Nov 25, 2024 Last Updated 4:28 PM, Nov 24, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Luis Covas

El 21 de agosto se realizó la charla debate del FIT Unidad en homenaje a León Trotsky en el 80° aniversario de su asesinato. Participaron Mercedes Petit, de Izquierda Socialista-UIT-CI; Christian Castillo, del PTS-FT; Rafael Santos, del PO; Alejandro Bodart, del MST-LIS, y Guillermo Sánchez Porta, de Izquierda Socialista-UIT-CI, entre otros.

Este homenaje fue parte de los cientos que se hicieron en el mundo para recordar al revolucionario León Trotsky y repudiar su asesinato a manos de un enviado del traidor José Stalin. Las cuatro organizaciones reivindicamos su legado y ratificamos que Trotsky fundó la Cuarta Internacional para darle continuidad al marxismo revolucionario y la revolución socialista de 1917 en Rusia.

En ese sentido, fue un homenaje necesario y positivo, logrado en común en el FIT Unidad. Dado el carácter de charla debate que asumió el homenaje, llevó a que pesaran en demasía las polémicas internas. Hubo gran cantidad de compañeras y compañeros a quienes les costó entender muchas de ellas. Esto es entendible dado que en esas discusiones se entremezclan cuestiones de información de hechos históricos de más de medio siglo, de política y programa y de trayectorias específicas de las distintas corrientes y dirigentes del movimiento trotskista.

En las reuniones previas al evento, desde Izquierda Socialista nuestra propuesta fue que hiciéramos un acto virtual de homenaje con un orador por organización, no un debate. Por desgracia no hubo acuerdo con las otras organizaciones, que quisieron el formato polémico. El Partido Obrero insistió en que, dadas las diferencias existentes sobre el proceso de la Cuarta sin Trotsky, lo mejor era un debate abierto. En la medida que, correctamente, en el FIT se actúa por acuerdos y consensos, desde Izquierda Socialista terminamos acordando. También se acordó el criterio de que haríamos primar el homenaje.

Pero desde el primer momento hubo intervenciones que dejaron ese criterio de homenaje y se centraron en un debate de las diferencias sobre la historia y la actualidad de cada tendencia. La tónica de dejar de lado el homenaje la dio el dirigente Alejandro Bodart, dirigente del MST, que intervino primero y directamente dijo “no voy a aburrirlos hablando de Trotsky”, y se lanzó directamente a polemizar y criticar a las otras corrientes.

De los cuatro exponentes centrales, solo nuestra compañera Mercedes Petit encaró su intervención dedicando la mayor parte de su tiempo a recordar la personalidad y el legado de Trotsky y el posterior devenir del trotskismo luego de la Segunda Guerra Mundial. Denunciando el nefasto rol del revisionismo oportunista que se instaló desde fines de los ’40 y sin entrar en polémicas directas con las actuales corrientes del FIT Unidad.

De todos modos, puede ser muy rescatable conocer e ir entendiendo estos debates que están en las redes.

En las páginas de El Socialista digital y en la web izquierdasocialista.org y uit-ci.org se pueden retomar completas las intervenciones de los participantes y los debates, como también las notas que aclaran o profundizan los temas en cuestión.

Desde el punto de vista de Izquierda Socialista y la UIT-CI, reivindicamos el homenaje, a pesar de esta debilidad por su formato. Ante la duda de muchas compañeras y compañeros sobre la utilidad de estas mesas de debate, decimos que lo positivo es que se hizo en el marco de la unidad que tenemos en el FIT Unidad. La mayor parte de estas cuestiones no son nuevas. Llevamos décadas discutiendo entre las corrientes del trotskismo. Pero antes no estábamos en un frente político común. Esto es importante rescatarlo. Por lo tanto, hay diferencias y debates, a veces duros y complejos, pero se mantiene la unidad lograda en el FIT Unidad.

