Jul 19, 2024 Last Updated 10:06 PM, Jul 19, 2024

Desde las PASO a octubre, el gobierno de Macri regaló 22.000 millones de dólares de las reservas. Lo hizo entregando dólares día a día, que fueron a las manos de sus amigos especuladores. Se hizo a través de mil maniobras: mandando personas necesitadas a comprar para ellos usando su DNI (bajo el nombre de “coleros”), adquiriendo otros tantos en las cuevas del dólar blue, consiguiendo dólares legales por medio del mecanismo de comprar bonos o acciones en pesos y vendiéndolas inmediatamente en la moneda verde (llamado dólar MEP), o con un mecanismo idéntico pero recibiendo los dólares directamente acreditados en una cuenta en el exterior (bajo el nombre de “dólar contado con liqui”).

Ahora el gobierno endurece el cepo, permitiendo comprar sólo 200 dólares por mes. Se penaliza al pequeño ahorrista, normalmente un trabajador que busca desesperadamente proteger sus ahorros frente a la inflación. A los grandes especuladores, que utilizan los otros mecanismos explicados anteriormente, se les deja seguir actuando. Lo mismo sucede con los grandes monopolios exportadores, que siguen sin liquidar las divisas de sus ventas al exterior.

Ni la “fiesta” de la liberalización para los especuladores ni el “cepo” recientemente instalado son salida. Seguirán perdiéndose reservas. La única solución para terminar con la especulación y la fuga de capitales es nacionalizar la banca y el comercio exterior. Para cuidar nuestras reservas y proteger al pequeño ahorrista. Una medida que está en las antípodas tanto de los planteos de Macri como de Fernández. G.P.

Una de las propuestas más importantes de Alberto Fernández es la convocatoria a un gran “pacto social”. Bajo la excusa de que se necesita la “unidad nacional”, ya en la propia campaña electoral el entonces candidato a presidente lo planteó en un evento en Tucumán. En concreto se convocó a la UIA, que ya dio el visto bueno en la figura de su presidente Miguel Acevedo, a la CGT, donde lo peor de la burocracia sindical, con Héctor Daer a la cabeza también dio el presente, y se completó la mesa con la “bendición” de la jerarquía de la Iglesia Católica.

Por lo que trascendió, el pacto consistiría en un congelamiento de precios y salarios (habría que ver si también de tarifas, que igualmente no retrotraerían los tarifazos), por un plazo indeterminado, probablemente seis meses. Pero esa “mesa de acuerdo” viene con las cartas marcadas contra los trabajadores: como dijimos en la nota de arriba, los empresarios ya hoy están remarcando, adelantándose a cualquier eventual congelamiento. Y mañana, aun después de firmar el pacto, seguirán subiendo los precios, con una excusa u otra. En cambio a los trabajadores el pacto nos significará que no podremos reclamar nuevas recomposiciones y muy probablemente la suspensión de las negociaciones colectivas. La UIA, por su parte ya ha dicho que irá a poner sobre la mesa la necesidad de flexibilizar los convenios por gremio (o sea quitarle derecho y parte de su salario a los propios trabajadores).

Nuestro país ya tiene toda una historia de “treguas de precios y salarios” o directamente de “Pacto Social”. El más famoso fue el de Perón, Gelbard y Rucci en 1973. Donde al final perdieron los trabajadores y todo terminó con el Rodrigazo. Nada bueno podemos esperar de eso. Tenemos que oponernos, no aceptando que se limite ninguno de nuestros reclamos. Hay que seguir exigiendo un aumento de emergencia que lleve nuestros salarios al valor de la canasta familiar, reabrir todas las paritarias y no debemos permitir la más mínima pérdida de nuestras conquistas por flexibilización laboral. G.P.

La diputada Mónica Schlotthauer de Izquierda Socialista/FIT presentó en una audiencia pública el proyecto de ley de emergencia en salud. Dijo nuestra diputada nacional que “este proyecto de ley enumera las medidas que es necesario tomar para defender el derecho a la salud del pueblo”. Frente a los proyectos patronales en la salud que nos han llevado a esta situación “los trabajadores decimos que hay otra forma de organizar la atención, la salud pública estatal y gratuita para todos”.

