Jul 27, 2024 Last Updated 1:19 AM, Jul 27, 2024

El pasado 24 de octubre nuevamente el gobierno, a través de la ministra Bullrich, lanzó una brutal represión contra quienes manifestábamos contra el Presupuesto 2019. Lo hizo con gases, balas de goma, bastonazos y motocicletas que oficiaron como caballería motociclistas. La represión fue acompañada por una cacería, donde cualquier transeúnte ocasional fue una potencial presa de la furia policial. Dentro del Congreso la sesión se suspendió en dos oportunidades durante la refriega y hasta el mismo presidente de la Cámara, Emilio Monzó, reconoció la represión contra los manifestantes que en algunos casos hasta fueron perseguidos y reprimidos desde Congreso hasta Constitución. Así lo vivió la columna de Izquierda Socialista, que junto a su militancia se retiró hasta 9 de Julio y San Juan perseguida por la policía y sus balas por más de quince cuadras.

Mientras el gobierno acusaba a la izquierda de “violenta”, Cambiemos junto al PJ votaba el ajuste para 2019. La violencia y el caos contra el pueblo trabajador se “cocinó” en la sesión. Pichetto, del PJ, enterado de la detención de cuatro ciudadanos extranjeros, pidió su expulsión del país al mejor estilo Bullrich, mostrando que el ajuste y la represión son de Macri y del peronismo. Fueron detenidos un ciudadano turco, dos venezolanos y un paraguayo. Contra el turco Anil Baran, que no participaba de la marcha, se descargó una campaña relacionándolo por su perfil de Facebook con el Frente de Izquierda -del cual Izquierda Socialista es parte- o por su simpatía por el Che. El gobierno ha anunciado nuevamente su idea de endurecer las penas a la protesta social. Izquierda Socialista repudia esta campaña contra los que luchan y la izquierda.

Escribe Mariana Morena

Los jefes de las potencias mundiales van a reunirse en Buenos Aires a fines de noviembre. Macri, como anfitrión, busca un fuerte apoyo del imperialismo a su pacto mafioso con el FMI. Tenemos que ser miles en las calles rechazando la “vuelta de la Argentina al mundo”, que sólo significa más saqueo y ajuste por parte del imperialismo.

El 30 de noviembre y el 1° de diciembre Buenos Aires será sede de la cumbre de líderes del Grupo de los 20 (G20). La reunión ocurrirá justo cuando se conoce que nunca en la historia se registró un número tan elevado de multimillonarios, con fortunas por un total de 8,9 billones de dólares (más del doble del PBI alemán), mientras se da el éxodo de una caravana multitudinaria de migrantes centroamericanos que huyen de la extrema pobreza y caos social en sus países, avanzando hacia Estados Unidos pese a las amenazas del racista y xenófobo Donald Trump, que ya apostó su ejército en la frontera y amenaza responder con balas. Esta desigualdad escandalosa no es más que el resultado de los negocios y políticas de saqueo que vienen a redoblar Trump, Merkel, Putin, el chino Xi Jinping y la plana mayor del imperialismo en la Cumbre del G20, sin dudar en seguir garantizándoles superganancias a ricos, bancos y multinacionales. ¡No podemos dejar de manifestarles nuestro repudio a los responsables del hambre, la miseria y el sufrimiento de millones de seres humanos!

¿Qué es el G20?

El G20 es un foro donde se reúnen desde 1999 los jefes de Estado, ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales buscando garantizar el saqueo imperialista en medio del caos mundial que ellos mismos provocan. Tal es la crisis que, a partir de 2009 en Pittsburgh, se decidió que el G20 reemplazara en adelante al G8 y que ampliara su agenda temática. Actualmente cuenta con los siete países más industrializados -Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón-, más Rusia (países que integran el llamado G8), junto con Australia, otros diez países denominados “emergentes” -Arabia Saudita, Argentina, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía- y la Unión Europea como bloque económico. Suelen sumar cada año como invitados al Estado español, un país o dos invitados por la presidencia (Chile y Holanda este año), dos países africanos y dos representantes de otros bloques regionales.

