Jul 16, 2024 Last Updated 9:12 PM, Jul 15, 2024

Izquierda Socialista


Escribe José Castillo

El presidente Javier Milei se comparó con Terminator, afirmando que está orgulloso de ser “el topo dentro del Estado” argentino. Sostuvo que está para destruirlo, porque lo odia. ¿Qué hay detrás de las palabras de Milei? ¿Qué es ese Estado que quiere destruir Milei? ¿Cuál es el que proponemos los socialistas?

“Soy el que destruye el Estado desde adentro. Es como estar infiltrado en las filas enemigas. La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado, que viene del futuro para “destruir el socialismo”. Evidentemente que todas estas expresiones del presidente Javier Milei en un reportaje al medio norteamericano The Free Press pueden parecernos un delirio. Claro que no es el primero y el líder ultraderechista de La Libertad Avanza ya nos está acostumbrando a escuchar estas cosas.

Las afirmaciones de Milei ante una periodista que no sabía si le hablaba en serio y que no podía contener la risa no tienen desperdicio: “No hace falta que el mundo tenga que sufrir semejante debacle para escapar de las ideas del socialismo. Yo vengo de un futuro apocalíptico para evitarlo. Algo así como la historia de Terminator. Bueno, de hecho Schwarzenegger es libertario”.

Milei miente: ¿dónde está ese “socialismo que él quiere destruir”?

El presidente ultraderechista ve “socialismo” por todas partes. Así el problema de la Argentina sería que hace décadas está gobernada por “socialistas”. Hay “socialismo” en Europa…y hasta en los Estados Unidos de Biden. Y por supuesto, en una coincidencia notable, dice que el régimen dictatorial de Maduro es “socialismo”, y lo mismo serían las dictaduras chinas y cubana.

Pongamos las cosas en claro. En todos esos lugares hay gobiernos capitalistas. En nuestro país jamás gobernamos los socialistas. No son “socialistas” los peronistas (ni los kirchneristas ni de ningún otro sector), ni tampoco, como delira Milei, los radicales u otras fuerzas (recordemos que cuando era candidato el actual presidente llegó a tildar de “comunista” a Horacio Rodríguez Larreta). No hay socialismo en el Brasil de Lula. Tampoco en el estado español, más allá de la etiqueta del partido de Pedro Sánchez. Y los socialistas revolucionarios, que durante décadas luchamos contra el falso socialismo de Stalin en la URSS, decimos con toda la autoridad que nos da haber dado esa pelea desde la década del 20 del siglo pasado, que tampoco hay socialismo en la China, ni en Cuba, ni en la Venezuela de Maduro. Son países, en cambio, en los que gobiernan dictaduras capitalistas.

Para dejarlo en claro: socialismo no es sinónimo de más presencia del Estado. Puede haber un “enorme” estado represivo y al servicio de los negocios capitalistas. ¿Cuál es el Estado más grande del mismo y con más déficit fiscal del planeta? Sin duda, los Estados Unidos, la principal potencia del capitalismo imperialista del planeta.

¿A quién “odia” Milei?

“La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado”, sostuvo el presidente en un pasaje del reportaje. De nuevo, Milei miente. No es cierto que él odia a todo lo que sea estatal por el mero hecho de serlo. Le encanta por ejemplo, el fortalecimiento del aparato represivo del Estado. Le encanta disfrazarse con uniforme, como ya lo ha hecho un par de veces. A dicho una y mil veces que el Estado sí debe entrometerse en las decisiones de los cuerpos de las mujeres, prohibiendo el aborto. O que debe aparecer en las aulas, “prohibiendo” el libre debate de ideas o la libertad de cátedra de los docentes.

Precisemos, si Milei no odia “al estado”, ¿a quién odia? Milei “odia” a las y los trabajadores, a los que perciben una jubilación, a los sectores empobrecidos y marginados. Los odia y desprecia, por  “débiles” por “no haber sido ganadores” como los empresarios, que, según el presidente ultraderechista “son auténticos benefactores de la humanidad”, como ha dicho repetidas veces. Milei no parece odiar que el Estado se entrometa cuando los trabajadores de un gremio consiguieron un aumento en un negociación paritaria, y aparece la secretaría de Trabajo (del ministerio de Capital Humano de Pettovello) y “no homologa” ese aumento, violando el “libre acuerdo” alcanzado entre las partes.