Reynaldo Saccone, asesor en salud de Schlotthauer, expuso las principales líneas del proyecto: libre acceso y sistema único estatal y gratuito, aumento salarial, estabilidad, eliminación del trabajo precario y capacitación permanente dentro del horario de trabajo para todo el personal. Cande Mainelli, también asesora, señaló la necesidad de considerar los medicamentos como un bien social y no una mercancía y desarrollar la producción pública de medicamentos y vacunas para lograr remedios gratuitos para todos. Mónica Méndez, secretaria de organización de Cicop, manifestó que “se hace imprescindible presentar este proyecto debido al estado actual del sistema público que no es solamente obra de este gobierno sino, también, de los anteriores”

Los concurrentes, que en su mayoría eran delegados y referentes de las luchas de los trabajadores de salud, intervinieron aportando sus experiencias y denunciaron distintos aspectos del desastre que es el actual sistema. Hablaron representantes de los hospitales Meléndez de Adrogué, Esteves de Temperley, Borda, Durand, Fernández, Centro Gallego, Casa Cuna y Tornú y residentes nacionales. Cerró el encuentro la legisladora porteña Laura Marrone de Izquierda Socialista/FIT quien manifestó: “el proyecto de ley muestra que hay otra posibilidad de salud para toda la población, por la que hay que luchar a la par que se libra la incesante batalla por mejores salarios y contra los despidos y la precariedad de las condiciones laborales.”

Editorial

La campaña electoral empieza a recorrer sus dos últimas semanas. Macri sigue con sus giras del “Sí, se puede” y se juega a hacer un gran acto en el Obelisco porteño. El Frente de Todos también programa actos para el 17 de octubre. Volvió Cristina de Cuba y retomó las presentaciones de su libro. Se realizó el primer debate de candidatos a presidente, que generó una gran atención, a juzgar por las mediciones del rating televisivo. Y el domingo 13 se hará el segundo debate. Mientras tanto, por más que el gobierno quiera ocultarlo, e incluso mienta en los datos que planteó en el debate, sigue la caída salarial (la inflación de septiembre ya superó, según diversas mediciones, el 6%) y el crecimiento del desempleo: la semana pasada cerró una cementera histórica de Loma Negra en Olavarría y, después de haber cerrado otras dos plantas, ahora Zanella despidió 70 trabajadores en Caseros, por citar sólo dos ejemplos emblemáticos. Y, por si fuera poco, una nueva lluvia torrencial volvió a mostrar un Gran Buenos Aires que se inunda ante la desidia de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales.

Pero hubo un hecho que conmocionó a Latinoamérica: el triunfo popular en el Ecuador contra el FMI y el gobierno de Lenin Moreno. El presidente ecuatoriano tuvo que dar marcha atrás con el decreto que implementaba un feroz ajuste dictado por el Fondo Monetario. Lo hizo después de días donde decenas de miles de trabajadores, campesinos, pueblos originarios y estudiantes, desafiando la represión y el toque de queda, se apropiaron de las calles de Quito, con escenas que nos hicieron recordar a nuestro argentinazo de 2001. Inmensas lecciones quedan para nosotros. Tenemos que recordar quien es Lenin Moreno, el hoy gran ajustador y represor. Porque ahora el peronismo trata de presentarlo como un gobernante “parecido a Macri”. Pero no hace tanto tiempo atrás, en 2017, cuando asumió la presidencia del Ecuador en reemplazo de Rafael Correa, habían calificado su victoria como “gran triunfo popular”. Cristina Kirchner llegó a decir que se venían “nuevos aires”, que se reabría el ciclo de “gobiernos progresistas”, supuestamente cerrado con el triunfo de Macri en 2015. Pero Lenin Moreno se terminó transformando, más temprano que tarde, en el mejor ejecutor de los planes de hambre y entrega. Ahora terminó recurriendo al FMI para obtener un préstamo a cambio de un fortísimo plan de ajuste. Una vez más, quedó demostrado a dónde nos llevan estos acuerdos. Es que no hay un Fondo Monetario “bueno”, que “habría cambiado” con respecto a los ajustes de fines de los noventa. Gran lección para nuestro país: porque Alberto Fernández insiste en que él va a poder renegociar con el FMI y obtener a cambio un programa económico “progresista”. Ecuador nos muestra que no será así. Por eso la única salida frente al ajuste es romper con el Fondo y dejar de pagar la deuda. Algo que en la Argentina solamente lo planteamos desde el Frente de Izquierda Unidad.

