Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Escribe José Castillo

La conferencia de prensa de la titular del FMI Christine Lagarde junto con el ministro Dujovne y las posteriores “ampliaciones aclaratorias” del nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, dejaron bien claro cuál es el único objetivo de este nuevo acuerdo: ajustar a como dé lugar para garantizar los pagos de los próximos vencimientos de deuda. Ni siquiera se disimula que eso ocasionará una fortísima recesión, ya que el propio gobierno anuncia que la caída de este año rondará el 2,4% y la del próximo el 1,5. Todos números que, como sabemos, son un reflejo del “optimismo” del macrismo, por lo que seguramente serán peores.
Ya se sabía desde hace unas semanas que este nuevo acuerdo con el FMI, que reemplaza al firmado en junio, venía con la exigencia de un mayor ajuste: el presupuesto 2019, actualmente en discusión en el Congreso, deberá tener “déficit cero” para liberar fondos para el pago de deuda. Para llegar a esto, todas las partidas se achican, sea salarios estatales, obras de infraestructura, salud, educación y un larguísimo etcétera. Solo se “salvan” de esta poda los subsidios a los monopolios petroleros y gasíferos de Vaca Muerta, como Chevron, Panamerican, y otros.

Toda esta reducción tiene como contrapartida un crecimiento feroz de los pagos de intereses de deuda externa: ¡600.000 millones de pesos! Para que el lector se haga una idea: es como si se pagara un millón de pesos por minuto en concepto de deuda. Es tres veces más de lo que se destinará a educación, cuatro veces más que a salud, diez veces más que a protección social, doce veces más que a ciencia y técnica, 15 veces más que a vivienda. Podríamos seguir hasta el infinito, ya que la partida para pagar los intereses de la deuda es, de lejos, la que mas crece en el presupuesto. Y, con respecto a las jubilaciones, el FMI ya le ha “echado el ojo”, y en cualquier momento se viene una nueva reforma jubilatoria que aumentará las edades, eliminará los regímenes especiales (como el docente) y alejará más aún los montos jubilatorios del 82% móvil.

Por si todo esto no fuera suficiente, el acuerdo con el FMI tiene una medida aparentemente “técnica”, que consiste en que “la base monetaria crecerá 0% hasta junio de 2019”. Esto, traducido, quiere decir que el objetivo del gobierno es sacar todo el dinero posible de la calle, provocar intencionalmente recesión, con la excusa de que, de esa manera, “la gente no tendrá plata para comprar dólares y este dejará de subir”. ¡Mentira! Los trabajadores, los jubilados, los desocupados, efectivamente no tendrán un peso, pero para comprar lo más elemental, como son los alimentos, los artículos de limpieza o los medicamentos. Del otro lado, los grandes especuladores decidirán o no comprar dólares según les convenga en el negocio de la bicicleta financiera. ¡Ellos mueven el dólar, provocan las corridas, van y vienen de las Lebacs a las Letes, hacen millonadas con las diferencias! Los trabajadores somos espectadores de todo este movimiento, y sólo lo sufrimos cuando todo termina en una descomunal inflación que pulveriza nuestros salarios. El único objetivo de estas medidas “técnicas” del Banco Central es garantizar la estabilidad necesaria para que al gobierno le alcance la plata del ajuste y el préstamo del FMI para cumplir con los pulpos acreedores. ¡Todo está jugado a que ellos cobren, a garantizar las super-ganancias financieras y a ninguna otra cosa!

No queda duda: el plan de Macri y el FMI, con el aval de los gobernadores, hunde al pueblo trabajador. Más que nunca decimos que esto no va más. Se necesita un programa económico alternativo que comience por romper con el FMI, dejar de pagar la deuda externa y poner todos esos recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares. Programa que sólo podrá poner en práctica un nuevo gobierno, de los trabajadores y la izquierda.

¿De dónde sacar la plata? Suspender inmediatamente los pagos de la deuda

La deuda externa viene creciendo astronómicamente y ya supera los 400.000 millones de dólares. Es absolutamente impagable. Para el año próximo está programado pagar 600.000 millones de pesos más: ¡es un millón de pesos por minuto! Infinitamente más que cualquier otra partida del presupuesto. No es cierto que “no hay plata” para resolver las necesidades populares. Hay que parar esa sangría y volcar todos esos recursos para financiar un plan alternativo obrero y popular.

