May 09, 2024 Last Updated 10:30 PM, May 8, 2024

El Frente de Todos insiste en que se puede iniciar un nuevo modelo de redistribución de la riqueza y al mismo tiempo seguir pagando la deuda externa. Nos hablan de los modelos de Portugal, Uruguay o Ucrania, pero esconden que en todos esos casos lo que siguió fue un feroz ajuste contra el pueblo trabajador.

Escribe José Castillo, candidato a Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires

La sensación de que “Macri ya fue” crece día a día. En los lugares de trabajo, estudio, en los barrios populares, no se ve la hora de que se acabe esta pesadilla de ajuste, hambre, inflación, desocupación y miseria. Muchos compañeros con los que compartimos muchas luchas contra el macrismo todos estos años tienen expectativas que todo cambiará con un nuevo gobierno de Alberto Fernández y Cristina. Nosotros tenemos otra opinión. Creemos que, lamentablemente, no será así.

Todos los días escuchamos a dirigentes del Frente de Todos, empezando por el propio candidato a presidente, diciéndonos que van a “reactivar la economía”, que mejorarán los salarios y las jubilaciones y que la economía va a volver a crecer. Pero, al mismo tiempo, y sobre todo en las reuniones “serias” con empresarios, banqueros nacionales o extranjeros o funcionarios del establishment económico internacional, insisten en que no van a romper el acuerdo con el FMI y que van a cumplir con los pulpos acreedores.

¿Cómo van a hacer las dos cosas si en los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares? Peor aún, ¿cómo va a hacerlo cuando en los primeros seis meses de gobierno se van a enfrentar a vencimientos de deuda por casi 30.000 millones de dólares? Hasta los propios economistas que asesoran a los acreedores sostienen que eso es impagable.

Alberto Fernández y sus principales economistas (Matías Kulfas, Emmanuel Álvarez Agis, Guillermo Nielsen) sostienen que será posible llevar adelante una renegociación “amigable” con el FMI y que este organismo aceptará correr sus vencimientos mientras se mejoran salarios y se reactiva el mercado interno. ¡Esto es mentira y ellos lo saben! El Fondo nos exigirá, a cambio de cualquier renegociación, un mayor ajuste y la implementación de las reformas laboral y jubilatoria.

Al mismo tiempo, el Frente de Todos dice que ya empezó a hablar con los acreedores privados (el resto de la deuda exceptuando al FMI) para “reperfilarla”. Quiere decir para correr los vencimientos un par de años, garantizándole a estos buitres que, mientras tanto, seguirán cobrando los intereses y, luego, el 100% del capital de la deuda.

En los últimos meses nos fueron “vendiendo” distintos ejemplos de cómo supuestamente se podría poner en marcha un programa económico de “redistribución de la riqueza”, sin romper con el Fondo ni dejar de pagar la deuda. Así se habló primero de Portugal, luego de Uruguay. Ahora incluso sacaron de debajo de la alfombra el caso de Ucrania.

Pero lo que no dicen es que, en todos esos casos, sin excepción (y nosotros agregaríamos Grecia) lo que hubo fueron durísimas exigencias del FMI, con reducciones brutales de salarios y jubilaciones, con achicamientos de presupuestos que reventaron los sistemas de educación y salud públicas. Los gobiernos que los llevaron adelante fueron repudiados por sus pueblos y terminaron perdiendo las elecciones y echados del poder. Y esos países, aún hoy, cargan con pesadas deudas externas. Hoy ante cualquier renegociación nos exigirán más ajuste. Si queremos un espejo para ver que nos pedirán, ahí tenemos el Ecuador de Lenin Moreno. Votar al Frente de Todos, lamentablemente, nos llevará a que seguirá el FMI, así sea con otro discurso y otros personajes al frente de gobierno.

Si, en cambio, votás al Frente de Izquierda Unidad, estarás fortaleciendo la única propuesta que plantea que el primer paso para terminar con el ajuste es romper con el FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda externa. Ahí está el dinero para empezar de verdad a recomponer los salarios y las jubilaciones (haciendo que nadie gane menos que la canasta familiar), para atacar el drama del desempleo con un plan de obras públicas que cree trabajo genuino, y para aumentar los presupuestos de salud y educación. Esas son las medidas de verdad para poner en marcha un auténtico programa económico de emergencia, al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares.

Escribe José Castillo, candidato a Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires

La búlgara Kristalina Georgieva acaba de asumir como nueva directora general del Fondo Monetario Internacional. Es la segunda mujer a cargo de este organismo, reemplazando justamente a Christine Lagarde, que a la vez había asumido en un intento de lavar la cara del organismo, después del escándalo que obligó a renunciar en 2011 a Dominique Strauss-Kahn, acusado de abuso sexual contra una empleada de un hotel donde se alojaba.