Ecuador también demostró que efectivamente es posible derrotar a estos planes de ajuste. La forma de hacerlo es con los pueblos movilizados y en las calles. Exactamente lo contrario de lo que nos plantea el candidato del Frente de Todos, que recomienda “no salir a las calles” para no desestabilizar. Y que nos dice que si gana las elecciones, lo que hay que hacer, mientras se “renegocia” el acuerdo con el Fondo y se “reperfilan” los vencimientos de deuda, es seguir sin reclamar nada, ni siquiera lo perdido en estos meses, por medio de un supuesto pacto social, bendecido por empresarios, burócratas sindicales y la iglesia.

En nuestro país, con las lecciones de Ecuador arriba de la mesa, decimos que votar a Alberto Fernández no es salida. Porque con el Frente de Todos seguirá el FMI. Hay que votar al FIT Unidad, que, volvemos a decirlo y lo repetiremos hasta el cansancio, somos los únicos que plantemos que la única salida es romper con el Fondo y dejar de pagar inmediatamente la deuda externa, para poner todo ese dinero al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares.

Por eso, hoy más que nunca, tenemos que salir a disputar el voto para el Frente de Izquierda Unidad. Por las peleas que se vienen. Porque tenemos que seguir siendo miles y miles en las calles, como la lección que nos dejó el fin de semana en La Plata el movimiento de mujeres. Porque necesitamos más sindicalismo combativo, como el que apoyan y está presente en las listas del FIT Unidad, para pelear por romper la trampa que nos querrán imponer con el pacto social. Porque precisamos más diputados y legisladores que estén en todas las luchas. Y, fundamentalmente, porque tenemos que fortalecer una alternativa política para la clase trabajadora, como la que venimos construyendo desde hace años con la unidad de la izquierda.

En estos días que quedan hasta el 27 de octubre tenemos que salir a debatir con nuestros compañeros de trabajo, estudio, con nuestros vecinos, amigos y familiares. Invitarlos a las charlas y actividades donde damos a conocer nuestras propuestas. Sumar más compañeras y compañeros a nuestras actividades en esquinas y plazas. Repartiendo hasta el último volante y pegando hasta el último afiche. Convenciendo una y otra vez, ganando más votos para el Frente de Izquierda Unidad. Y también saliendo a buscar miles de fiscales. Convocándolos a las reuniones que realizaremos en todos nuestros locales el sábado previo a la elección. El FIT Unidad tiene que salir fortalecido de estas elecciones. Porque en los tiempos que se vienen, necesitamos más izquierda en el país y en el Congreso.

Aunque Alberto Fernández diga que él va a respetar a los docentes y jerarquizar la educación, el gobernador Arcioni del Frente de Todos muestra la realidad. La provincia está paralizada hace meses. No hay educación ni funcionan los organismos públicos. No sólo no paga en tiempo y forma los salarios, sino que se niega a otorgar la cláusula gatillo aprobada en paritaria. Suspende el funcionamiento de la obra social y del transporte escolar. ¡Ahora quiere descontar los días de paro, que se hicieron porque no se cobra!

Mientras tanto, Arcioni viajó hace una semana a Buenos Aires. Se lo fotografió tomando un champagne de 10.000 pesos en un hotel de lujo, dejando a cargo del ejecutivo provincial a Massoni, quien tiene un amplio repudio popular para que renuncie. Esa es la verdadera política del Frente de Todos donde gobierna. Ya hicieron lo mismo contra los docentes y la escuela pública, Alicia Kirchner en Santa Cruz, Insfrán en Formosa y Manzur en Tucumán. Por supuesto, el gobierno de Macri sigue mirando para otro lado, sin poner un peso para los salarios de los trabajadores de Chubut.

Por su parte, la burocracia de Ctera y CTA no mueven un dedo en apoyo a los docentes y estatales chubutenses, mostrando también su complicidad con el ajuste.

Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad exige que Arcioni y Macri pongan plata ya para cumplir con los derechos de docentes y estatales. Que la plata salga de no pagar al FMI y de las multinacionales que explotan las riquezas de la provincia. Y que Ctera llame a un plan de lucha en apoyo a Chubut.

Corresponsal

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