Una realidad es que se discutieron poco o casi nada las propuestas para dar pasos hacia la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Desde Izquierda Socialista/UIT-CI volvemos a reiterar nuestras tres propuestas, presentadas por Mercedes Petit, y antes en la conferencia latinoamericana, para unir a los revolucionarios. Primero, coordinar campañas internacionales comunes, como la del 27A, de repudio al racismo y a Trump, el apoyo al pueblo palestino contra el Estado genocida de Israel, contra las dos pandemias, contra la destrucción ambiental, entre otras. Segundo, impulsar, donde haya condiciones, experiencias como la del FIT Unidad en la Argentina. Y tercero, dar pasos concretos hacia una coordinación nacional e internacional en el camino difícil, pero muy necesario, hacia la reconstrucción de la Cuarta Internacional sobre la base de un programa revolucionario. Como dijimos el 21 de agosto, este será el mejor homenaje que podemos hacerle a León Trotsky.

 

 

 

 

Escribe Gabriel Schwerdt

En la charla debate continuamos el intercambio sobre las distintas tácticas de construcción de los partidos trotskistas. Tanto el PTS como el PO siguieron criticando a la UIT-CI por integrar el PSOL en Brasil y el, más reciente, Frente Amplio de Perú.

El PO repitió su concepción lineal y esquemática: ninguna táctica, hay que construir solos, sin buscar en la realidad oportunidades ni mediaciones, el “Partido Obrero” en todo tiempo y lugar. Este enfoque rechaza la muy variada y rica experiencia de Trotsky aconsejando a los pequeños grupos de sus seguidores en los años ’30. Pero como se le señaló en el debate, se contradice con la práctica concreta de la que fuera organización hermana del PO en Brasil. Causa Operaria integró el PT de Lula desde su fundación, en 1980, hasta 1991, cuando fueron expulsados. Coincidimos en que aquella era una táctica correcta. Pero contradice el dogma absoluto que presentó el compañero Rafael Santos criticando a la UIT-CI.

Las contradicciones del PTS

Los compañeros del PTS son más contradictorios. Vienen citando las recomendaciones de Trotsky a sus seguidores en los Estados Unidos para construirse con distintas tácticas en la década del ’30. Coincidimos en recuperar esos consejos invalorables y buscar en la realidad actual las distintas oportunidades que se presentan. Pero parecería que las mismas tácticas son válidas según quien las aplique.

La CST-UIT-CI integra el PSOL, un partido de izquierda amplio y de tendencias. Se construye con su propia prensa, programa y militancia disciplinada. Hace su propia agitación electoral con sus candidatos y orienta en forma independiente la actividad de sus parlamentarios. Fija en forma autónoma la actividad de sus conducciones sindicales, integradas a Conlutas. Una de sus peleas centrales es combatir, junto con otras tendencias internas, las alianzas electorales de otras tendencias del PSOL con sectores del lulismo. Lo consideramos una táctica principista y correcta. Y el PTS la critica duramente. Pero esto contradice el hecho de que los compañeros del PTS pidieron el ingreso de su organización, MRT, al PSOL en el año 2017. La CST-UIT-CI, como es obvio, apoyó ese pedido, que lamentablemente fue rechazado por la mayoría de la dirección del PSOL ¿La táctica de pertenecer al PSOL era correcta cuando pidieron el ingreso? ¿Dejó de serlo porque la mayoría de la dirección se lo impidió?

Las posiciones del PTS se hacen aún más contradictorias en relación con el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) francés, un partido amplio de tendencias, con una dirección reformista, electoralista y revisionista mandelista. ¿Por qué está bien integrar el NPA, como lo hace su organización CCR-PTS, y está mal integrar el PSOL, un partido amplio bastante parecido al NPA? Como ya dijimos, una explicación posible sería que al PSOL no los dejaron entrar. Nosotros consideramos que ambas tácticas son principistas, legítimas y correctas. Incluso teniendo en cuenta que la dirección del NPA apoyó con fervor a los gobiernos de Chávez y de Syriza, en Grecia. Los compañeros del PTS vienen cuestionando nuestra presencia en el PSOL y se construyen dentro del NPA sin fundamentar esa contradicción.