Hace ya tiempo que el FMI busca “mejorar su imagen”, luego del desprestigio popular que sufrió a fines de los 90 y comienzos de este siglo, cuando volaron por el aire sus programas de ajuste, en medio de enormes movilizaciones populares. Desde entonces intenta inventar una imagen de un FMI “bueno” o “compasivo”. Nada más alejado de la realidad: ahí están como ejemplo los ajustes feroces de Grecia, Portugal o Ucrania.

Kristalina Georgieva, en sus primera declaraciones, puso todo blanco sobre negro. Dijo que ve “una crisis económica mundial sobre el horizonte”. Hasta acá podemos acordar, no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta. Pero inmediatamente agregó que ello se debe a que “se han detenido o enlentecido las reformas estructurales propuestas por el organismo”. Clarísimo: el FMI insiste en su programa de siempre. esas “reformas estructurales” son más ajuste, flexibilización laboral y liquidación de los sistemas jubilatorios. Exactamente lo que le exigirán a la Argentina en cualquier renegociación del acuerdo vigente.

“El FMI cambió. No es el de los noventa”, afirman los economistas de Alberto Fernández, planteando que a ellos, que “son distintos que Macri”, el Fondo les avalaría que pongan en marcha un programa de redistribución de la riqueza. Basta escuchar las primeras palabras de Kristalina o ver el reciente plan de ajuste que se trata de imponer a Ecuador, para darse cuenta que nada de eso sucederá.

Pacto social

Escribe José Castillo, candidato a Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires


Quién gana y quién pierde

Es el caballito de batalla de Alberto Fernández. Mientras se avanza con el “reperfilamiento” de la deuda, trabajadores y empresarios deberán firmar un “pacto social” donde, teóricamente, se congelarían precios y salarios por un período de tiempo no determinado (se habla de seis meses como mínimo).

De movida este planteo encierra una primera trampa para la clase trabajadora: nadie le va a devolver lo que perdieron en estos cuatro años (que se calcula en un 25% como mínimo para los trabajadores en blanco bajo convenio y mucho más para los tercerizados y en negro).

Pero el pacto social encierra nuevas trampas. Las patronales ya empiezan a cubrirse, con aumentos de precios anticipados. Lo mismo sucederá cuando se levante, a mediados de noviembre, el congelamiento parcial a los combustibles. Y todavía está pendiente la posibilidad de otro “zarpazo” al dólar, como el que sucedió en agosto tras las PASO. En concreto, se trata de un “pacto social” que, como todos los anteriores en la historia, tiene las cartas marcadas: va a significar congelamiento de salarios para los trabajadores, con burócratas que se comprometerán a no salir a pelear por nada durante su vigencia, y patronales que antes, durante y después de su firma, seguirán aumentando precios por derecha o por izquierda, reventando aún más los salarios y las jubilaciones.


La UIA plantea la reforma laboral

La Unión Industrial Argentina aparece como la pata patronal fundamental del pacto social que propone Alberto Fernández. Sus máximos dirigentes estuvieron en la “foto” con que se lanzó formalmente la propuesta en Tucumán. A partir de entonces, viene insistiendo en lo que es su principal caballito de batalla: que hay que “reducir los costos del trabajo” por medio de una reforma laboral. Su principal vocero en este sentido es Daniel Funes de Rioja, el eterno abogado de las patronales, uno de los más recalcitrantes abogados laboralistas al servicio de las patronales, hoy representante en la UIA de la Copal.

La reforma laboral que plantea la UIA, y que pondrá arriba de la mesa en el futuro pacto social, consiste en liquidar décadas de conquistas de la clase trabajadora. En que el trabajo en la Argentina pase a funcionar de conjunto como en una gigantesca “Vaca Muerta”, (y que ya, en poco tiempo de implementación, generó ocho muertes por accidentes evitables). O, en un ejemplo más cercano a las grandes ciudades, con trabajadores que se transforman en superexplotados sin ningún derecho, como lo vemos en los repartidores de Glovo o Rappi. La UIA va por la reforma laboral, junto a todas las otras entidades patronales, y en consonancia con los reclamos del FMI. Y usará el pacto social para negociarlo. También por esto tenemos que oponernos.

Editorial

Macri sigue su gira de campaña detrás de su slogan “sí, se puede”. En actos donde llega hasta el ridículo como cuando hizo la fantochada de besarle los pies a una mujer en el escenario. Pero la realidad se cuela en la difusión de los índices de pobreza, que puso blanco sobre negro el avance de la miseria y la marginación social producto del feroz ajuste llevado adelante durante todos estos años por Macri, los gobernadores y el FMI. El pueblo trabajador tiene claro que ya nada puede esperar del gobierno de Juntos por el Cambio. Sin embargo, siempre pueden sorprendernos con alguna nueva expresión más reaccionaria que la anterior. Así esta vez el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto batió todos los récords al proponer “volar las villas”, echándole la culpa de todos los males a los inmigrantes (paraguayos y otros). Hace méritos como buen alumno de Bolsonaro.

