Dec 22, 2024 Last Updated 2:47 PM, Dec 20, 2024

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista/ FIT Unidad 

Así como febrero es identificado con el mes del amor, marzo es presentado por publicistas como el mes de la mujer. Pronto veremos cómo aparecen descuentos especiales para mujeres en indumentaria, cosmética y gastronomía. Pero la historia de la fecha está muy lejos de ser un día de festejos, por el contrario, el 8M es un día de lucha por nuestros derechos.

La historia del 8 de marzo

En marzo de 1908 más de quince mil obreras textiles se movilizaron en Nueva York exigiendo la reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el derecho a votar. En homenaje a esa heroica lucha, fue la feminista y socialista Clara Zetkin quien llevó la propuesta a la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas de Copenhague para que se promulgue el Día Internacional de la Mujer. Con esa resolución, y organizado por los partidos socialistas de la Segunda Internacional, se convocaron el mismo día y en todos los países acciones por las reivindicaciones de las mujeres.

Los paros internacionales de mujeres

Más acá en el tiempo, y ya en la cuarta ola de luchas feministas, en 2017 se llamó al paro mundial de mujeres (PIM) para el 8M. La convocatoria surgió luego de la masiva movilización en los Estados Unidos (Woman’s March) el día de la asunción de Trump. Participaron reconocidas feministas como Linda Alcoff, Cinzia Arruza, Nancy Fraser, Angela Davis, entre otras, quienes llamaron a construir una huelga global por las demandas de las mujeres trabajadoras y de los sectores populares contra todas las violencias del sistema patriarcal, el imperialismo, el colonialismo, el racismo, la supremacía blanca y el capitalismo.

Desde esa primera convocatoria a esta parte pasaron cinco años. Y cada vez fueron más países los que se sumaron a la huelga feminista. Este año tenemos el desafío de construir nuevamente una jornada internacional de lucha por nuestras demandas contra todos los gobiernos que, con sus políticas, perpetúan todas las violencias del capitalismo patriarcal.

Por un 8M de lucha con Isadora en todo el país

La pandemia y la crisis económica-social muestran la cara más cruel de un sistema perverso que solo busca enriquecer las ganancias de unos pocos frente a la miseria creciente y el deterioro de la salud de las mayorías. Las mujeres y disidencias somos el sector más castigado por las políticas de ajuste de los gobiernos capitalistas.

Por eso, este 8M de 2021 tenemos que impulsar una jornada internacional de lucha para que la crisis no la paguen las mujeres trabajadoras y los sectores populares. Porque no somos ciudadanas de segunda reclamamos nuestro derecho a la salud gratuita y de calidad. Decimos basta de discriminación laboral y brecha salarial. Exigimos que las tareas de reproducción y cuidado sean reconocidas como trabajo y remuneradas con un salario igual a la canasta familiar. Nos movilizamos por el derecho a una vivienda sin hacinamiento y sin violentos. Basta de femicidios y transtravesticidos, que se destine presupuesto para combatir la violencia de género, no para el pago de la deuda externa. Por estos reclamos te invitamos a que este 8M te movilices junto con Isadora en todo el país.

A un año de la llegada de la pandemia las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras se han recrudecido. La precarización económica y laboral, la desigualdad y la violencia contra las mujeres son las otras pandemias que crecen día a día con la combinación de la crisis sanitaria y económica capitalista. Somos la mayoría de las que nos encontramos en el trabajo informal y en la subcontratación, sin ningún derecho, sin seguridad social, sin estabilidad laboral y con salarios de hambre. Somos las más vulnerables en tiempos de crisis, las primeras despedidas y en sufrir bajas salariales, forzadas a romper el confinamiento para salir a trabajar y buscar el sustento, poniendo en riesgo nuestra salud y la de nuestras familias. Los empresarios en acuerdo con los gobiernos, aprovechan la pandemia para superexplotarnos, profundizando los contratos precarios y la flexibilización, lo que afecta principalmente a las trabajadoras en todo el mundo, como ocurre en el conjunto de América Latina dónde la informalidad es moneda corriente, en particular entre las jóvenes.

En el sector salud somos mayoría de las enfermeras, médicas, personal que se encuentran en la primera línea de batalla enfrentando la pandemia sin equipos e insumos. Otra rama fuertemente feminizada, es el sistema educativo, donde las mujeres somos quienes estamos al frente de la educación a distancia. Actualmente en varios países estamos en las escuelas con un regreso a una presencialidad sin recursos ni presupuesto necesario. A esto se suma el incremento del trabajo de cuidados y domésticos, que cumplimos mayoritariamente las mujeres, con dobles o triples jornadas que se han hecho más extenuantes. En las ramas industriales, somos la mayoría de las trabajadoras de las ramas peores pagas como ocurre en la industria textil, dónde recibimos los salariaos más bajos.