Sobre el Frente Amplio peruano

En estas páginas publicamos el artículo “¿Por qué y cómo participamos en el Frente Amplio?”, de Taylor Rojas, dirigente de Uníos, sección de la UIT-CI en Perú (Uníos, N°24, 15/8/2020). Allí explica claramente qué es el Frente Amplio y la fundamentación de nuestra actividad dentro de él. En Perú nos critican que estemos dentro del Frente Amplio. Tenemos que reiterar a los compañeros del PTS que las tácticas, si son correctas, son válidas para todos por igual.  Pero insistimos en un dato, un militante de su organización peruana habló con un compañero de Uníos consultando la posibilidad de tener candidaturas en el Frente Amplio. Fue una conversación, no tenemos una grabación. Quizás no fue una política votada en su organización, pero existió esa consulta.

El NPA francés, ¿un partido revolucionario?

En la charla debate surgió un argumento novedoso que podría clarificar por fin la diferencia que hacen entre Brasil y Francia. El compañero Christian Castillo fundamentó su entrismo en el NPA diciendo que su objetivo sería transformarlo en un partido revolucionario. Esto es profundamente equivocado. Esa mayoría del partido, que es reformista y revisionista mandelista, nunca va a encarar el camino de construir un partido revolucionario. La estrategia actual de la táctica entrista no puede ser otra para los trotskistas revolucionarios que construir su propia organización revolucionaria, aunque sea dentro del NPA. Siempre fue esa la concepción de Trotsky. No corresponde sembrar ilusiones en un curso revolucionario del NPA. Eso solo debilitaría la pelea contra la dirección mayoritaria del NPA.

Para la UIT-CI, en Brasil, en Perú, o si estuviéramos en Francia, el objetivo no es transformar al PSOL, al Frente Amplio o el NPA en partidos revolucionarios. Es aprovechar espacios para avanzar. Son tácticas muy importantes, pero al servicio de un claro objetivo, ese que siempre defendió Nahuel Moreno y que Ernest Mandel abandonó desde la posguerra, construir partidos revolucionarios trotskistas.

Ojalá estos intercambios sobre las tácticas de construcción de los partidos trotskistas y sus objetivos sean útiles para fortalecer la unidad de los revolucionarios, tanto en la Argentina, fortaleciendo al FIT-Unidad, como en otros países donde la crisis capitalista y las movilizaciones abren grandes oportunidades para el crecimiento del trotskismo.

 

 

Escribe Diego Martínez

En la mesa debate de homenaje a Trotsky convocada por el FIT-Unidad se dieron distintos debates en relación a cómo tenemos que intervenir los revolucionarios en la lucha de clases y construir partidos revolucionarios siguiendo las enseñanzas del gran revolucionario ruso. Con el MST debatimos sobre Venezuela y sobre sus políticas de alianzas electorales anteriores al FIT Unidad.

Una de las polémicas giró en torno a Venezuela y la política del MST frente al chavismo. Nuestra compañera Mercedes Petit señaló como un gran error de parte de los compañeros el haber apoyado al gobierno de Hugo Chávez. Los dirigentes del MST, Alejandro Bodart y Sergio García, escudaron el apoyo de su corriente al chavismo en nombre de la táctica. Pero si las tácticas no sirven a nuestra estrategia como revolucionarios no son tácticas justas.

El MST no respeta lo básico. Los socialistas revolucionarios nunca apoyamos políticamente a gobiernos burgueses, por el contrario una de nuestras principales tareas es llamar a no confiar en ningún gobierno burgués. Sean liberales o de conciliación de clases (frente popular) como el caso del chavismo. Es un principio de los marxistas revolucionarios.

Y reiteramos que la división que provocó el MST en la UIT-CI (2005) no fue, como pretendió justificarse Bodart en su cierre, por “peleas” de mayorías o minorías entre dirigentes. La realidad fue demostrando, rápidamente, que fue una ruptura política que culminó en el apoyo de Bodart y sus seguidores al gobierno chavista, luego a Pino Solanas o a Luis Juez, entre otros.

