Jul 19, 2024 Last Updated 9:34 PM, Jul 18, 2024

Escribe Guido Poletti

Desde hace varias semanas se viene denunciando la ausencia en las góndolas de la única leche de segunda marca que figura en el listado de Precios cuidados. Se trata de La Armonía, producida por el Grupo Mastellone. Esta leche debería venderse a 30 pesos, pero es imposible encontrarla. En cambio, aparecen todas las variantes de La Serenísima (de la misma empresa) en valores arriba de 50 o 60 pesos. Y eso no es lo único: también se denunció que se está vendiendo un producto que figura como “alimento lácteo”, con precios más bajo, pero que tiene menos de la mitad del valor proteico que el yogur o la leche

En la desesperación ante la imposibilidad de comprar los lácteos indispensables para los niños, muchas personas recurren a este producto, sin saber que no están cubriendo las necesidades diarias y generando serios riesgos de subalimentación. También muchos pediatras han denunciado que, en los barrios populares, se está consumiendo leche en polvo, “estirándola” con agua, y por lo tanto reduciendo también su valor alimenticio.

Todo esto es consecuencia del absoluto descontrol generado por un sector, el lácteo, donde unas pocas empresas monopólicas hacen lo que quieren. Se apropian de toda la cadena, llevando a la quiebra a los pequeños tamberos, los que se les pagan monedas por el litro de ordeñe, que en muchos casos no cubren ni el costo. A posteriori utilizan la leche prioritariamente para los productos premium, como los quesos o las leches de más alta calidad, dejando “lo que sobra” para el consumo popular.

Se trata de un verdadero escándalo, legitimado por un Ministerio de Economía donde el encargado de todo esto es nada menos que Miguel Braun, a cuya familia pertenece La Anónima, una de las cadenas de hipermercados más importantes del país y con presencia preponderante en la Patagonia. Los monopolios lácteos, con La Serenísima a la cabeza y los hipermercados, son justamente quienes se reparten el negocio, que termina con precios astronómicos en las góndolas.

La leche es un alimento vital, en especial para los niños. Hay que terminar con todo esto. A los pequeños tambos hay que garantizarles un precio mínimo sostén que les permita cubrir sus costos, pagado por los monopolios del sector. Las grandes empresas lácteas deben garantizarle y entregar las cantidades necesarias para que no falte en ningún comedor escolar o popular y esté al alcance de todos en las casas. Hay que imponer un precio máximo y exigir que esté presente en los comercios. Y si las empresas lácteas o los supermercados no cumplen, o esconden la mercadería, proceder a sancionarlos con toda la fuerza, con multas, clausuras o expropiaciones.

 

La ministra de Seguridad acaba de anunciar la creación de la Unidad de Garantía de Derechos Humanos de las Fuerzas Policiales y de Seguridad Federales. Sería para “reparar los daños causados por agravios a los derechos humanos de los propios efectivos”.

Evidentemente este ente no tiene como objetivo defender a un eventual policía, gendarme o prefecto que se niegue a reprimir una protesta popular. O que quiera denunciar una coima, o a un comisario que maneja el narcotráfico, la prostitución o la trata. Todo lo contrario: está en la línea de protocolo que hace algunos meses envió el propio Ministerio de Seguridad habilitando a los efectivos a disparar a matar en cualquier circunstancia. O del programa “Restituir”, que permite la reincorporación de efectivos procesados por uso excesivo de la fuerza.

Los objetivos de la ministra Bullrich son clarísimos: habilitar más impunidad y más represión. Repudiamos la creación de este ente y exigimos una vez más, el desmantelamiento del aparato represivo, que no solo está a la orden del día contra la protesta popular, sino que también es parte fundamental del entramado del delito en nuestro país, como se acaba de ver en el enfrentamiento entre policías federales y bonaerenses la semana pasada.

El pasado miércoles 27 de marzo, el rey de España y el presidente Mauricio Macri dieron apertura al Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizó en la ciudad de Córdoba. Desde Izquierda Socialista repudiamos su presencia por considerarlo un agente del imperialismo europeo que oprime a los pueblos del mundo, entre ellos al catalán, que lucha por su independencia, y aplica severos “planes de austeridad” contra los trabajadores del Estado Español y toda Europa.