¿A quién hay que ajustar?Aumentar los impuestos a los ricos y a las grandes empresas

No es cierto que “a todos les va mal”. La devaluación y el ajuste han dejado grandes ganadores: los bancos (Santander, Galicia, Macro y otros), que han tenido récords históricos de ganancias en estos meses, los exportadores agropecuarios, las megamineras, como la Barrick Gold, los pulpos del gas y el petróleo, las terminales automotrices, las empresas transnacionales o los hipermercados. A todos ellos hay que ponerles fuertes impuestos por las superganancias que han obtenido.

Cómo evitar la fuga de capitales? Nacionalización de la banca y el comercio exterior

Sólo en 2018 ya se fugaron 23.000 millones de dólares al exterior. Los grandes exportadores del agro (Nidera, Cargill, etcétera) retienen las cosechas o no reingresan los dólares de lo que venden. Todo el sistema bancario está al servicio de la especulación y la bicicleta financiera. Hay que terminar con todo esto nacionalizando la banca, para que el ahorro nacional se utilice realmente para préstamos populares a baja tasa o para financiar las obras de desarrollo más necesarias. A la vez hay que crear un organismo estatal que centralice todas las operaciones de exportaciones e importaciones, de forma que los dólares que ingresen al país se utilicen efectivamente para las compras urgentes y necesarias y no para la especulación o la fuga.

¿Qué hacer frente a salarios y jubilaciones a la baja? Aumento de emergencia y reapertura de paritarias

La inflación es imparable y va camino a terminar el año en 45%. La mayoría de los salarios privados en blanco ya han perdido entre 10 y 15%. Mucho peor le ha ido a los estatales, a los tercerizados o a los que están en negro. Se tiene que otorgar un aumento de emergencia ya mismo: nadie puede quedar por debajo de la canasta de pobreza (20.000 pesos). Y a partir de allí se tienen que reabrir todas las paritarias, hasta recuperar el valor perdido del salario, con cláusulas gatillo mensuales para que se incremente siguiendo a la inflación. Con respecto a las jubilaciones, hay que cumplir inmediatamente con el 82% móvil del salario actual de la actividad respectiva.

 ¿Cómo enfrentar la desocupación y la pobreza? Prohibición de despidos y plan de obras públicas

La crisis está dejando un tendal de desocupados. Se están perdiendo decenas de miles de puestos de trabajo industriales en blanco. Hay que parar esto prohibiendo por ley las suspensiones y despidos, haciéndolo cumplir con la expropiación de toda empresa que viole esta disposición, y entregándosela a sus propios trabajadores para que gestionen la continuidad de su funcionamiento.

¿Cómo paramos los tarifazos? Frenemos los aumentos y reestatización de las privatizadas

Los aumentos en el gas, la luz, el agua y el transporte continúan y están programados muchos más para el año que viene. Cada vez son más los que directamente no pueden pagarlos. Hay que suspender todo nuevo aumento y retrotraer el valor de las tarifas al anterior de los incrementos. A la vez, hay que rescindir todos los contratos con las empresas de servicios públicos privatizados, procediendo a reestatizarlas y entregar su administración a sus propios trabajadores y a las organizaciones de usuarios.

Macri acaba de enviar al Congreso el proyecto de presupuesto 2019. Allí reconoce todos los desastres a los que está llevando al pueblo trabajador, tal como lo viene denunciando la izquierda. Y, como en todo presupuesto, están concentradas todas las cifras mentirosas, como por ejemplo, que el dólar el año que viene va a estar a $40,10… ¡cuando ayer cerró a $40,40 y en seis meses subió 100%!

Macri-Dujovne reconocen que la inflación va a ser de 42% (a principio de año decían que iba a ser de 15% para justificar los techos salariales). Y plantean que el año que viene será de 23%. O sea, el gobierno va a seguir aumentando el transporte y las tarifas y los empresarios los precios, a pesar de que la economía y el consumo popular siguen cayendo. Nos están llevando al parate del país y a una brutal carestía de la vida. ¡Por eso se empieza a decir que esto no se aguanta más!