García negó el apoyo al chavismo diciendo que su corriente hermana en Venezuela, Marea Socialista, no fue parte del gobierno de Chávez porque no tuvo funcionarios dentro del mismo y que mantuvo su independencia organizativa. Como bien respondió nuestra compañera Petit, más allá de sí lo hicieron “desde adentro o desde afuera” lo concreto es que apoyaron políticamente al gobierno burgués de Chávez-Maduro. Vayamos a los hechos

El MST y Marea Socialista se integraron al chavismo

En el año 2007 se creó el PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela) un partido creado por Chávez con el objetivo de regimentar al activismo obrero y popular y a los sectores de izquierda detrás de su gobierno. Chávez tildó de “contrarrevolucionarios” a los que no hicieron caso a esta directriz. Nuestra organización hermana de la UIT-CI de aquel entonces, el Partido de la Revolución Socialista (PRS), con el dirigente Orlando Chirino a la cabeza, rechazó esta orden y declaró: “El PSUV no es un partido de los trabajadores ni para profundizar la revolución. No tiene una frontera política definida porque están entrando capitalistas y terratenientes “socialistas” (Pag.98, ¿Por qué fracaso el chavismo?, ediciones Cehus).

Marea Socialista, la corriente ligada al MST, encabezada por el dirigente Gonzalo Gómez, coordinador de la página Aporrea, por el contrario acató la orden de Chávez y pasó a ser parte de este partido hegemónico del gobierno. En los años subsiguientes la política burguesa y antiobrera del chavismo siguió quedando al descubierto. El gobierno entregó la principal reserva petrolera del mundo, la faja del Orinoco, al imperialismo negociando con multinacionales petroleras (entre ellas varias empresas estadounidenses) e imponiendo un esquema de empresas mixtas. Benefició a sectores empresariales y militares que pasaron a ser parte de la “boliburguesía”. Se intensificó la represión al movimiento obrero. En 2008 fueron asesinados tres compañeros de nuestro partido hermano, dirigentes obreros del estado de Aragua, a manos de sicarios del chavismo.

Mientras nuestros compañeros agrupados en Ccura (Corriente sindical combativa y autónoma del gobierno de gran peso en el gremio petrolero) luchaban contra la política antiobrera del gobierno, Marea Socialista se integraba a la CBST (Corriente Bolivariana Socialista de los trabajadores) o sea a la burocracia sindical del chavismo.

El apoyo directo al gobierno

En 2013 falleció Hugo Chávez. Marea Socialista en aquel entonces, bajo la pluma de su dirigente (miembro del MST) Carlos Carcione, escribió un artículo a modo de homenaje al presidente venezolano que terminaba con el grito “Viva Chávez, Carajo” (“Murió Chavez. Viva la revolución bolivariana, en Aporrea.org). Allí se señalaba: “Murió Chávez y su pueblo que lo parió, canta honor y gloria para el comandante de revolución bolivariana” […] “Lo que defendemos. El haber acompañado el enfrentamiento con el imperio gringo no ahorita, sino cuando todavía estaba mucho más fuerte, haber ayudado, empujado por el enorme movimiento popular de Nuestra América, a frenar el avance del neoliberalismo. Haber vuelto a poner a rodar en el mundo la palabra socialismo.”

“[…] Una de las cosas que junto a este pueblo aprendimos a lo largo de estos largos años de lucha del proceso bolivariano es que si Chávez mandaba obedeciendo, no debemos aceptar que nunca más un gobernante desobedezca el mandato popular”.

Ya con Maduro en la presidencia, Marea Socialista, con el apoyo del MST de Argentina, siguió apoyando al gobierno hasta el año 2016. En ese año junto a ex ministros y otras personalidades chavistas firmaron una plataforma “de defensa de la constitución bolivariana” en la que apoyaban la constitución burguesa.  Con críticas seguían apoyando al gobierno: “Defendemos al gobierno del presidente Maduro, como parte de las conquistas del proceso revolucionario” (Plataforma de la defensa de la constitución bolivariana, Aporrea.org, 18/7/2016). En un documento anterior se proponían “recuperar” el PSUV. “El partido que Chávez llamó a construir para hacer la revolución” (Conferencia abierta de Marea Socialista. Primer documento para el debate. 19/7/2015 en aporrea.org)

Actualmente, desde la conformación de la LIS en mayo de 2019 no hemos encontrado en sus dos publicaciones (Revolución Permanente n°1 y2) crítica alguna al chavismo.