Los miembros del G20 representan el 85% del producto bruto global y el 75% del comercio internacional, una muestra clarísima de la hegemonía imperialista. Además, participan de la cumbre una decena de organizaciones internacionales socias en el saqueo, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la Organización de las Naciones Unidas, entre otros. Y se desarrollan en paralelo reuniones de organizaciones empresariales, no gubernamentales (ONG), los llamados “think-tanks” (normalmente agrupamientos de lobby de grandes multinacionales), científicas, sindicales, de mujeres y jóvenes líderes, todos legitimando y lavándole la cara a la reunión de los líderes imperialistas y a su explotación y opresión.

¡Basta de ser colonia de los yanquis!

Es la primera vez que el G20 se desarrolla en un país de Sudamérica, con más de cincuenta reuniones que precedieron a la cumbre a lo largo del año. En junio de 2016, a pocos meses de asumir, Macri postuló a la Argentina para su presidencia como señal de una “mayor apertura” al gran capital trasnacional. Tan solo dos años después quedó demostrado que la famosa “vuelta al mundo” que Macri pregonaba es totalmente incompatible con la “pobreza cero”. Por el contrario, hasta sus funcionarios tienen que reconocer que cada vez hay más recesión, miseria, desempleo y caída salarial.

Ahora que el gobierno de Cambiemos es ampliamente repudiado, busca hacer visible el apoyo de las potencias imperialistas para seguir profundizando el plan de mayor ajuste y saqueo que el FMI le exigió con el presupuesto 2019 a cambio de prestarle más plata para seguir endeudándonos. ¡Macri busca que le “bendigan” más saqueo, más hambre, más dependencia y pagos de la deuda!

Llamamos a una gran movilización unitaria en repudio a esta escandalosa cumbre de los jefes imperialistas, como ocurrió el año pasado en Hamburgo y cada vez que pasean sus comitivas por el mundo. Repudiamos a Macri, que una vez más se enorgullece de posar arrodillado frente a sus dictados de ajuste y saqueo al pueblo trabajador, de la mano de los gobernadores peronistas que lo acompañan en el ajuste y la represión.

Fuera Trump y el G20 de la Argentina, los mayores terroristas del mundo! ¡Abajo el presupuesto de Macri, el FMI y los gobernadores! ¡Ruptura con el FMI y los lazos que nos atan al imperialismo! ¡No al pago de la deuda! Por un frente de países deudores para no pagar y dar pasos hacia una segunda independencia.


Buenos Aires, militarizada

Macri decretó feriado el viernes 30 para el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. La capital va a estar militarizada por un megaoperativo de seguridad bajo el comando de la ministra Bullrich, a un costo de 1.500 millones de pesos (del total de 3.000 millones para la organización del G20 en el año). Empleará 20.000 mil efectivos de las cuatro fuerzas federales, la policía bonaerense y de la Ciudad, e incluirá agentes de inteligencia, autos blindados, cámaras de seguridad, sistema de ciberdefensa, radares, lanchas, helicópteros, aviones de vigilancia, con aeropuertos cerrados y las fuerzas armadas controlando el espacio aéreo. Habrá agentes y funcionarios especialmente entrenados en EE.UU., Reino Unido, Francia, Israel y China. Trump, Putin y Xi Jinping sumarán casi 5.000 custodios y habrá una base militar yanqui operando en territorio uruguayo. ¡Una maquinaria exorbitante para seguridad de los mayores terroristas del mundo mientras el gobierno culpa a los trabajadores de los cortes de calles por las protestas y quiere erradicar a los “extranjeros” que luchan!

Escribe Guido Poletti

Sergio Massa forma parte de ese grupo de dirigentes peronistas que tienen una misión casi imposible: garantizarle el ajuste a Macri y, al mismo tiempo, abonar un perfil discursivo “opositor” para las elecciones del año que viene. Para eso recurren a los más diversos argumentos y, en el camino, van mostrando la hilacha.