Otro reconocimiento es que la Argentina está en recesión (Macri hasta hace poco habló de “crecimiento”). El ajuste entre Nación y provincias será de 400.000 millones de pesos. Y lo que se quiere ocultar -pero ya saltó de los propios números- es que el déficit fiscal o lo que el gobierno llama “gasto”, lo genera el pago puntual de la deuda externa. Solo por intereses el incremento de esa sangría aumentará 49%. Esto quiere decir que estamos en presencia de un brutal ajuste, robo, saqueo, entrega y endeudamiento feroz contra el pueblo trabajador para seguir cumpliendo con el FMI, los usureros de la deuda, la timba financiera y salvar, en el medio de la crisis, las ganancias de los grandes empresarios y banqueros.


Ese es el plan de Macri, Lagarde y los gobernadores. Pichetto, Massa, Schiaretti y el resto de los gobernadores se aprestan a garantizarle a Macri la aprobación de este presupuesto. Algunos lo harán votando directamente a favor; otros usarán el doble discurso de “oponerse” de palabra para “abstenerse” en la votación y permitir así que sea aprobado. Ese será el rol tanto del peronismo federal como del Frente Renovador de Massa.

El kirchnerismo no es ajeno a todo esto. El hecho de que Alicia Kirchner haya estado reunida con Frigerio la semana pasada y diga hoy en Santa Cruz que no tiene para pagar los sueldos demuestra el desprecio que tiene por los trabajadores y que al ajuste lo aplican todos los gobernadores peronistas, incluido el kirchnerismo, más allá de sus discursos “opositores”. Todos están con los tarifazos, la rebaja salarial y los pagos de la deuda. Eso es lo que los une a Macri y a los reclamos del establishment.

La otra postal de la cruda realidad la muestran los que repudian el ajuste, cada día con más fuerza, no solo con bronca e indignación, sino también con lucha: los trabajadores y demás sectores populares. Los obreros del Astillero Río Santiago tomaron pacíficamente sus puestos de trabajo y retuvieron al presidente de la empresa obligándolo a que se comprometa a cumplir con los insumos para que puedan trabajar y a negociar paritarias. Lograron un acta acuerdo con lo que reclamaban. Un triunfo enorme. Y este martes estuvieron obligados a ingresar al Ministerio de Economía de Vidal, en La Plata, reclamando que se concrete una reunión pactada para este lunes, que se la estaban bicicleteando. ¡Un ejemplo de cómo enfrentar el ajuste y al gobierno!

En estas semanas estuvimos presenciando la rebelión de los docentes y estudiantes en defensa de la educación pública, igual que los paros de Ctera. En Moreno no hay clases por falta de obras en las escuelas, se reclama por justicia para Sandra y Rubén y crece el repudio por el hecho mafioso de tortura contra la docente que impulsa ollas populares para que los chicos puedan comer. Los estatales nacionales, de Capital y profesionales de la salud bonaerenses vienen dando pelea. Hubo una marcha de las dos CGT en Córdoba, paro de la CGT San Lorenzo, pelean los municipales de Jesús María, los trabajadores de Piap (empresa de agua pesada), Mam (madereros) y tantos otros en Neuquén, entre un largo etcétera.

Esto prenuncia que el paro general convocado por la CGT el próximo martes 25 va a ser masivo. Será una nueva expresión del conjunto del movimiento obrero contra el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores. ¡Llamamos a impulsar el paro, a hacer asambleas, plenarios, recorridas por los lugares de trabajo para que ese día millones demostremos que este ajuste no va más, que hay que frenar los despidos, el robo salarial, los tarifazos y los pagos de la deuda!