El frente con Luis Juez

Otro debate giró en torno a la alianza del MST con el juecismo en Córdoba.  Bodart dijo que “no se pueden construir partidos revolucionarios desde fuera de los procesos progresivos de la vanguardia”. En función de esta afirmación justifica tácticas de construcción con alianzas electorales con personajes a los que él mismo define como “caídos de la rama” de partidos burgueses como Pino Solanas, hoy funcionario del gobierno y Luis Juez, actualmente macrista. La pregunta es ¿qué proceso progresivo representaba el juecismo en Córdoba? Luis Juez siempre fue un dirigente burgués oportunista, que pese a su discurso anticorrupción, nunca levantó un programa favorable a los trabajadores, ni siquiera tibiamente reformista.

Seguiremos desarrollando estos debates con los compañeros del MST en el marco del FIT-Unidad, del cual ambas corrientes formamos parte.

 

 

 

 

Es para mí un gusto participar en nombre de Izquierda Socialista y de la Unidad Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional en este homenaje a León Trotsky.

Aquí todos coincidimos en que Trotsky fue el continuador de Marx, de Lenin, de la Revolución Socialista de 1917 en Rusia, de los cuatro primeros congresos de la Tercera Internacional y también coincidimos en la actualidad de su enorme legado.

En 1921/22 Lenin batallaba junto con Trotsky contra la incipiente burocracia en el estado obrero revolucionario. Su enfermedad y muerte dejó a Trotsky a la cabeza. La Unión Soviética había quedado aislada, las masas se iban recuperando lentamente de los sufrimientos de la guerra civil y esa batalla desgraciadamente la ganó la burocracia. Perdieron, o perdimos, los revolucionarios. Stalin prometió la utopía reaccionaria del socialismo en un solo país, aplastó el internacionalismo y la democracia obrera e impulsó la unidad con la burguesía y la coexistencia con el imperialismo.

Perseguido y calumniado, Trotsky supo definir correctamente a la Unión Soviética como un estado obrero burocratizado, degenerado. Llamó a una revolución política para echar a Stalin y los burócratas del partido y los soviets y restablecer la continuidad revolucionaria. Y alertó que si duraba el dominio burocrático volvería el capitalismo.

Combatió las concepciones reformistas de la Segunda y la Tercera Internacional, de la revolución en dos etapas, de los frentes populares y nos legó su teoría-programa de la revolución permanente e internacional. En 1938 exiliado y perseguido por el estalinismo fundó la Cuarta Internacional.

Acá, no sólo Izquierda Socialista sino todo el FIT-U, reivindicamos la vigencia actual del Programa de Transición, el fundacional. Hay partes que parecen escritas hoy. Cito casi textualmente: las fuerzas productivas se estancan, las mejoras técnicas no mejoran el nivel de vida de las masas, el desempleo y la miseria crecen, la alternativa es socialismo o catástrofe. Y da un diagnóstico central sobre el mundo: la crisis histórica de la humanidad es la crisis de su dirección revolucionaria.

En el FIT-Unidad todos reivindicamos la actualidad de las tareas centrales que formula y resumo en cuatro puntos:

  1. impulsar la movilización de los trabajadores y las masas contra el capitalismo imperialista y contra toda forma de explotación y opresión;
  2. la lucha por la toma del poder político, la conquista de los gobiernos obreros revolucionarios, obreros y populares, apoyados en los soviets;
  3. la construcción de los partidos revolucionarios para encabezar esas luchas, barriendo definitivamente la influencia en las masas de las direcciones burguesas y obreras burocráticas;

4, postular a la Cuarta Internacional y sus partidos como dirección para llevar al triunfo a la revolución socialista en cada país y en todo el mundo.

Este legado de Trotsky es el que nos convoca hoy, repudiando su asesinato por el agente de Stalin.

El crimen dejó a la Cuarta sin dirección en agosto de 1940. Tempranamente nuestro maestro Nahuel Moreno percibió que la experiencia y capacidad de Trotsky eran irreemplazables. Percibió la extrema debilidad en la dirección de la Cuarta Internacional, que había quedado un vacío de dirección y que se comenzaba a caer en el revisionismo oportunista.