Insistimos, Milei no odia al Estado en general. Con su misoginia y homolesbotransfobia odia a las mujeres y disidencias. Milei no odia que el Estado le pague un sueldo supermillonario a su hermana, o dos sueldos a la familia de su amigo Manuel Adorni. O a los fabricantes de trolls que pululan por la Casa Rosada.Tampoco parece “odiar” que, tras el amague demagógico de hacer un par de vuelos en aviones comerciales, se la pase viajando a “visitas privadas” en Europa y Estados Unidos gastando dos millones de dólares promedio por cada uno de esos traslados. Para eso, evidentemente, no hay “motosierra”. No odia a Eurnekian, ni a Paolo Rocca de Techint, ni a Macri, ni a Galperin. Todos empresarios que se hicieron millonarios gracias a las prebendas, subsidios y privilegios que les regaló el Estado argentino.

¿Qué defendemos? ¿Qué tipo de estado queremos?

Los socialistas tenemos absolutamente claro que este Estado es capitalista y al servicio de los grandes empresarios, los banqueros y el FMI. Sabemos que ellos lo utilizan para enriquecerse, y que, a su vez, enriquecen con mil mecanismos a los políticos patronales que los sirven (desde los sueldos millonarios de los diputados, senadores, ministros, gobernadores y secretarios, hasta las coimas y la complicidad con los mismos empresarios en la corrupción). Tenemos absolutamente en claro que es el pueblo trabajador quien financia al Estado, pagando la mayoría de los impuestos (como el IVA, por ejemplo), mientras que los grandes empresarios y los ricos son jugadores y evasores seriales. Sabemos también, que más de una vez el Estado, a través de las órdenes de sus gobiernos en concreto, sólo aparece para reprimir la protesta popular.

No es ese el Estado que defendemos. Lo que apoyamos, luchamos por mantener y acrecentar, son las conquistas del pueblo trabajador: la educación pública, gratuita, laica, científica y de calidad en todos los niveles; el acceso a la salud pública; las jubilaciones y pensiones, en un sistema estatal y solidario; la existencia de empresas públicas como los ferrocarriles o Aerolíneas Argentinas, para tener comunicaciones que no se definan por si da o no ganancias llegar al lugar de destino sino por las reales necesidades de la población; YPF, para que las transnacionales no saqueen nuestras riquezas de gas y petróleo; el Banco Nación, el único que llega hasta el último rincón del país; los medios públicos de comunicación, para que no quedemos condenados a recibir información únicamente de los monopolios privados multimediáticos.

Al mismo tiempo, hay una parte del gasto público que sí, queremos destruir. Es lo que Milei, por el contrario, defiende con uñas y dientes.

Esa “parte del Estado” que nosotros queremos destruir es, aunque se invisibilice y mienta al respecto, en lo que se gasta más. ¡Ahorremos entonces, sí, en los pagos de deuda externa!, la principal partida del gasto público, dejando de pagarla. Terminemos con los subsidios a las empresas privatizadas. Bajemos los sueldos de los funcionarios, haciendo que cobren lo mismo que un trabajador especializado. Terminemos con las exenciones impositivas y privilegios a los grandes empresarios.

Mientras peleamos por todas estas medidas, decimos además que nuestra salida de fondo es construir otro Estado, obrero y socialista. ¿Por dónde empezar? Por lo básico, porque gobiernen las y los trabajadores y la izquierda, y ya no más los políticos patronales que nos vienen hundiendo y hambreando desde hace décadas. Ese gobierno, además de tomar todas las medidas que enunciamos más arriba, nacionalizará la banca y el comercio exterior, expropiará a los monopolios capitalistas, y por sobre todo, planificará democráticamente la economía, para que los recursos se apliquen a las reales necesidades populares y no a lo que dicte el mercado, que siempre elige “donde hay más ganancia”, en vez de dónde realmente hay una urgencia popular que resolver.