La jornada del martes 25 va a estar precedida por una marcha y paro de los gremios de la CTA, con movilización a Plaza de Mayo. La CGT se debería sumar y declarar el paro desde el mediodía del lunes, transformándolo en uno de 36 horas. ¡Todos a la movilización el 24 y al paro general! Llenemos Plaza de Mayo y paremos el país. La única herramienta que tienen los trabajadores para enfrentar el ajuste es la lucha, con paros y movilizaciones. 
Este nuevo paro ha sido arrancado desde abajo. Los dirigentes de la CGT después del exitoso paro general del pasado 25 de junio se sentaron a negociar migajas con el gobierno. Pero las luchas sostenidas les arrancaron esta nueva medida nacional. Los docentes de Neuquén lograron con 43 días de paro, marchas y asambleas masivas la indexación trimestral de los salarios. Es lo que hay que lograr para el conjunto de los trabajadores. No es ninguna utopía lo que reclaman el sindicalismo combativo y la izquierda.

El paro general tiene que ser para lograr un aumento de emergencia ya, el ciento por ciento de aumento para las jubilaciones y planes sociales. El paro es para que se prohíban los despidos y se anulen los tarifazos. Y para que la plata que se va para la deuda y los usureros se destine a trabajo, para las escuelas y hospitales, para un plan de obras públicas a cargo del Estado bajo control obrero para reactivar la economía. Esta es la pelea del momento, mientras que, ante la debacle nacional de Macri, seguiremos luchando por una salida de fondo, para que gobiernen los trabajadores y la izquierda, los que nunca gobernamos, y nos postulamos para que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.

La marcha y el paro del 24 y el 25 deben ser el inicio de un plan de lucha nacional CGT-CTA hasta derrotar el ajuste e imponer medidas de emergencia y de fondo al servicio del pueblo trabajador. Por eso exigimos la continuidad con un nuevo paro de 48 horas y movilización unitaria en Plaza de Mayo y en todo el país que puede ser cuando se trate en las próximas semanas el presupuesto del FMI. ¡Plan de lucha nacional contra el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores!

 

Todo sube los salarios pulverizadosEscribe José Castillo

El incremento de precios de 2018 se calcula que superará el 45%. Se trata de la mayor tasa de inflación desde 1991, inmediatamente después de la hiperinflación de Alfonsín. Hay que exigir un aumento de emergencia para salarios y jubilaciones que ya mismo permita recuperar lo que perdimos y que se reabran todas las paritarias.

Los números son de terror. En realidad, que se haya conocido el dato de la inflación del Indec de 3,9% en agosto (la mayor del año), no hace más que corroborar lo que todo el mundo ve cuando sale a comprar lo básico: comida, medicamentos, artículos de limpieza y de tocador. Todo está siendo remarcado desaforadamente. A esto se le suma los aumentos de las naftas, que ya son prácticamente cada quince días y las tarifas del transporte. Es la experiencia cotidiana de cualquiera: se va al supermercado del barrio con un billete de 500 pesos, se compran tres cosas y se vuelve con apenas monedas de vuelto. No hay ninguna duda: el conjunto de los trabajadores lo está corroborando, no se llega a fin de mes.

Lo más grave es que este número de agosto que se acaba de conocer será superado por uno peor en septiembre. Los analistas calculan que la suba de precios del mes en curso tendrá un piso de 4,5%, pudiendo llegar hasta un techo superior a 6%. Mientras tanto, el gobierno sigue autorizando más aumentos para el transporte público, se viene el nuevo tarifazo del gas y ya se anuncia otro de 30% en la boleta de electricidad para enero.

Macri y sus ministros quieren tapar el sol con la mano. Su “salida” frente a esta suba astronómica de precios es relanzar el viejo programa de “precios cuidados” con una supuesta canasta de más de 500 productos a precios populares. Seamos claros: ya durante el kirchnerismo vimos las avivadas de los supermercados que hacían desaparecer esos productos sin que nadie los vigilara y, menos aún, los sancionara. Solo servía para decir que existían esos precios “teóricos” y después con ellos calcular truchamente la inflación. Ahora, el gobierno de Macri sale con estos 500 precios, que inmediatamente se comprobó que prácticamente no existen en ninguna góndola. ¡Son una mentira total!