Escribe Ezequiel Peressini Legislador provincial Izquierda Socialista/FIT

Quienes hoy representan a la corona española son fieles herederos de la reaccionaria tradición franquista y lo peor de la Iglesia Católica que en su momento impuso a los pueblos del Estado Español una de las más feroces dictaduras fascistas. Hoy cuentan con la impunidad de la Constitución de 1978, que le garantizó al régimen monárquico una falsa legitimidad democrática escondiendo la continuidad del odiado franquismo. Para sellar estos pactos de impunidad la transición se montó sobre una ley de amnistía para los crímenes del régimen franquista y sus 150.000 asesinatos. A ello se le sumó a posteriori otras seiscientas muertes perpetradas por las fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales así como también las detenciones y represión contra las luchas independentistas en Cataluña y el País Vasco.

La corona española sostuvo estrechos lazos con la dictadura de Videla. El 26 de enero de 1978 visitaron nuestro país y tuvieron reuniones con el genocida Jorge Rafael Videla, que declaró al entonces rey Juan Carlos y a la reina Sofía como “huéspedes de honor”. En esa visita, el Estado Español reconoció a la dictadura, realizó negocios millonarios y antes de retirarse le entregaron a los dictadores el reconocimiento del “Collar de Isabel la Católica” poniéndose una vez mas del lado de los asesinos del pueblo trabajador.

En la actualidad el rey Felipe VI es el pilar de un régimen que, con distintos gobiernos (ayer del Partido Popular y hoy del PSOE) llevan adelante brutales ajustes y “planes de austeridad” contra los trabajadores, provocando miles de despidos, familias expulsadas de sus hogares, así como represión y persecuciones a los pueblos migrantes que llegan desde el Mediterráneo escapando de las crisis de las dictaduras del norte de África, como la del carnicero Bashar Al Assad en Siria, por solo nombrar una.

Por todo esto, en la sesión especial de la Legislatura en la que el gobierno de Schiaretti buscó homenajear a las autoridades de la Real Academia Española y de la corona española, desde el Frente de Izquierda presentamos un proyecto de repudio a la visita del rey de España. A su vez, participamos de una concentración en las inmediaciones del militarizado teatro San Martín ,donde junto con otras organizaciones nos plantamos bien fuertes para decir ¡Fuera el rey de España Felipe VI! ¡Libertad a los presos políticos catalanes! Abajo el ajuste de Macri, Schiaretti y el FMI!

Escribe: Gabriel Massa

Desde estas páginas venimos insistiendo en que la candidatura del ex ministro de Economía Eduardo Lavagna no tiene nada de positivo para los trabajadores y el pueblo. Lo primero que señalamos es su propuesta de mantener el acuerdo con el FMI y el pago de la deuda externa, que es la base del plan que hoy aplica Macri. Acaba de trascender, a través de declaraciones al diario La Nación del político lavagnista Rodolfo Gil, que parte fundamental de la política de Lavagna, en caso de llegar al gobierno, sería impulsar un acuerdo con las distintas iglesias, los empresarios y los burócratas sindicales.


“La Iglesia tendrá un rol central en la pacificación del país”, declaró Gil. ¿Para qué? Para que los trabajadores y los distintos sectores populares aceptemos “pacíficamente” lo que el FMI viene reclamando: la reforma laboral y la reforma de las jubilaciones, para imponernos más flexibilización en el trabajo y miseria. Y por supuesto que el acuerdo con las iglesias significaría el rechazo a la legalización del aborto y cualquier otra medida progresiva, como la separación de la Iglesia y el Estado.Es decir, las propuestas de Lavagna van en el sentido opuesto de todo lo que hoy reclaman los trabajadores, la juventud y las mujeres.

