinos y palestinas. Hubo manifestaciones masivas en todas las ciudades, que fueron reprimidas. La convocatoria, que arrancó de organizaciones juveniles, con un fuerte peso de las mujeres, arrastró el apoyo de todos los grupos palestinos y consiguió la unidad palestina, por primera vez en muchos años se levantaban en los territorios ocupados y en la Palestina histórica (dentro del territorio de Israel), con la solidaridad de los campos de refugiados en los países vecinos.

Fue una respuesta unitaria del pueblo palestino a los criminales bombardeos aéreos del Estado sionista sobre Gaza, que mataron a doscientas cuarenta y ocho personas, entre ellas setenta menores, destruyeron más de mil viviendas y diecisiete clínicas y hospitales resultaron dañados.

Pese a esto, después de once días de bombardeos, hubo festejos en Gaza por el cese del fuego. Miles de palestinas y palestinos son conscientes de su larga lucha y festejaron un triunfo parcial que obligó a Israel a suspender los bombardeos. Otra vez no pudieron aplastar a la resistencia palestina.

Amagaron con invadir, se quedaron en la frontera y no pudieron entrar. Y esto ocurrió por la gran movilización palestina y mundial en defensa del pueblo palestino. Hasta obreros portuarios italianos se negaron a cargar barcos que se dirigían a Israel.

Lo sucedido profundizó la crisis del Estado sionista y su gobierno. Esto se puso de manifiesto en el desplazamiento de Netanyahu.

Mayo de 2021 puede ser un punto de inflexión en la historia de la lucha del pueblo palestino. Los enfrentamientos de los jóvenes contra la policía israelí en Jerusalén, el desafío de la expulsión de las familias de los barrios de Sheik Harrah o Silwan para librar sus casas a los colonos, la resistencia desde Gaza y las manifestaciones más masivas y sangrantes en Cisjordania desde la Segunda Intifada han sido una reacción en cadena. Israel había cantado victoria con Donald Trump, pero la resistencia palestina sigue muy viva y busca cómo expresarse.

La lucha sigue a pesar de la sangrienta represión sionista. Más de dos mil jóvenes palestinos han sido detenidos en Israel en las últimas semanas por haber participado en las protestas. En Cisjordania la instalación de una nueva colonia en Beita, al sur de Nablus, que usurpa miles de olivos a las familias palestinas, también es enfrentada con fuertes protestas que han dejado cuatro jóvenes muertos y decenas de heridos.

El nuevo gobierno israelí, de la alianza encabezada por el ultraderechista Naftali Bennett, solo incrementará el maltrato, la humillación y el sufrimiento del pueblo palestino. Al día siguiente de asumir el cargo autorizó la marcha de la bandera en Jerusalén que fue prohibida el mes pasado por la situación de máxima tensión. Un millar de ultraderechistas israelíes protegidos por la policía israelí desfilaron por la ciudad al grito de “muerte a los árabes”. El primer gesto del nuevo gobierno fue bombardear Gaza. La franja sigue sometida a un férreo bloqueo que impide la entrada de mercancías y personas, o a los pescadores trabajar más allá de 6 millas náuticas.

Una nueva generación palestina está tomando el relevo. Son los nacidos después de los acuerdos de Oslo de 1993 que supusieron la legitimación de la ocupación y la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como su agente interior, que ha colaborado durante todos estos años con la represión a las manifestaciones y deteniendo activistas. Un proceso de “paz” que solo ha servido para intensificar la ocupación y el expolio de las palestinas y los palestinos. En 1993 había en Jerusalén Este cerca de 150.000 colonos israelíes, hoy son más de 220.000. En Cisjordania se han multiplicado por dos en estos años, hasta llegar a 440.000. Bajo Oslo Gaza se ha convertido en una cárcel a cielo abierto y Cisjordania, en una constelación de pueblos y ciudades palestinos en forma de bantustanes aislados por un muro, una red de carreteras y colonias.

La vieja dirección palestina está totalmente desacreditada. Mahmud Abbas se aferra, a los 86 años, a la butaca de la presidencia de un Estado que no existe y que solo funciona como una fuerza de represión interior. Su mandato, en nombre de Al Fatah, expiró hace una década y ha aplazado nuevamente las elecciones convocadas para junio. Mohammed Dahlan, su relevo en Al Fatah, vive en los Emiratos Árabes que firmaron el acuerdo de normalización con Israel. Ismail Haniye, el líder de Hamás, se fue en 2019 de Gaza para instalarse en Qatar. En la Palestina histórica, Manur Abbas, jefe del partido islamista con representación en el Parlamento israelí, acaba de firmar un acuerdo de gobierno con Bennet, el representante de los colonos. Es en este marco que la generación nacida tras la traición de Oslo reclama paso.

A esta altura, ya es una evidencia –contra la propaganda vacía de la UE y los Estados Unidos– que el proceso de Oslo era una vía muerta y que no hay ninguna posibilidad de convivir pacíficamente con Israel, con un Estado racista basado en un régimen de apartheid institucionalizado. Una amenaza para los pueblos de la región y el mundo entero que ya ha costado demasiado sufrimiento. Por ello seguimos defendiendo la lucha por una salida verdaderamente justa, que es el establecimiento de un Estado único, laico, no racista y democrático en todo el territorio histórico de Palestina.

Pero el pueblo palestino no se enfrenta a un Estado ocupante cualquiera. Como decía Joe Biden cuando era congresista en 1986: “Si no existiera Israel, Estados Unidos tendría que inventarlo para proteger sus intereses en la región”. Efectivamente, Israel es el portaaviones del imperialismo en una zona de gran valor estratégico como Oriente Medio. Por ello el apoyo al pueblo palestino no es solo una cuestión de solidaridad internacional, forma parte de la lucha antiimperialista en todos los rincones del mundo. Desde la UIT-CI llamamos a redoblar la unidad de acción internacional en el camino hacia una Palestina libre, en apoyo al pueblo palestino, por los siguientes puntos:

  • Exigimos la liberación inmediata de todos los presos palestinos encarcelados por la ocupación.
  • Que los gobiernos rompan relaciones diplomáticas y comerciales con el Estado sionista de Israel.
  • ¡Viva la lucha heroica del pueblo palestino!

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
21 de junio de 2021

 

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