Jul 20, 2024 Last Updated 12:59 AM, Jul 20, 2024

Escribe José Castillo

El gobierno cerró por treinta días las exportaciones de carne con el objetivo de bajar los precios en el mercado local. Las patronales del campo y de los monopolios frigoríficos respondieron con un lockout, suspendiendo la venta.

Los precios están por las nubes, entre ellos, sin duda, los de los cortes populares. Por eso crece la bronca al ver que los salarios y las jubilaciones ya no alcanzan para nada.

El gobierno de Alberto Fernández viene probando diversos globos de ensayo para tratar de maquillar las subas astronómicas de la carne. Hace un par de meses  inventó un acuerdo con las cadenas de supermercados para ofrecer cortes populares a bajos precios. Fue una burla, los consumidores llenaron las redes sociales de fotos que mostraban las bandejitas con pedazos de grasa que se ofrecían como asado.

Hace dos semanas se anunció el programa de “precios populares”. Los grandes frigoríficos se comprometían a aportar 6.000 toneladas de carne, para once cortes, con el asado a 399 pesos y el vacío a 420.

Pero los precios siguieron subiendo astronómicamente. Esto llevó a que el gobierno anunciara el cierre de exportaciones de carne por treinta días. Al gobierno la inflación se le ha ido totalmente de las manos e intenta desesperadamente frenarla sin tocar los intereses de los sectores concentrados.

Una cadena monopólica corrupta

El precio al que llegan el asado, la carne picada y los otros cortes populares a la góndola contiene en su interior todos los abusos y maniobras de una cadena de empresarios abusivos y corruptos.

Comencemos por los productores del campo, expresados en la Mesa de Enlace y, en particular, por Confederaciones Rurales Argentinas, la principal motorizadora del lockout. Ellos son los grandes responsables de que en nuestro país hoy haya menos vacas que hace treinta años. Nombres tradicionales como Duhau, Larreta-Anchorena, Leloir, De Apellaniz, Gómez Álzaga, Blaquier, Bunge y Born, Perez Companc, Bemberg y Werthein están entre los 1.250 hacendados que concentran 40% del total del stock ganadero.

Luego, hay otro agujero negro, el Mercado de Liniers, que concentra casi 20% del total del ganado a faenar. Ahí se ponen de acuerdo los consignatarios –muchos de ellos también propietarios de ganado– con los frigoríficos, reteniendo o ingresando animales en Liniers para especular con su precio.

Después están los grandes frigoríficos. Son pocos, varios extranjeros (la mayoría hoy de propiedad brasileña), como Margrif o Swift, pero con presencia de patronales locales famosas por los abusos contra sus trabajadores, tal el caso de Beltrán, Coto, Gorina, Mattievich, Penta y Rioplatense. Los más importantes están agrupados en el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC). Y, por último, las cadenas de supermercados. Obviamente, hay empresarios como Coto que tienen campos con animales, frigoríficos y supermercados aprovechándose de las ganancias que les dejan todos los eslabones de esta cadena.

A esto tenemos que sumarle que, en los últimos dos años, creció exponencialmente la exportación, en particular con destino a China. Esto aportó también a la suba de los precios, ya que cada vez más toneladas tienen ese destino, en vez del mercado interno. De hecho, en 2020 se exportaron 900.000 toneladas, 80% a China, por 3.000 millones de dólares.

Pero esto no es todo. Se han descubierto maniobras de  todo tipo. Los exportadores crean empresas fantasmas con domicilio en Uruguay. Venden, subfacturando, a esas empresas, a 3.300 dólares la tonelada, para que sean las que exporten a China, al valor real de 4.400 dólares la tonelada. De esta forma se estafa por dos vías, se fugan los dólares de la diferencia y a la vez se dejan de pagar los impuestos correspondientes.

¿Cuál es la salida?

El gobierno de Alberto Fernández actúa con los monopolios de la carne de la misma forma con que lo viene haciendo con el resto del sector agroexportador, amaga para negociar. El cierre de las exportaciones de carne tiene como único objetivo que las empresas del sector aumenten de 6.000 a 13.000 las toneladas de carne destinadas a ser vendidas a “precios populares”.

Sea cual fuere la resolución particular de este conflicto, nada se solucionará de fondo. Seguirán los abusos y la carne continuará siendo un producto de lujo. 

La salida pasa por la colocación de precios máximos a los frigoríficos y los minoristas para todos los cortes (incluyendo los que se destinan a la exportación) y la eliminación del IVA, junto con un real control, con aplicación de la Ley de Abastecimiento a quien viole los precios máximos. A esto se le debe sumar la reestatización del Mercado de Liniers y la eliminación del sistema de los consignatarios, siendo el Estado quien fije el precio del kilo vivo y sea el intermediario entre productores y consumidores.