Del lado del Frente de Todos también se tuvo que salir a hablar sobre cómo solucionar la pobreza. Lo aprovecharon para hacer una nueva presentación electoral, bajo el formato del programa “Argentina contra el hambre”. Para resolver la pobreza y el hambre se propone como primera tarea…crear un consejo en el que estén los burócratas sindicales, los empresarios, la Iglesia y los movimientos sociales más amigos. Nos hace acordar a una vieja frase de Perón, que solía decir pícaramente: “si queremos que sobre algún tema no se haga nada, lo mejor es crear una comisión”. Ese es el futuro de este “consejo”. El programa se completa con la “ley de góndolas” (sitios en los supermercados para productos regionales o cooperativos), una promesa de “donación” del 1% de su producción de la multinacional Sygenta, algún préstamo a tasa baja para las pymes productoras de alimentos y la propuesta de crear una tarjeta con la que los sectores de menores ingresos puedan acceder a descuentos. ¡Se quiere resolver la pobreza por medio de una “promo”! Son puras promesas electorales, que no resolverán nada y lo más probable es que ni siquiera se pongan en práctica.

Sabemos que muchos trabajadores tienen expectativas en Alberto Fernández y Cristina. Desde el Frente de Izquierda Unidad tenemos otra propuesta: para resolver el flagelo de una pobreza que ya va rumbo a alcanzar al 40% del total de la población (con más de la mitad de los niños del país en esa condición) lo que hay que hacer es aumentar los salarios y jubilaciones para que nadie gane menos que la canasta familiar, poner en marcha un gran plan de obras públicas que se base en la construcción de viviendas populares, matando así dos pájaros de un tiro (crear trabajo genuino para los millones de desempleados y resolver un déficit habitacional que ya alcanza a cinco millones de familias), y mejorar sustancialmente los salarios e infraestructura dedicadas a la salud y la educación públicas. ¿Con qué plata hacer todo esto? Con la que surgiría de romper con el FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda externa. Esta es la única manera de resolver de raíz los males que nos aquejan. De otra forma, efectivamente Macri se irá, pero quedará el FMI y sus políticas de ajuste, ahora gestionadas, tal vez con otro discurso, por un nuevo gobierno de Alberto Fernández.

El FIT Unidad es la única fuerza que señala todo esto. Lo venimos de plantear en el acto multitudinario que hicimos el sábado 5 en la 9 de Julio de la Ciudad de Buenos Aires (y que replicamos con otros actos en diferentes ciudades del país). Ahí demostramos que la fuerza de la unidad de la izquierda crece y se planta dándole pelea a los partidos patronales. Pero necesitamos mucho más. Tenemos que lograr fortalecer más aún a la única alternativa que ofrece una salida para la clase trabajadora y los sectores populares. Los únicos que planteamos que tienen que gobernar los trabajadores. Porque precisamos estar más fuertes para las peleas que se vienen. Con más diputados y legisladores que estén presentes en todas las luchas y que sean una voz que se oponga incondicionalmente a toda política de ajuste.

El Frente de Izquierda es, además, la única lista 100% “verde”, donde todos sus candidatos, del primero al último, están a favor del aborto legal, seguro y gratuito. Por eso nuestras compañeras se preparan para dar una durísima pelea en el 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries. Para exigir un plan de lucha que imponga todos los reclamos, entre ellos la aprobación del proyecto de ley por la interrupción voluntaria del embarazo.

Quedan pocos días para las elecciones. Tenemos que salir con todo a explicar todo esto, peleando el voto para el Frente de Izquierda Unidad. Conversando, y convenciendo, a nuestras compañeras y compañeros de trabajo, estudio, vecinos, familiares y amigos. Para que nos voten y, a la vez, nos ayuden a convencer a otros. Invitándolos a que se sumen a las actividades de campañas, en las esquinas, en las plazas, en las charlas y reuniones de locales. Ayudando para que nuestras propuestas se multipliquen miles de veces en las redes sociales. Sumándose como fiscales para defender nuestros votos el domingo 27. ¡Vení a Izquierda Socialista y ayudanos a fortalecer al FIT Unidad!

El Tribunal Oral Federal N°3 que venía rechazando los reclamos de excarcelación de Daniel Ruiz, fue obligado por la cámara de Casación a rever su fallo, y hacer lugar al reclamo de la defensa. En estas horas, Daniel va a poder salir de Marcos Paz y recuperar su libertad, de la que fue privado hace más de un año.

Recordemos que Daniel es un obrero petrolero, militante del PSTU, encarcelado por haber sido parte de la rebelión popular contra el saqueo a los jubilados de diciembre de 2017. Juntos a otros compañeros deberá el próximo 18 de octubre afrontar un juicio con el que intentan ejemplificar y amedrentar a los luchadores de nuestro país.

La libertad conquistada para Daniel es un triunfo de la movilización, fortalece la pelea por su desprocesamiento y el de todos los luchadores. Algo clave porque sabemos que deberemos como en 2017 salir a luchar contra la reforma laboral y jubilatoria que impulsará el próximo gobierno a pedido del FMI.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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