Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Escribe Claudio Funes

Casi todos los días nos desayunamos con novedades en la interna de Juntos por el Cambio. Ahora se suman voces, como la de los candidatos Martín Tetaz y Gustavo Posse pidiendo un acuerdo con Javier Milei. Tanto Patricia Bullrich como el propio Mauricio Macri ya habían anticipado que verían con buenos ojos incorporar al actual diputado liberfacho.

El ala denominada  “de las palomas” de la alianza opositora, con dirigentes como Maxi Abad, Facundo Manes y Elisa Carrió, manifestó su rechazo. Milei sería “el límite”, como años atrás lo fuera Macri para algunos de ellos, que luego fueron promotores de la alianza con Mauricio.

El economista Martín Tetaz, rápido con los números, planteó una propuesta “inteligente”. Claro que propia de un político patronal que no le hace “asco” a la ultraderecha. En la provincia de Buenos Aires, en la elección de Gobernador no hay segunda vuelta, y bien se define por un voto. Tetaz sostiene que los votos a Milei provienen de una base electoral similar a la de su propio espacio. Por eso propone que las Paso se transformen en una especie ballotage y que en noviembre el más votado sea el candidato único para La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. La única posibilidad cierta de derrotar a Axel Kicillof, según Tetaz y Posse.

El ex presidente Macri no vería mal este acuerdo, ya había tenido conversaciones con el liberfascista durante el 2022 para lograrlo, aunque en aquel entonces esas reuniones pusieron a la interna opositora al rojo vivo.

Hay que reconocer que Milei dice lo que muchos de Juntos por el Cambio piensan, pero no se atreven a decir por puro cálculo electoral. Por ello la propuesta de Tetaz y Posse abre un abanico de dudas, sobre todo cuando aclaran que no comparten muchos puntos de su programa. Pero así y todo convocan al que dice que en caso de ser presidente va a aplicar “el plan motosierra”, un fuerte recorte en distintas áreas del Estado, desregulación del mercado laboral y apertura de la economía, entre otras propuestas de más ajuste al pueblo trabajador y sectores populares.

Insisten en un acuerdo con un neo fascista que no repudió las acciones golpistas de los bolsonaristas en Brasil; un liberfacho que se opone al aborto legal, seguro y gratuito. Que se manifiesta contra la educación pública argumentando que “funciona como una máquina de lavar cerebros”; el que en 2022 votó en contra de una ley que buscaba mejorar la detección y tratamiento de cardiopatías congénitas para prevenir muertes en niños (los argumentos de su de rechazo fueron “porque implicaba más presencia del Estado y más gastos” y va contra el “ideario liberal”). Tetaz y Posse le dan aire a la ultraderecha.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. Juntos por el Cambio busca profundizar el actual ajuste para que la crisis la sigan pagando los trabajadores, los sectores populares, las mujeres y la juventud trabajadora y estudiantil.


Escribe Mariano Barba

Al gobierno peronista del Frente de Todos se le pusieron los pelos de punta cuando el Papa Francisco afirmó que “hoy la pobreza en Argentina está en el 52% y que la inflación es impresionante ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”. Inmediatamente Gabriela Cerruti, portavoz de la presidencia, le respondió “todos sabemos que esto es producto de los cuatro años de macrismo.” Ni el Papa Bergoglio ni la respuesta del gobierno reconocen que las verdaderas causas de la pobreza hay que buscarlas en los gobiernos capitalistas que llevan de desastre en desastre al pueblo trabajador argentino y a toda la humanidad.

El Papa con su declaración a la agencia Associated Press tomó distancia del desastre del gobierno y generó un revuelo importante en el oficialismo, porque la crítica venía de un aliado que encima es peronista. El presidente se sintió afectado y salió a responder a Bergoglio afirmando que: “Lo que debo decir es que mientras gobernó Perón otra era la realidad argentina y cuando empezaron a sucederse gobiernos dictatoriales, siempre regidos por las lógicas liberales y de conservadores, generaron lo que generaron”. Con esta respuesta de Alberto y de la vocera Cerruti, el gobierno está liberando de toda responsabilidad al peronismo que de los últimos treinta y nueve años gobernó durante veintesiete. Es más, los fuertes planes de ajuste se comenzaron a aplicar desde la década del ´70 con Perón en vida y luego con Isabel, que desembocaron en el Rodrigazo en 1975 y el posterior golpe militar. La dictadura militar, a sangre y fuego, impuso un plan de entrega y endeudamiento que no ha cesado hasta la actualidad. Todos los gobiernos posteriores, radicales, peronistas y macristas, durante cuarenta años, son los responsables de acrecentar la pobreza, la desocupación y la miseria.