El colosal triunfo de mayo del ‘45 de aplastar al nazismo que culminó la segunda guerra mundial con la caída de Hitler, dió lugar a un gran ascenso de las masas en todo el mundo. La nueva dirección de Pablo y Mandel comenzaron a responder mal. Moreno señalaba que se dieron hechos no previstos y muy ligados.

El primero el fortalecimiento de los partidos comunistas y el propio Stalin. Esto se daba a pesar de que en el ‘43 disolvieron la Tercera Internacional, que impidieron la toma del poder en Francia, en Italia y en Grecia, que pactaron con el imperialismo inglés y con el yanqui el reparto del mundo en esferas de influencia, la reconstrucción capitalista de Europa y se comprometieron a no expropiar.

Ese fortalecimiento se explica porque el Ejército Rojo fue el protagonista del aplastamiento del nazismo. Tomaron Berlín a pesar de la pésima conducción de la guerra por Stalin. Fue el heroísmo del pueblo ruso, que puso 20 millones de muertos. También fue importante el papel heroico de los comunistas en la resistencia antinazi en toda Europa ocupada.

El segundo hecho no previsto es que se amplió muchísimo la crisis de dirección ya planteada por el Programa de Transición.

En este contexto, la extrema debilidad fue dando lugar a respuestas revisionistas, oportunistas e incluso métodos burocráticos, desleales y tergiversaciones. Pablo y Mandel capitularon a los partidos comunistas-estalinistas y a las direcciones nacionalistas burguesas en un camino sin retorno que llevó a la crisis, división y dispersión de la Cuarta Internacional.

[…] Lo nuevo del resultado de la guerra y la posguerra es que se empezaron a lograr triunfos a pesar de las direcciones stalinistas y nacionalistas pequeñoburguesa y burguesas.

Luego del aplastamiento del nazismo se expropió todo lo que fue Europa del Este. Pero más importante aún, triunfaron revoluciones en Yugoslavia, en China donde se expropió a la burguesía. Luego en Cuba. Fueron revoluciones socialistas encabezadas y dirigidas por burocracias stalinistas, y por la dirección pequeñoburguesa nacionalista de Castro, que no querían ese camino. Trotsky lo había barajado, como una “hipótesis improbable”, en el Programa de Transición. Por el contrario, Pablo y Mandel embellecieron a esas direcciones. Pisotearon el legado de Trotsky con una capitulación sin principios a Tito, a Mao, a Castro y a los partidos comunistas. Pablo y Mandel decían que si esas direcciones dirigen revoluciones triunfantes, son revolucionarios. Apoyaron a esos gobiernos de la burocracia y gobiernos burgueses nacionalistas como el de Ben Bella en Argelia desde 1962. Disolvieron durante 25 años al trotskismo europeo, del cual no quedó nada, en los partidos comunistas, prometiendo que los PC se volverían revolucionarios. Abandonaron la construcción de los partidos trotskistas. En Bolivia, en 1952, como ya se mencionó, traicionaron la revolución obrera apoyando al gobierno burgués de Paz Estenssoro, mientras surgía la Central Obrera Boliviana, y era codirigida por los trotskistas.

Mandel y la dirección del SWP yanqui capitularon al castrismo incluso cuando en julio de 1979 Fidel dijo que no había que hacer de Nicaragua una nueva Cuba. Y juntos también apoyaron al gobierno sandinista que gobernaba con la burguesa Violeta Chamorro cuando en agosto reprimieron a los trotskistas de la Brigada Simón Bolívar que combatieron contra Somoza.

Mandel sostuvo contra Moreno que no había peligro de restauración capitalista bajo la burocracia en los países donde se había expropiado y apoyó con entusiasmo a Gorbachov y su perestroika restauracionista mientras pactaba con Reagan.

Luego del fallecimiento de Mandel sus seguidores en Brasil siguieron definiendo al PT como el partido revolucionario y apoyaron al gobierno de Lula. Incluso le dieron el importante ministro de Tierras. En Venezuela, apoyaron al gobierno burgués de Chávez y el falso socialismo del Siglo XXI, a Syriza en Grecia.