Sectores del peronismo kirchnerista vienen impulsando una campaña contra el Frente de Izquierda. Dicen que por llamar a votar en blanco y no a Scioli en el balotaje de 2015 el FIT habría posibilitado que gane Macri. Una falsedad completa, desde las propias cifras (ver recuadro) y políticamente. Tildan al FIT de ser “funcional a la derecha” para encubrir que la derrota electoral de Scioli y del peronismo fue culpa de sus propias políticas. Esta campaña la reavivan hoy cuando desde el FIT criticamos el rol cómplice del peronismo con Macri o decimos que Cristina y Lavagna no son salida para el pueblo trabajador. ¿Quién le hace el juego a la derecha? Veamos.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

Si Macri ganó fue por el amplio rechazo popular que recogió el gobierno anterior fruto de sus políticas de ajuste, corrupción y entrega aplicadas durante los doce años en que gobernó el peronismo kirchnerista. Esa es la cruda realidad que nunca el kirchnerismo va a reconocer. Por eso enarbola una campaña falsa contra la izquierda ante su militancia más dura y en las redes sociales.

Scioli y el kirchnerismo perdieron por culpa de sus políticas
Millones de trabajadores votaron a Macri en 2015 con la nariz tapada para sacarse de encima al kirchnerismo. Fue un voto equivocado a una variante patronal, como lo denunciamos. El Frente de Izquierda, lejos de ser “funcional” a Macri, hizo campaña en contra diciendo que la bronca contra el kirchnerismo no debía canalizarse vía Cambiemos porque eso iba a fortalecer un mayor ajuste.

Las razones de por qué el kirchnerismo fue repudiado no hay que buscarlas en un supuesto giro a la derecha de las masas, como hacen sectores K, sino por el hartazgo ante un “modelo” de inflación, corrupción, pobreza, bajos salarios y pagos de la fraudulenta deuda externa. Los K hablaban de un “proyecto nacional y popular con inclusión” mientras dibujaban los índices del Indec diciendo que en la Argentina había menos pobres que en Alemania.

La famosa “década ganada” dejó un 30% de pobres y un 40% de trabajo en negro y precarizado. Los grandes ganadores fueron los empresarios amigos del gobierno (Lázaro Báez y compañía), los bancos y las multinacionales (Barrick Gold, Odebrecht, Repsol, Benetton y Chevron con un pacto secreto incluido). Todo encubierto en largas cadenas nacionales, el discurso de un supuesto “golpismo” para criminalizar la protesta social, o un doble discurso de defensa de los derechos humanos mientras encumbraba a Milani en el Ejército.

Por eso hubo huelgas generales durante el kirchnerismo, grandes paros docentes (entre otros) y se dio el #NiUnaMenos en un largo etcétera.
Nos preguntábamos entonces ¿dónde estaba la “utilidad” de votar a Scioli? Hasta sus economistas dijeron que si ganaba no iba a ser muy distinto de Macri (ver esta página). El mismo Scioli que gobernaba la provincia de Buenos Aires, con 163 villas y 463 asentamientos precarios, según datos de aquellos años, y con 700.000 adolescentes que no estudiaban ni trabajaban.

Las conducciones sindicales y el peronismo están salvando a “la derecha” de Macri
Apenas ganó Macri, nuestro partido y el Frente de Izquierda llamamos a la más amplia unidad en las calles, con paros y movilizaciones, para derrotar el ajuste. Ese era el camino para enfrentar “a la derecha” de Macri. Pero las conducciones sindicales y políticas peronistas hicieron lo opuesto. Son las que vienen salvando a Macri y siendo cómplices de su ajuste. A tal punto que hubo una rebelión de más de 100.000 trabajadores y jóvenes en diciembre de 2017 contra el robo jubilatorio y la CGT y Moyano no llamaron a participar. La ley fue votada con el apoyo del peronismo. Lo mismo pasó cuando se repudió la votación del Presupuesto 2019 del FMI en diciembre pasado, donde la CGT no convocó a las marchas y el ahora kirchnerista Moyano (antes apoyó al macrismo) hizo una misa en Luján.

El kirchnerismo habla “contra la derecha” pero aplica el ajuste del gobierno en Santa Cruz y ahora se une a la “derecha” peronista de Schiaretti, Manzur, Uñac y a la represora y ajustadora gobernadora Bertone, de Tierra del Fuego.

El peronismo, en vez de poner toda su fuerza para derrotar el ajuste de Macri desde que asumió, enarboló la consigna “Hay 2019”, boicoteando las luchas y llamando a canalizar la bronca popular creciente vía las elecciones como si un posible gobierno peronista fuera la solución.