Ahora el dirigente del Frente Renovador se despachó lanzando elogios sobre Donald Trump y Jair Bolsonaro. Del presidente yanqui, que se apresta a reprimir a sangre y fuego la caravana de miles de migrantes centroamericanos, dijo que “defiende a Estados Unidos frente a un proceso de globalización en el cual se pone en riesgo el trabajo de muchos americanos”. Del neofascista Bolsonaro sostuvo que “planteó una defensa de los brasileños” embelleciendo a quien, explícitamente, ataca a negros, mujeres y diversidades sexuales y defiende a las dictaduras militares. Evidentemente, nada bueno saldrá para los trabajadores de un dirigente que tiene estos “modelos internacionales”.

Escribe José Castillo

El presupuesto 2019 ha sido catalogado como el del superajuste. Nada más acertado: expresa, más claramente que nada, las exigencias del FMI.
El número que mejor lo grafica son los 750.000 millones de pesos que se destinan al pago de intereses de deuda. Mientras que el resto de las partidas (salarios públicos, salud, educación, vivienda, obras de infraestructura, ciencia y tecnología, etcétera) sufren astronómicos recortes que se destinan a los pulpos acreedores, que crecerán más de 50%.

El gobierno de Macri, luego de incrementar el endeudamiento en más de 150.000 millones de dólares en sus tres años de gobierno, ahora nos vende que la solución vendrá con el préstamo otorgado por el FMI. ¡Mentira total! El Fondo no nos regala nada: nos presta bajo estrictas condiciones de que cumplamos su plan de ajuste y, a la vez, exige la devolución hasta el último centavo. Como muestra basta un botón: ya en 2019 habrá que abonar en efectivo al propio FMI nada menos que 1.419 millones de dólares en concepto de “intereses”. ¡Se trata de cuatro veces y media más que todo el presupuesto destinado a vacunas!

Cambiemos nos encadenó al FMI: ahora somos, de lejos, el principal deudor del Fondo, por arriba de Grecia, Ucrania, Egipto y Pakistán, que nos siguen en esta nefasta tabla de posiciones. Ya no sólo pagaremos con hambre y miseria los negocios de los pulpos acreedores privados. Ahora también nos exprimirá el propio Fondo, o quienes están detrás: los gobiernos de las potencias imperialistas.

Escribe José Castillo

El gobierno de Macri viene insistiendo en que con Vaca Muerta la Argentina se transformará en una nueva “Arabia Saudita”, proveyendo más dólares que los actuales de la soja, y generando empleo y prosperidad. Nada más alejado de la realidad: lo que se viene es más saqueo de nuestros recursos, desastres ambientales y flexibilización laboral.

Vaca Muerta es una enorme “placa” de 36.000 kilómetros cuadrados, ubicada centralmente en la provincia del Neuquén, en parte de Mendoza y Río Negro, con una capacidad productiva estimada en 16.000 millones de barriles de petróleo y 308 billones de pies cúbicos de gas: una de las mayores reservas de ambos recursos del mundo. 

El gobierno de Macri insiste en que se trata de una gran oportunidad, que ya están llegando las inversiones y que crecen y se revitalizan los pueblos de la región. Idéntico discurso desarrolla el gobierno neuquino del MPN. Se señala incluso que, gracias a Vaca Muerta, la producción de gas creció este año 3,5% y que en 2018 comenzamos a exportar, tras años en que no llegábamos al autoabastecimiento energético.

Efectivamente, hoy ya el 36% de la producción total de gas viene de estos yacimientos llamados “no convencionales”. Y las transnacionales del sector están llegando en masa a la zona. ¿Por qué? Porque se trata de un gigantesco negociado que pagamos todos.