Es fundamental además la nacionalización del comercio exterior, para que solo se autorice la exportación una vez cubierto el consumo interno, y que las divisas obtenidas retornen para atender las necesidades populares. Y, para resolver estructuralmente el tema, a todo ello le debemos sumar una reforma agraria, con expropiación a los grandes terratenientes y una planificación racional y democrática de nuestro stock ganadero.

Escribe Martín Fú

Jose Luis Espert se define como “libertario” y “antisistema”. Después de salir fuertemente golpeado al descubrirse que uno de los que financiaron su campaña, Fred Machado, fue detenido en Neuquén luego de que Interpol pidiera su detención por lavado de dinero y narcotráfico en los Estados Unidos, sale de campaña con otro impresentable, Aldo Rico. El eterno carapintada, quien protagonizó dos alzamientos militares buscando impunidad para quienes torturaron y asesinaron en la última dictadura militar, también fue ex ministro de Seguridad de Ruckauf, ex constituyente, ex intendente de San Miguel y ex diputado, es decir, alguien que de antisistema no tiene nada y siempre está predispuesto a ser funcionario de los gobiernos patronales antiobreros. Será por estos antecedentes que Espert coquetea con Rico buscando mostrar un perfil claramente reaccionario.

Espert se quiere presentar como “lo nuevo”, y busca mostrarse simpático ante sectores juveniles. Pero su proyecto es viejo y rancio: más ajuste, menos “gasto público”, reforma laboral, bajar la edad de imputabilidad y represión cuando hay luchas y piquetes.

Su “foto” con un personaje nefasto y como Aldo Rico, lo desnuda como lo que es: un intento de ropaje nuevo para el viejo proyecto de la derecha liberal de siempre. El traje de fajina del carapintada no le sienta mal: sus antecesores liberales le pusieron todos los ministros de economía a las dictaduras militares.

Firmas: Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz); Nora Cortiñas y Mirta Baravalle (Madres Línea Fundadora); Noam Chomsky (intelectual EE.UU.); Victoria Montenegro (nieta recuperada y Presidenta Comisión DDHH Legislatura CABA-Frente de Todos); Tilda Rabi (Federación Entidades Argentino-Palestinas); Sergio Maldonado (hermano de Santiago); Norman Briski (actor); Juan Cruz Komar (capitán Talleres de Córdoba); Pablo Carro y Juan Carlos Alderete (diputados nacionales Frente de Todos); Ofelia Fernández y Javier Andrade (legisladores CABA Frente de Todos); Patricia Walsh (ex diputada); Luis Zamora (AyL); José Cruz Campagnoli (ex legislador CABA Espacio Puebla-Frente de Todos); Claudio Lozano (Director Banco Nación); Ricardo Forster (Carta Abierta); Mabel Bellucci (investigadora y feminista queer); Víctor De Gennaro (ex diputado); Siman Safadi Khoury (Diputado Consejo Nacional Palestino y Presidente Unión Palestina América Latina); Eduardo López (UTE-Ctera/CTA Capital); Hugo “Cachorro” Godoy (Sec. Gral. ATE); Roberto Pianelli (Sec. Gral. Subte); Sergio Olguín (escritor); Marta Dillon (Editora Las12/Página 12); Alejandro Bercovich (periodista); Laura Azcurra (Actrices Argentinas); Eric Toussaint (Comité Anulación Deudas); James Petras (profesor EE.UU.); Fernández Chacón (diputado nacional Perú); Cuauhtémoc Cárdenas (ex presidencial México); Marichuy (Congreso Indígena México); Yaku Pérez (ex presidencial Pachakuti Ecuador); Ricardo Antunes (sociólogo Brasil)...

Se recibieron adhesiones desde la Franja de Gaza, del movimiento kurdo y de diversas expresiones políticas del Norte de África y Medio Oriente.

En la sesión de la Cámara de Diputados del pasado miércoles 19 de mayo de 2021, el diputado nacional por Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad, Juan Carlos Giordano, expresó su repudio a los bombardeos genocidas del Estado de Israel sobre Gaza y levantó su voz para defender al pueblo palestino agredido. A partir de ello se sucedieron en las redes una serie de acusaciones contra Giordano por “antisemita” y “nazi”. Y se lanzó una campaña de firmas, calumniosa y antidemocrática, reclamando que Giordano sea “expulsado” de la Cámara de Diputados.