La violencia de género no ha dejado de crecer de manera atroz, los feminicidios aumentan debido a la impunidad y complicidad de los gobiernos. En México se ha pasado de 10 a 11 mujeres por día asesinadas en plena pandemia, la ONU reportaba que 243 millones de mujeres habían sufrido violencia sexual o física hasta el mes de abril del año pasado y se pronosticaba que está se incrementaría en los siguientes meses de la pandemia, en confinamiento las llamadas a números de emergencia por violencia de género aumentaron hasta cinco veces en varios países. Tampoco se detuvieron los crímenes de odio hacia la comunidad de la diversidad sexo genérica.

En medio de la pandemia, millones de mujeres se han visto obligadas a migrar, huyendo de la persecución de regímenes autoritarios, de guerras o de la pobreza. Son forzados a trabajar informalmente bajo condiciones de precariedad extrema y ONU calcula que hasta el 80% de las migrantes sufre violencia sexual durante su tránsito o son víctimas de trata y explotación sexual. Así que las mujeres migrantes y refugiadas están condenadas a la inseguridad económica y física y pobreza, al igual que otras trabajadoras, con efectos mucho más severos. La falta de acceso a los servicios básicos de salud debido a las guerras civiles, los ataques imperialistas, la movilidad, la pobreza y la discriminación social y estatal las dejó privadas de las medidas de prevención o tratamientos básicos contra el Covid-19, y mucho menos de las vacunas.

Mientras tanto, los gobiernos aprovechan la pandemia para enriquecer a las grandes farmacéuticas con las patentes de las vacunas, haciendo una distribución inequitativa y coartando el derecho a la salud, serán los países más pobres y la clase trabajadora en conjunto la que pagará con su salud y su vida estos designios criminales. Por eso, somos parte de la campaña internacional de “Vacunas para todas y todos”, exigiendo que se termine con las patentes y el negocio de unos pocos laboratorios en detrimento de un plan de vacunación masiva y gratuita en todos los países.

Desde la Unidad Internacional de las y los Trabajadores – Cuarta Internacional llamamos a este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, a fortalecer la organización y la movilización de la lucha feminista en todos los países, a luchar contra los planes de ajuste que imponen los gobiernos que tienen el propósito de cargar sobre nuestras espaldas la crisis capitalista, despojándonos de nuestros derechos, sin atender la violencia y la desigualdad que nos azota, prefiriendo cuidar las ganancias de las grandes empresas y seguir pagando las deudas externas a los organismos imperialistas como el FMI, nosotras nos pronunciamos ¡Alto al pago de las deudas externas!¡Mayor presupuesto a salud, educación, trabajo y para erradicar la violencia de género! ¡Que la crisis no la paguen las mujeres trabajadoras!

Llamamos a que las mujeres trabajadoras no dejemos de movilizarnos y organizarnos en la defensa de nuestros derechos, ya que constantemente los gobiernos, la Iglesia y todas las instituciones religiosas, las trasnacionales continúan imponiendo políticas reaccionarias anti-derechos, como se hizo en Honduras y Polonia, en donde se avanzó con la prohibición del aborto, o en Turquía, en donde el gobierno de Erdogan quiso derogar la Convención Estambul, que es una ganancia de las mujeres para la prevención de la violencia machista. Todas medidas reaccionarias que atacan los derechos de las mujeres y acentúan la criminalización contra las mujeres. Es cada vez más claro, que en esta sociedad capitalista y patriarcal las mujeres no debemos dejar de luchar.

Convocamos a unirnos alrededor de campañas internacionales que nos permitan sumar y fortalecer al movimiento feminista independiente de los gobiernos contra toda forma de violencia sobre las mujeres, que este 8M sea una movilización histórica, en la que se demuestre, que a pesar de la pandemia, las mujeres seguiremos tomando las calles, alzando la voz por ¡Ni una asesinada, ni una presa política, ni una desaparecida más!; brindemos todo el apoyo a las trabajadoras de la salud en su lucha por tener condiciones laborales dignas que les permitan combatir a la pandemia de manera eficaz. Luchemos contra las patentes de las vacunas, que haya vacunas para todas y para todos, por la inmunización universal.