Este curso revisionista y oportunista es lo que provocó esa extrema debilidad, dispersión, crisis y división del movimiento trotskista. Y todo se hizo recitando el Programa de Transición, pero abandonando la construcción de los partidos revolucionarios trotskistas y liquidando a la Cuarta Internacional como dirección alternativa, más allá de su existencia formal.

El rechazo al oportunismo dio lugar también a una respuesta sectaria que negó por décadas las revoluciones socialistas que se produjeron con las expropiaciones, con Mao o Fidel a la cabeza.

En el FIT-Unidad no sólo Izquierda Socialista reivindica la larga trayectoria de Moreno contra el revisionismo sin principios y construyendo partidos trotskistas. Pero no es el centro hoy estas polémicas que llevan décadas. Prácticamente todo se puede leer y estudiar textos originales en la página web nahuelmoreno.org.

 

Hoy lo que nos convoca es este homenaje. Desde Izquierda Socialista proponemos que nos sirva para comenzar a dar pasos concretos que apunten a la difícil tarea de la reconstrucción de la Cuarta Internacional, a la difícil tarea de construir partidos leninistas de combate con centralismo democrático e internacionalistas.

En el mundo hay luchas, rebeliones, revoluciones: Líbano, Chile, Estados Unidos, Bielorrusia; […] El gran obstáculo hoy siguen siendo las direcciones traidoras […]

La vigencia actual del legado de Trotsky nos da bases sólidas para intervenir en esas luchas. Hay trotskistas en infinidad de países, también hay miles de activistas y luchadores, vanguardias juveniles, con los cuales empalmar, avanzar juntos, sin miedo, con audacia y abiertos a nuevas experiencias.

Pero me quiero referir, antes de presentar nuestra propuesta, a unas palabras del compañero Bodart del MST que usó la frase "unir a los revolucionarios". Pero no nos engañemos, no se trata de audacia o de un partido grande o chico, más madre o más padre o tutor. El problema es si tenemos o no una política correcta. Los compañeros encabezados por Bodart se fueron de la UIT-CI, dividieron la UIT-CI, para apoyar al chavismo. No son nuevas experiencias o modelos, es el viejo vicio del oportunismo sin principios, de apoyar gobiernos burgueses, como el de Chávez […]

Reiteramos la propuesta que ya hicimos en la conferencia latinoamericana, de unir a los revolucionarios. Primero, coordinar campañas comunes. […] Segundo, impulsar donde haya condiciones experiencias como la del FIT-Unidad en Argentina. Tercero, dar pasos concretos hacia una coordinación nacional e internacional en el camino difícil, pero muy necesario, hacia la reconstrucción de la Cuarta Internacional en base a un programa revolucionario.

El desafío no es fácil pero se trata de ponerle voluntad para avanzar en el mandato de Trotsky, superar la crisis de dirección revolucionaria para encabezar el triunfo del socialismo en el mundo. Ese será nuestro mejor homenaje. Muchas gracias.

 

Más de una vez hemos señalado la mala costumbre de tergiversar posiciones y sacar citas de contexto, para nunca hacer un debate claro. No sólo nosotros se lo decimos a los compañeros del PTS. Por eso voy a decir: nunca Nahuel Moreno capituló al castrismo, fue prácticamente el único que planteó la defensa de Cuba y al mismo tiempo críticas tremendas a Fidel y al Che. No en la década del ´80, sino en el 1961/62, al calor de los balazos y de los fracasos de los grupos foquistas y castristas. Lean el folleto de Moreno La revolución latinoamericana [1962][1]; por supuesto tiene varias citas exageradas o equivocadas, pero eso lo dice el propio Moreno en el prólogo del folleto del año 1962.

Le digo al compañero Matías Maiello, dirigente del PTS: el folleto Dos métodos frente a la revolución latinoamericana[2] es una crítica despiadada del año 1964 al Che Guevara, nuestro héroe y mártir. Pido que lo lean. Había que animarse en el 1962/63. Está todo en la página [nahuelmoreno.org]. Maiello se espanta de que Moreno escribió que Fidel que era un genio revolucionario. Fenómeno, no era ni un genio, ni un revolucionario, era un b. Ahora, le pido a Maiello que cite y divulgue todo lo demás que está escrito, documentado, donde dice que la política del castrismo, de Fidel y el Che, está llevando de fracaso en fracaso a la vanguardia latinoamericana porque son una dirección pequeñoburguesa, irresponsable y aventurera. Está todo escrito.