A tal punto fue la complicidad de la oposición patronal y sindical peronista que el ministro Dujovne dijo que “ante este ajuste los gobiernos anteriores caían”. Si el ajuste de Macri no cayó no fue por falta de lucha, sino por esa complicidad.

Cristina y el peronismo no quieren romper con el FMI y los pagos de la deuda
Cuando vinieron Donald Trump y los representantes de gobiernos capitalistas al G-20 de la Argentina, la izquierda, junto con organizaciones sociales, hicimos una gran marcha de repudio. Cristina se recluyó en el Sur y ordenó no participar. Era la gran oportunidad para repudiar a los gobiernos imperialistas con la presencia de su jefe a la cabeza. Esta actitud de Cristina generó mucha decepción en la militancia K mostrando que su jefa no estaba a la altura de las circunstancias.

Posteriormente, fue Kicillof quien se reunió con el FMI. El ex ministro de Cristina y actual diputado le dijo a los funcionarios del Fondo que no se preocuparan por un futuro gobierno kirchnerista porque, en caso de ganar, no repudiaría el pacto que firmó con Macri ni dejaría de pagar la deuda. ¿Cuál es el “combate” a la derecha que se pregona si no se rompe con el FMI y su ajuste?

Por eso alertamos que el kirchnerismo está haciendo demagogia electoral. Dice que daría salario, trabajo y reactivaría el consumo, cuando es algo imposible si no se toma la decisión soberana de desconocer ese pacto mafioso a espaldas del pueblo trabajador, como sostenemos desde el Frente de Izquierda, y se deja de pagar la deuda externa a los usureros internacionales.

Convocamos a los trabajadores, jóvenes y mujeres a quienes puede haber llegado esta falsa campaña de que el FIT sería “funcional a la derecha” a hacer este debate de  manera franca y sincera. Por nuestra parte, seguiremos llamando a combatir el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores en las calles y en las urnas, levantando una salida de fondo y de izquierda al servicio de imponer un plan económico obrero y popular contra todos los gobiernos patronales.

 

“Scioli no hubiese hecho cosas tan distintas”

 El ex presidente del Banco Central Mario Blejer fue uno de los dos economistas que se pasearon con Scioli durante la campaña presidencial de 2015. Blejer viene afirmando que la política económica de Cambiemos es la correcta. En 2017, a un año de gobierno de Macri, dijo que si Scioli hubiese ganado “no hubiera hecho cosas tan distintas”.

 El ajuste de Bertone

En 2015 ganó en Tierra del Fuego la candidata de Scioli, Rosana Bertone. En enero de 2016 hizo votar un paquete de leyes para atacar conquistas históricas, el 82% móvil, rebajar el salario, crear impuestazos, reventar la caja de jubilaciones y la obra social. Lo hizo con el apoyo de legisladores kirchneristas, radicales y macristas. Esto generó que docentes, estatales, municipales y judiciales paren y pongan carpas frente a la gobernación.
Bertone reprimió y condenó a dirigentes docentes desalojando el acampe con perros, gas pimienta, palos y personal no identificado de inteligencia, quemándoles las carpas. Bertone había pedido el voto “contra la derecha”.

 

 

Cifras contundentes
El kirchnerismo igual perdía 

Para aquellos que siguen diciendo que Scioli perdió por culpa del voto en blanco o nulo propiciado por el Frente de Izquierda, las cifras demuestran esta falsedad. Si sumamos los votos de Scioli-Zannini (Frente para la Victoria) más los nulos y blancos, da que lo mismo Scioli hubiera perdido por 41.455 votos.
Scioli perdió por el voto castigo de millones, el cual ya se venía evidenciando desde la elección anterior. Por ejemplo, de 2011 a 2015, el Frente para la Victoria perdió 2.527.565 votos.

 

Balotaje 2015

Macri: 12.988.349 votos
Scioli: 12.309.575
Diferencia: 678.774

Votos en blanco: 306.471
Votos nulos: 330.848
Total: 637.639

Scioli + blancos + nulos: 12.946.894
Scioli perdía igual por 41.455 votos

 

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