Ese gobierno entonces comenzará a construir ese nuevo estado, obrero y socialista, profundamente democrático, donde la salud la discutirán y decidirán las y los trabajadores de clínicas y hospitales, el transporte los ferroviarios y otros trabajadores del sector, la educación las y los docentes, y así sucesivamente, todos coordinando y debatiendo con las necesidades de cada comunidad. Un gobierno y un estado que empoderará a las mujeres y disidencias para que junto con el capitalismo caiga también la sociedad patriarcal. Un gobierno y un estado que romperá con el imperialismo, para unirse al resto de los pueblos sometidos del planeta, en la construcción de una nueva sociedad, donde podamos ser socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. Un socialismo que ningún Terminator será capaz de destruir.

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Escribe Fernanda López, dirigenta de Unión y Lucha Barrial e integrante de Izquierda Socialista/FIT Unidad

La política del brutal Plan Motosierra de Milei tuvo un hito en estos días cuando decidió no entregar alimentos a los comedores populares. Esa mercadería, que corre riesgo de vencerse cuando aumenta día a día la pobreza en nuestro país, fue ocultada. También desnudó un hecho de corrupción en el gobierno ultraderechista: son ineficientes y corruptos.

El gobierno ultraderechista de Milei incautó hace seis meses más de 5 millones kilos de comida en dos depósitos, uno en Villa Martelli en la zona norte del conurbano bonaerense y otro en Tafí Viejo, Tucumán. Ocultó su existencia y solamente realizó un plan de entrega cuando fue obligado por una orden judicial a partir de una denuncia de Juan Grabois. ¡Es indignante! Mientras la pobreza crece al 55% y 25 millones de argentinos estamos bajo esa línea, se guardan la comida que le falta a miles de vecinos en los barrios de todo el país.

Esto generó la indignación de millones de trabajadores, incluidos varios que votaron a Milei, y más crisis política en el gobierno, que buscó un chivo expiatorio para desviar la atención y por eso denunció a Pablo de la Torre, el segundo de Sandra Pettovello en el ministerio de Capital Humano, por contrataciones laborales “truchas” en la secretaría de Niñez con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Ya son 38 los funcionarios de ese ministerio que dejan sus puestos por crisis política o por quedar expuestos en casos de corrupción.

Supuestamente no repartían la comida porque encontraron “irregularidades”, en 1.000 comedores pero en el país hay 40.000 comedores y merenderos y otros miles no registrados. Si están tan preocupados por los supuestos malos manejos, ¿Por qué no le repartió la mercadería en la enorme mayoría de establecimientos restantes o lo hizo por su cuenta sin los “intermediarios” a los que tanto basurea?

A pesar del escándalo, Javier Milei defendió a Pettovello, afirmando que intentaban desprestigiar y ensuciar su gestión.  No solo es una cuestión  de ineficiencia, este gobierno desprecia a los pobres. Por eso se había encanutado la comida y tenía la decisión de no repartirla, incluso a riesgo de que el alimento se descomponga.

No a la criminalización de las organizaciones sociales ¡Nadie con hambre!

Las supuestas “denuncias” del gobierno contra las organizaciones sociales, hechas en base a una red de espionaje ilegal, son una pantalla para esconder que su verdadera intención es desligarse paulatinamente de la asistencia alimentaria a los sectores sociales vulnerables y dejarlos librados a su suerte como hace con otros sectores. Su política es dar beneficios de todo tipo a las patronales y recortar partidas sociales, hundiendo al pueblo trabajador en la miseria. Es por eso que se redujo en un 46% el presupuesto para comedores y merenderos, y no se reparte la comida. Igual situación sufrimos en la Provincia de Buenos Aires donde el gobernador peronista Kicillof tampoco nos hace entrega de la mercadería.