Los gobiernos capitalistas lo hicieron

El Papa, para explicar la extrema pobreza y la “impresionante inflación”, afirma que es por “mala administración, malas políticas”. Es una crítica al actual gobierno peronista del Frente de Todos para preservar a la iglesia católica de la pésima gestión de Fernández-Cristina. En cambio, para Cerruti el responsable es el anterior gobierno de Macri. Allí termina la diferencia entre Francisco y Alberto. Ni uno ni otro explican las verdaderas causas de la pobreza que abate a los trabajadores, la juventud y las mujeres en nuestro país.

La razón de fondo de la decadencia argentina, al igual que en el resto del mundo, son los gobiernos que sostienen un sistema capitalista totalmente agotado y que se sustenta solo en la súper explotación de las y los trabajadores, el pago de la deuda externa, el saqueo de las riquezas naturales, la caída del salario y el crecimiento de la miseria, la pobreza y la desocupación.

Veamos: en nuestro país podemos medir el crecimiento de los porcentajes de pobres cada diez años: en la década de 1970 la pobreza promedio fue de 5,7%; en la década siguiente se pasó al 19,6% (Alfonsín); en la década de 1990 (Menem-Cavallo y la Alianza) creció al 26,4%; en la década del 2000 (peronismo kirchnerista) alcanzó niveles de 33,4%. Macri al 37,3 % y en la actualidad con Alberto-Cristina se aproxima al 50%.  Con un agravante que pesa en el presente y augura un futuro calamitoso, que más de la mitad de los niños son pobres y no terminan la escuela secundaria. Otra medición del ajuste es el crecimiento de la deuda externa que aumentó gobierno tras gobierno, de 40.000 millones de dólares al final de la dictadura a los 350.000 de la actualidad.

Para salir de  este círculo destructivo y hambreador hay que terminar con el capitalismo, ya que con el peronismo en el gobierno, al igual que con Juntos por el Cambio, seguirá el ajuste contra el pueblo trabajador. También Javier Milei, que se presenta como antisistema, es un representante incondicional del capitalismo, por algo su economista modelo es nada menos que Domingo Cavallo, el hacedor de todos los desastres de la década menemista que entregó las empresas públicas dejando un tendal de desocupados y al país a merced de las multinacionales.

Desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad impulsamos la lucha por cambiar de fondo la orientación del país; y para eso hay que realizar una transformación de fondo y postular otra alternativa política para el pueblo trabajador. Plantear una salida de izquierda, con un plan económico obrero y popular para enfrentar al imperialismo y terminar con las multinacionales que se llevan todo. Dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI y poner todos esos recursos al servicio de resolver los más urgentes problemas populares. Un programa contra el sistema capitalista que solo podrá llevar adelante un gobierno de las y los trabajadores que luche por el socialismo.

Arrancó 2023 con nuevos tarifazos y pagos de la deuda externa, mientras los políticos tradicionales (Alberto, Kicillof, Larreta, Macri y el resto) están en campaña electoral. Azotados por la ola de calor y muchos sin un peso para irse de vacaciones, millones se tuvieron que anoticiar que desde el 1º de enero (¡vaya noticia de fin de año!) el transporte, las tarifas, las facturas de sus teléfonos y los alquileres siguieron redoblando su ascenso meteórico, en un país con la cuarta inflación más alta del mundo después de Venezuela, Zimbabue y Líbano. Desde los fideos que aumentaron tres veces más que la carne, a un alquiler de un monoambiente que cotiza en CABA a $70.000 por mes. Locura total. Para sellar semejante desastre, la CGT se apuró en decir que está de acuerdo en que este año se firmen paritarias al 60% y en cómodas cuotas, cuando la inflación rondará el 90 por ciento o más. Para ver cómo está el bolsillo popular vayan estas cifras para que cada uno compare. La canasta de pobreza medida en CABA ascendió a $152.963 y la de indigencia a $83.374. Mientras la ministra de Desarrollo Social, Tolosa Paz, dio de baja 155.000 planes sociales que están lejos de percibir la última cifra. Una muestra de la brutalidad ajustadora del gobierno peronista del Frente de Todos.