Que la marea verde que ascendió desde Argentina inunde todos los continentes con fuerza para seguir exigiendo a los gobiernos, desde las calles, la legalización del aborto. Defendamos los plenos derechos de las mujeres migrantes y refugiadas ¡que se abran las fronteras! Y unamos nuestras luchas contra el racismo, la xenofobia, y toda forma de criminalización y represión de nuestro movimiento. ¡No detendrán nuestra movilización por la defensa plena de nuestros derechos! ¡No lo permitiremos! ¡no nos callarán!

Llamamos a las mujeres trabajadores, jóvenes precarizadas, a las migrantes, de los sectores populares a organizarse en los centros de estudio, en los sindicatos, lugares de trabajo y en los barrios, para participar masivamente de las movilizaciones así como para garantizar la huelga allí dónde logramos imponerla a pesar del rol de las burocracias sindicales. Por un movimiento feminista anticlerical, anticapitalista, antirracista y antipatriarcal contra toda forma de explotación y opresión. Este 8M a las calles por nuestros derechos y para que la crisis la paguen los capitalistas.

 

Mujeres de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional

3 de marzo de 2021

A un año de la llegada de la pandemia las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras se han recrudecido.  La precarización económica y laboral, la desigualdad y la violencia contra las mujeres son las otras pandemias que crecen día a día con la combinación de la crisis sanitaria y económica capitalista. Somos la mayoría de las que nos encontramos en el trabajo informal y en la subcontratación, sin ningún derecho, sin seguridad social, sin estabilidad laboral y con salarios de hambre. Somos las más vulnerables en tiempos de crisis, las primeras despedidas y en sufrir bajas salariales, forzadas a romper el confinamiento para salir a trabajar y buscar el sustento, poniendo en riesgo nuestra salud y la de nuestras familias. Los empresarios en acuerdo con los gobiernos, aprovechan la pandemia para superexplotarnos, profundizando los contratos precarios y la flexibilización,  lo que afecta principalmente a las trabajadoras en todo el mundo, como ocurre en el conjunto de América Latina dónde la informalidad es moneda corriente, en particular entre las jóvenes.

En el sector salud somos mayoría de las enfermeras, médicas, personal que se encuentran en la primera línea de batalla enfrentando la pandemia sin equipos e insumos.  Otra rama fuertemente feminizada, es el sistema educativo, donde las mujeres somos quienes estamos al frente de la educación a distancia. Actualmente en varios países estamos en las escuelas con un regreso a una presencialidad sin recursos ni presupuesto necesario. A esto se suma el incremento del trabajo de cuidados y domésticos, que cumplimos mayoritariamente las mujeres, con dobles o triples jornadas que se han hecho más extenuantes. En las ramas industriales, somos la mayoría de las trabajadoras de las ramas peores pagas como ocurre en la industria textil, dónde recibimos los salariaos más bajos.

La violencia de género no ha dejado de crecer de manera atroz, los feminicidios aumentan debido a la impunidad y complicidad de los gobiernos. En México se ha pasado de 10 a 11 mujeres por día asesinadas en plena pandemia, la ONU reportaba que 243 millones de mujeres habían sufrido violencia sexual o física hasta el mes de abril del año pasado y se pronosticaba que está se incrementaría en los siguientes meses de la pandemia, en confinamiento las llamadas a números de emergencia por violencia de género aumentaron hasta cinco veces en varios países. Tampoco se detuvieron los crímenes de odio hacia la comunidad de la diversidad sexo genérica. 

En medio de la pandemia, millones de mujeres se han visto obligadas a migrar, huyendo de la persecución de regímenes autoritarios, de guerras o de la pobreza. Son forzados a trabajar informalmente bajo condiciones de precariedad extrema y ONU calcula que hasta el 80% de las migrantes sufre violencia sexual durante su tránsito o son víctimas de trata y explotación sexual. Así que las mujeres migrantes y refugiadas están condenadas a la inseguridad económica y física y pobreza, al igual que otras trabajadoras, con efectos mucho más severos. La falta de acceso a los servicios básicos de salud debido a las guerras civiles, los ataques imperialistas, la movilidad, la pobreza y la discriminación social y estatal las dejó privadas de las medidas de prevención o tratamientos básicos contra el Covid-19, y mucho menos de las vacunas.

Mientras tanto, los gobiernos aprovechan la pandemia para enriquecer a las grandes farmacéuticas con las patentes de las vacunas, haciendo una distribución inequitativa y coartando el derecho a la salud, serán los países más pobres y la clase trabajadora en conjunto la que pagará con su salud y su vida estos designios criminales. Por eso, somos parte de la campaña internacional de “Vacunas para todas y todos”, exigiendo que se termine con las patentes y el negocio de unos pocos laboratorios en detrimento de un plan de vacunación masiva y gratuita en todos los países. 