Moreno nunca fue guerrillerista, Palabra Obrera se dividió por eso. Bengoechea, el íntimo amigo de Moreno se sumó al castrismo. Era una presión tremenda a la que resistió Moreno y sus seguidores. Lean Perú: dos estrategias[3]. Hugo Blanco y Moreno impulsaban la toma de tierras y la sindicalización campesina en Perú. Mientras, un grupo de compañeros nuestros, foquistas, se dedicó a asaltar dos bancos influidos por el castrismo.

Yo dije Moreno nunca fue guerrillerista. Perdón, está escrito por él, que sí lo fue durante 3 meses en 1967, por seguir instrucciones de Mandel y Livio Maitán, que se habían entrevistado con Fidel. Moreno se autocriticó por escrito de esos tres meses[4]. […]

Entonces, nunca los compañeros del PTS entraron en el debate leal, para avanzar, sobre qué pasó con el texto escrito de las tesis de la revolución permanente de 1927 y la realidad de la posguerra. Mandel toda la vida pisoteó al trotskismo jurando con que se cumplía textual el texto de las “Tesis sobre la revolución permanente” de 1927. Entonces son discusiones importantes que Moreno empezó a plantear desde las décadas del 50 y 60.

Una vez más les decimos a los compañeros del PTS que tergiversan todas las posiciones de Moreno sobre revoluciones democráticas, sobre las revoluciones del siglo XX y, de hecho, sobre los propios textos de Trotsky, que él mismo nunca hizo de nada un dogma. Hagamos un seminario sobre los textos escritos de las tesis de 1929. Nunca nos plantean nada sobre nuestras críticas a ustedes, que igual que Mandel, circunscriben la teoría de la revolución permanente a los países atrasados, cuando Trotsky en el 1929 le dió una amplitud muy superior diciendo que era la concepción de la revolución permanente y socialista mundial, superando lo circunscripto a Rusia de 1905.

Entonces, son todas esas cosas que hay que discutir con los textos de conjunto. Lo de tergiversar citas y hacer falsos debates ya lo soportaban nuestros maestros en el siglo XIX. […]

El compañero Castillo (PTS), nos sigue insistiendo con que estaría mal pertenecer o estar en partidos amplios de izquierda con tendencias. Los compañeros franceses del PTS están desde hace años en el NPA, mientras el NPA apoyaba a Chávez, a Syriza. Castillo hoy dijo, y redobló la apuesta, que están en el NPA “para dar la batalla por transformarlo en un partido revolucionario”. Compañero Castillo, en el NPA la mayoría, son mandelistas y serán mandelistas, nunca van a ser revolucionarios. […] No se hagan ilusiones en que en algún momento el NPA se va a transformar en un partido revolucionario. […]

Entonces, vuelvo a la propuesta de los tres puntos. La propuesta de unir a los revolucionarios. […] Con el objetivo preciso de proponernos la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Y como les decía antes, ese será el mejor homenaje que le podamos hacer a León Trotsky, el gran revolucionario. Muchas gracias.

 

[1] Ver nahuelmoreno.org y también El trotskismo y el debate en torno a la lucha armada, por Martín Mangiantini, publicado Cehus, 2018, que lo reproduce como anexo.

[2] Ver nahuelmoreno.org y también Polémica con Guevara, publicado por Cehus, 2017.

[3] Ver nahuelmoreno.org y también Perú: dos estrategias, publicado por Cehus, 2015.

[4] Ver El partido y la revolución – Polémica con Ernest Mandel, capítulo I, subpuntos “El porqué de nuestro ‘guerrillerismo’” y “Cuba, la OLAS y la guerra civil continental”, en nahuelmoreno.org, y la publicación de El Socialista, 2013. En esta edición en papel ver pág. 118 a 122.

 

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