Para intentar ocultar semejante desastre aparecieron las perlas del verano. La vocera Gabriela Cerruti dijo “el pueblo va a reconocer esta epopeya del gobierno”. Otro tanto fue cuando desde la Rosada festejaron el 94,8% de inflación como un “objetivo cumplido”. A esto se le agregó el video de la titular del PAMI, Luana Volnovich, justificando la compra por 14 millones para cotillón mundialista porque, según dijo, le dio alegría a los adultos mayores. El presidente, que se la pasa inaugurando canchas de hockey y obras secundarias, dijo que Argentina es el segundo país que más crece en el mundo. Y comparó a uno de sus ministerios con la selección nacional: “funciona como la Scaloneta”, dijo en referencia al Ministerio de Vivienda, en momentos que se fueron otras 20.000 viviendas con el pago de 1.000 millones de dólares por deuda externa. Pasa que la Scaloneta nos trajo alegría, el peronismo es puras malas noticias.

El gobierno no puede ocultar su tremenda crisis interna, alejado cada vez más de la realidad. Acaba de mandar decenas de proyectos al Congreso con eje en la Corte Suprema y el control de la justicia, disociado en un 99% de las necesidades populares. Desde la renuncia a candidata de Cristina Kirchner hay un tembladeral. El peronismo y el kirchnerismo están huérfanos. Dicen que habría un Congreso del PJ en febrero para tratar de encarrilar semejantes pujas internas. Alberto, Cristina y Massa parece que no fueran del mismo gobierno. Alberto y Massa no dicen que se lanzaron pero se han lanzado. Y se anotan en la grilla Scioli, Wado De Pedro (con apoyo de Grabois), Kicillof, Manzur, Capitanich y sigue la lista.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio no se queda atrás. Larreta, Morales, Lousteau y Santilli se sacaron la foto de los Beatles. El jefe porteño surfeó a riesgo de la integridad física de su profesor que le sostenía la tabla para la foto. Macri sacó otro libro diciendo que Juntos es la salida mientras recientemente alabó a la monarquía de Qatar como ejemplo de modernidad. Bullrich solo postea expresiones antiobreras y de mano dura al mejor estilo Milei, para “poner orden”, dice. Como si no trabajara para el desorden capitalista del cual siempre fue parte como funcionaria de otros gobiernos. Las y los dirigentes de Juntos por el Cambio se matan entre ellos, quedando la coalición al borde del estallido en varias provincias. Un cambalache total de quienes se postulan como supuestos republicanos. Por su parte, reapareció lo que se llamó en su momento “la avenida del medio” entre el gobernador Schiaretti de Córdoba y Urtubey de Salta. Se dicen “lo nuevo”, cuando son parte de un peronismo residual que viene gobernando dichas provincias al mejor estilo Alberto o Macri.

El verano también mostró los repudios a Alberto y Larreta en la costa. Hay millones de decepcionados que, en un año donde se cumplirán “40 años de democracia”, lo único que ven es pobreza, saqueo y nada de futuro. “¡Si Milei es lo nuevo qué nos espera!” dijo una joven al recordar que el liberfacho está a favor de vender los órganos, desconoce el cambio climático y acaba de defender a los golpistas de Bolsonaro.

Enero no fue calmo. Hubo un Atlanticazo ambiental repudiando la entrega del petróleo en Mar del Plata, donde se harán excavaciones de saqueo a 3.000 metros de profundidad. Está de paro por 48 horas el personal del Hospital Posadas. La Unidad Piquetera programa nuevas acciones ante el recorte de los planes sociales. A fin de año tuvimos la rebelión de residentes que impuso un aumento de salario a Larreta. Y se avecinan nuevos round de reclamos ante el crecimiento del ajuste y la entrega.