A las empresas que operan en Vaca Muerta se les garantiza un precio de 7,5 dólares el millón de BTU (medida internacional utilizada para el gas), totalmente por encima del costo de extracción en la zona e incluso de lo que se abona por yacimientos no convencionales similares. Tal el caso de Eagle Ford, en los Estados Unidos, donde se paga 3 dólares el millón de BTU. Las empresas que operan en Vaca Muerta se llevarán así, solamente de subsidios, 2.865 millones de dólares en 2018.

Que Vaca Muerta contiene una inmensa riqueza de recursos no renovables está fuera de toda duda. Pero lo que se está haciendo es regalárselo a los pulpos privados, generando un auténtico saqueo. Encima sin tener el más mínimo cuidado ambiental, dados los peligros que genera la tecnología del fracking, tanto ambientales como sobre la propia seguridad de los trabajadores. Ni al gobierno ni a las empresas esto le importa. Hay una “desesperación” por extraer gas y petróleo a toda costa, no deteniéndose ante nada, generando accidentes fatales y desastres ambientales como los que relatamos en esta misma página.

Cristina antes, y Macri ahora, vendieron Vaca Muerta como “la gran salvación”, que generaría decenas de miles de puestos de trabajo y millones de dólares en exportaciones. Por eso, cuando se estatizó YPF, el entonces ministro Kicillof firmó un “contrato secreto” con la transnacional yanqui Chevron para la explotación de ese yacimiento. Macri avanzó más aún, y hoy la zona está objetivamente repartida entre todos los pulpos del negocio gasíferopetrolero, lanzados con todo al saqueo.

Vaca Muerta no nos va a salvar. Es otra mentira, parecida a aquella con la que no hace muchos años se decía de la explotación megaminera. Hoy el yacimiento estrella de la Barrick Gold se encuentra prácticamente cerrado y los “miles de puestos de trabajo” se transformaron en miles de nuevos desocupados.

El gas y el petróleo son recursos estratégicos y no renovables. Hay que parar con el saqueo. Rescindir todas las concesiones, convencionales y no convencionales, y poner todas esas reservas en manos de una empresa ciento por ciento estatal que monopolice la actividad, como lo fueron en su época YPF o Gas del Estado. Así se podrá decidir en función de los intereses nacionales qué se extrae y qué no, con qué métodos, cuidando el ambiente y respetando a las comunidades originarias. Con trabajadores que tengan salarios y condiciones de trabajo dignas y que además sean la cabeza de la administración y gestión de esas empresas estatales, con centro en el desarrollo y resolución de las necesidades del pueblo trabajador y no, como sucede actualmente, al servicio de las superganancias de las multinacionales.

 


Desastre ambiental y muerte de obreros

Escribe José Castillo

El 19 de octubre se produjo un derrame en el yacimiento de Bandurria Sur, parte del complejo de Vaca Muerta. Se tardó más de una semana en dar a conocer un informe oficial sobre el tema. Fue un desastre ambiental grave: hubo un serio riesgo de que se desatara un incendio de proporciones inusitadas e incluso todavía no puede descartarse que el fluido que quedó “rociando” la zona no genere algún peligro de accidente.

Según denuncias de organizaciones ambientalistas, el derrame cubrió 8,5 hectáreas con otras 77 parcialmente afectadas. Se calcula que la limpieza del desastre requerirá un trabajo de al menos ocho meses.

El gobierno de Neuquén, hipócritamente, salió a anunciar que impondrá a YPF una “multa histórica” que podría llegar a 28 millones de pesos. La realidad es que este monto es trece veces menor que lo que se le impuso en San Juan a la Barrick en 2016 ante el derrame de cianuro sobre el río Jáchal (145 millones de pesos).

Los riesgos de la explotación no convencional no son sólo ambientales: en los últimos meses se han producido las muertes de dos operarios, uno en un pozo de San Francisco del Chañar, golpeado por una maquinaria de gran tamaño, y otro en el bloque La Ribera, envuelto en un incendio desatado en el lugar.

Se verifica, una vez más, el carácter contaminante y altamente riesgoso de la explotación vía fracking, así como la negligencia de controles y sanciones por parte de los gobiernos de Neuquén y el nacional.

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