En este contexto los comedores sólo sobreviven con mercadería entregada por algunos municipios, con las donaciones solidarias de vecinos a los que no les sobra nada y con el esfuerzo de miles de compañeros de las organizaciones sociales que militan para poner en pie los comedores. Muchos de ellos son tildados de “vagos” por la prensa adepta a Milei, pero la gran mayoría de ellos trabaja de forma precarizada, porque ninguna familia sobrevive con un plan social de 80 mil pesos. Son estas compañeras y compañeros los que ponen el hombro en su tiempo libre para que los merenderos puedan funcionar.

Lo que busca hacer este gobierno ultraderechista, con la ayuda de sus “periodistas” amigos, es demonizar a las organizaciones sociales para debilitar la lucha de los barrios. Buscan lograr por esta vía lo que no pudieron conseguir con su fracasado protocolo “anti piquetes”. Quieren que nadie reclame por comida, por las necesidades sociales que cada vez son más grandes y menos aún por trabajo genuino. Por todo esto atacan al movimiento piquetero combativo criminalizando a sus dirigentes, hecho que repudiamos como un acto de persecución política.

Llamamos al conjunto de las organizaciones sociales a seguir en pie de lucha contra el plan motosierra hambreador del ultraderechista de Milei como así también a organizarnos para reclamarle a Kicillof en Buenos Aires que se retome la entrega de alimentos de inmediato.

No puede ser que en un país que produce alimentos para 400 millones de personas haya gente que no coma. Exigimos que se incrementen las partidas de comedores y merenderos para que ningún compañero o compañera pase hambre y trabajo genuino. Plata para comida, salud, educación vivienda, no para el FMI, los usureros internacionales y los empresarios amigos del presidente, que disfrutan de subsidios millonarios otorgados por este gobierno y los anteriores mientras los sectores más vulnerables pasan hambre.

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Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad

En un acto de provocación hacia el movimiento feminista, y mientras persigue a referentas de las organizaciones sociales y comedores, el gobierno ultraderechista de Milei a través de su ministra de Capital Humano Pettovello, designó a la fundación Cooperadora Nutrición Infantil (Conin) en el reparto de la provisión de más de 465.000 kilos de leche en polvo. Esta fundación es dirigida por el médico antiderechos y miembro del Opus Dei, Abel Andino.

La fundación Conin nació en 1993 que dice combatir la desnutrición infantil y fue criticada en varias ocasiones por la Sociedad Argentina de Pediatría  (SEP) y por su método que recomienda ‘que cada niño reciba desde el momento de su nacimiento en adelante una caja de leche por mes’ como solución. Según la SAP esto carece de fundamento científico y dista mucho de ser la solución, planteando que la desnutrición tiene que ser abordada desde una mirada interdisciplinaria, considerando la pobreza como un punto fundamental y fomentando la lactancia materna.

En 2018, cuando la #Mareaverde luchaba en las calles por conquistar el aborto legal, Albino fue parte de los pañuelos celestes y sectores antiderechos que pasaron por el Congreso Nacional durante el debate. Contra toda información científica, dijo que “el preservativo no sirve para prevenir el SIDA, ya que el virus atraviesa la porcelana”. Algo que iba en línea con declaraciones previas dónde indicó que “los métodos naturales de control de la fertilidad son los únicos sin contraindicaciones médicas” o que “la mujer debe esforzarse por ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral”. Un posicionamiento que refleja lo más atrasado del oscurantismo religioso que ataca los avances de la ESI y las conquistas de las mujeres y disidencias.

Durante el gobierno de Macri, Abel Andino cumplió funciones bajo el ala de la reaccionaria Carolina Stanley,  periodo durante el cual la fundación Conin recibió millones en financiamiento: sólo en dos años de gobierno macrista obtuvo 52 millones de pesos en subsidios, según informó el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, al Congreso.

Repudiamos que el reparto de alimentos se realice a cargo de estas organizaciones antiderechos y exigimos que se incrementen las partidas de comedores y merenderos para que ningún compañero o compañera pase hambre.