2023 es un año electoral. Mientras apoyamos los reclamos obreros y populares, decimos que la salida es la izquierda. El Frente de Izquierda se tiene que preparar para dar la pelea política unitaria contra todos los políticos del sistema. Postulando su programa de fondo y sus principales candidaturas. Izquierda Socialista propone la fórmula Bregman-Solano para ello (ver páginas centrales). Y llama a seguir fortaleciendo al FIT Unidad con políticas unitarias, la única alternativa de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Escribe Adolfo Santos

El presidente Alberto Fernández difundió en estos días un par de spot publicitarios, en modo electoral, criticando al ex presidente Macri, tratando de mostrarse como una opción diferente a la gestión anterior. El objetivo del presidente es frenar el desbande de sectores peronistas desilusionados con su gobierno. Sin embargo, cuando el peronismo habla de los cuatro años de la derecha macrista en el gobierno, hay que recordarle que fue cómplice de las políticas aplicadas por el PRO y los radicales de Cambiemos durante ese período. Los gobernadores y parlamentarios peronistas y los dirigentes de la CGT dejaron pasar los ajustes y no organizaron a la clase trabajadora y demás sectores populares para enfrentar a ese gobierno derechista.

Con el argumento de que si vuelve la derecha será para aplicar tarifazos y atacar derechos -lo que es verdad- se está encubriendo que en estos últimos años el gobierno peronista fue el que ha profundizado el ajuste, aumentado los niveles de pobreza e indigencia, precarizado el trabajo, desvalorizado los salarios y robando a los jubilados y pensionados para cumplir con el FMI. Eso es lo que produce desilusión y ruptura de importantes sectores con el peronismo.

Los políticos peronistas, cuando son gobierno, aplican globalmente políticas similares a administraciones de derecha, independientemente de los discursos más radicalizados. No actúan con independencia política ni en defensa de la soberanía como nos quieren hacer creer, son ejecutores de los planes impuestas por el FMI y gobiernan junto a los  intereses económicos de los poderosos. Al igual que el gobierno de Cambiemos, el peronismo paga puntualmente la deuda externa, le hace grandes concesiones a los sojeros y grandes empresarios, entrega la soberanía a las multinacionales como en Vaca Muerta o Veladero e impulsa duros ajustes contra los trabajadores.

Aunque tengan diferencias, no hay un peronismo de izquierda y otro de derecha. Daniel Scioli dice que si no se presenta Alberto Fernández postulará su candidatura. Scioli es embajador en Brasil, ex vicepresidente de Néstor Kirchner y ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, quien mantiene buen diálogo con Horacio Rodriguez Larreta y se ufana de las excelentes relaciones que construyó con Bolsonaro. Como él mismo reconoce: “Más a la derecha que yo, ¿qué hay?”.

El peronismo acusaba a Massa de ser agente de la derecha y ahora lo convirtió en una pieza clave de este gobierno apoyado por Cristina, los gobernadores y la CGT. Hasta el “rebelde” Pablo Moyano se ha convertido en su “fiel soldado” en el supuesto combate a la inflación, controlando depósitos de supermercados, una verdadera cortina de humo, como si Massa no supiera quienes son los formadores de precio y generadores de la inflación. En vez de estar discutiendo un plan de lucha para impedir las pérdidas salariales, los dirigentes burocráticos peronistas son colaboradores de un proyecto económico responsable de una inflación que en 2022 rozó el 100% y aplica un brutal ajuste.

¿Y Cristina? Solo le preocupan sus causas judiciales. En el reciente acto en Avellaneda no dijo nada de la inflación, no pidió aumento de salarios y nada señaló sobre el sometimiento al FMI. Cristina es la que dice “El capitalismo se ha demostrado el sistema más eficiente y eficaz para la producción de bienes y servicios que necesita la humanidad”, mientras en el mundo y especialmente en nuestro país crecen la pobreza y la indigencia, y la desigualdad social alcanza índices obscenos. El mismo capitalismo que defienden Larreta y Milei.

Está claro que hay que combatir al macrismo, a la derecha tradicional y a las políticas reaccionarias del liberfacho Milei que representa la fase decadente de un capitalismo cada vez más destructor y saqueador. Pero la opción no es el peronismo que está aplicando un mayor ajuste y enormes tarifazos, echándole la culpa a la herencia macrista mientras reconoció el escandaloso endeudamiento de Macri con el FMI. Claramente no es una alternativa capaz de generar bienestar a los trabajadores y sectores populares, por eso pierde base social.