Es que la cuestión es muy sencilla. Todo sube, menos el salario. Ya innumerables estudios, incluso de economistas cercanos al oficialismo, lo dicen con todas las letras: los salarios llevan perdido este año de promedio un 10% de su poder de compra. Los trabajadores estatales, los tercerizados y los que están en negro, muchísimo más, cerca de 20%. Hay gremios que todavía están cobrando con las paritarias acordadas por sus direcciones burocráticas el 15% en cuotas. Otros, como los docentes de la provincia de

Buenos Aires ni siquiera han cerrado la paritaria de este año. Algunos con la lucha consiguieron reabrirla y lograr alguna pequeña recomposición que igualmente quedó por debajo de la inflación. Hay casos excepcionales, como el de los docentes neuquinos, que lograron, gracias a una lucha ejemplar liderada por ATEN Capital, garantías para que se aumentaran automáticamente sus haberes de acuerdo a la inflación. Pero la inmensa mayoría está perdiendo, y mucho, frente a los aumentos de precios.

Hay que reclamar un aumento salarial de emergencia que por lo menos equipare lo que se perdió producto de la devaluación: el dólar subió 100% y algunos productos, como los combustibles, la harina, el pan y el aceite, lo siguieron casi automáticamente. Desde la devaluación para acá, la mayoría de los alimentos aumentó al menos 30%. Necesitamos urgente recuperar eso con un incremento de emergencia, y, a partir de allí, exigir que se reabran automáticamente todas las paritarias. Los aumentos pactados antes de este salto inflacionario ya no tienen ningún valor. Hay que recomponer lo perdido por cada gremio, en cada categoría de salarios, y dejar fijada una cláusula automática de indexación de acuerdo a la suba futura de la inflación. Al mismo tiempo tenemos que terminar con la actual chantada de los precios cuidados. Hay que fijar precios máximos de verdad para todos los productos de la canasta familiar y controlarlos severamente. Que todo híper o cadena de supermercados que los viole, acapare o genere desabastecimiento sea sancionado con multas, clausuras o incluso con su expropiación. El paro de la semana próxima y su continuidad con un plan de lucha deben estar al servicio de darle fuerza a estos reclamos, juntamente con el planteo más general de derrotar el ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI, exigiendo la suspensión de los pagos de la deuda externa, para volcar todos esos recursos a resolver las más urgentes necesidades populares.

 


Los ganadores de la devaluación

Los ganadores de la devaluacion

“La devaluación fue un regalo para los exportadores”. Fueron las expresiones de Christoph Ehbar, empresario suizo CEO del Grupo Colomé, que se quedó con una de las bodegas más antiguas de la Argentina, ubicada en los Valles Calchaquíes. La bodega ya no tiene como centro el consumo masivo para el mercado interno sino que su eje son los vinos de exportación.

Comentarios muy parecidos se le escucharon hace poco al titular de FIAT en nuestro país, Christiano Rattazzi, cuando proclamaba que “el dólar subiera todo lo que tenía que subir”. Obviamente será un gran negocio para las multinacionales automotrices. 
Todos ellos junto a los monopolios exportadores del complejo agrícola (Nidera, Dreyfuss, Cargill, todas multinacionales extranjeras) están de parabienes con la devaluación.

Las retenciones, de apenas 4 pesos por dólar, apenas si les hicieron “cosquillas” a sus ganancias. Saben que, apenas el valor del dólar pegue un nuevo salto, ese impuesto se les licuará hasta no significar nada.

Los bancos, por último, también están mostrando ganancias récord desde el mes de mayo, apostando a la devaluación, yendo y viniendo de la bicicleta financiera en pesos con supertasas de interés de 60% hacia el dólar (que el Banco Central de Caputo se los regala en “licitaciones” donde se los vende de a tandas de un millón de dólares a uno o dos pesos por debajo de la cotización diaria).

Mientras el pueblo trabajador sufre y ve cómo se pulverizan sus salarios y jubilaciones, acá están quienes, junto a los acreedores de la deuda externa, están disfrutando “la fiesta”.
J.C.


El FMI en la Argentina

Una misión liderada por Roberto Cardarelli (jefe del Fondo para Argentina) se instaló en nuestro país para monitorear de cerca las nuevas condiciones del mayor ajuste que negoció el gobierno de Macri la semana pasada.