Escribe Mariano Barba

Participamos de la conferencia de prensa realizada en repudio a la arremetida de la justicia, por orden del gobierno de Milei, contra las organizaciones piqueteras, que llegó al allanamiento del local del Partido Obrero (PO). Es muy grave este accionar, porque se dirigieron directamente contra el local central de uno de los partidos integrantes del Frente de Izquierda. Con el argumento que buscaban a la editorial Rumbos, que no existe en ese lugar, se revisaron las instalaciones del local y secuestraron material e hicieron filmaciones propias del espionaje. Hoy los compañeros del PO están denunciando que hubo una investigación previa de la policía, que identificó a su local central previo allanamiento, lo que tira por tierra el argumento de la editorial.

Junto a decenas de organizaciones repudiamos  absolutamente el allanamiento perpetrado. Fuimos a la sede del PO a llevar la solidaridad de Izquierda Socialista y lo hicimos con una delegación integrada por nuestros dirigentes Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo, la legisladora Mercedes Trimarchi, Pablo Almeida delegado general del ministerio de Economía, Jorge Adaro, secretario gremial de Ademys y Fernanda López, dirigenta de Unión y Lucha Barrial.

A medida que crece la lucha contra el plan motosierra de Milei se va profundizando el ataque a las organizaciones sociales-piqueteras y a la izquierda porque en las calles enfrentamos diariamente el ajustazo del gobierno. Repudiar este accionar represivo es una de las principales tareas que tenemos por delante la clase trabajadora, las organizaciones políticas y los organismos de derechos humanos para que no crezca ni se repitan estos atropellos antidemocráticos.

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Escribe Mariano Barba

Ante las magras jubilaciones, golpeadas por la “licuadora” de Milei, diputados peronistas, radicales, de la Coalición Cívica y de Hacemos Coalición Federal (Pichetto) presentaron y votaron una ley que determina una nueva fórmula de actualización calculada en base a la inflación mensual más una compensación extra - “empalme”- del 8,1%, por única vez.

Esta votación impulsada por la oposición patronal muestra la debilidad de Milei en el Congreso, que hasta ese momento no ha logrado que le aprueben ninguna ley oficialista, y tuvo como respuesta del presidente ultraderechista de “vetar” esta ley y descalificaciones como “degenerados fiscales” y “casta inmunda”.

Fuera del ruido del Congreso, el resultado de la caída del poder adquisitivo de las jubilaciones llevó a que el 86 % sea pobre y casi ocho de cada diez, indigentes. Una situación que se profundiza por la alta inflación desde diciembre y por la eliminación, con el DNU 70/24, de la fórmula de actualización existente para aplicar una actualización por decreto en la que no se considera la pérdida durante los primeros meses del gobierno de Milei.

En los últimos seis meses las jubilaciones de las categorías más bajas perdieron entre un 24,5 y 35,7% de su poder adquisitivo, que se suma al 32% perdido en los últimos cuatro años de Alberto, Cristina y Massa.

Sin embargo, la ley de la oposición patronal no responde a las necesidades de jubiladas y jubilados. Más allá del cachetazo político a Milei, la nueva fórmula es un parche más, ya que apenas alcanzaría a un incremento de 80.000 pesos. Por tal razón el Frente de Izquierda se abstuvo, señalando que ese proyecto no recupera en absoluto la pérdida salarial de los últimos meses y años.

En contraposición, el bloque del FIT Unidad presentó y defendió su propio proyecto que propone un haber jubilatorio que cubra la canasta básica (estimada en 800.000 pesos para mayo). Myriam Bregman defendió la abstención ante el proyecto patronal “en virtud de que el resultado no depende de nuestro voto y en consulta con las organizaciones de jubilados [...] se necesita una verdadera recomposición de haberes y no cuidar el déficit cero que pide el FMI”. Desde Izquierda Socialista respaldamos esta política y agregamos que el haber jubilatorio tiene que calcularse empezando con el 82 % móvil sobre el salario del activo. Porcentaje que en su momento fue vetado por Cristina Kirchner en el gobierno.

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