No se combate a la derecha con políticas de derecha. La única opción para derrotar a los gobiernos derechistas no pasa por ninguna opción falsa tildada de “nacional y popular”, sino por una política de izquierda como la encarnada en el Frente de Izquierda Unidad.

Escribe Mercedes de Mendieta, legisladora CABA Izquierda Socialista/FIT Unidad

El gobierno de Fernández atraviesa una fuerte debacle y quien aparece en las encuestas para disputar la presidencia es Juntos por el Cambio, a pesar de sus crisis y disputas internas. Está claro que es necesario un recambio al peronismo, pero no son salida Larreta, Bullrich, Macri o Gerardo Morales. Dicen que si ganan las elecciones habrá un ajuste de shock porque el “gradualismo” del gobierno de Macri no sirvió para la “transformación” que necesita el país.

La semana pasada, Macri presentó su libro en Mar del Plata ¿Para qué?, sin dejar claro si se va a presentar o no. El ex presidente dijo que el gobierno de Fernández “es el peor de todos los tiempos” y habló de la necesidad de un “cambio claro, profundo y veloz”. En otras palabras, que un posible gobierno de Juntos irá por las reformas estructurales que no hizo en sus desastrosos 4 años anteriores.

Recordemos. Entre 2015 y 2019 las tarifas de luz y gas en el AMBA ascendieron entre el 1.500% y el 5.500%. Terminó su mandato con una inflación acumulada del 296%. La “pesada herencia” de Macri dejó al país con una deuda inédita por 45 mil millones de dólares con el FMI, que fue a parar a la timba financiera y a la fuga de capitales.

Entre los hechos más repudiables se destaca la represión que vivimos trabajadores y trabajadoras en 2017 mientras votaban junto al peronismo la reforma previsional a la baja.

A Larreta lo conocemos bien porque lleva casi 8 años de gobierno en CABA, la ciudad más rica y desigual del país. Larreta gobierna bajo un modelo de negociado inmobiliario expulsivo, donde se construyen edificios de lujo, y crecen la población de los barrios populares y las viviendas ociosas. Un gobierno que tuvo como centro de ataque a la docencia y estudiantes de la educación pública. Su repudiable ministra de Educación, Soledad Acuña, será una de las candidatas a Jefa de Gobierno.

El “modelo de ajuste Larreta” también fue sobre la salud pública, por eso residentes y concurrentes de los hospitales realizaron un paro histórico y la #MareaBlanca le arrancó un aumento salarial luego de meses de conflicto.
Larreta, que se la pasa hablando de la “República” y los “valores democráticos” terminó el año en medio del escándalo de Lago Escondido, donde la filtración de chats involucró a su Ministro de Seguridad D´Alesandro (que se tuvo que tomar licencia por 90 días) y al fiscal de la Ciudad Mahiques.

La otra candidata de peso es Patricia Bullrich, quien levanta un discurso reaccionario de mano dura, atacando a los piqueteros y llamando a reprimir la movilización popular. Fue la responsable de los operativos represivos contra el pueblo mapuche que terminó con la muerte de Santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel. Como parte del “ala dura” del PRO, coqueteó con una posible alianza con el neofacho de Milei y recientemente no repudió las acciones golpistas de los bolsonaristas en Brasil. Claro que no empezó su carrera política acá, sino que durante los 90 estuvo con el peronismo y fue ministra durante el gobierno de la Alianza de De La Rúa.

Otra de las patas de Juntos por el Cambio son los radicales, que ya gobernaron, primero con Alfonsín y luego con De la Rúa-Chacho Alvarez, llevándonos al hundimiento con la crisis del 2001. Fueron repudiados con la movilización popular bajo la consigna “que se vayan todos”, y tuvieron que dejar el gobierno.

Juntos y el peronismo son los responsables de la crisis del país y van por más ajuste. Por eso cuando las encuestas dan un gran porcentaje de electores que dicen que el peronismo no va más, que quieren “algo nuevo”, les decimos que la salida no pasa por apoyar a Juntos sino apoyar al FIT Unidad.

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