Repasemos: el ministro Dujovne estuvo en Washington solicitándole al FMI que adelantara para el año próximo las cuotas del préstamo pautadas para 2020 y 2021. El motivo era sencillo: de otra forma el gobierno no tendría dinero para cumplir con los vencimientos de deuda externa. A cambio se le ofrendaba al Fondo un superajuste, mayor aún al acordado en julio pasado. La respuesta del FMI fue la de exigir un mayor sometimiento: “puede ser”, dijeron, pero mientras tanto mandaron al gobierno de Macri a la cola de los pedidos: el tema se tratará en el directorio del organismo en los próximos treinta días. Para agrandar el destrato y la demostración de que para ellos somos una semicolonia, se suspendió el envío de 3.000 millones de dólares que tenían que haber llegado esta semana. Este fue el castigo por no haber cumplido las metas del ajuste anterior.

El FMI exige que se apruebe el presupuesto 2019, que contiene el superajuste. Más aún, requiere que aparezca la firma de los gobernadores de la oposición donde estos se comprometen con el ajuste. El peronismo aporta lo suyo, con su foto de la semana pasada con Macri, la firma de un acuerdo sobre impuestos de esta semana y el compromiso de que se le otorgarán los votos al gobierno para que apruebe el presupuesto. Esto último lo harán con diputados y senadores que votarán a favor, permitiendo al macrismo alcanzar la mayoría, o con otros que, aun haciendo un doble discurso “crítico”, finalmente se abstendrán con la excusa de que “no puede dejarse al país sin presupuesto”.

Mientras tanto, ya se empiezan a deslizar las exigencias del FMI para que se termine aprobando un préstamo por montos mayores a los 50.000 millones acordados. Son los mismos que se le reclamaron a otros países, como Grecia: reforma jubilatoria (subir la edad, terminar con los regímenes especiales como el de docentes y aumentar el descuento jubilatorio sobre los salarios), mayores impuestos al consumo (se habla de subir la alícuota del IVA de 21% a 22%) y una “garantía” de embargo sobre las riquezas de nuestro país (en particular apuntando a Vaca Muerta).

La Argentina se va transformando así en un auténtico virreinato del FMI. Más que nunca se impone romper con este vasallaje, reafirmando que la única salida es dejar de pagar la deuda externa.
J.C.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

Muchos trabajadores o jóvenes podrán pensar que ante la brutal crisis a la que nos está llevando Macri puede ser una alternativa el kirchnerismo. Son sectores que respetan a la izquierda pero todavía no la ven como alternativa de gobierno. Queremos dialogar con ellos centrando el debate sobre cuáles tienen que ser las medidas de fondo que hay que aplicar para salir de la crisis y combatir los males del capitalismo de saqueo de Macri. ¿Qué dicen los economistas y políticos K sobre la deuda y el pacto con el FMI? ¿Hay que “renegociar” la deuda o dejarla de pagar?

El ajuste es brutal y hace estragos en el pueblo trabajador. Estamos asistiendo a un nuevo capítulo del saqueo y la entrega culpa de Macri, el pacto con el FMI y el endeudamiento feroz. 
Muchos trabajadores y jóvenes que odian con razón a Macri y también están en contra de los Pichetto, Massa, Schiaretti y los gobernadores del peronismo tradicional, consideran que con el kirchnerismo “no estábamos tan mal” y que si vuelve se podrá revertir esta situación. Con esos compañeros compartimos luchas cotidianas, nos une el repudio al pacto con el FMI y que no nos bancamos más este ajuste y a este gobierno. Pero respetuosamente les queremos señalar, con hechos, que lamentablemente, tanto los referentes económicos como políticos del kirchnerismo, no se pronuncian por una medida crucial como lo es el no pago de la deuda. Lo cual llevaría, incluso en caso de que el peronismo kirchnerista hipotéticamente llegue al gobierno, a que los trabajadores y el pueblo sigamos sufriendo las consecuencias de este brutal ajuste precisamente por pagar una deuda ilegítima y fraudulenta.