Desde la Unidad Internacional de las y los Trabajadores – Cuarta Internacional llamamos a este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, a fortalecer la organización y la movilización de la lucha feminista en todos los países, a luchar contra los planes de ajuste que imponen los gobiernos que tienen el propósito de cargar sobre nuestras espaldas la crisis capitalista, despojándonos de nuestros derechos, sin atender la violencia y la desigualdad que nos azota, prefiriendo cuidar las ganancias de las grandes empresas y seguir pagando las deudas externas a los organismos imperialistas como el FMI, nosotras nos pronunciamos ¡Alto al pago de las deudas externas!¡Mayor presupuesto a salud, educación, trabajo y para erradicar la violencia de género! ¡Que la crisis no la paguen las mujeres trabajadoras! 

Llamamos a que las mujeres trabajadoras no dejemos de movilizarnos y organizarnos en la defensa de nuestros derechos, ya que constantemente los gobiernos, la Iglesia y todas las instituciones religiosas, las trasnacionales continúan imponiendo políticas reaccionarias anti-derechos, como se hizo en Honduras y Polonia, en donde  se avanzó con la prohibición del aborto, o en Turquía, en donde el gobierno de Erdogan quiso derogar la Convención Estambul, que es una ganancia de las mujeres para la prevención de la violencia machista. Todas medidas reaccionarias que atacan los derechos de las mujeres y acentúan la criminalización contra las mujeres.  Es cada vez más claro, que en esta sociedad capitalista y patriarcal las mujeres no debemos dejar de luchar. 

Convocamos a unirnos alrededor de campañas internacionales que nos permitan sumar y fortalecer al movimiento feminista  independiente de los gobiernos contra toda forma de violencia sobre las mujeres, que este 8M sea una movilización histórica, en la que se demuestre, que a pesar de la pandemia, las mujeres seguiremos tomando las calles, alzando la voz por ¡Ni una asesinada, ni una presa política, ni una desaparecida más!; brindemos todo el apoyo a las trabajadoras de la salud en su lucha por tener condiciones laborales dignas que les permitan combatir a la pandemia de manera eficaz. Luchemos contra las patentes de las vacunas, que haya vacunas para todas y para todos, por la inmunización universal. 

Que la marea verde que ascendió desde Argentina inunde todos los continentes con fuerza para seguir exigiendo a los gobiernos, desde las calles, la legalización del aborto. Defendamos los plenos derechos de las mujeres migrantes y refugiadas ¡que se abran las fronteras! Y unamos nuestras luchas contra el racismo, la xenofobia, y toda forma de criminalización y represión de nuestro movimiento. ¡No detendrán nuestra movilización por la defensa plena de nuestros derechos! ¡No lo permitiremos! ¡no nos callarán!

Llamamos a las mujeres trabajadores, jóvenes precarizadas, a las migrantes, de los sectores populares a organizarse en los centros de estudio, en los sindicatos, lugares de trabajo y en los barrios, para participar masivamente de las movilizaciones así como para garantizar la huelga allí dónde logramos imponerla a pesar del rol de las burocracias sindicales. Por un movimiento feminista anticlerical, anticapitalista, antirracista y antipatriarcal contra toda forma de explotación y opresión.  Este 8M a las calles por nuestros derechos y para que la crisis la paguen los capitalistas. 

Mujeres de la UIT-CI

 

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista/ FIT Unidad 

Así como febrero es identificado con el mes del amor, marzo es presentado por publicistas como el mes de la mujer. Pronto veremos cómo aparecen descuentos especiales para mujeres en indumentaria, cosmética y gastronomía. Pero la historia de la fecha está muy lejos de ser un día de festejos, por el contrario, el 8M es un día de lucha por nuestros derechos.

La historia del 8 de marzo

En marzo de 1908 más de quince mil obreras textiles se movilizaron en Nueva York exigiendo la reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el derecho a votar. En homenaje a esa heroica lucha, fue la feminista y socialista Clara Zetkin quien llevó la propuesta a la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas de Copenhague para que se promulgue el Día Internacional de la Mujer. Con esa resolución, y organizado por los partidos socialistas de la Segunda Internacional, se convocaron el mismo día y en todos los países acciones por las reivindicaciones de las mujeres.

Los paros internacionales de mujeres

Más acá en el tiempo, y ya en la cuarta ola de luchas feministas, en 2017 se llamó al paro mundial de mujeres (PIM) para el 8M. La convocatoria surgió luego de la masiva movilización en los Estados Unidos (Woman’s March) el día de la asunción de Trump. Participaron reconocidas feministas como Linda Alcoff, Cinzia Arruza, Nancy Fraser, Angela Davis, entre otras, quienes llamaron a construir una huelga global por las demandas de las mujeres trabajadoras y de los sectores populares contra todas las violencias del sistema patriarcal, el imperialismo, el colonialismo, el racismo, la supremacía blanca y el capitalismo.