A la cabeza de esta campaña están organizaciones y personalidades locales afines a la Embajada del Estado de Israel, el Presidente de la Asociación Sionista Argentina,  a la cual se han sumado ex funcionarios macristas como el ex Secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj y el ex ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro. También oficia como vocero de la misma el conocido periodista Eduardo Feinmann.

La acusación a Giordano de “antisemista” es absurda y falsa. Tanto nuestra organización nacional Izquierda Socialista como la corriente internacional a la que adherimos, la Unidad Internacional de Trabajadores y Trabajadoras-Cuarta Internacional (UIT-CI), tenemos una larga y consecuente trayectoria de repudio y combate a toda expresión o ataque racista contra el pueblo judío o cualquier otro. Esa trayectoria incluye no solo el combate al antisemitismo sino también al nazismo o neonazismo, así como la denuncia permanente del horror del Holocausto. En Argentina tenemos desaparecidos en nuestro país bajo el genocidio de la última dictadura militar, y siempre fuimos parte de las nuevas generaciones que reclamaron cárcel a los genocidas. Pero aquí se trata de algo muy distinto, un engaño que debe ser aclarado y repudiado.

Esta campaña contra Giordano va en contra de todos aquellos que defienden la causa palestina y repudian la política de ocupación y de usurpación de sus tierras desde hace 73 años por parte del Estado de Israel. La campaña contra Giordano se basa en el falso e histórico argumento de los voceros del Estado de Israel y de sus organizaciones como la DAIA, de acusar de “antisemita” o “nazi” a los que critican y denuncian, en Argentina y el mundo, su política genocida de limpieza étnica sobre las y los palestinos, de usurpación y colonización de tierras o de bombardeos criminales sobre Gaza. De esta manera, si alguien critica al gobierno de Israel, estaría cometiendo un delito de antisemitismo, o si repudia a la agresión y represión criminal del Estado de Israel contra el pueblo palestino, estaría siendo “antisemita”. Nada más falso.

Así, quien se atreva a cuestionar a la genocida política anexionista que Israel está llevando a cabo contra el pueblo palestino en Cisjordania y Gaza sería antisemita, dado que Israel se declara un estado judío, otorgándose el derecho a seguir anexionando tierras palestinas. Junto al sufrido pueblo palestino afirmamos: antisemitismo y antisionismo no son sinónimos. Combatimos al sionismo invasor y genocida.

Juan Carlos Giordano se pronunció en la Cámara de Diputados contra los bombardeos genocidas del Estado de Israel en Gaza, la ocupación y en defensa del pueblo palestino y por una Palestina Libre, con el derecho de ambos pueblos -judíos y palestinos- a vivir en paz en la región, sin persecuciones étnicas o religiosas de ningún tipo.

Israel y sus voceros consideran también “antisemita” el apoyo a cualquier iniciativa de reivindicación nacional y antirracista como el movimiento mundial de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), cuestionando la política de apartheid del estado de Israel.

Izquierda Socialista, consecuente con todo lo que el FIT Unidad ha planteado contra el genocida Estado de Israel y la persecución del pueblo palestino en todos estos años, se ha sumado con declaraciones, marchas y actos acompañando el repudio y el pedido de solidaridad que promueve el pueblo de Palestina. Y desde Izquierda Socialista en el FIT-Unidad somos impulsores del Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo de Palestina.

Llamamos a personalidades, organizaciones de derechos humanos, sociales, sindicales, parlamentarios y dirigentes políticos a pronunciarse para que cese esta campaña difamatoria, por la no expulsión del diputado Giordano del Congreso Nacional y por el derecho democrático a la libertad de expresión para todos aquellos que defienden la causa del pueblo palestino.

 

Izquierda Socialista
21 de mayo de 2021

 

 

La preocupación cotidiana sigue siendo el avance descontrolado de la pandemia. El martes 18 alcanzamos un nuevo récord, 35.543 contagios y 748 fallecimientos, superando al número más alto, de finales de abril, que había sido de 29.472 contagios, o el de 665 muertos a principios de mayo. La Argentina ya es el cuarto país del mundo en contagios diarios.

La realidad es que fracasó toda la política frente al Covid. La de “restringir”, pero a la vez dejar abiertas todas las actividades que exigen las patronales y así dejar que los trabajadores, hacinados, se sigan contagiando en medios de transporte público. La de acusar a la gente de no cuidarse, pero no brindar asistencia al que la necesita y que, de esa forma, no le queda otra que salir a la calle a buscar el peso. La de una campaña de vacunación que sigue avanzando a paso de tortuga. Y la de un sistema sanitario que, en muchos lugares, ya colapsó y en otros está al borde, con trabajadores de la salud superexplotados y con salarios de miseria.