¿“Renegociar” o dejar de pagar?
La deuda externa es el mal de los males. ¿Qué dicen los economistas y políticos kirchneristas al respecto? 
Muchos se preguntan qué hubiera pasado si ganaba Scioli, el candidato de Cristina Kirchner. Hoy, los economistas de Scioli (Miguel Bein y Mario Blejer) directamente están de acuerdo con el endeudamiento de Macri y el Fondo. Bein acaba de decir: “El año próximo tendremos U$S 10.000 millones adicionales del campo y unos 19.000 millones extra del Fondo. Eso debería ayudar para estabilizar al dólar”. Blejer, por su parte, ante la pregunta: “¿En qué cambió el FMI?”, dijo: “Uno, es más transparente. Dos, ya no está seguro de sus recetas de libremercado como en los 90. O sea, que habría un “FMI bueno”.
Se nos podrá contestar que esos economistas que asesoraron a Scioli no son ninguna referencia y que habría que guiarse por lo que dicen quienes están más ligados al kirchnerismo duro. Veamos entonces qué opinan Facundo Bocco Proietti y Arnaldo Bocco (Observatorio de la Deuda Externa, Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo), quienes son parte de ese sector: “Cualquiera de las fuerzas políticas que tenga la responsabilidad de conducir el país a partir de 2020 se encontrará con una economía desahuciada […] El camino inevitable debiera ser la renegociación y la reestructuración de la deuda” (Página12, 17/09). ¿Qué proponen? Renegociar, reestructurar, reprogramar la deuda, es decir, pedir más plazos… ¡para seguirla pagando! Pero cómo ¿no era que el actual endeudamiento es lo peor que nos está pasando? Entonces habría que desconocer esa deuda y el pacto con el FMI, entre otras cosas porque es un pacto a espaldas del pueblo trabajador mientras el 70% lo rechaza.
A esta altura del debate seguramente puede haber alguien que diga “a estos economistas no los conozco” y que hay que guiarse por los dirigentes políticos kirchneristas. Compartamos entonces las recientes declaraciones de Agustín Rossi (precandidato presidencial para 2019 del Frente para la Victoria y titular del bloque Unidad Ciudadana en Diputados) sobre el acuerdo con el FMI.

Agustín Rossi: “No vamos a desconocer el acuerdo con el Fondo”
A Rossi le preguntaron en un programa de televisión de A24 si van a desconocer el pacto con el FMI en caso de llegar al gobierno. Rossi contestó: “No. Nadie dice que va a desconocer el acuerdo con el Fondo Monetario. Lo que le dijimos a la titular del FMI es que el acuerdo no pasó por el Congreso y le pedimos al Fondo que no le siga prestando plata a este gobierno. Para desconocer el acuerdo hay que tener sustento jurídico”. 
Si Rossi habla de falta de sustento jurídico, le queremos recordar que hubo un fallo del juez Ballestero en el año 2000 declarando que el endeudamiento del país es ilegítimo y fraudulento. ¡Pero más que argumento jurídico hay que mirar el “argumento” social: millones se hunden en la pobreza precisamente a consecuencia del pacto con el FMI y los pagos de la deuda! 
Rossi prueba que si el kirchnerismo llega al gobierno no desconocerá el acuerdo con el FMI ni dejará de pagar la deuda. Es decir, que la Argentina va a seguir siendo una semicolonia atada a los pactos explotadores de ese organismo imperialista.

Hay que dejar de pagar y romper con el FMI
La izquierda propone un camino distinto. Primero, luchar para derrotar el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores, no esperar al 2019 como dicen muchos dirigentes kirchneristas. Segundo, imponer con lucha y movilización el no pago de la deuda (como lo logró nuestro pueblo con el Argentinazo), aplicando otro plan económico obrero y popular al servicio del pueblo trabajador. Tercero, desconocer el pacto con el FMI y todos aquellos que nos atan a las potencias imperialistas.
Llamamos a los trabajadores y jóvenes que siguen teniendo expectativas en el peronismo kirchnerista a hacer este rico debate. De nuestra parte seguiremos postulando una nueva alternativa política, de los trabajadores y la izquierda, como lo venimos haciendo con el Frente de Izquierda para seguir peleando por los cambios de fondo.

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