Desde esa primera convocatoria a esta parte pasaron cinco años. Y cada vez fueron más países los que se sumaron a la huelga feminista. Este año tenemos el desafío de construir nuevamente una jornada internacional de lucha por nuestras demandas contra todos los gobiernos que, con sus políticas, perpetúan todas las violencias del capitalismo patriarcal.

Por un 8M de lucha con Isadora en todo el país

La pandemia y la crisis económica-social muestran la cara más cruel de un sistema perverso que solo busca enriquecer las ganancias de unos pocos frente a la miseria creciente y el deterioro de la salud de las mayorías. Las mujeres y disidencias somos el sector más castigado por las políticas de ajuste de los gobiernos capitalistas.

Por eso, este 8M de 2021 tenemos que impulsar una jornada internacional de lucha para que la crisis no la paguen las mujeres trabajadoras y los sectores populares. Porque no somos ciudadanas de segunda reclamamos nuestro derecho a la salud gratuita y de calidad. Decimos basta de discriminación laboral y brecha salarial. Exigimos que las tareas de reproducción y cuidado sean reconocidas como trabajo y remuneradas con un salario igual a la canasta familiar. Nos movilizamos por el derecho a una vivienda sin hacinamiento y sin violentos. Basta de femicidios y transtravesticidos, que se destine presupuesto para combatir la violencia de género, no para el pago de la deuda externa. Por estos reclamos te invitamos a que este 8M te movilices junto con Isadora en todo el país.

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista/FIT Unidad 

El femicidio de Úrsula Bahilo dejó al descubierto que en el país del #NiUnaMenos las víctimas de violencia de género están completamente desamparadas y a merced de sus victimarios. En 2021 ya son más de cuarenta los transtravesticidios y femicidios según los distintos observatorios, que cuentan uno cada veintitrés horas. Estamos ante una emergencia y es urgente que se tomen medidas efectivas.

Hasta ahora qué viene haciendo el gobierno frente a esta avanzada machista. Puro verso. La ministra Gómez Alcorta anunció con bombos y platillos que se venía un cambio de paradigma, pero las insuficiencias del plan nacional contra la violencia de género están a la vista. En su primer año el plan fracasó y ahora, de un volantazo, crean el “Consejo Federal para el Abordaje de Femicidios, Travesticidios y Transfemicidios”. Otra articulación burocrática interministerial (Mujer,Género y Diversidad, Justicia y Seguridad) o, como les gusta llamar, “mesa de trabajo”. El gobierno pone las ministras, nosotras las muertas.

Medidas urgentes para combatir la violencia de género

Para prevenir y erradicar la violencia de género se necesita mucho dinero. No alcanza con las migajas que sobran luego de pagarle a los organismos financieros internacionales en cada renegociación de la deuda. Por eso exigimos presupuesto para combatir la violencia machista sobre la base del no pago de la deuda externa. ¿Para qué se usaría ese presupuesto?

  1. Para que se apliquen en todo el país las leyes 26.150/06, de educación sexual integral (ESI), y la  26.485/09, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia. Ambas normas tienen quince y doce años de antigüedad, respectivamente. Y a pesar de tener más de una década no se aplican por falta de presupuesto. Sería bueno empezar por ahí.
  2. Para darle una solución habitacional a las víctimas que tienen que huir de su hogar para salvar su vida. Se va adonde se puede, a veces a la casa de otros familiares, o amigas, o se termina en refugios que, además de insuficientes, son muy precarios. Por eso reclamamos una solución habitacional urgente para las víctimas de violencia de género utilizando las viviendas ociosas que pertenecen al Estado, otorgando créditos a tasa cero para la construcción de viviendas y llevando adelante un plan nacional de viviendas en el que tengan prioridad las víctimas.
  3. Para que las víctimas tengan un acompañamiento psicológico y patrocinio legal gratuito con perspectiva de género. El femicidio es el desenlace final de una cadena de violencias previas. Hay distintos tipos (física, psicológica, económica, simbólica y sexual), pero todas apuntan a un mismo objetivo, que es la dominación y aniquilación de la víctima. Por eso las políticas públicas deben acompañar a las víctimas y fortalecerlas en vez de revictimizarlas, como sucede actualmente cuando se hace la denuncia. A la vez, exigimos un resarcimiento económico que cubra la canasta familiar y que así ayude a lograr la autonomía financiera de la víctima.

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