El gobierno nacional peronista de Alberto Fernández, los gobernadores del mismo signo político y los de la oposición patronal de Juntos por el Cambio, todos, sin excepción, tienen un manejo desastroso frente a la pandemia. Y ahora retroceden con las medidas que tomaron hace días. En Santa Fe, después de haber reabierto las escuelas, el gobernador Perotti anunció la vuelta a la Fase 1. Sin duda, se incrementarán también las restricciones en CABA. Ya se suspendió el feriado puente del 24 de mayo. Las idas y venidas se repiten en todas las provincias.

Lo concreto, sin embargo, es que con más o menos restricciones, ninguna de las medidas que se tomen van a resolver algo. Incluso está en duda cuánto serán capaces de bajar la circulación, ni hablemos de reducir la ocupación de camas de terapia intensiva. Es que hay que decirlo con toda claridad, no son viables más restricciones sin plata para el pueblo trabajador, sin IFE para el que lo necesita, sin ayuda al pequeño comerciante. Sin recomposición salarial para el trabajador, que ve su salario pulverizado por la inflación, o para el jubilado que cobra un ingreso de indigencia. Ni tampoco sin la infraestructura sanitaria necesaria, más puestos de trabajo para el personal de la salud y salarios dignos que terminen con el pluriempleo.

La gran pregunta, entonces, es si hay dinero suficiente y de dónde sacarlo para resolver las dos pandemias, la sanitaria y la social. Sin embargo, las actividades y preocupaciones del gobierno  peronista parecen ir en el sentido contrario.
El presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía Martín Guzmán estuvieron toda la semana pasada en Europa. Recorrieron Portugal, España, Francia e Italia. Se reunieron con el papa Francisco. La cita cumbre fue la del presidente con la jefa del FMI, Kristalina Georgieva. ¿Para qué? Para correr unos meses el próximo vencimiento de la deuda con el Club de París, de 2.400 millones de dólares. Y, lo más importante, para avanzar en la negociación del pacto con el Fondo Monetario Internacional. Lo que se discute, incluso en el interior del Frente de Todos, es si conviene firmar el acuerdo con el FMI cuanto antes o esperar unos meses hasta después de las elecciones. Pero la realidad es que, en una variante o la otra, se trata de destinar miles de millones de dólares para los pulpos acreedores y el FMI, justamente los que se necesitan para combatir la pandemia. Nos quieren convencer, incluso, de que sería un gran logro que el Fondo nos perdone la sobretasa de interés que ilegalmente nos colocó y de esa forma “nos ahorraríamos” 900 millones de dólares de intereses. ¡Cuando ya llevamos pagados 7.100 millones desde que asumió este gobierno! ¡Es más de un billón de pesos, más que todo lo que se puso el año pasado para la pandemia!  

Lo decimos con todas las letras, acordar ahora o hacerlo más tarde no es una salida para el pueblo trabajador. Porque cualquier acuerdo con el Fondo implicará, además de los pagos propiamente dichos, mayores ajustes y exigencias de privilegios para las grandes transnacionales, los bancos y los pulpos especuladores. Así fue en todos y cada uno de los veintidós acuerdos que el FMI firmó con la Argentina a lo largo de cincuenta años. Pero así es también en cada plan del organismo con cualquier país del planeta, varios de los cuales han generado rebeliones populares en los últimos años.

Solo Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad ofrecen la única salida viable, dejar inmediatamente de pagar la deuda externa y romper los lazos políticos y económicos con el FMI.
Ahí está la plata que se necesita, sumada a la que se puede conseguir con un auténtico impuesto a las grandes riquezas, donde los que paguen sean Techint, Arcor, Mercado Libre, los bancos o los monopolios del agronegocio.
Todos esos recursos hay que aplicarlos a un plan de emergencia que ataque de verdad las dos pandemias, la sanitaria y la social. Que se incauten las dosis que se están produciendo en Garín y se garanticen vacunas para todas y todos. Que se centralice el sistema de salud para atacar coherentemente la segunda ola del Covid.

Pero que a la vez garantice que el pueblo trabajador pueda comer otorgando un aumento de emergencia para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar, calculado en 92.500 pesos por los trabajadores de ATE-Indec. Un IFE de 40.000 pesos para todo el que lo necesite. Una jubilación digna que cubra los 62.000 pesos que requiere la canasta de la tercera edad. Y ayuda para el pequeño comerciante. Así sí tendríamos un auténtico plan alternativo para enfrentar y vencer a la pandemia, haciendo que la crisis la paguen quienes siempre se enriquecen con ella, los patrones, los banqueros y el FMI.
 

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